InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Iglesia en el mundo

18.06.20

Viven en las tinieblas y nos da igual

La oración de laudes de esta mañana dice, con una tranquila seguridad: “Dios todopoderoso y eterno: a los pueblos que viven en tiniebla y en sombra de muerte, ilumínalos con tu luz, ya que con ella nos ha visitado el sol que nace de lo alto, Jesucristo, nuestro Señor”.

Y yo me pregunto: si nos tomamos en serio lo que dice la liturgia de la Iglesia, ¿no habrá que deducir exactamente eso, que los pueblos que no conocen a Cristo viven en tinieblas y en sombras de muerte? Sí, gracias a Dios vislumbran alguna verdad, de lejos y confusamente, pero lo cierto es que viven en tinieblas. A oscuras. Entonces, ¿no será que lo que más necesitan esos pueblos es la fe católica, la luz del sol que nace de lo alto y que es Jesucristo nuestro Señor?

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15.06.20

Au contraire, Monsieur l’évêque

Cuentan que a un francés le preguntaron si había podido comer algo durante la agitada travesía en barco que acababa de realizar. “Au contraire!”, respondió él, con el rostro aún algo verdoso.

La anécdota me ha venido a la cabeza al leer una cosa que contó D. Jorge en su blog. Según parece, hay obispos que le animan a seguir escribiendo y, hace poco, uno de allende los mares, le dijo que “hay cosas que se deben decir pero que los obispos no siempre deben hacerlo”, y que decir esas cosas les tocaba a los sacerdotes.

Entiendo a lo que se refería el señor Obispo (que ya demuestra buen gusto al elogiar a D. Jorge), pero, teniendo en cuenta nuestras circunstancias, no puedo evitar pensar: “¡al contrario!”. Los últimos que deben callarse son los obispos. Quizás no haya habido ninguna generación en la historia de la Iglesia (y ha habido algunas terribles) en que los obispos hayan estado más callados sobre lo esencial. Todo lo que es políticamente incorrecto de la doctrina católica se acalla o solo se menciona en los términos más vagos, diluidos e inofensivos posibles, porque el mundo no quiere oírlo. Si no hablas para advertir al pecador de su mal camino a fin de que viva, ese pecador morirá por su maldad, pero yo te pediré cuentas de su sangre.

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21.05.20

Necrológica de un tremendo fracaso

En el comunicado de prensa que han publicado los jesuitas españoles por el fallecimiento del antiguo General de la Orden, el P. Adolfo Nicolás, tras unas palabras amables de su sucesor el P. Sosa, se describe su generalato de esta forma:

“A su generalato aportó su conocimiento y sensibilidad de las culturas orientales, la espiritualidad en diálogo con otras religiones y reafirmó el compromiso prioritario por la promoción de la justicia y la reconciliación.

A lo largo de estos años lideró un trabajo de intensa reestructuración de la provincias jesuíticas europeas y americanas y, sobretodo (sic), insistió repetidamente en la necesidad de combatir la superficialidad, trabajando desde la profundidad y la creatividad. A lo largo de su gobierno animó a los jesuitas a redescubrir la dimensión universal de la Compañía de Jesús y a impulsar la colaboración con otros, creyentes o no. Algunos de los acentos de su generalato fueron el trabajo en favor de los más desfavorecidos, la ecología, la reconciliación y el trabajo por la paz como principio irrenunciable; o la educación de los jóvenes”.

Creo que estos párrafos de resumen de su período en el cargo solo pueden resumirse a su vez así: un tremendo fracaso. Por supuesto, quienes los escribieron pensaron que estaban relatando grandes logros, pero ese autoengaño es una muestra más del monumental fracaso al que se estaban refiriendo. No debemos juzgar al P. Nicolás como persona, porque se encuentra ya ante un Juez inmensamente más justo y misericordioso que nosotros, pero se puede y se debe decir que, como general de los jesuitas, su labor fue un completo desastre y estos dos parrafitos lo atestiguan.

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16.05.20

La historia y los colegios católicos

El otro día hablábamos de la historia deformada que se enseña a los niños y que, generalmente, está basada en presupuestos anticristianos (y, a menudo, precisamente por eso, también antiespañoles). Pues bien, ayer tuve oportunidad de leer el material que, en estos tiempos de cuarentena, le habían dado a un niño de doce años para que estudiara el Renacimiento en un colegio católico.

Casi me echo a llorar. Era un cúmulo de gruesos errores que, casualmente, siempre se inclinaban del lado de denigrar a la Iglesia y negar todas sus cosas buenas, exaltar lo moderno/científico/agnóstico como contrario a lo anterior y verdaderamente humano y libre, y en general repetir todos los tópicos anticatólicos de los últimos cinco siglos. Veamos algunas de las barbaridades más evidentes del material.

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11.05.20

Otra historia

Releyendo una edición norteamericana de Beowulf me encuentro con esta frase demoledora: “Solo un manuscrito sobrevivió a la disolución de los monasterios realizada por Enrique VIII y a la destrucción de sus grandes bibliotecas”. El arrasamiento cultural perpetrado por el primer Rey “cabeza” del anglicanismo tan solo dejó un único manuscrito de esta obra fundamental en inglés.

Para hacernos una idea de la importancia de Beowulf en la literatura inglesa, podría decirse que es similar al Cantar del Mío Cid en España o a la Chanson de Roland en Francia. Y por pura casualidad, se conservó un manuscrito cuando se suprimieron violentamente los monasterios en Inglaterra. ¿Quién sabe las innumerables obras que se perderían al mismo tiempo, durante aquella barbarie motivada por el odio a la Iglesia y la codicia?

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