La neutralidad beligerante de la Educación para
Constantemente se afirma, estas últimas semanas, que la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía no tiene una carga moral y no es contradictoria con lo enseñado por la Iglesia.
Uno de los temas que trata la asignatura es el “pleno desarrollo de la personalidad y de las capacidades afectivas del alumnado, la formación en el respeto de los derechos fundamentales y de la igualdad afectiva entre hombres y mujeres, el reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual”. Me parece ridículo pensar que se pueden tratar esos temas sin inculcar ideología a los alumnos.

Nuestro modo de pensar está muy determinado, como es lógico, por nuestra historia. La Ilustración y el Cientifismo de los siglos XVIII y XIX nos han legado un sentimiento, algo difuso, de que la razón se opone a la fe y de que el conocimiento científico es el ideal de todo conocimiento.
Escribe Jordi Llisterri en su blog un artículo titulado
Acabo de leer la
San Ignacio de Antioquía es uno de los llamados Padres Apostólicos. Eso significa que conocieron a los propios Apóstoles y recibieron la fe de su predicación. Por lo tanto, nos muestran de una forma especial lo que enseñaron los Apóstoles y el comienzo de la Tradición en la que está basada la Iglesia y de la que nos podemos fiar plenamente. El propio Ignacio de Antioquía fue el primero en llamar “Católica” (universal) a la Iglesia.



