Para que te vuelvas a quejar
Me encantan las vidas de los santos. Creo que, fuera de los sacramentos y la oración, pocas cosas hay que despierten más el deseo de vivir cristianamente, de entregar la vida a Dios, de ir al cielo y amar a los enemigos. En la vida de los santos se puede ver, de forma concreta y real, en personas concretas y reales, que el seguimiento de Cristo es posible y merece la pena, que no hace falta conformarse con medianías y que Dios está deseando hacer maravillas con nosotros.
Antiguamente, los cristianos leían continuamente vidas de santos y el Año Cristiano, incluso se leían en familia. Hoy, en cambio, parece que a muchos les parece una beatería… y así nos va. Yo, siempre que puedo, regalo buenas vidas de santos a todo el mundo.
Como no puedo traer al blog la vida entera de un santo, hoy traigo sólo una frase, brevísima pero sustanciosa, de un santo que, hasta ayer, desconocía: San Lorenzo Giustiniani, obispo y Patriarca de Venecia del siglo XV.

He leído un estupendo articulito del P.
1. El Adviento lo inventamos los españoles. Para que luego digan que no inventamos nada. El primer dato histórico relativo a un periodo de preparación para la Navidad se puede encontrar en las actas del Concilio de Zaragoza, en el año 380. Durante los días 17 a 25 de diciembre, los cristianos debían asistir a la iglesia todos los días, preparándose para la celebración del Nacimiento del Señor. No es una mala costumbre, podríamos aprovecharla nosotros.
Leído en el blog
Participante invitado: El P. Robert Longshanks es un antiguo anglo-católico que cruzó el Tíber hace cincuenta años. Conocido (a sus espaldas) por sus compañeros sacerdotes como Father “Battleaxe” Bob, se comenta que su propio obispo le tiene algo de miedo desde que le dijo que “el problema de Inglaterra ha sido siempre que sus obispos no están dispuestos a morir mártires”. Actualmente ejerce la cura de almas en una pequeña parroquia de Sussex.



