10.11.08

Signos de esperanza (I): Gratis Date

Hace tiempo que deseaba inaugurar una nueva sección del blog, llamada “Signos de Esperanza”. Como ya una vez discutimos sobre las “100 cosas que hacemos mal los cristianos”, creo que es necesario hablar también de las miles de cosas que hace bien Dios entre nosotros.

La esperanza cristiana no es un optimismo irracional, sino que se basa en haber conocido a Dios, en haber experimentado su amor por nosotros y en haber visto con nuestros propios ojos los milagros que hace. Por eso, cada milagro que Dios hace es, para nosotros, un signo de esperanza, que nos permite confiar en el Señor. La idea de esta sección es contar algunos de estos milagros concretos que Dios realiza y que puedan servir a los lectores para darle gracias y para aumentar su esperanza.

El signo de esperanza con el que voy a comenzar esta serie es la existencia y la obra de la Fundación Gratis Date (www.gratisdate.org). Probablemente, muchos de los lectores no la conozcan, aunque es española. Es una editora de libros católicos y su nombre lo dice todo: “Gratis Date”, que significa, en latín, “Dadlo gratis”. Es decir, es una editora de libros católicos que, sorprendentemente, se ha tomado en serio el consejo que nos dio el Señor: gratis lo recibisteis, dadlo gratis.

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7.11.08

Estados Unidos, con 18 siglos de retraso

Ayer, la mayoría de los titulares de los periódicos norteamericanos y de buena parte del mundo se felicitaban por el logro que suponía el primer Presidente negro del país. No es de extrañar, ya que Estados Unidos tiene, por su Historia particular, una especial sensibilidad con respecto al tema del racismo que raya con la obsesión.

El propio Arzobispo de Atlanta, Monseñor Gregory, también él de raza negra y primer presidente de esta raza de la Conferencia Episcopal Norteamericana, comparaba a Obama con el primer hombre que puso el pie en la luna. Ante las preguntas de los periodistas, dio a entender que ahora ya no sería raro que hubiera un día un papa negro, como si la elección de los norteamericanos pudiera animar a la Iglesia a dar un paso valiente en ese sentido.

Con todo el respeto del mundo, creo que al Arzobispo le vendría bien repasar la Historia de la Iglesia. Hace más de 1.800 años, dieciocho siglazos, la Iglesia Católica tuvo ya su primer papa africano, Victor I. Después y para que no parezca una casualidad, tuvo otros dos, en el siglo IV (el papa Melquiades, conocido por el sobrenombre de “El Africano") y en el siglo V (el papa Gelasio I). Me atrevo a decir que si no ha habido más papas africanos desde entonces es por causa del Islam, que conquistó todo el Norte de África, arrasando la floreciente cristiandad norteafricana y reduciendo los católicos africanos a un número reducidísimo hasta hace muy poco.

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Dichosos los turreros

En otro artículo de hace unos días, hablé de algo que me había llamado la atención este verano en el pequeño pueblo de Turre y prometí contar otras cosas que también me habían gustado de este pueblo almeriense. Por razones que no vienen al caso, no pudimos ir a Misa en otro pueblo en el que nos alojábamos, así que decidimos tomar una carretera al azar e intentar ir a Misa en el primer pueblo que encontrásemos. Es algo que hacemos bastante a menudo, pues nos gustan esas pequeñas aventuras y es la única forma de ver sitios a los que uno nunca iría de otro modo.

Así llegamos a Turre, preguntamos cuándo era la Misa y nos dirigimos a la iglesia, que, como debe ser, está en el centro del pueblo y puede verse desde cualquier lugar del mismo. Es una bonita iglesia de estilo andaluz, con el interior pintado con colores vivos y esos arabescos de pintura azul que son tan comunes por aquella zona y causan una impresión más alegre que nuestras sobrias iglesias castellanas.

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2.11.08

Qué diferencia

La celebración de hoy, día de Todos los Difuntos, me ha traído a la memoria el pequeño pueblo de Turre, en la provincia de Almería, por el que pasé este verano con mi familia. Otro día contaré algunas otras cosas que me gustaron de este pueblo, pero hoy me voy a limitar a un pequeño detalle.

Mientras mi mujer y mi hijo dormían la siesta, mi hija Cecilia y yo dimos una vuelta y entramos en el cementerio del pueblo. Allí, después de refrescarnos con el agua de una fuente, nos llamó la atención una sencilla placa, junto a una de las tumbas. Se trataba de un panteón pequeño, familiar, y quienquiera que lo construyera había escrito en la puerta: “Dichosos los que oran por los difuntos, tienen el oficio de los ángeles del cielo”. Me gustó mucho la frase. Especialmente por su contraste con la mayoría de las tumbas, que se limitaban a proclamar al mundo: “Propiedad de X.”.

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1.11.08

Compartir su alegría

Me ha parecido buena idea recoger hoy algunos párrafos de esta homilía del Papa Benedicto XVI en esta fiesta de Todos los Santos hace dos años.

Quizá lo que más me ha gustado es que lo fundamental al celebrar esta fiesta, según Benedicto XVI, no es pensar lo mucho que nos falta para ser santos ni hacer propósitos de ser buenos en todo lo que hagamos. Para el Papa, lo más importante en esta fiesta es compartir la “alegría celestial de los santos", es decir, disfrutar con ellos de Dios, de la Iglesia, de la salvación, de lo que significa ser cristianos, porque “la única verdadera causa de tristeza e infelicidad para el hombre es vivir lejos de Dios".

Aunque sea un escándalo para el mundo, esa alegría no está reñida con la entrega de la propia vida, sino que, al contrario, la santidad “pasa siempre por el camino de la cruz", que lleva a encontrar la verdadera alegría de Cristo.

Que leer esta homilía y celebrar esta fiesta despierte en nosotros el deseo de ser santos, que es el regalo que Dios nos tiene preparado desde antes de que el mundo existiera.

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