Fr. Longshanks: Planes pastorales, excusas eclesiales

Participante invitado: El P. Robert Longshanks es un antiguo anglo-católico que cruzó el Tíber hace cincuenta años. Conocido (a sus espaldas) por sus compañeros sacerdotes como Father “Battleaxe” Bob, se comenta que su propio obispo le tiene algo de miedo desde que le dijo que “el problema de Inglaterra ha sido siempre que sus obispos no están dispuestos a morir mártires”.

Actualmente ejerce la cura de almas en una pequeña parroquia de Sussex.

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Leyendo el blog de un sacerdote español llamado D. Jorge something or other, me ha llamado la atención un comentario aparecido en él, firmado aparentemente por un aspirante al sacerdocio. El comentario dice así:

“[Los] Planes Pastorales, sean diocesanos, parroquiales o lo que sea, son chorradas que solamente sirven para aumentar los gastos de las entidades religiosas, los ingresos de los parásitos sociales y la justificación de los burócratas de la Iglesia.
Por eso si yo llego al sacerdocio acataré tales en la lo formal pero haré, en la práctica, las cosas como Dios manda".

Supongo que es la fogosa sangre española y la pasión de la juventud la que lleva al comentarista a llamar “chorradas” [una palabra española que significa nonsense o codswallop] a los reverendísimos e ilustrísimos planes pastorales, sin apreciar los matices de la cuestión, sus complejidades y la importancia de una planificación elesial burocrática bien estructurada para tenerlo todo atado y bien atado.

Con el beneficio de mi edad más avanzada y según mi experiencia, diré que si al demonio le presentas una cruz, saldrá huyendo; si le presentas un plan pastoral, reirá encantado y lo usará para abanicarse las tardes de más calor en el infierno. En la práctica, me temo que los planes pastorales no sólo son codswallop, sino algo peor: una triste excusa (pelagiana y autorreferencial, como diría el Papa gloriosamente reinante) para no hacer nada, pero sin que se note.

Como todo obispo sabe que su diócesis se está descristianizando ante sus ojos, que cada vez tiene menos cristianos, que no hay vocaciones y que el mundo se ríe de la Iglesia, decide que algo hay que hacer. Pero resulta que lo que realmente hay que hacer es evangelizar y, para ello, lo primero es convertirse, empezando por el propio obispo. Y eso cuesta. Por eso, casi inevitablemente se opta por “hacer algo” más fácil: formar comités, convocar reuniones interminables y producir toneladas de papel repletas de prosa oscura y aburrida que nadie leerá.

Es decir, como no hay tiempo, lo que se hace es perder el tiempo; como Cristo fundó una Iglesia y no una burocracia, lo que se hace es crear más burocracia; como nadie lee los documentos eclesiales, lo que se hace es crear más documentos y, como sabemos que deberíamos salir a evangelizar, lo que se hace es eternizar las reuniones. Los españoles tienen un sabio refrán eclesial que dice: no sabemos si, cuando vuelva el último día, Cristo nos encontrará unidos, pero lo que es seguro es que nos encontrará reunidos.

Si de verdad los Obispos quieren hacer un plan pastoral, no necesitan papel como para cubrir la abadía de Westminster y miles de horas perdidas. Basta un solo folio. Sírvanse Sus Reverencias los Señores Obispos enviar una cartita a los párrocos que diga algo así:

Reverend Father Timothy Middling, párroco de St. Agatha’s:

Como su obispo, le envío este plan para ayudarle en su misión pastoral:

1. No hay nada en la vida que merezca la pena más que Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado por obra del Espíritu Santo para nuestra salvación. No se nos ha dado otro nombre bajo el cielo que pueda salvarnos. El mundo sufre, gime y se muere porque no le conoce. 

2. Al igual que yo, el Padre Celestial sabe que es usted un desastre y un pecador, un siervo inútil que no vale para nada, pero aún así (y a pesar de mis advertencias) ha decidido entregarle precisamente a usted el único remedio para ese mal, lo más valioso que existe en este mundo: la fe católica. De este modo, para gloria de Dios, por la palabra de un hombre torpe y pobrecillo como usted, los ciegos verán, los sordos oirán, los cojos andarán y a los pobres se les anunciará la buena noticia de la salvación.

3. Ay de usted si no anuncia el Evangelio. Un sacerdote que no evangeliza no sirve para nada y más le valdría no haber nacido. ¿Qué hace sentado en el sofá, viendo la televisión y jugando al golf tres veces por semana? Predique a tiempo y a destiempo y que nunca dejen sus labios de hablar de Cristo. Si los hombres no vienen a la iglesia, salga a las calles y a los parques a proclamar que Dios se ha hecho hombre y recuérdeles a todos que el Amor no es amado (como decía aquel santo, algo sentimental como todos los italianos). 

4. Los fieles que he encomendado a su cuidado son hijos de Dios y valen más que sus oficinas parroquiales, que el mismo templo, que sus planes y proyectos, que las joyas de la reina y que todo el té de China. Nuestro Señor conoce a cada uno de ellos por su nombre, los ama inmensamente y dio hasta la última gota de sangre por ellos en la Cruz. Vaya y haga usted lo mismo. Si ni un solo gorrión cae del cielo sin que Dios lo sepa, ni un solo parroquiano debe estar en oscuridad, en sufrimiento o lejos de Dios sin que su párroco se duela con él, rece y ayune por él, le dé una Palabra de salvación y ponga sus penas sobre el altar al celebrar el Santo Sacrificio. 

5. Visite a los enfermos y lléveles la comunión, consuele a los que lloran, enseñe a los que no saben, siéntese en el confesionario hasta que se le desgaste la sotana, haga penitencia por sus pecados y por los de sus parroquianos, celebre la Eucaristía como si estuviera en el Calvario con nuestra Señora, rece ante el Santísimo hasta que no sienta las rodillas (y después un rato más) y enseñe a obrar de la misma forma a los fieles que le ayuden.

6. Sí, ya sé que su parroquia tiene veinte mil habitantes y es usted el único sacerdote. La solución es sencilla: no duerma, que ya habrá tiempo para eso en el cielo. Si aun así le falta tiempo, pídale a Dios el don de la bilocación. Ahora, deje de leer tonterías y vaya hasta los mismos límites de su parroquia a anunciar el Evangelio, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Con cariño y mi bendición,

+ Alcuin Dunstanson, ep.

Obispo de Middleton upon Thames

P.S. [Manuscrito] Querido Tim, si pones en práctica lo anterior, de vez en cuando serás consciente de tu pobreza, perderás los ánimos y te entrarán ganas de llorar (algo muy poco británico por tu parte, pero posible). Cuando eso suceda, ven a verme sin necesidad de avisar con antelación. Rezaremos y celebraremos la Misa. Después hablaremos y comeremos juntos. Y, si Dios quiere, tanto tú como yo recibiremos ánimo de lo alto para seguir cumpliendo como siervos inútiles la misión que Cristo nos ha encomendado.

Reza por tu obispo, que mucho lo necesita y tan mal ejemplo te da desde que íbamos juntos al seminario.