Indigenismo idílico


Pueden los lectores encontrar un buen artículo, publicado en El Universal por Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana.

Monseñor Porras Cardozo señala la ingenuidad de las posturas que pretendeen una vuelta al pasado indígena como un tiempo dorado e ideal, un idílico remanso de paz que sólo desapareció con la llegada del cristianismo y de los españoles.

El obispo venezolano cuenta con un as en la manga, que le permite ir al fondo de la cuestión: sus argumentos están basados en un dogma: el pecado original. Todos los seres humanos, españoles e indios del s.XVI y españoles y venezolanos de hoy, arrastramos el pecado original. No le arriendo la ganancia a quien pretenda encontrar grupos humanos inmaculados en esta tierra. Ni siquiera en la Iglesia. Más aún, me atrevería a decir que especialmente no los encontrará en la Iglesia, que como madre tiene cabida en su seno para santos y pecadores, igualmente necesitados de la misericordia de Dios.

La idea de que las culturas indígenas vivían en armonía, tanto entre sí como con la naturaleza, y fueron víctimas inocentes de la crueldad imperialista española, sólo puede provenir de dos fuentes: la hipocresía consciente con miras políticas y la ingenuidad romántica de quien no ha visto un indígena americano más que en documentales.

Si el pecado original es una constante a ambos lados del Atlántico, entre las novedades que llevaron los españoles a América no puede encontrarse el “imperialismo", que ya existía allí en formas mucho más crueles y despiadas, ni tampoco la opresión, ni el racismo (que, gracias precisamente al catolicismo, fue incomparablemente menor en la conquista española que en las demás colonizaciones europeas), ni la esclavitud, ni mucho menos las diferencias entre ricos y pobres.

Ciertamente hubo novedades y en ambas direcciones. Los españoles llevaron adelantos técnicos, científicos y jurídicos, llenaron el continente de catedrales y universidades y exportaron su lengua, entre otras muchas cosas, mientras que la patata, el maíz, el tabaco o la existencia misma del continente americano, también entre muchas otras cosas, cambiaron la historia y la sociedad europeas. Sin embargo, todo esto, dentro de su relevancia, no es lo esencial.

En lo esencial, mal que les pese a los grupos indigenistas, la novedad marchó en úna única dirección. Los indígenas, como los hispanos de catorce siglos antes, buscaban a tientas a Dios en medio de la oscuridad. Las diversas religiones amerindias no pasaban de ser gritos en la noche a un Dios que permanecía en silencio. Los españoles, que habían oído responder a Dios y sabían que esa respuesta era el mayor tesoro que podía tener un ser humano, llevaron una buena noticia al continente americano. Precisamente porque no se anunciaban a sí mismos, sino a Otro, el anuncio pudo cuajar a pesar de la miseria humana de los mensajeros que, por otro lado, en nada se diferenciaba de la miseria humana de los propios indígenas.

No por nuestros méritos, sino conforme a su bondad, como dice la liturgia, quiso Dios valerse de España para dar a conocer a su Hijo en el Nuevo Mundo. El Evangelio saltó desde España hacia América y continúa siendo hoy el mayor legado que España pudo dejar en aquellas tierras.

1 comentario

  
JLLM
Gran articulo el tuyo y el que recomiendas. El indigenismo parte de la premisa primera que todo era como una conferencia panindia en la que todo se hacia bien. Eso es mentira, los Españoles no habrían conquistado Cuzco sin la ayuda de los Huancas y otras tribus sometidas por los Incas. La premisa del estado Incaico como idílico no la defiende casi nadie y los que la defienden cada día cuentan con menos argumentos, sólo destacaría como argumento lo mal que lo hicieron los Españoles, hay datos porque los mismos frailes que fueron testigos de eso lo documentaron para denunciarlo. De todos los actos brutales y arbitrarios anteriores a la llegada de Colón no hay datos de primera mano, en las crónicas aparecen referencias al tipo de política de estos imperios por parte de testigos de segunda mano y los datos no hablan de esos estados como idílicos al contrario como estados represores a todos los niveles.
02/06/07 4:15 PM

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