InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Desde los bancos

13.04.13

La imaginación al confesionario

ConfesionarioAl ser más bien tirando a pecador, me he confesado infinidad de veces a lo largo de mi vida. Y con todo tipo de curas: el santo, el misericordioso, el que te echa la bronca, el buenazo para el que todo da igual, el sabio, el imprudente, el sordo, el que le molesta que vayas a confesarte si no tienes pecados graves, el que está rezando, el que se toma su tiempo, el que procesa a los penitentes como churros, el jovencillo aterrorizado recién salido del seminario, el anciano que ya lo ha oído todo un millón de veces… Por todos ellos siento un gran cariño y agradecimiento, ya que han hecho presentes para mí al Padre misericordioso que me esperaba en el camino, a Cristo crucificado que lavaba mis pecados con su sangre y al Espíritu Santo que me daba la gracia para no pecar. Dios los bendiga a todos.

Hay algo, sin embargo, que me gustaría sugerir sobre el elemento más olvidado de la confesión: la penitencia. Por alguna razón, la penitencia se ha convertido en la hermana fea y olvidada del sacramento de la reconciliación.

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18.03.12

Un domingo de rosas de oro y casullas (Domingo Laetare)

Benedicto XVI, Domingo Laetare, 11 marzo 2018

Hoy domingo, sólo quiero hacer una rápida encuesta sobre el color de la casulla utilizada en la Misas de hoy. Como sabrán, estamos en el IV domingo de cuaresma. Es el domingo que, en latín, se denominaba domingo Laetare (es decir, alégrate). Se llama así por las primeras palabras del introito: Alégrate Jerusalén (cf. Is 66).

Según una antigua tradición medieval con origen en Oriente, en Roma se celebra este día una ofrenda floral a la Cruz. El propio Papa bendecía una rosa de oro , la ungía con el Santo Crisma, la incensaba y luego la llevaba en procesión, con todos los cardenales y fieles, hasta la basílica de la Santa Cruz, donde se guardaban reliquias de la Vera Crux. Posteriormente, esa rosa de oro se regalaba a alguna reina cristiana o a otras personalidades católicas. En tiempos recientes, los papas las han llevado como ofrenda a santuarios marianos como los de Luján, Aparecida, Fátima, Czestokowa, Loreto o Guadalupe.

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10.05.11

Para casarse con cuatrocientos años de retraso

Estos días, estoy ayudando con la edición de una tesis de Historia de la Iglesia que me está resultando particularmente interesante. Trata sobre el matrimonio en el Virreinato del Perú, en el siglo XVII. En aquella época, el matrimonio canónico presentaba ciertas dificultades para los indios conversos, debido a costumbres como la poligamia entre las clases más altas o algunos grados de incesto permitidos en la cultura incaica y a la posibilidad de que uno de los dos cónyuges se convirtiese y el otro no. Ante esta situación, es magnífico ver el enorme esfuerzo de evangelización que se hacía en todos los ámbitos en la América española.

Para que los indios tuvieran absolutamente claro lo que era el sacramento del matrimonio, los Concilios de Lima y los diversos manuales editados preveían no sólo una catequesis teórica, sino también una serie de preguntas concretísimas para asegurarse de que se entendían los requisitos y las consecuencias del matrimonio. Por ejemplo, se preguntaba a los novios sobre los grados de parentesco entre ellos, mencionando los diversos casos concretos de afinidad y consanguinidad, por las posibles uniones anteriores en todas sus modalidades, por los errores sobre el matrimonio más frecuentes en la cultura indígena, por los impedimentos, etc.Todo ello de la forma más concreta y clara posible, para que no hubiera lugar a error. Y, para evitar cualquier posible malentendido, se traducían las preguntas y catequesis al quechua (en algunos casos, con un gran esfuerzo, por la necesidad de traducir conceptos nuevos, que no existían en la cultura incaica).

Al leer estas cosas, me he quedado pensando en la situación actual en España. En los cursillos prematrimoniales que conozco, de primera mano o por conversaciones, se prescinde de la cuestión de lo que significa en realidad y de forma concreta casarse ante Dios. En el mejor de los casos, se habla en general sobre ello, pero sin explicar de forma concreta las consecuencias que tiene este acto y, sobre todo, sin señalar las diferencias con lo que promueve la cultura dominante. Lo más triste es que los asuntos omitidos son, normalmente, los que más necesidad tienen de clarificación y explicación. Sin duda, habrá parroquias ejemplares en las que esto no suceda, pero, desgraciadamente, todo apunta a que la situación es muy general.

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12.04.11

Antes y después

Hace años, visité Roma justo cuando estaba siendo restaurada la Capilla Sixtina. En aquel momento, una mitad del techo estaba restaurada y la otra mitad seguía sin restaurar, con lo cual se podían apreciar muy bien las diferencias. Francamente, sin querer menospreciar la labor de los restauradores, era mucho más bonita la parte sin restaurar. Los años le habían proporcionado una pátina de antigüedad que hacía más sutiles los colores (en lugar de los chillones naranjas y azules de la restauración), fundía unas figuras con otras y, en general, otorgaba una cierta profundidad al conjunto.

Pensando en cómo las obras de los grandes artistas mejoraban con el tiempo, me preguntaba si algunos de los horribles adefesios que llamamos parroquias en España también mejorarían con dos o tres siglos encima. Y, desgraciadamente, llegué a la conclusión de que no sería así. El vino bueno mejora con el tiempo, pero el vinagre lo que hace es avinagrarse aún más. Las parroquias que parecen fábricas y aparentemente han sido diseñadas por arquitectos ateo-pagano-psicópatas con el único propósito de quitar la devoción a los cristianos, seguirán quitando la devoción dentro de cien años.

He visto unas fotos, sin embargo, que me han devuelto la esperanza en este ámbito. Con ellas me he dado cuenta de que no todo está perdido. Quizá nuestras parroquias-fábrica no puedan mejorar por sí solas, por el mero paso de los siglos, pero siempre es posible utilizarlas como un simple escenario en el que crear algo bonito, a la vez que se da sacralidad a lo que no la tiene, como hicieron los cristianos con las primeras basílicas, que eran edificios públicos.

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8.10.10

42 formas de matar a un cura

Por lo visto, un grupo musical está representando en Gerona y Barcelona una obra anticatólica. Digo grupo musical por decir algo, porque es de esos grupos que representan “espectáculos” confusos que ni son música, ni teatro, ni nadie sabe muy bien qué. Como ya ha sucedido tantas otras veces, este grupo sustituye la originalidad y el buen hacer artístico por burdos intentos de escandalizar con ataques llenos de odio a la Iglesia.

En esta obra en particular, una señora sale de una caja y empieza a recitar 42 formas de matar a un cura. Las posibilidades son bastante poco imaginativas: Llenar su corazón (?) con lejía de alta graduación, meterle en la boca tres escorpiones, hacer que se bañe con una piraña comunista y anticlerical, tirarlo desde un campanario… Muy apropiadamente, después de eso, la señora vomita copiosamente por el escenario, no se sabe si por haber comido algo en mal estado o por la repugnancia que le produce tener que ganarse el pan trabajando en una obra tan mala.

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