19.09.09

Vive peligrosamente

Me ha encantado leer que el Cardenal Pell, de Sydney, va a participar en el Primer Festival de Ideas Peligrosas en Australia. Me ha parecido extrañamente apropiado, porque no hay nada más peligroso que el cristianismo. La fe católica puede ser odiada, despreciada, rechazada, amada o admirada, pero quien la considere algo aburrido, intrascendente o rutinario no tiene ni la más mínima idea de lo que es el cristianismo o sólo se ha encontrado con cristianos de pega. Será como el que dice que una víbora es muy mona o que un león es hogareño: o habla por hablar o lo que él llama víbora y león son, en realidad, muñecos de peluche.

No hay idea más peligrosa que la Encarnación, porque coloca al mundo cabeza abajo. En lugar de un Dios o, más bien, una Fuerza absoluta e impersonal en lo alto, que lo fundamenta todo pero a la que no le importa nada, y unos insignificantes seres humanos en la tierra, que hoy están vivos y mañana vuelven al polvo, en lugar de un universo que evoluciona sin saber muy bien hacia dónde o de un eterno retorno por el que todo es siempre lo mismo, los cristianos nos encontramos con un universo trastocado. Dios se hace pequeño, lo inmortal se hace mortal, lo Abstracto resulta ser Alguien. Y, de la misma forma, los insignificantes seres humanos están llamados a ser hijos de Dios, los mortales reciben la inmortalidad, los hombres falibles se atreven a decir que conocen la Verdad y el sinsentido de la vida se desvela como parte del Plan de Dios. Hasta el más mínimo aspecto de la vida queda transformado.

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16.09.09

Casualidades de la vida (II)

Al volver de Francia este verano, escribí un artículo titulado “Despierta Francia“, en el que me lamentaba por el hecho de que tantas iglesias estén vacías o prácticamente sin culto. Me decidí a escribirlo al ver la enésima iglesia vacía en un pueblo de Lorena, cuyo nombre será mejor omitir.

Como es lógico, seguro que existen muchas y muy complejas causas para la descristianización de Francia, pero a veces encuentra uno pequeños indicios que ayudan a explicar procesos y sucesos muy amplios. Pues bien, no sé que pensarán los lectores, pero yo me planteo la siguiente pregunta: ¿será casualidad que en esa iglesia que ya sólo tenía culto ocasionalmente por falta de sacerdotes se encontrase el siguiente cartel? (que pueden ver en la foto):

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14.09.09

Meditaciones arquitectónicas

He leído un artículo norteamericano sobre arquitectura religiosa que me ha parecido tan interesante que he traducido los primeros párrafos para el blog (y sí, en este caso y sin que sirva de precedente, cuando digo “interesante” quiero decir que expresa a grandes rasgos lo que yo pienso sobre el tema). Si Dios quiere y tengo tiempo, otro día traduciré el resto del texto.

Se trata del artículo titulado “Novedad contra belleza”, escrito por un arquitecto con el improbable nombre de Erik Bootsma. Me ha gustado leer, por cierto, que actualmente está trabajando en los planos para un monasterio católico de rito oriental que se construirá en Pennsylvania.

Creo que el tema de la fealdad y el secularismo de una gran parte del arte y la arquitectura católicos de las últimas décadas es importantísimo para nosotros. Y es triste que no se discuta más. No se trata de una cuestión meramente artística, sino que, como todas las cuestiones humanas en su raíz, es un problema filosófico y, especialmente, teológico.

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11.09.09

Susurros litúrgicos

El otro día, al hilo de un artículo en el que se mencionaba la liturgia tradicional, una lectora, Esperanza, preguntaba porqué en la forma extraordinaria del rito latino (lo que la gente suele llamar la “misa antigua en latín") una buena parte de las oraciones las recita el sacerdote en voz baja, de manera que los fieles no las oyen. Probablemente a muchos les sorprenda, pero esto no es algo exclusivo de la liturgia antigua. En la forma ordinaria de la Misa (la liturgia habitual, la de Pablo VI), también hay unas muchas oraciones que el sacerdote dice en voz baja.

¿Por qué existen estas oraciones en una y otra forma del rito romano? ¿No sería mejor que siempre pudiéramos escuchar todo lo que se dice? ¿No sería más litúrgico, ordenado y racional que todos hiciésemos lo mismo a la vez?

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Oraciones secretas de la Misa

A continuación, incluyo todas las oraciones secretas de la Misa según la forma ordinaria del rito romano. En este otro artículo, explico lo que son esas oraciones “secretas” de la Misa, es decir, aquellas que el sacerdote recita en voz baja.

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ORACIONES SECRETAS DE LA MISA, EN LA FORMA ORDINARIA DEL RITO ROMANO

- Antes de leer el Evangelio, el sacerdote se inclina ante el altar y dice: “Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que anuncie dignamente tu Evangelio”. Y si es un diácono el que lee el Evangelio, le pide al obispo o sacerdote la bendición, también en voz baja: “Padre, dame tu bendición”. Y la respuesta es: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Antes de proclamar el Evangelio y de explicarlo a los fieles con la homilía, estas oraciones recuerdan al sacerdote que él es un pecador como los demás, que si puede anunciar la Buena Noticia de Jesucristo es por pura gracia de Dios y no porque sea mejor que los demás.

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