Alfa y Omega: promocionando el sincretismo de Pablo d’Ors

A pesar de que no es Cuaresma, me he puesto a leer los numerosos artículos de Pablo d’Ors o elogiosos sobre Pablo d’Ors que hay en los archivos de Alfa y Omega. Esta amplia presencia es muy significativa, teniendo en cuenta que don Pablo es conocido por su sincretismo, su relativización de la única mediación de Cristo o su rechazo de la doctrina de la Iglesia sobre la Eucaristía, el sacerdocio y los demás sacramentos, entre otros muchos disparates.
Al asomarme a lo que difunde Alfa y Omega de Pablo d’Ors quería despejar una incógnita. ¿Habrá seleccionado el semanario algunas partes de lo que dice don Pablo que sean más compatibles con el catolicismo y así no destruyan la fe de sus lectores? Desgraciadamente, la respuesta es que no, en absoluto. Se trata de textos que rezuman un sincretismo elevado a la enésima potencia, para el que todo da igual. Al parecer, la Verdad no es Cristo, ni se encuentra en la revelación del Hijo de Dios, porque, según se nos dice, “la verdad es gestación, fruto del diálogo y del encuentro”. En efecto, don Pablo nos asegura que “no se puede ser religioso sin ser interreligioso en el mundo de hoy”, de manera que cada religión contribuya con su perspectiva, presumiblemente válida.
¿Qué más da ser cristiano o no, si lo importante es ser contemplativo (de lo que sea)? En el mundo de la “interioridad”, todo son “tradiciones” igualmente respetables. Da igual un “mantra” que una “jaculatoria” cristiana: “es evidente que quienes no sean cristianos y cultiven su interioridad por medio de la recitación de una palabra sagrada, no utilizarán para ello la palabra «Jesús», sino otra que les sea más afín a su tradición”.
De la multitud de textos que ofrece Alfa y Omega se deduce a primera vista que no hay gran diferencia entre el cristianismo y el budismo o el islam: “lo que El peregrino ruso muestra, en mi opinión, es que la experiencia espiritual es en esencia la misma en cualquier época y lugar. Aunque muchos no quieran ni oírlo, esto significa que la vivencia interior de los místicos cristianos es sustancialmente la misma que la de los místicos sufíes, la de los yoguis del Himalaya o la de los budistas iluminados, por solo poner algunos ejemplos […] Esto es importante: en el mundo del espíritu no hay fronteras, la ausencia de fronteras es lo propiamente espiritual”. ¿Entonces ya no hay fronteras entre Cristo y los ídolos, entre la verdad y el error, entre el cielo y el infierno, entre ángeles y demonios? Un servidor, la verdad, tiende a pensar que a don Pablo le haría mucho bien un poco más de cristianismo y un poco menos de vaga espiritualidad.
Su postura ante la fe católica no es, pues, la de quien la recibe como la Revelación auténtica, normativa y definitiva de Dios, sino más bien como un punto de partida para la búsqueda personal. Ese punto de partida no es lo que importa; lo que importa es la búsqueda en sí misma y para ella es más o menos igual empezar desde el budismo que desde el cristianismo o el hinduismo de los yoguis. Por eso, el problema, para él, es que “detrás de mucho lenguaje eclesial hay repetición, no verdadera recreación” y “la creatividad es un signo en el que reconocer la presencia del Espíritu”. El verdadero Espíritu Santo no se reconoce por un discernimiento fundamentado en la fe católica, sino viendo si es creativo o no. En fin, cualquier parecido con el catolicismo es mera apariencia.
Es curioso que, sin ruborizarse en lo más mínimo, don Pablo también puede decir “hemos de ser fieles al Evangelio”, pero porque él, en cuanto a la interpretación del Evangelio, se mueve “en una corriente más bien alegórica”. O dicho llanamente, porque, al margen de la Tradición y el Magisterio, parece vaciar el Evangelio de su contenido para rellenarlo con sus propias ocurrencias, todas ellas muy espirituales. En efecto, su aproximación a Cristo no “es la teológica, propia de los creyentes”, sino la “existencial, meditativa y poética”, con lo que quiere decir, respectivamente, la referente a “las posibles problemáticas vitales con las que el ser humano se puede encontrar”, la consideración del “el texto evangélico como un mapa de la conciencia” y el rescate de “las imágenes de las que el Evangelio está plagado, con el propósito de que inhabitemos en ellas”. O, dicho con otras palabras, quedándose con las imágenes, las problemáticas y las preguntas, que son muy poéticas y vagas, y desechando la sustancia y la respuesta concreta del catolicismo.
Cuando le preguntan si su visión de Cristo es tradicional, responde que “un texto es sagrado porque admite y pide para cada situación vital una nueva lectura que no necesariamente echa por tierra las anteriores, pero sí las complementa”. Es decir, con gran magnanimidad, reconoce que su nueva visión de Cristo no “necesariamente” va a “echar por tierra” todo lo que ha creído siempre la Iglesia. A lo mejor lo hace y a lo mejor no, pero en cualquier caso lo complementará. ¡Qué gran confianza nos produce esto!
En sus “diez consejos al buscador espiritual” recogidos por Alfa y Omega, habla de escuchar, pero sin que se explique qué es eso que se está escuchando. Y “si de veras escuchamos, no podemos por menos de ponernos en camino; y si nos ponemos en camino, el camino se hace en nosotros. Solo hemos de preocuparnos por estar ahí, lo demás se nos dará por añadidura”. ¡Qué sabiduría! Ya podemos tirar a la basura todos los catecismos, la Escritura, los dogmas, la Teología, la doctrina, la ascética y la mística. Lo único que hay que hacer es “ponerse en camino” y “estar ahí”.
Asimismo, don Pablo nos informa de que para ingresar en la Vida hay que contar con un “maestro”, pero aparentemente ese maestro no tiene por qué ser católico, porque lo que hace es otorgarnos “una tradición concreta, un estilo determinado, una estela”. Lo que hay que “verificar” no es su fe católica, sino “la eficacia de sus enseñanzas”. ¿Cómo? Muy fácil, “lo decisivo es que en su presencia sientes paz, amor y alegría; y que te impulsa a ser mejor”. Impresionante.
¿Qué es lo que se busca con todo eso? A un difuso “Espíritu de la Vida”. ¿Y cómo se llega a él? ¿En la Iglesia, mediante los sacramentos, leyendo la Escritura, rezando, imitando a los santos, conociendo a nuestro Señor Jesucristo? No, claro que no. “Accedes a la conciencia de esa energía vital gracias al cultivo de la atención, que entrenas en la meditación y en los quehaceres de la vida cotidiana, pues ninguna actividad es en sí misma mejor que otra”.
Al más puro estilo gnóstico, nos habla constantemente de lo luminoso y las tinieblas, sin que nunca esté claro qué quiere decir eso, porque no parece identificarse con la Luz de Cristo o las tinieblas del pecado. Así, nos aconseja: “mira breve y amorosamente cualquier pensamiento nocivo o emoción malsana en cuanto te asalte o sobrevenga”, pero solo “brevemente, porque las tinieblas son peligrosas y te arrastran a su territorio si permaneces demasiado tiempo en ellas”. ¿Y qué haces después de ese breve coqueteo con las tinieblas? “Sustituye lo oscuro con lo luminoso: tal vez una afirmación positiva, o una jaculatoria, o una simple respiración consciente que te conecte con tu corazón…”. ¡Qué profundidad! ¡Qué eminencia! ¡La clave estaba en el pensamiento positivo y la respiración consciente! ¡Y la iglesia dos milenios sin saberlo!
En el mismo sentido, “todo el apostolado es una cuestión de luz: si tú estás iluminado, irradias paz, alegría, certidumbre, fuerza… Y si no lo estás, ya puedes tener toda la formación que quieras, que eso está muerto”. Que promuevas la verdad o el error, en cambio, no parece tener importancia y mucho menos aún que seas católico o chamanista o que estés en gracia o en pecado. Lo importante es que estés iluminado.
¿Y la moral? Bueno, parece ser que la Iglesia ha hablado demasiado de moralidad. Más bien, lo que hace falta es vivir “conforme a un código moral claro y preciso”, sin que se diga cuál es ese código, que, al parecer, puede ser cualquiera. Entonces, como en un anuncio de Cocacola, “comprobarás que la vida te sonríe” y descubrirás que “todo lo que ves fuera es un espejo perfecto de lo que tienes dentro”. ¿Qué significará eso del espejo perfecto de lo que tienes dentro? ¿Panteísmo, solipsismo o simplemente no significa nada? Me inclino por esto último, pero cada uno que elija lo que le guste más, como probablemente aconsejaría el propio d’Ors.
¿Y el enigma multisecular de la muerte? Como si fuera una novedad, se nos ofrece New Age en vena: “la muerte no existe, puesto que la vida es inmortal”. “Percibe que a cada instante morimos a lo que no somos, pero que lo que en el fondo somos permanece inalterable. Si frecuentas ese fondo del ser —más allá de las formas—, si te habitúas a estar en él, puedes perfectamente vivir en paz y degustar la plenitud”. ¿Y todo aquello de que por el pecado entró la muerte en el mundo? Alegoría, supongo. ¿Sabría Jesucristo cuando murió en la cruz que su sacrificio no sirvió de nada porque, en realidad, no estaba muriendo y además no había nada de lo que salvarnos? Probablemente no, porque no tuvo la suerte de disfrutar de un maestro de la categoría de don Pablo, que le enseñara a “degustar la plenitud”.
¿Y el amor? Sí, el amor es muy importante. No hay ningún seudomístico al que no le encante hablar del amor y Pablo d’Ors no iba a ser menos. Claro que es un amor panteísta y difuso: “ama a los demás como a ti mismo, porque eres tú mismo”. ¿Qué significa eso? ¿Panteísmo o nada? La poderosa sospecha de que nada de lo que dice D. Pablo significa nada va avanzando en mi mente, la verdad. Por otro lado, no desdeña caer a menudo en mensajitos de galleta de la fortuna, como, por ejemplo, “siente cómo el alma es el deseo de hacer el bien, y disfruta del hecho de vivir para crecer y servir”.
Es decir, hasta donde puedo ver se trata de un seudomisticismo pobretón, burdo, carente de la más mínima sustancia y evidentemente ajeno al catolicismo. Todo ello, además, salpicado de citas procedentes de cosmovisiones completamente contradictorias y envuelto en un lenguaje confuso, pretendidamente profundo y diseñado para no decir nada concreto, pero consiguiendo al mismo tiempo que jovencitas tontorronas, exreligiosos resentidos y solteronas aburridas se estremezcan de emoción por su gran sabiduría. Si alguien tiene una paciencia de santo, puede leer este artículo, “La cultura frente al misterio”, a modo de ejemplo (el autor de estas líneas no acepta responsabilidad alguna por posibles náuseas, vómitos o desesperación causados por la lectura del infumable artículo enlazado).
En fin, lo peor no son los disparates de don Pablo, el pobre, sino que todo esto, ¡todo!, está tomado de Alfa y Omega, el “semanario católico de información” de la diócesis de Madrid. Por los inescrutables designios episcopales, el óbolo de las viudas se utiliza para sostener un semanario que se dedica a difundir el sincretismo y el indiferentismo más burdos. ¿Quién puede pensar que esto es normal?
Permítanme ustedes terminar con un acertijo zen: si los contenidos de un semanario católico son casi indistinguibles de los de uno budista o agnóstico, ¿tenemos que aplaudir con una sola mano, talar un árbol en medio del bosque o concluir que alguien nos está tomando el pelo?
66 comentarios
"No hay que bebel antes de comel polque dilás muchas tontelías".
Si a alguien le interesa el tema (a lo mejor es importante conocer la realidad) puede empezar por analizar los contactos entre los Clinton y Obama con aquellos cardenales de la mafia de San Galló.
Decir hoy públicamente la doctrina católica es escandaloso, el mundo no la acepta y además está perseguido por el poder político.
En cambio se aceptan las herejías y las falsas doctrinas, especialmente las que convergen con los planes políticos del mundo, como el revuelto multicultural, la redención humana mediante la salvación de la diosa Tierra a costa del sacrificio personal, o construir la creencia de que convirtiendo Occidente en Sodoma y Gomorra nivel pro somos los más caritativos del universo.
Siempre hay que identificar al enemigo, y sobre todo no hacer caso del caballo de Troya de "hay que tener la mente abierta". No, la mente cerrada y protegida como un castillo, donde solo entre lo que debe entrar.
A partir de aquí dejé de leer. Esto, a parte de no ser católico, es un insulto a la inteligencia.
Mi filosofía es realista, la única compatible con la Revelación y la Fe católica, así que fuera aportaciones de otras religiones y préstamos gnósticos.
Buscamos a Dios porque en Dios está la salvación de nuestro sufrimiento, de la lucha entre nuestra alma unida a Dios y nuestro ego que se aleja de Dios y cae en la tentación del mundo, el demonio y la carne.
La meta es transformar nuestra conciencia en una Conciencia lo más semejante (hasta dónde Dios-Padre disponga) a la de Cristo.
Y para ello tenemos el Gran Ejemplo de Jesús, de la Virgen María y de San José y el muchos santos que han luchado en esa transformación de conciencia y que Dios-Padre afirme que lo han conseguido.
Dios-Padre nos juzgará a todos.
Debió de resultar difícil cambiar la primera impresión que Jesús, colgado de la Cruz, les hizo porque ellos seguramente verían lo que su religión les dictaba: un respeto total a un hombre joven, muerto con efusión de sangre, un héroe, un guerrero suriano de los pocos que tenían acceso al cielo de Huitzilopóctli. Eso es lo que para ellos podía significar Jesucristo, y el trabajo de los misioneros no fue que entendieran el sacrificio de un hombre, cosa que entendían perfectamente, sino el sacrificio de alguien que es Hombre y Dios.
Para ellos, que nacían para enfrentar la muerte, la heroicidad estaba pautada, pero que Dios se encarnara y fuera Él mismo quién pendía de la Cruz es otra cosa. En su religión los hombres sangraban para ofrecer a Dios lo mejor que tenían, pero que Dios se encarnara para poder ofrecer su Sangre no resultaba tan comprensible.
Por eso se hizo necesario, por el amor que Dios nos tiene, de revelarse a Abraham y crear un pueblo para enviar a su Hijo, que se encarnó en la Santísima Virgen María, para hacerse encontradizo, no de cualquier manera, sino por medio de la Iglesia Católica que Él fundó.
No se llega a Dios a tientas por humano esfuerzo, sin la ayuda de Dios no es posible. Hay un solo camino que es Cristo, el Señor.
El sacerdote Pablo D'Ors da cursos sobre contemplación, a los que yo no he asistido y, por tanto no puedo testimoniar si sus técnicas son eficaces o no.....Pero su línea me parece correcta porque sin la paz del espíritu, de qué vale todo lo demás (dogmas y creencias incluidos)?
El Catolicismo no es deficitario en nada, fueron místicos tanto Santa Teresa de Jesús, como San Juan de la Cruz como Santa Ana Catalina Emmerick. Está la mística castellana y la mística renana, para empezar. ¿por qué no empiezas por ahí? ¿Y los Padres del desierto? ¿Qué crees tú que hacían? ¿papar moscas?
El problema es que la cualidad de místico es un don y no todo el mundo lo puede ser y aquél que lo puede ser no necesita a Pablo D´Ors.
"Lo que natura no da Salamanca no procura", dice el aforismo de la Universidad de Salamanca. Yo no puedo ser mística porque Dios no me ha dado ese don, si intento serlo me perderé y a la mayoría de las personas les pasará lo mismo. Sin embargo puedo ser católica, porque para serlo el misticismo es un camino, pero no el único.
Yo creo firmemente en la presencia real de Cristo en la Eucaristía, sin don especial alguno, como la mayoría de los católicos porque si para creer se necesitara ser místico entonces estaríamos ante un grupo de elegidos, como los gnósticos o los masones (que también son gnósticos).
La mayor parte de esta gente tan guay o son panteístas o son gnósticos y el famoso sensus fidei lo huele de lejos, que para eso está.
El que enterró el denario enterró lo único con lo que hubiera podido servir a su señor, era poco, pero no tenía más y nadie le iba a pedir cuentas de más. Así se evita la soberbia y la ineficacia.
Si Pablo D´Ors cree que puede enseñar un revoltillo místico a cualquiera va dado. Por cierto, las rendijas por dónde se cuela la soberbia si que son múltiples porque se cuela por la razón, se cuela por la voluntad y se cuela por el espíritu.
el rostro recliné sobre el amado;
cesó todo, y dejéme
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
En este poema de San Juan de la Cruz se aprecia que está hablando con una Persona, Divina sí, pero persona. No está hablando con el Todo, ni con la fuerza, ni con el Cosmos porque la definición de la Trinidad Santísima son Tres Personas y el amado es una persona. Pero que San Juan de la Cruz es un místico nadie lo duda, o, tal vez Pablo D´Ors sí y pretenda superar las "deficiencias" católicas siendo más místico que San Juan. Permitidme que sonría.
(a) ¨Hay algo, no sabemos qué¨ y
(b) ¨haz lo que sientes y siente lo que quieras¨.
Todo lo que exceda esto es pecado y debe ser prohibido.
Lo explico en mi obra ¨Vida Interior: microbiota y clostridium¨, Editorial La Purga, 1968, Baden Baden.
Como dicen por aquí, es panteísmo, pues no admite la revelación; en conclusión, otro modernista más seguidor de Hegel.
me he puesto a leer los numerosos artículos de Pablo d’Ors o elogiosos sobre Pablo d’Ors que hay en los archivos de Alfa y Omega
Querido Bruno. ¿Qué pecado has cometido para sufrir tamañan penitencia?
¿De sentarse en una mesa a dialogar nace la verdad? Pero que bergogliadas sinodales dice este pobre hombre.
Claro, su origen es luterano y su filosofía se puede ver como una meditación sobre los primeros versículos del cuarto Evangelio, pero un luteranismo racionalista que va a dar al panteísmo vía Kant.
Los idealistas alemanes post-kantianos llegaron al panteísmo por ser más lógicos que Kant, el cual a pesar de todo afirmaba una "cosa en sí" que no dependía de nuestro pensamiento, aunque no sea la podía conocer.
Fichte le dijo que entonces lo lógico era negar toda "cosa en sí" distinta del Pensamiento mismo, y ahí nació el panteísmo idealista postkantiano. Pensamiento = Ser = Dios = Yo.
Hasta la metafísica volvió, después de Kant la diera por muerta, pero claro, en clave puramente inmanentista, es decir, idealista y panteísta.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
Ignoro difusión del mismo que no debe ser grande.
He releído una recension del Padre vigués Morado sobre un libro de D. Pablo. Dice no poder recomendarlo aunque al final del artículo recoge dos párrafos muy bonitos sobre el Sagrario y la Iglesia
Descartes había definido erróneamente la sustancia como "lo que no necesita de otra cosa para existir", y entonces, Spinoza, más coherentemente que Descartes, dijo que entonces hay una sola sustancia, que es Dios.
Hegel, como dije, lo que hace es absolutizar el Pensamiento, una vez que Kant ha encerrado allí a la Filosofía y Fichte ha declarado inexistente la "cosa en sí".
Son distintas formas de llegar a lo mismo: sólo hay un ente, o sea, el monismo. Que es panteísta, porque es claro que si hay un solo ente, es el Ente Absoluto.
Otra diferencia importante es que Hegel pone al Absoluto en movimiento, por así decir, o sea, el Absoluto progresa (vaya Absoluto...) mediante sus contradicciones internas: afirmación, negación, negación de la negación, o como diría Marx: tesis, antítesis, síntesis.
Saludos cordiales.
Por eso la modernidad, que es idealista, es vocacionalmente al menos, panteísta.
Saludos cordiales.
A está gente se les hace lo que les hice yo en la iglesia en Chamartín de la Guadalupe, Madrid, plantarles cara y llamarlos hijos de la mentira. El cura mexicano iba de camuflaje se quedó congelado de miedo...
La grabación en video está a la disposición de infovatolica. No uso palabras bonitas y los que tengan oídos de cristal ya pueden cambiarlos por los de acero... Aviso.
De lo contrario Don Bruno..
No hacer nada solo ayuda crear un "Club de Melancólicos"
Y
No es la primera vez que en un auditorio, en la Complutense doy conferencias o intervengo, los llamé a casi todos, unas 200 personas, Club de melancólicos...puff, la que se armó...y eso que pedí permiso para hablar con libertad. Y me la dieron. Pila de mentirosos
Por cierto, Somos, yo soy de Unión Obrera Hispana...y no ¡Tenemos miedo! Porqué somos Cristeros. Y estamos creciendo a pesar de que Don Luis Fernando me dijo que no...pero el es español de España y no son muy creativos y carecen de oratoria... Yo también soy español de nacimiento y con los puños. pero vengo del Caribe y desde que somos pulguitas nos enseñan a hablar en publico y además somos arrechos y con redaños.
Yo soy vieja y me quedo con lo que leí de su abuelo Eugenio D'Ors.
A. Panenteismo: el absoluto es más que el universo material, aunque lo incluye.
B. Panpsiquismo: los electrones, quarks, fotones, etc. y sus agregados (protones, atomos, moléculas, etc.) piensan.
Por otro lado te comento que los judiós jasídicos, que son un SUBconjunto de los judíos jaredi o ultraortodoxos, son panenteistas a partir de su interpretación de la Kabbalah, cuyos textos pueden entenderse en clave teista clasica o en clave panenteista.
Lo mismo empleo un ratito de mis próximas vacaciones en leerlo.
Con tal de permanecer lejos de lo que nuestro amigo Luisfer llama "La Verdad", cualquier cosa.
Líbreme Dios de encorsetar mi mente y mi espíritu de forma tan rígida y limitante.
Pa ti los dogmas
Teismo: Dios es trascendental. Está fuera del mundo. - ej: Religiones Abrahamicas
Panteismo: Dios es inmanente. Está en el mundo. -ej: Varios tipos de sectas
Panenteísmo: Dios es trascendental e inmanente al mismo tiempo. Está fuera y dentro del mundo simultáneamente (por ser la realidad última, en él se unifican los opuestos)- ej: el Vedanta hindú
“Monismo” es la doctrina que sostiene que hay un solo ente.
Necesariamente, el ente único del monismo es absoluto, porque por hipótesis no hay otra cosa de la que pueda depender.
El monismo es panteísta, porque si ese único ente es el Absoluto, entonces, lógicamente al menos, es Dios y entonces todo lo “demás” se identifica con Dios, o sea, en realidad no hay “demás”.
Por tanto, el panteísmo significa la identificación de todo con el Absoluto, o sea, con Dios, y eso es justamente el monismo.
Claro, siempre y cuando se sea lógicamente
coherente, que no siempre sucede en filosofía ni en religión.
Por ejemplo, el monismo materialista es panteísta como conclusión lógica, aunque no lo reconozca, porque en ese sistema la materia es el absoluto, ya que es increada e independiente.
El idealismo gnoseológico, llevado a su lógica consecuencia, también es panteísta, porque no puede haber nada fuera del Pensamiento, y ese monismo es ya un panteísmo por lo arriba dicho.
Los sistemas de Platón y Aristóteles son en el fondo incoherentes, porque a la vez que afirman un Absoluto trascendente, afirman también una materia increada, con lo cual al final habría dos absolutos, cosa imposible, porque para ser dos, deberían limitarse uno al otro, y ya no serían absolutos.
O sea que sí, el único sistema coherente que no es panteísta es el creacionismo de origen bíblico.
Después están los sistemas incoherentes, como el politeísmo, el dualismo platónico o aristotélico, el materialismo pluralista (si sólo existe la materia ¿qué podría diversificarla?) etc.
El panenteísmo consiste en decir que el mundo no es idéntico a Dios, sino parte de Dios. Pero el Absoluto no puede tener partes, porque estaría compuesto de lo que no es absoluto, cosa absurda.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
Desde luego, lejos de lo que tu llamas "La Verdad", me mantengo por salud mental. Un cerebro medianamente funcional se ve muy perjudicado cuando se le inyectan fanatismos y supersticiones como las que tú llamas "La Verdad"
Yo tengo costumbre de hablar antes, durante y después de mis vacaciones y teniendo en cuenta tu edad, entiendo que te priven los corsés. Es una fijación de tu época.
Sin embargo, te puedo asegurar que la religión y casi todas las cosas de género femenino son mucho más interesantes como la poesía de Juan Ramón: desnudas.
Pruébalo. Atrévete a desnudarte delante de Dios (Y de alguna señora también, que no queman) y a que Él se presente, a su vez, desnudo. Es una experiencia fantástica.
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