Aprendamos del cardenal Cupich

A los católicos, a menudo la fe católica nos salva de decir tonterías. Cuando no es así, porque no se trata de temas de fe, la prudencia es una virtud muy útil en el mismo sentido. Si somos poco virtuosos, aún podemos acudir al sentido común para no decir muchas tonterías. En última instancia, si nuestra fe está en horas bajas, nuestra virtud es más bien tibia y nuestro sentido común no aventaja al de un pepino de mar poco brillante, el deseo instintivo de no ser el hazmerreír de los hombres y los coros angélicos también puede ayudarnos a no meter innecesariamente la pata.
Veamos un ejemplo. El cardenal Cupich, arzobispo de Chicago es, indiscutiblemente, uno de los peores obispos de los Estados Unidos. A fin de cuentas, es pupilo del tristemente famoso cardenal McCarrick y ha destacado por ser el mayor opositor de la excomunión de los políticos “católicos” abortistas, prohibir a sus sacerdotes rezar ante las clínicas abortistas, promover la adopción por las parejas del mismo sexo y la aprobación de estas por la Iglesia, defender la ordenación de mujeres, destruir su propio seminario, desear el cambio “radical de la enseñanza de la Iglesia” y el “abandono de las creencias más preciadas”, apoyar al gran partido abortista estadounidense y tener la dudosa distinción de ser el único obispo que ha sido abucheado en una marcha por la vida, entre otras cosas. A pesar de todo esto, o quizá por ello, el Papa Francisco le nombró primero arzobispo y después cardenal.
También se ha caracterizado por un odio llamativo a la liturgia antigua. No se trata simplemente de que le guste más la liturgia nueva, algo que sería comprensible, sino de un rechazo visceral por todo lo antiguo (incluida la fe católica), hasta el punto de que no le parece mal, por ejemplo, participar en una celebración pagana china, llegando a pronunciar en ella una bendición pagana, pero ha restringido todo lo posible la liturgia antigua, ha prohibido arrodillarse y también rezar la oración a San Miguel, ha cancelado Misas a diestro y siniestro y, en general, ha hecho lo indecible por meter un dedo en el ojo a los fieles de su diócesis aficionados a la liturgia tradicional. Siempre, por supuesto, en nombre de la sinodalidad, el diálogo y el “tender puentes”.
Parece indudable, pues, que el purpurado no está muy firme en la fe, ni sobrado de prudencia o sentido común. ¿Y qué pasa con el último recurso del deseo de al menos evitar hacer el ridículo? Bueno, precisamente hace un par de días, el cardenal realizó unas llamativas declaraciones, en las que apelaba absurdamente a San Juan Enrique Newman para tirar por la borda once siglos de la Iglesia, algo que habría llenado de horror al sabio doctor de la Iglesia. Que además fuera un cardenal conocido por su rechazo de la fe católica el que apelara al gran defensor de la fe inglés convertía su argumentación en surrealista.
En cualquier caso, lo más curioso es que el cardenal volvía a atacar a aquellos de sus fieles que prefieren la liturgia antigua, acusándoles de clericalismo. Sí, han leído bien: el clérigo acusaba a los fieles de clericalismo porque no hacían lo que le gustaba a él. No contento con ello, les explicaba con suma condescendencia que rechazar visceralmente como él la liturgia antigua les llevaría a la “activa participación de todos los bautizados” en la liturgia. De alguna forma que, por supuesto, no se explicaba, la participación de esos fieles contra viento y marea en la liturgia antigua no era una “activa participación”, o más bien sucedía que participaban activamente, pero no como le gustaba al cardenal, que es todo un arzobispo y además progresista y, por lo tanto, sabe más y ellos son laicos y no saben nada y lo que tienen que hacer es guardar silencio, echar dinero en el cestillo y obedecer y no pretender que tienen ningún derecho a participar en la liturgia. ¡Hasta ahí podríamos llegar!
A mi entender, esto nos lleva a una nueva formulación del principio de no decir tonterías para evitar el ridículo: si diriges una diócesis de más de un millón de fieles con siete obispos auxiliares, pero la has sembrado de sal hasta que no crece nada en ella y este año solo has ordenado dos sacerdotes, lo indicado es quedarte calladito, rezar más, replantearte la vida, ayunar frecuentemente y no pretender dar lecciones a los demás, ni mucho menos atacarles. Si, además, uno de esos dos sacerdotes que has ordenado este año es tradicionalista (un canónigo regular de San Juan Cancio) y, por lo tanto, pertenece precisamente al grupo al que te dedicas a vituperar a tiempo y a destiempo, el ridículo alcanza ya proporciones bíblicas y guardar silencio deja de ser meramente aconsejable y se convierte en prescripción facultativa.
En fin, si no tenemos mucha fe, ni somos prudentes, ni conservamos un poco de sentido común, al menos aprendamos del cardenal Cupich lo que no hay que hacer y así, como mínimo, nos evitaremos hacer un ridículo espantoso.
37 comentarios
Si se sabía cómo pensaba, no debía haber ingresado en el seminario.
Si no se sabía, pero ahora sí, hay que expulsarlo ipso facto del estado clerical.
Finalmente se verá que SJuanXXIII tenía razón y la verdad finalmente brillará, cosa que nunca debemos dudar. Pero después de un largo peregrinar por el desierto, superando un durísimo invierno. Tras el más duro ataque contra la Iglesia de Cristo que se haya vivido. En occidente no están intentando demoler la ciudad de Dios, viendo la lista de despropósitos de este cardenal, se ve que están intentando vaciarla. Convenciendo a las personas de la posibilidad de vidas cristianas sin cruz. Vidas paganas, entiéndase. No están siendo los alejados invitados a la conversión. Estamos siendo nosotros tentados de vivir bajo privilegios romanos. El Papa bueno se ve que tenía mucha más Fe que otros. No sabía a la tormenta a la que nos llevaban los acontecimientos que se avecinaban, ciertamente. Pero sabía que se iba a ganar la batalla y la barca no se hundiría. ¿Alguien más con esa Fe?
¿Prudencia o temor a la cruz? Bien sabemos que Pedro al negar a Cristo no estaba siendo prudente. Pero pudo haberse excusado. No lo hizo. Y esa amarga experiencia le terminó de preparar para su ministerio. Le fortaleció. No nos justifiquemos nosotros tampoco. El cardenal yerra. Pero también otras personas, más responsables de muchos males actuales.
Dios nos guíe.
Me he reído mucho, Bruno, tienes desatada la "vis comica".
Sin embargo, le tengo que dar las gracias porque gracias a él encontré la misa tradicional. Mi razonamiento fue el siguiente sin saber que era aquello. Cupich es de los peor. Cupich está en contra de la misa tradicional. Como lo peor es enemigo de lo mejor, la misa a tradicional tiene que ser muy muy buena.
Jejejejeje cómo acerté!
Tiene cara de bueno verdad, tiene cara de no haber roto un palto en su vida. Es como si dijera: oye que todo esto que están contando no va conmigo.
¿Seguro que es el cardenal Cupich, o es el portero de la Casa Blanca? Lo digo porque se parece mucho.
-¿Apellido?
-Cupich
-Yo soy de Betanzos, y le informo de que ese apellido es gallego al ser una variante de chupitero, es decir, quien gusta mucho de nuestro orujo de hierbas.
-¿what?
-Que se te ve y hueles a distancia.
- I don´t understand
-No me understas porque como buen hereje bebes brebajes protestantes como la ginebra que huele a calcetines de Enrique VIII. Aquí bebemos vino e hicimos de España el mayor imperio de la historia.
y cállate que te doy en la cara con la mano abierta.
[...]
Y sigue allí, impertérrito.
Pero pertenece al "ancien régime", de hace poco. Que esperamos termine de acabar.
"Me he reído mucho, Bruno, tienes desatada la "vis comica""
Gracias a Dios, cuanta más luz hay, más ridículo se ve el mal.
"Magnífica descripción del funcionario eclesial, Cupich"
Si al menos se tratara de buenos funcionarios, como los ha habido en la historia de la Iglesia, que no destacaban por gran santidad, pero al menos eran buenos administradores, mantenían la fe y la disciplina de la Iglesia y defendían sus intereses... Pero no, hoy a menudo ni siquiera eso y los malos pastores arrasan la Iglesia para conseguir algunos likes del mundo.
"Así brilla más el poder de Dios. Con pobres elementos, pero de libre albedrío, se cumple siempre Su Plan. Impresionante"
Amén. Eso es lo más importante. Hay que denunciar y rechazar el mal, por supuesto, pero nunca debemos dejar que nos arrebate la esperanza, porque entonces habrá vencido.
La Iglesia está en manos de Cristo y son buenas manos en las que descansar.
Saludos cordiales.
"Pero cómo se puede nombrar Sacerdote, Arzobispo y Cardenal a un sujeto semejante?"
El nombramiento de obispos es uno de los misterios de los últimos sesenta años. En el último pontificado, desgraciadamente, parecía algo más bien intencionado, pero ¿por qué fue también desastroso el nivel en los pontificados anteriores?
"Let us pray he repents before the judgment"
By all means. And let us pray we also repent all our sins ourselves.
Siento haber tenido que censurar la palabra, pero, por muy desastroso que sea, se trata de un sucesor de los Apóstoles y merece un respeto.
"A los católicos que aún mantienen reservas sobre la bondad de la liturgia tradicional..."
Hace tiempo hablamos sobre eso en el artículo: La Misa antigua como piedra de toque
"el bien de las almas"
Es que eso es muy antiguo. Ahora se dice "el bien del planeta", que queda mucho más ecológico y pachamámico.
"una Iglesia que es a prueba de Cupich es de institución divina"
Je, je.
A mí me consuela pensar que eso demuestra que es a prueba de mí también.
"un grupo de simples fieles de la parroquia impugnó el curso"
¡Qué atrevimiento, don Higinio, qué atrevimiento! Y seguro que ni siquiera eran progresistas, los muy clericales. Lo diré: esos fieles son peores que Hitler.
Saludos cordiales.
Pero al criticar este prelado la liturgia antigua y a quienes la defienden, como él hace, a mi parecer, el problema no es que este clérigo haga más o menos el ridículo por alejarse de la ortodoxia mencionando a un santo y sabio varón, sino que hace unas declaraciones dañinas y escandalosas para la Iglesia.
Si está contra la excomunión de los políticos abortistas, si prohíbe rezar a sus sacerdotes ante los abortorios, si promueve la adopción de niños por homosexuales y la bendición de estos, si desea la ordenación de mujeres y otras barbaridades contra la doctrina y la moral de la Iglesia, no debería seguir siendo arzobispo ni un día más.
Mi apelación al distinguido público lector del blog no sería: “No hagamos el ridículo como el cardenal Cupich”, sino: “Busquemos el modo de hacer desaparecer los cardenales Cupich del Cuerpo Místico de Cristo”.
Como yo soy consciente de que eres una persona inteligente y me consta que leiste la Tradicionis Cuastodes y adherencias, me temo que es la tercera opción la que vale.
En su documento Francisco deja muy claro que la prohibición de la misa tridentina no es porque sea mala o porque no sea canónica, sino porque el tradicionalismo militante, los ultras rígidos (Como los llamaba Francisco) están usando como bandera la misa tradicional para sembrar cizaña en la Iglesia y para oponerse a Roma.
Ese y no otro es el problema.
La misa tridentina, no tiene ninguna otra dificultad, si no hubiera sido utilizada por el carquerío para tratar de quedarse con el poder eclesial, se seguiría impartiendo (Con muy poca afluencia de público, pero seguiría) en cualquier sitio pero ha debido ser restringida para informarle a los ultras que no se va a dar ni un paso atrás.
Y León XIV. a su estilo mucho menos beligerante que Francisco, tampoco lo dará.
Y yo, que sí tengo objecciones a la misa tradicionalista y no por la lucha por el poder en la Iglesia (Que me es completamente impermeable), pues tan agustito.
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