InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Signos de la fe

4.10.25

El gran profeta de la admiración

Mis lectores sin duda conocerán bien los libros del genial G.K. Chesterton (y, si no los conocen, no se qué hacen perdiendo el tiempo en este blog en vez de leerle a él). Aparte de esos justamente célebres libros, escribió también muchos poemas, que suelen ser menos conocidos (con excepción del dedicado a la batalla de Lepanto).

Ayer releí una de sus breves poesías juveniles, escrita antes de su conversión al cristianismo, en la que ya se manifiesta una  fascinación por la figura de Jesucristo y por  la fe católica que duraría toda su vida:

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29.08.25

Sencilla propuesta para celebrar Nicea en las parroquias

Este año celebramos el milésimo septingentésimo aniversario (¡ahí es nada!) del Concilio de Nicea. En estos tiempos de fe más bien floja, apostasía creciente y confusión rampante, convendría remachar y aprovechar todo lo posible el aniversario de este concilio fundamental.

Aunque habrá actos protocolarios y congresos varios en la Iglesia, quizá convendría que las parroquias lo celebraran concretamente, para que no se quede en actos de prelados y discusiones de teólogos, sino que los beneficios lleguen a los fieles, que, por su bautismo, han recibido la misión de conservar y practicar la fe católica que defendió Nicea.

Esa celebración parroquial se puede hacer de muchas formas, pero quizá la más sencilla sea utilizar durante todo lo que queda de este año el credo Niceno-constantinopolitano en la liturgia, es decir, el llamado “credo largo”. Así los fieles se lo aprenderán de memoria, porque en algunas parroquias se usa con mucha frecuencia, pero en otras no se recita apenas o incluso nunca. Varios lectores se han quejado de ello en este mismo blog.

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11.01.25

Tiempo de regalos

En la época navideña que estamos terminando, tan tradicionales como los polvorones o los villancicos son las advertencias en las homilías contra la obsesión con los regalos y las cosas materiales. Así debe ser, por supuesto, porque nuestro mundo tristemente lo comercializa todo, convirtiéndolo en consumo y reduciéndolo a un intercambio económico. Sin embargo, no puedo evitar pensar que quizá haya algo más profundo en todo esto.

A fin de cuentas, los regalos son algo universal y existen en todas las culturas, naciones y clases sociales. ¿A quién no le gustan los regalos? Esto implica que los regalos tocan muy de cerca la esencia misma del ser humano. De alguna forma, en un regalo hay algo especial, que no se agota en el mero objeto que se regala, porque, como todos sabemos, no es lo mismo comprarse una cosa que recibirla como regalo. Este último suscita una ilusión, causa una sorpresa y tiene una magia que no pueden compararse con una simple compra.

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1.10.24

Benditas velas

Cuando llego a una iglesia que no conozco y veo que tienen velitas para que las enciendan los fieles al rezar, siempre me alegro. Esas benditas velas están entre los recuerdos preciosos de mi niñez y me conforta mucho pensar que aún no han desaparecido, aunque cada vez sean menos frecuentes.

No son necesarias, por supuesto, pero ayudan mucho a mostrar visiblemente la diferencia entre lo profano y lo sagrado, manifestando de forma inmediata que una iglesia es un lugar especial y requiere una actitud distinta. Es algo que los niños perciben enseguida, con el instinto infalible de la niñez para ir al fondo de las cuestiones.

En una vela, además, se unen algo de misterio y, a la vez, de claridad. Es, por lo tanto, un signo particularmente apropiado para hablarnos del gran misterio de Cristo, que es la luz de los hombres, la luz que brilla en las tinieblas y las tinieblas no la vencieron.

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26.03.21

¿En qué sentido nuestra Señora es Corredentora?

Un lector, con el caballeresco nombre de Feri del Carpio, pregunta cuál es exactamente el contenido del título de Corredentora que se aplica a la Virgen y si tendría sentido proclamarlo como dogma. Como me ha parecido un tema interesante, que además es “de actualidad” por las confusas y, me atrevo a decir, desafortunadas declaraciones del Papa Francisco sobre el tema, he pensado que sería bueno dedicarle un breve artículo, para que los demás lectores puedan discutir sobre la cuestión.

Conviene decir, como señalaba el propio Feri, que todos cooperamos con la redención. Así lo dice San Pablo en la carta a los Colosenses: completo en mi carne lo que le falta a la Pasión de Cristo. Esta misión de completar la Pasión de Cristo tiene dos sentidos. Primariamente la completamos en el sentido de que aceptamos libremente y por la gracia la salvación de Cristo a través de la fe, para que los méritos de esa pasión se nos apliquen a nosotros. Es decir, no porque a la salvación que Cristo nos regala le falte nada, sino porque nosotros nos unimos a ella, la recibimos y así nos beneficiamos de ella. Como decía San Agustín, Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti. Por designio divino, nuestra salvación particular no es automática, sino que depende de nuestra libertad, sanada por la gracia.

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