Las iglesias vascas, tierra de misión
Se han usado tanto las frases “España es tierra de misión” o “Europa es tierra de misión” que ya no escandalizan ni sorprenden como lo hacían al principio. Vamos aceptando que la católica España y la cristiana Europa ya no lo son realmente. La sociedad española hace tiempo que dejó de ser católica en cuanto a la forma de ver la vida, la moral, la educación o el mundo, aunque mantenga aún un catolicismo nominal mayoritario. Esto, desgraciadamente, ya no es noticia, aunque haya quien aún no se haya dado cuenta de la necesidad de evangelizar de nuevo Europa.
En cambio, lo que sí que debería ser motivo de escándalo, vergüenza y conversión para nosotros es el hecho de que muchas de nuestras mismas iglesias sean hoy tierra de misión. En ellas no se proclama a Jesucristo. Es decir, aunque se usa mucho su nombre, no se proclama al Jesucristo real del Evangelio y del resto de la Escritura, de la enseñanza de la Iglesia y de la vida de los santos. De quien se habla es de un “Jesús” inventado, políticamente correcto, blandito a más no poder, cuya función principal es decir que nuestros pecados no tienen importancia porque sólo son graves los pecados de los demás, ya sean los ricos, los políticos o los norteamericanos.

Me ha llamado la atención leer, en distintos blogs de este mismo portal, cómo a veces se critica durísimamente al feminismo y otras se ensalza al mismo como un gran logro de nuestro tiempo. Es una contradicción curiosa y creo que conviene analizarla un poco.
A juzgar por los correos recibidos mientras he estado fuera de España, ha habido cierto revuelo en InfoCatólica, debido al cierre del blog Motu Proprio. No creo que tenga sentido entrar en un tema ya pasado, así que no voy a analizar el hecho en sí ni sus motivaciones. Sin embargo, tampoco quiero dejar pasar sin pena ni gloria una perla que encontré en un correo de protesta recibido por InfoCatólica y que su Director me transmitió, ya que hacía referencia a mí.
Estoy convencido de que una de las cosas estupendas que nos esperan en el Cielo, si Dios quiere, es enterarnos de todas las gracias y milagros que Dios ha ido poniendo a nuestro alrededor sin que nos diéramos cuenta. Allí entenderemos por qué tuvimos estos padres, esta mujer o estos hijos y no otros, por qué sufrimos esa enfermedad o por qué tuvimos que ir a trabajar a otro país. Todo formaba parte del plan de Dios para nosotros, de su Historia de Salvación con nosotros, aunque no nos diéramos cuenta de ello.
Hoy he pasado el día en el hospital, con uno de mis hijos. Gracias a Dios, ya está mucho mejor. Tiene un problema crónico y, aunque normalmente está controlado, de vez en cuando se le junta con una gastroenteritis o alguna otra cosa similar y hay que llevarle al hospital y, a veces, ingresarle unos días. El pobre, como ya sabe que en el hospital le van a pinchar y hacer perrerías, suele poner mala cara o echarse a llorar en cuanto ve una bata blanca.



