Felicidades, Don Antonio María

Hoy sábado celebra Don Antonio María Rouco, cardenal arzobispo de Madrid, sus bodas de oro como sacerdote. Como es lógico, D. Antonio no me conoce, no ha oído nunca hablar de mí y no va a leer esto que escribo, pero aun así para mí es una alegría poder felicitarle en esta ocasión, con este brevísimo post.

A fin de cuentas, esos cincuenta años como sacerdote y su tiempo como obispo de Madrid implican que, aunque no me conoce personalmente, entrega su vida día a día por mí, como diocesano suyo. Recíprocamente, como mi obispo, es mi obligación respetarle, obedecerle y rezar por él: que el Señor le recompense abundantemente por su fidelidad durante estos cincuenta años.

Cincuenta años como sacerdote son un milagro, que el mundo no puede comprender: cincuenta años dedicado en exclusiva al amor de Dios y de los hombres, cincuenta años con un sueldo ridículo, cincuenta años sometido a obediencia, cincuenta años poniendo el Plan de Dios por encima de sus propios planes. Basta pensar en cincuenta años perdonando pecados, ofreciendo el sacrificio de Cristo, proclamando el Evangelio, atendiendo a los pobres, confirmando en la fe, enseñando a tiempo y a destiempo… y uno se asombra ante las maravillas que Dios puede hacer con nosotros a poco que nos fiemos de él.

Con motivo de esta celebración, Monseñor Rouco ha respondido a algunas preguntas en una interesante entrevista que pueden encontrar entera aquí, pero he querido recoger un párrafo que me ha parecido muy significativo.

–¿Qué sentimiento predomina en usted al cumplir 50 años de sacerdocio?

Cardenal Rouco: Predomina, sobre todo, la gratitud por la misericordia del Señor para con uno: misericordia paciente, misericordia desbordante… Me faltan los adjetivos. En segundo lugar, está la sorpresa. Desde niño quise ser sacerdote, pero todos los acontecimientos de mi vida sacerdotal hasta hoy han sido no previstos ni buscados. Muchas de las obligaciones, de las tareas y de los oficios recibidos han sido sorpresas providenciales.

Es la forma cristiana de ver la vida. Cuando uno mira hacia atrás, sólo puede decir: todo ha sido gracia de Dios, en todo he encontrado su misericordia, en todo he visto su mano, qué paciencia ha tenido conmigo. Que el Señor nos conceda a todos poder decir lo mismo.

2 comentarios

  
Camino Iriarte
Felicidades, monseñor. Me gustó de su homilía esto: A un sacerdote le duelen intensamente las miserias y pobrezas de todo género" ... Pero, "mucho más les duele el pecado, origen de tanto mal y que mata el alma y los corazones de los hombres". Que el Señor le conceda años llenos de ministerio sacerdotal según el corazón de Cristo Sacerdote.
29/03/09 11:47 AM
  
Jovi
FELICIDADES, D. ANTONIO MARÍA.
03/04/09 6:00 PM

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