El sermón infrabólico
Cuando se lee el sermón de la montaña, inmediatamente tendemos a defendernos de él, en lugar de acogerlo con alegría, como una buena noticia. Es instintivo y automático en el hombre caído, porque lo que dice el sermón nos parece algo imposible e incluso inhumano. Como nos da vergüenza taparnos los oídos, que es lo que nos gustaría hacer, nos apresuramos a buscar razones, excusas, interpretaciones alternativas o lo que sea menester para convencernos a nosotros mismos de que eso no va con nosotros y no se supone que de verdad debemos hacer lo que dice el Señor.
La más frecuente de esas excusas que buscamos consiste en asegurar, con aire de sabiduría y erudita hermenéutica, que en realidad se trata de un texto hiperbólico, es decir, una exageración literaria para hacer más impresión. A los hebreos, dice la excusa, les gustaba mucho exagerar, pero todo el mundo entendía que no era más que eso, una exageración. Del mismo modo que, cuando una madre le dice a su hijo “te voy a matar”, nadie, empezando por el mismo niño, cree que le vaya a matar de verdad.
Como ser humano débil y más bien tibiete, entiendo esas excusas, pero no me dan ni frío ni calor. Basta leer el Evangelio en su conjunto para ver que el sermón de la montaña no es un sermón hiperbólico, sino lo contrario. Si acaso, es un sermón infrabólico, por decirlo de alguna manera. No hay ninguna exageración en lo que dice el Señor. Al contrario, al tratarse de palabras humanas que son incapaces de expresar del todo la gravedad o la inmensidad de lo que está diciendo, más bien se quedan cortas.
Cuando el Señor dice que al que escandalizare a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le ataran una piedra de molino al cuello y le echaran al mar, no está exagerando en lo más mínimo. La condenación eterna a la que se arriesga el escandalizador no solo es peor, sino que es infinitamente peor que ahogarse y la gravedad del pecado, como daño moral al prójimo y ofensa a Dios, escapa a la comparación con cualquier daño físico. La frase evangélica no exagera, sino que, al contrario, por la limitación del lenguaje humano apenas logra esbozar el abismo inabarcable que hay entre el pecado y el mero sufrimiento físico.
El pecado del escándalo, además, es muy especial, porque a Cristo se le describe en la Escritura como la Roca de Escándalo, que es uno de sus títulos mesiánicos. Él es la piedra del buen escándalo, la piedra que hace tropezar a los que van por el mal camino hacia la perdición, a los que piensan como el mundo, a los soberbios y satisfechos de sí mismo, para que se conviertan. En cambio, cuando nosotros escandalizamos a los pequeños que creen en Él, a los inocentes, a los sencillos y limpios de corazón, somos la piedra del mal escándalo, el obstáculo en el camino que lleva hacia el cielo. De esa forma, de alguna manera, al escandalizar nos convertimos en lo contrario que Cristo, en auténticos anticristos, de los que San Juan dice en una de sus cartas que ya han surgido muchos anticristos. Si no hay nada mejor que parecerse a Cristo, ¿cómo no pensar que habría sido preferible sufrir una muerte cruel a ese destino horrible de convertirse en un anticristo?
Veamos otro ejemplo. Cuando Jesucristo nos insta a poner la otra mejilla si recibimos una bofetada o a darle la túnica al que nos lleve a juicio para quitarnos el manto no se trata de una forma de hablar, de una exageración literaria. Quiere decir exactamente eso: que a quien nos quita la cartera, le demos también el móvil; que cuando nos echen injustamente del trabajo, respondamos con una bendición; que no nos resistamos al mal, sino que venzamos al mal a fuerza de bien. Y lo sabemos porque eso es exactamente lo que hizo Cristo en su pasión: no se resistió al mal, aunque podía haber llamado a doce legiones de ángeles en su auxilio; a los que le arrebataron la vida terrena, les ofreció la vida eterna junto a Él; y no se resistió al mal, sino que como un cordero camino del matadero, se dejó matar perdonando a sus asesinos.
Tampoco son exageraciones los consejos sobre cortarte la mano si te hace pecar o sacarte el ojo si te hace pecar. Simplemente, se trata de imágenes visuales y concretas, pero que no exageran en absoluto. No te está diciendo que te cortes la mano o te saques el ojo, pero no porque el significado de la frase sea más moderado, sino porque lo cierto es que las manos y los ojos no nos hacen pecar. Los pecados salen de dentro, del corazón del hombre, como les dijo a aquellos fariseos. Una vez que entendemos eso, vemos que no exagera en absoluto, sino que está diciendo exactamente lo que debes hacer. Si tienes entregado el corazón a un ídolo, al dinero, al placer, a los afectos o a cualquier otra realidad creada, lo que tienes que hacer es arrancarla de raíz del corazón, renunciando a lo que sea, quedándote si es preciso en la calle y sin dinero, sin amigos, sin familia o sin cualquier otra cosa, como han hecho tantos santos, porque estás llamado a amar a Dios con todo el corazón y con toda el alma. El Señor es un Dios celoso y no admite rival.
Podríamos pensar que ser perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto constituye una clara exageración o una imposibilidad práctica. En ese caso, sin embargo, tendríamos que decir lo mismo sobre convertirnos en hijos de Dios y partícipes de su vida divina, que es igualmente imposible, pero forma parte de nuestra fe católica y ya se ha realizado en cada uno de nosotros por el bautismo. Lo cierto es que Dios quiere y puede transformarnos a imagen de su Hijo Jesucristo, que todo lo hizo bien.
Así podríamos seguir frase por frase del sermón de la montaña, desde bienaventurados seréis cuando os persigan hasta no podéis servir a dos señores, pero no merece la pena alargarse más. El que prefiere las excusas, siempre encontrará alguna. En cambio, quien se atreva a tomarse en serio las palabras del Señor podrá descubrir, con inmensa sorpresa, que todo eso que parecía imposible, llega a cumplirse en él por pura gracia. El sermón de la montaña no es inhumano, ni exagerado, ni una manera de hablar: es la forma de ser del mismo Jesucristo.
42 comentarios
La Iglesia está en pie, porque ha luchado durante su historia con uñas y dientes, con esa forma de pensar de que hay que dejarse pisar, aniquilar, ya habría desaparecido. Es la actitud que se propone hoy, día curiosamente. Cuando a un progre le contestas cuatro frescas te contesta con la cara violeta " tienes que dejarte agredir, no estás siguiendo a Cristo".
Cristo quiso cambiar la ley antigua del ojo por ojo y la venganza, y utilizó unos ejemplos, para que se entendiera la repulsa a una venganza cruel. Parece que a UD si le atracan acompaña al cajero, al individuo, le da el pin y se acuesta contento con el deber cumplido.
Le recomiendo el artículo publicado recientemente del P.Guadalix sobre amar a los enemigos, escrito con una perspectiva racional y no de autodestrucción.
"Déjalo en bólico, por lo menos"
Quizá semibólico o sub-bólico. ¿Metabólico? No, ese ya está cogido. Transbólico queda muy moderno, pero demasiado alfabético. Parabólico es demasiado matemático. Hipobólico suena a un hipopótamo torpe. ¿Ultrabólico?
"muy de moda entre la izquierda"
Es una excusa ingeniosa, por lo visceral, pero no deja de ser una excusa, me parece a mí. Da igual que les guste o no a izquierdas (que no es verdad que les guste, porque lo que hacen es deformarlo), derechas, protestantes, ateos, terraplanistas, jíbaros o testigos de Jehová. Lo que importa es que Cristo nos dice que lo hagamos.
"Comparar la misión que tenía Cristo, y que sólo podía realizar él, con que el fiel renuncie a su instinto natural de no dejarse apalizar o exterminar, es absurdo"
Hombre, ¿y la infinidad de santos que han hecho lo mismo? ¿Y los mártires que han ido a la muerte como mansos corderos? ¿Y la incontable cantidad de veces que la Escritura, la Tradición, el Magisterio y los doctores de la Iglesia nos dicen que la misión del hombre en esta tierra es imitar a Cristo, amar a nuestros enemigos y responder al mal con bien?
"utilizó unos ejemplos, para que se entendiera la repulsa a una venganza cruel"
Para creer eso hace más fe que para creer en la transubstanciación. Si Cristo hubiera querido decir eso, no habría dado ejemplos de otra cosa completamente distinta. Le bastaba haber dicho que no nos vengáramos cruelmente, que es algo que todo el mundo entiende perfectamente. Cuando Cristo dice que pongamos la otra mejilla es, sorpresa, sorpresa, porque quiere que pongamos la otra mejilla. Como hizo Él y han hecho los santos.
"Parece que a UD si le atracan acompaña al cajero, al individuo, le da el pin y se acuesta contento con el deber cumplido"
Pues he conocido a personas que han hecho algo así en ocasiones similares. Y multitud de santos también lo han hecho. Y Cristo también lo hizo. ¿Qué más queremos?
Por supuesto, Cristo dice poner la otra mejilla, no la de tus hijos. Si un padre no defiende a sus hijos o a su esposa, está faltando a su deber. Si un militar no defiende a su patria, está faltando a su deber. Si un teólogo o un fiel cualquiera no defiende la fe contra la herejía o a la Iglesia contra los que quieren destruirla, está faltando a su deber. Todo eso es un deber de caridad para con hijos, patria, Iglesia, etc. Puede leer lo que ya escribimos sobre el tema en: ¿Una cosa es ser bueno y otra ser tonto?
Pero sí, el sermón del monte dice que tú respondas con el bien cuando te abofetean, que respondas con bendiciones cuando te injurian y maldicen, que al que te quite el manto le des la túnica. ¿Imposible para el ser humano? Sí, pero posible con la gracia de Dios.
No es una obligación moral en el sentido de que actuar de otra forma sea pecado, sino un consejo evangélico. El que lo prefiera puede no poner la otra mejilla y no irá al infierno. Pero poner la otra mejilla es lo que Cristo quiere que hagamos con su gracia, por amor a Él y aunque le duela al hombre viejo. Cada uno que elija.
Si tomo como pobres de espíritu a los que no se rebelan resulta que cristeros y vandeanos son todo lo contrario.
Y me niego a discutir esto con la IA, si hay algún ser humano por ahí que conteste, por favor.
Esto sucede, especialmente, cuando se acude al Espíritu Santo y se pide su ayuda. No falla nunca.
Cantinflas tenía un surtido sacado del Catecismo y del santoral que empleaba cuando quería. Había una taberna que se llamaba "La primera en la frente", que provocaba gran jolgorio entre la chiquillería, entre la que me encontraba, porque ya sabíamos lo que seguía "para que nos libre Dios de los malos pensamientos", pero ahora no lo captan porque no saben persignarse. Cuando había un incendio decía: ¡Ay, Santa Juanita de Arco!; si tenía que torear llamaba a San Cornelio y Santa Verónica y si se balanceaba tocando las campanas a San Pascual Bailón. Bueno, pues ahora hay "especialistas" que explican a los que quieren ver las películas qué quería decir con todo eso. Eso sin contar con las palabras en desuso, que son la intemerata. Para morirse: Cantinflas interpretado para hispanohablantes que, como ya no son católicos y han perdido el 50% del léxico de su propio idioma, no pueden entender a un actor del S. XX.
"Esto sucede, especialmente, cuando se acude al Espíritu Santo y se pide su ayuda. No falla nunca"
Eso es, por nuestras propias fuerzas y sin el Espíritu Santo es imposible parecerse a Cristo.
Yo diría que la equiparación más exacta sería que al que te roba el abrigo, le des también la chaqueta.
Por otra parte, devolver bien por mal puede ser también coger al ladrón y ayudarle a salir de esa situación. Por ejemplo, preocupándote de si roba solo por ignorancia (en ese caso enseñar al que no sabe, obra de misericordia), por vicio (en cuyo caos una admonición fraternal le puede hacer mucho bien, dar buen consejo a quien lo necesita, otra obra de misericordia), por necesidad (socorrerle entonces, dar de comer al hambriento, una obra de misericordia más), o por estar esclavizado por las drogas (muy común), en cuyo caso ayudarle a liberarse de esa esclavitud puede ser más cristiano y virtuoso que darle el móvil para que se lo pula también en vodka o heroína. O sea, liberar al cautivo, mira tú por donde otra obra de misericordia.
Si es que el magisterio católico tiene todas las respuestas desde hace mucho.
En pocas palabras, que hay muchas formas de hacer el bien, lo importante es A) ver al otro como un hermano que comete un pecado, y por ese motivo, dolernos más de su perdición que de nuestra ofensa, y B) aprender más austeridad, abnegación y desprendimiento de lo material, para que podamos dejarlo con alegría cuando el Señor nos lo requiera.
Por último: evidentemente sería hipobólico. Es una partícula griega (hiper-hipo), mientras infra es latina, y su pareja es supra.
No está claro que dar al ladrón más carnada para que robe o agreda más, ayude al ladrón a convertirse o a seguir robando más. La realidad es que suele ser lo segundo. De hecho Jesús no puso la otra mejilla cuando lo acusaron sino que le preguntó al que lo abofeteó por qué lo hacía si no hizo nada malo.
Me parece que tu interpretación no encaja con las palabras de Jesús.
Ordena que le des la otra capa, de Jesús solo sale caridad. Es decir hacer un bien al ladrón es darle la otra capa. Frecuentemente dar más carnada al ladrón lo envicia más en su pecado.
Me parece que las bienaventuranzas y la mejilla, intuyo que tiene explicación mucho más profunda que pasa por el misterio de la Cruz, que por cierto ni los ángeles llegan a comprender totalmente.
Ciertamente Jesucristo se ofreció voluntariamente al matadero como Cordero de Dios. Yo cito el episodio donde Jesús no pone la otra mejilla para ser abofeteado sino que conmina al agresor a dar razón de su agresion, como he citado arriba.
Claro que Jesús no se contradice, pero no veo claras las explicaciones
pequeñez y pobreza, pobreza y pequeñez.
De hecho ella dijo: "lo que agrada a Dios de mi pequeña alma, es que ame mi pequeñez y mi pobreza, teniendo la esperanza puesta en su misericordia". Luego aquí está toda la Teología Dogmática que necesitamos para vivir las Bienaventuranzas: pobreza, pequeñez, y Misericordia de Dios. Más fácil imposible.
Cuando ya cuestionamos lo que dicen los evangelios y reinterpretamos que significado tiene la frase x (que suele ser bastante clara).... podemos coger la fe cristiana y tirar de la cadena.
Así estamos... Se empieza por "esto es símbolico" y se acaba con "la resurreccion no es algo literal" (Rahner dixit).
Este es uno de los males de la Iglesia y los cristianos: que en vez de agachar la cabeza y decir "soy pecador de mi sale lo aue sale" queremos que se justifique y aplauda nuestra forma de ser.
Me consta que, en las Reglas de los seglares de todas las órdenes religiosas, los seglares se comprometen a trabajar sus vidas en las Bienaventuranzas, nosotros como bautizados aunque no pertenezcamos a las terceras órdenes seglares, estamos llamados a perfeccionar nuestro Bautismo, y la perfección de nuestro Bautismo pasa por las Bienaventuranzas.
suena a shock hipovolémico, no nos vayamos a confundir, porque de un shock hipovolémico nos podemos morir y sin el sermón de la montaña no nos vamos a santificar pero tampoco nos vamos a morir.
La Bienaventuranza de los misericordiosos se la dediqué a aquellos que, con gran peligro de su vida, salvaron extranjeros-casi todos judíos-perseguidos por los nazis y, por primera vez entendí aquello de "sed astutos como serpientes e inocentes como palomas" porque sin astucia el salvamento era imposible. Recuerdo la desesperación de Traian Popovici, el alcalde de Cernauti, que entonces tenía 60.000 habitantes y una tercera parte eran judíos. El pobre, cargado de dignidad, se dirigió a Antonescu y le soltó un sermón sobre la civilización cristiana y las virtudes que la adornaban, sobre los clásicos griegos y romanos y sobre los Padres de la Iglesia, sin que la cosa tuviera el menor efecto. Así que se le pensó mejor y al día siguiente volvió diciendo: "Presidente, tengo una ciudad de 60.000 habitantes cuyos hombres han sido enviados a la guerra, de modo que si envian también a los judíos a la Transnistria la ciudad se paralizará. Necesito mano de obra, necesito urgentemente mano de obra". Y entonces se le concedieron 20.000 judíos, ni uno más ni uno menos, y allí estuvo el pobre Popovici y sus funcionarios transformando a niños en plomeros, a mujeres en barrenderas, a paralíticos en electricistas y a ancianos en panaderos. Y cuando retuvo en la ciudad a los 20.000 prometidos se fue a las orillas del Dniéster y vio como las barcazas se llevaban a los judíos restantes y en su fuero interno pensó que Caronte se llevaba a aquellas personas al Hades. No sé si lo soportó mal o fue una casualidad, pero murió al poco tiempo. Es mi homenaje a un hombre que, fuera de Rumania, nadie va a conocer jamás, pero espero que alcanzara Misericordia.
"Se trata de una valiente y profunda reflexión transversal sobre la lucha feminista y gonfúngica con oblicuas referencias a colectivos que fueron silenciados por Franco cuando no podían sair en pelota a la calle, no olvidando a tanta bríscila enjuanada que quieren defender la democracia y el Estado de Derecho en apertura y consenso xfhwplático", todo ello dicho con un tono de voz de niña de 12 años.
¡Cuánto aprendo con ella!
La hojarasca fuera!
A que es muy fácil.
Supongamos que los organizadores del evento deportivo ponen el listón en 2,40 m (no tengo ni idea si esto sería posible), pero luego empiezan a valorar la altura, la edad y el impulso de los que compiten, de manera que le dan el premio, no al que consigue pasar por encima del obstáculo sin tocarlo, sino a otro que, debido a que es muy bajito, ha conseguido la azaña de llegar a 1,68 m. y, por lo tanto, subjetivamente, es más meritorio que el que realmente consiguió la meta, cuya altura era de 1,90 m. Cuando Jesucristo habla en los Evangelios lo hace para todos aunque sabe perfectamente que habrá quién nunca será robado ni golpeado y otros que lo serán muchas veces.
Pensemos en el Padre Romanelli, que está en la Franja de Gaza, y comparemos su situación con la nuestra.
¿Deberíamos vender todos nuestros bienes y vivir una vida de pobreza absoluta o de lo contrario estaríamos pecando de avaricia?
(Advierto que padezco de escrúpulos, así que puede que esté exagerando inconsciente todo)
Porque yo tenía entendido que el mandato de Jesús, igual que con la bofetada, no era literal.
Por ejemplo, en el juicio que le hicieron, Nuestro Señor no ofreció literalmente la otra mejilla, le respondió. Lo mismo tenía entendido con el mandato de dar al que te pida o dejarle la túnica. Que no es dejar que a uno le roben o dar a absolutamente todo el mundo que te pida. Si no tener esa disposición del corazón de desprenderse de las riquezas.
A mi modo de ver, es más caritativo donar bastante a una organización que se encargue de atender a los pobres y guiarlos hasta allí, que darles dinero...
Porque haciendo cuentas. ¿Qué les podría dar? ¿20 céntimos y un Dios te bendiga si voy paseando por la calle y tengo algo suelto?
En cambio si dono más a una organización, por ejemplo ACN, Manos Unidas o Cáritas, ellos disponen de un equipo profesional que les pueden atender mucho mejor que nos, que a veces ni tenemos tiempo para saber sus problemas y ayudarlos con propiedad. De hecho esto me aconsejaron mi director espiritual y un amigo.
¿Cuál creen es el remedio más eficaz para ayudarles?
Yo creo que en grupo, porque solos no podemos nada. El Señor mandó a predicar de a dos... Si vamos solitos dando limosna uno a uno, no avanzamos. Pero si como Iglesia que somos, hacemos Comunidad y cada uno ayuda como puede. ¡Podemos muchas cosas!
Porque esto lo decía San Pablo, somos miembros del Cuerpo y cada miembro tiene una función. Algunos se les da mejor sacar conversación, a otros discernir situaciones, a otros el trabajo físico, a otros ganar dinero... De esta forma, el que tenga algo de dinero, puede ayudar apoyando económicamente y los que tengan otros talentos pueden usarlos para la caridad.
No sé que pensarán
"¿Deberíamos vender todos nuestros bienes y vivir una vida de pobreza absoluta o de lo contrario estaríamos pecando de avaricia?"
No, estos consejos evangélicos del Sermón de la Montaña no obligan bajo pecado si no se cumplen. No son mandatos, sino consejos. Es decir, el que no los cumple no peca por ello, así que sus escrupulos pueden estar tranquilos.
Se parecen más a lo que le dijo al joven rico, que ya cumplía los mandamientos (es decir, lo que es obligatorio porque, si no cumples un mandamiento, cometes un pecado): "si quieres ser perfecto, ve, vende lo que tienes, dáselo a los pobres y luego ven y sígueme". Es decir, se tratar de consejos de perfección, consejos para ser santo, para parecerse más a Cristo. En ese sentido, no son obligatorios, uno puede limitarse al mínimo, que es no pecar mortalmente, y así evita el infierno. Pero Cristo nos llama a más, a ser santos, a ser como Él, que es sin duda lo mejor.
Así pues, si a usted le dan una bofetada, puede usted defenderse y no peca al hacerlo. Pero hará mejor, según el consejo de Cristo, si no se defiende por amor a Dios y al que le ataca, que es lo que hizo Cristo con todos los que le hicieron mal en su Pasión, dejándose matar por su salvación, es decir, por amor a ellos. Y que es lo que han hecho innumerables mártires en la historia. Y lo que han hecho con otro tipo de ofensas muchos más santos en la historia.
Por otro lado, siempre hay que tener en cuenta que los consejos no pueden ir contra los mandamientos y deberes según la ley de Dios. En ese sentido, si un padre de familia diera todos a los pobres los bienes con los que tiene que alimentar a sus hijos estaría pecando en lugar de ser santo, porque tiene la obligación de alimentar a sus hijos. Si un padre de familia no defendiera a sus hijos para poner la otra mejilla, estaría pecando, porque tiene la obligación de defender a sus hijos.
"Porque yo tenía entendido que el mandato de Jesús, igual que con la bofetada, no era literal"
Pues entendió mal, me temo. Primero porque sí es literal y segundo porque no es un mandato, sino un consejo de perfección.
"Que no es dejar que a uno le roben o dar a absolutamente todo el mundo que te pida. Si no tener esa disposición del corazón de desprenderse de las riquezas"
Pues no. El consejo del Señor no podría ser más claro y sencillo y cuando no lo entendemos es porque no lo queremos entender: al que te quita la túnica, dale también el manto. Tener una disposición del corazón a desprenderse de las riquezas está muy bien, pero no es lo que está diciendo aquí el Señor, que lo que hace es aconsejarnos amar al enemigo y no resistirse al mal, sino vencer al mal a fuerza de bien.
"¿Cuál creen es el remedio más eficaz para ayudarles?"
Eso es una cuestión completamente distinta, que no tiene nada que ver con lo que está diciendo el Señor. El sermón del monte no es una receta para acabar con la pobreza. Sino un camino para parecerse al mismo Cristo, para ser santos como Él, para ser capaces de amar como amó Él, para amar al enemigo. En ese sentido, no importa que el manto que le damos al que nos quitó la túnica acabe en la papelera y no le sirva de nada. ¡No importa! Porque lo que importa es que estamos amando al enemigo, al que nos hace mal, y, por lo tanto, cooperando en la salvación del mundo que realiza la muerte de Cristo. Eso es lo que salva al mundo y no todos los mantos o todos los euros de la tierra.
Es decir, sin ánimo de ofender, la pregunta sobre el remedio más eficaz no es más que otra excusa que, sin darse cuenta, uno se da a sí mismo para escapar a los consejos de Cristo, que nos parecen imposibles, y reducirlos al nivel de la política meramente humana (¿qué es mejor, políticas de educación o subvenciones para salir de la pobreza?). No es que la política humana sea algo malo, pero reducir la vocación maravillosa y sobrenatural de ser otro Cristo a mera política es una de las cosas más tristes que podemos hacer.
Saludos.
"El post está muy bien pero si tienes la impresión cierta y honesta de q alguien quiere e intenta matarte, debemos dejarle q lo haga? porque a mí lo q me sale es evitarlo como sea incluso matando antes al agresor"
Muy buena pregunta. Vayamos por partes.
En primer lugar, no es cuestión de "debemos". Como decía a los otros comentaristas, los consejos evangélicos se llaman así porque no son obligatorios. No obligan bajo pena de pecado como los mandamientos. Más que cuestión de "debemos" es cuestión de "¿qué es mejor?", "¿qué nos asemeja más a Cristo?".
Por lo tanto, nunca se está pecando si uno se defiende, incluso aunque mate al agresor (siempre que sea necesario para ello).
En segundo lugar, los consejos no pueden contradecir a los deberes. Se da por supuesto en ellos que uno está cumpliendo sus deberes, porque no cumplir los propios deberes siempre es malo. Un padre no debe entregar a los ladrones el dinero con el que alimenta a sus hijos y, si lo hiciera, estaría cometiendo un pecado. Un padre tampoco puede renunciar a defender a sus hijos o su esposa, un soldado a su patria, etc.
Tenemos un deber de proteger la propia vida, que pertenece a Dios más que a nosotros, así que, en principio, debemos poner los medios para que no nos maten. Por eso el concilio de Córdoba del año 852 advirtió que a los que provocaran a los musulmanes con el único propósito de que los mataran para ser mártires se les consideraría suicidas y no mártires.
Este deber podría quedar atenuado o desaparecer si constara que Dios, en un caso particular, quiere otra cosa (por ejemplo, Cristo en su pasión o San Ignacio de Antioquía por la necesidad de dar testimonio o un clérigo o un monasterio por lo inapropiado de que empuñen las armas aunque sea para defenderse, etc.).
"¡Cuánto aprendo con ella!"
Je, je. Así me gusta: aprendiendo, aprendiendo, de cabeza hacia el infierno.
"queremos que se justifique y aplauda nuestra forma de ser"
Es el enriqueoctavismo típico del mundo moderno, que nos afecta a todos: hago lo que me da la gana y, además, exijo que todo el mundo diga que lo que hago está bien.
En el libro Teología de la Perfección Cristiana, el autor, Fr. Albino Royo Marín, relaciona a los pobres de espíritu con la virtud cardinal de la Templanza. Véase la página 113 (cuarta edición) del libro citado.
"No está claro que dar al ladrón más carnada para que robe o agreda más, ayude al ladrón a convertirse o a seguir robando más. La realidad es que suele ser lo segundo"
Pues entonces explíquele esa "realidad" a Cristo, que "dio más carnada" a los que le crucificaron. O a los mártires, que hacían lo mismo. O a los innumerables que han devuelto bien por mal y han amado a sus enemigos.
¿Qué quiere que yo le diga? Podría intentar explicarlo con más claridad, pero más claro que lo que dice Cristo es muy difícil.
como ya he citado, Cristo no dio más carnada al que le dio una bofetada, cuando ya había empezado la Pasión, sino que le pidió razón por ello sin poner la otra mejilla.
Esto parece indicar que se requiere un discernimiendo para cuándo poner la otra mejilla. Quizá aquí podamos ver que lo que inicialmente parece una orden, se pueda entender como consejo evángelico. Por qué no se lo aplicó en este caso, estando en la mismisima Pasión?
A primera vista si los agredidos digamos por ahí en California y otras ciudades desgraciadas yanquis, se aplicaran el poner la otra mejilla, posiblemente se conseguiría lo que los enemigos de Cristo buscan: mas caos en esas ciudades. Policía dejame que le ponga la otra mejilla al delincuente.
Detrás está el poder redentor del sufrimiento frente al mal a través de la Cruz. El "paraíso" de las bienaventuranzas pasa por la Cruz. El misterio de la Cruz.
"como ya he citado, Cristo no dio más carnada al que le dio una bofetada, cuando ya había empezado la Pasión, sino que le pidió razón por ello sin poner la otra mejilla"
Es que, siento decírselo, eso es un completo disparate. Toda la Pasión de Cristo es un poner la otra mejilla. Toda, incluida esa escena. Cristo, como Él mismo dijo, podía haber llamado a doce legiones de ángeles para que le libraran de aquellos asesinos en conjunto y en particular de aquel guardia. Pero no lo hizo, sino que se dejó apresar, juzgar, azotar, burlar y crucificar injustamente. Eso es poner la otra mejilla.
El hacerle ver a aquel guardia que había actuado injustamente no tiene nada que ver con no poner la otra mejilla. Eso es invento suyo, basta que lo piense un poquito, dejando de defenderse contra la Palabra de Dios, y lo verá. Pedir razón de algo no es contrario a poner la otra mejilla.
Pretender que Cristo no puso la otra mejilla en su pasión es tan absurdo que resulta casi inconcebible.
"Quizá aquí podamos ver que lo que inicialmente parece una orden, se pueda entender como consejo evángelico"
Claro que es un consejo evangélico. Lo he dicho ya una docena de veces en este mismo post. Es más, el que dijo que era una orden y no un consejo evangélico fue usted ("No veo que las palabras de Jesús de poner la otra mejilla o dar la capa sean consejos evangélicos sino órdenes como tantas otras"), así que no sé a qué se refiere ahora.
Los consejos evangélicos son un camino para parecerse más a Cristo, para ser santos. No obligan bajo pena de pecado, sino que su esencia está en el amor a Cristo y el deseo de imitarle.
"A primera vista si los agredidos digamos por ahí en California y otras ciudades desgraciadas yanquis, se aplicaran el poner la otra mejilla, posiblemente se conseguiría lo que los enemigos de Cristo buscan: mas caos en esas ciudades"
Ya, o sea que, como Cristo también puso la otra mejilla, consiguió lo que querían los enemigos de Cristo. Es una argumentación tan evidentemente absurda que no requiere argumentación en contra.
"Policía dejame que le ponga la otra mejilla al delincuente"
Como ya he dicho una docena de veces también, a) Cristo no dijo que pusiéramos la mejilla de los demás, sino la nuestra, y b) el consejo de Cristo no es contradictorio con los deberes morales. Por lo tanto, un policía que no defienda a los ciudadanos está incumpliendo su deber. Lo mismo pasa con un soldado que no defienda a su patria o un padre que no defienda a su familia, etc.
"El "paraíso" de las bienaventuranzas pasa por la Cruz. El misterio de la Cruz"
Claro, y el misterio de la Cruz se llevó precisamente a cabo ¡poniendo la otra mejilla! Por eso es un misterio y un acto sobrenatural, no una mera hazaña humana.
Leo en el blog del padre Olivera también que no puso la mejilla:
"Quien mandó a poner la otra mejilla, al ser abofeteado frente al Sumo Sacerdote, no sólo no colocó la otra, sino que confutó al esbirro diciéndole: “si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?” (Jn 18,23); ¿y por qué? Porque veía que su silencio podía causar escándalo."
Yo pedí explicar por qué se deduce que no es una orden y sí un consejo evangélico. Fadilito de entender. Luego soy yo el que me doy una explicacion en mi segundo comentario
El ejemplo que pongo de Califiarnia lo compartiria cualquier persona.Jesus no puso siempre la mejilla, cuando no habia llegado su hora salio corriendo.
Yo no he dicho con este ejemplo, es evidente, que como Cristo puso la otra mejilla consiguió lo que sus enemigos querían.
Es evidente que la obligacion del cumplimiento de los deberes, de la policia de proteger. Lo he puesto solo para acentuar, aunque le diga al policia que le deje al delicuente que me siga agradiendo, no me va a hacer caso.
Me da la impresion, igual me equivoco, que estamos en un juego de palabras, cuando yo ya dije que Cristo se entregó voluntariamente al sacrificio como Cordero de Dios, se me niega la mayor por describir que no dio la mejilla, por las razones que fueran, para no causar escandalo con su silencio como dice el padre Olivera. Hay un discernimiento entonces, y por eso deduzlo lo del consejo, explicacion que pedi, porque de primerras me parecia una orden.
Pero gracias por su tiempo, igual se lo hago perder, por mi parte me quedo como estaba al principio
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