El Rey eterno en sus manos

Ya he dicho más de una vez que, a mi juicio, los comentarios en Religión Digital son, en ocasiones, mejores que los propios artículos. En cambio, otras veces, a lo que llevan es a que se pueda uno reír con ganas, que también es algo bueno. De este último tipo fueron unos comentarios de hace un par de semanas, relacionados con el autor de la Cigüeña de la Torre que, como él mismo nos ha dicho, actúa de vez en cuando como ministro extraordinario de la comunión en su parroquia de Pozuelo. Aunque algo antiguos, no quiero dejarlos pasar sin añadir mi propia opinión.

En estos comentarios, se presentaba la propuesta surrealista de recoger pruebas de mal comportamiento de D. Francisco José, para conseguir que se le prohíba ejercer como ministro de la comunión.

¡Toma del frasco! Ya me imagino la escena que tenía en mente el comentarista: una expulsión solemne, con la iglesia de bote en bote para asistir a la defenestración y todos los monaguillos de la parroquia, impasible el ademán y formados en dos filas, de espaldas al réprobo. Tras arrancarle con gesto airado la blanca túnica de acólito, el párroco, cual ángel del paraíso, le señalaría el exterior con espada de fuego y, al salir cabizbajo por la puerta del templo, se le propinaría un buen golpe de incensario en las posaderas, para que no se le ocurriera volver.

Supongo que resulta evidente que una propuesta así no tiene la más mínima probabilidad de éxito en el mundo real, pero aún así merece unas pocas líneas. Lo cierto es que lo que tengo que decir sobre este tema, lo dijo mucho mejor Lope de Vega en su soneto “Cuando en mis manos…”. Los lectores poco pacientes o que tengan mejores cosas en las que emplear su tiempo pueden pasar directamente al soneto, que incluyo al final de este artículo.

Empezaré diciendo que ser ministro extraordinario de la comunión no es un cargo o una dignidad en la Iglesia, sino más bien, un ministerio (que en latín significa servicio) y, en todo caso, una atrevida indignidad, como dice Lope.

Así pues, acepto la imputación del quejoso comentarista: D. Francisco José no es digno de repartir la comunión. Y aún digo más: no sólo la Cigüeña de la Torre, sino cualquier hombre que en el mundo ha sido tiene manos indignas de llevar a la cándida víctima que es Jesucristo. Por eso, la única actitud posible al repartir la comunión, para alguien que no sea un inconsciente, es una actitud de asombro y de humildad ante el increíble hecho de que un pobre pecador pueda llevar en sus manos al Rey eterno.

El mismo Cura de Ars, a pesar de ser uno de esos santos prácticamente inimitables a fuer de rectos, austeros y hacedores de milagros, decía: cuando tengo al Señor en las manos y pienso que podría libremente condenarme y perderle para siempre, no le soltaría nunca. La presencia de Cristo lleva al ser humano, a cualquier ser humano que no tenga el corazón duro como el pedernal, a verse como la nada que es y, además, una nada pecadora. Eso sí, una nada amada por Dios.

Estoy convencido de que, como Lope de Vega y como el Cura de Ars, el haber sido elegido sin merecerlo para llevar a Cristo en sus manos, produce en nuestro querido blogger ora un amoroso llanto, ora el santo temor de Dios, que es uno de los siete dones del Espíritu. No me cabe duda de que la presencia tan cercana de su Señor es, para D. Francisco José, una ocasión para admirar la piedad de su pecho misericordioso que le ha elegido, por pura bondad suya, para ejercer un ministerio que ni él ni ningún ser humano pueden merecer.

D. Francisco José, como yo y como cualquier otro cristiano, no estamos en la Iglesia porque seamos muy buenos, sino porque estamos terriblemente necesitados, porque esas miserias nuestras sólo pueden tener un Médico. Si hay algo que pueda hacer que los cristianos no repartamos mamporros a diestro y siniestro, vengando con ira las injurias recibidas o imaginadas, es precisamente el contemplar a Cristo que tiende la mano a los que se despeñan por las sendas de su error siniestras, incluidos nosotros mismos.

Lo último que deben pedir aquellos que se quejan de exabruptos, faltas de caridad o de humildad de la Cigüeña de la Torre, en ocasiones con razón y en otras muchas sin ella, es pedir que D. Francisco José deje de ser ministro extraordinario de la comunión. Al contrario, deberían recoger firmas para animar a su párroco a que le haga trabajar doble y triple “turno” los domingos y, a ser posible, también los días de diario, que eso le ayudará a parecerse cada vez más a su Señor.

Mientras tanto, felicidades a la Cigüeña que no se ha quedado en la torre, sino que ha sabido acudir a la llamada de su Señor, para prestar un servicio que es, a la vez, un regalo.

……………………………………………………………..

Cuando en mis manos, Rey eterno, os miro,
y la cándida víctima levanto,
de mi atrevida indignidad me espanto
y la piedad de vuestro pecho admiro.

Tal vez el alma con temor retiro,
tal vez la doy al amoroso llanto,
que arrepentido de ofenderos tanto
con ansias temo, y con dolor suspiro.

Volved los ojos a mirarme humanos,
que por las sendas de mi error siniestras
me despeñaron pensamientos vanos;

no sean tantas las miserias nuestras
que a quien os tuvo en sus indignas manos
vos le dejéis de las divinas vuestras.

(Lope de Vega)

28 comentarios

  
totum revolutum


Bruno

No me gusta leer monsergas, y Vd. hoy, una vez más "se" ha dedicado un artículo a sus componendas, se lo ha brindado a sus particulares "Suspiros de España", y ya puede volver a sentirse bueno y dar las gracias por ese liberador pensamiento.

Verse nada, verse nada pecadora ( eso si, cuidadito amada por Dios ), el haberse visto elegido sin merecerlo, le sumerje en un amoroso llanto, porque todo es inmerecido ( menos mal ... ), todo se debe a la bondad del Señor, que en vez de mandarnos a frir monas, por "nuestras miserias en véloz caida en picado por la senda del error" ( que gráfico ), nos tiende su mano misericordiosa.

Este discurso vergonzante es una humillación propia de siervos de la gleba, o de patriarcas bíblicos, no de hermanos en Jesús, pero cada uno debe resolver sus apetencias, y dentro de sus faltas hacer la elección apropiada. Si se decanta por Jesús, hay que abandonar el tonito plañidero, y adoptar el de la iden...
17/12/07 4:48 PM
  
Juan Antonio
A quien le parezcan monsergas los artículos pues que no los lean. Y que dediquen su dignísimo y valiosísimo tiempo a otra actividad.
17/12/07 4:58 PM
  
Yolanda
¿Seguro que no tenías nada menos vergonzoso a que dedicar un post? ¿Y por qué te imaginas la escena que describes con esa pompa y la pones en mente del comentarista referido cuando, que se sepa, sólo ha estado en tu imaginación? Todos tendremos indignas manos, pero hay conductas de escándalo público doblemente indignas. Cigoña incurre en ellas a diario. Quien le aplaude con las orejas, también. Siervo del Señor, vale, faltaría más, pero ``siervo de cigoña``... ¡Jesús, qué indignidad!
17/12/07 5:00 PM
  
Yolanda
Juan Antonio: te equivocas de medio a medio. es una responsabilidad no dejar sin respuesta lo que no se debe dejar sin respuesta. Pero tú puedes aplicarte lo que predicas. Ignórame.
17/12/07 5:02 PM
  
totun revolutum
.......

el de la identificación con Él, y en Él, lejos de sentirnos miserables esbirros de un Dios cruel, hemos de hacernos acreedores de la hermandad que nos ofreció a todos los hombres con Él, hermanos en Él, dignos hijos y elevados a esa categoria por su sacrificio en la Cruz. Si pecamos, pecamos por nuestra condición precaria, pero la maldad envuelta en velos de lamentos jeremiacos para quien la envia, eso no es pecar, eso es provocar y es por tanto retar.Es decir, amigo, es otra historia disfrazada de cinismo. Inaceptable, ni como lectora, ni como católica doy un chavo por esa actitud.Y me repele y asquea.
17/12/07 5:04 PM
  
Bruno
Totum revolutum:

El "discurso vergonzante" no es más que una paráfrasis del soneto de Lope de Vega, que de escribir entendía lo suyo. Suyas son expresiones como "amoroso llanto" y "sendas del error", que tanto parecen molestarle.

Sin duda somos hermanos de Jesus, pero no por merecimiento propio, no por naturaleza, no porque tengamos derecho a ello, sino por pura misericordia de Dios que nos lo regala sin pedir nada a cambio y perdonando nuestros pecados. Somos hijos adoptivos, sacados del odio para entrar en la misericordia de Dios. Por eso, Cristo es a la vez nuestro hermano y el Kyrios, el Señor que vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos.

No creo que sea bueno olvidar todo eso. Creo que decir que apenas somos nada y que, por nuestros méritos, somos indignos de llevar en la mano al Rey eterno, es lo mismo que decir "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava". Creo que si la Virgen fue consciente de su pequeñez ante Dios, también nosotros debemos serlo.

Por otra parte, me resulta curioso que los ejemplos que ponga de todo lo malo sean los patriarcas y el profeta jeremías. Será que nuestro Dios no es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob (con todas sus meteduras de pata).

Sin duda, recordará usted también que el temor de Dios, bien entendido, es un don del Espíritu Santo y el que no lo tenga haría bien en pedirlo.

Finalmente, si en algún lugar he dicho que Dios sea cruel, me gustaría que lo señalara. Más bien he hablado sin parar de la misericordia infinita de Dios que nos ama sin tener en cuenta nuestros pecados y sin que lo merezcamos.

Un saludo.
17/12/07 5:06 PM
  
Bruno
Yolanda:

Es curioso que me achaques aplaudir a Fco. José Fdez. de la Cigoña cuando, abusando quizá de su paciencia, lo único que he hecho ha sido decir que, en efecto, no se merece en absoluto ser ministro extraordinario de la comunión.

El artículo prometido, por cierto, está próximo y llegará en un par de días.
17/12/07 5:11 PM
  
Juan Antonio
Bruno,

aunque estoy en líneas generales de acuerdo con el fondo del artículo, creo que has sido un poco parcial. Podrías hablar también del valor intrínseco de cada individuo por haber sido creado a imagen de Dios. Eso supongo que no nos hace más dignos frente a Dios pero por lo menos no nos deja a la altura de la zapatilla.

Tengo que trabajar, hasta luego, un saludo.
17/12/07 5:31 PM
  
Eléctrico
Un post genial, y lo mejor es que el primer comentario es precisamente de esos que hacen reír. Totum revolutum dixit: "No me gusta leer monsergas, y Vd. hoy, una vez más..."
17/12/07 5:32 PM
  
Bruno
Eléctrico:

Muy buena la observación.

Juan Antonio:

Nada más lejos de mí que el pensamiento luterano de que el ser humano es pura corrupción. Lo que sucede, es que el artículo no intenta ser una consideración completa del tema del valor del hombre como tal, sino sólo una respuesta a la pregunta "¿Es digno Fco. José de ser ministro de la comunión"? En ese sentido, la infinita distancia entre la grandeza de Cristo y la pequeñez de cualquier ministro de la comunión siempre resulta abrumadora.

Creo que he hablado en muchas ocasiones de la grandeza del hombre como criatura de Dios, hecha a su imagen. Por ejemplo al hablar de la enorme diferencia entre el hombre y los animales, de la capacidad de la razón natural humana de llegar a la existencia de Dios (recuerdas aquella discusión tan larga...) o de las muchas cosas valiosas que hay en las religiones no cristianas, lo que se resalta es lo contrario, la dignidad del hombre como criatura de Dios.
17/12/07 5:51 PM
  
Juan Antonio
Bruno, otras dos objeciones:

1) ¿Crees que ser ministro de la comunión ayuda en la caridad y humildad? Es posible que sí, pero tampoco creo que haya una relación directa causa-efecto.

2) La dignidad o indignidad del señor Cigoña creo que debería haberse planteado más en términos de idoneidad. Indignos seremos todos, pero puede que haya personas que no sean idóneas (no me refiero al señor Cigoña en concreto, hablo en general)

Por último, aunque no esté 100% de acuerdo con el artículo (aunque sí con el mensaje) no me parece adecuado hablar de monsergas.
17/12/07 5:53 PM
  
Juan Antonio
Bruno, en rápida respuesta a tu respuesta: sí, estoy de acuerdo con todo, pero es que de esa forma el post queda un poco negativo y puede ser confuso, de ahí los comentarios de más abajo.

Hasta luego, saludos.
17/12/07 5:56 PM
  
Carmen Bellver
Bruno, gracias por tus sabios consejos, pero ya ves, no consigo que salga la pantalla. A lo mejor en un último intento lo consigo.

Respecto al post, efectivamente todos somos indignos de llevar la Eucaristía, y todos prestamos un servicio cuando nos ofrecemos a ello o cuando nos lo sugieren.

Yolandita, como siempre, dispuesta a dar la estocada.
Paz y bien
17/12/07 5:56 PM
  
Liberto
Bruno:

En efecto, siguiendo a algunos autores a Lope, etc., todos somos indignos, según como se mire ni el santo cura de Ars se libra, ¿cómo podemos librarnos cualquiera de nosotros de ser presbíteros o de ser ministros extraordinarios de la comunión.

Con la Sagradas Escrituras en la mano: somos hijos de Dios. Lo cual a mi me da mucha tranquilidad.
17/12/07 6:02 PM
  
Bruno
José Antonio:

Respondiendo a tus preguntas:

1) Muy buena la cuestión (que, como tantas otras, merecería un artículo completo).

En mi opinión, sin duda hay una relación causa-efecto, lo que sucede es que es necesario un catalizador para que se produzca la reacción.

En este caso, el catalizador para que la cercanía de Cristo sacramentado produzca humildad y caridad en una persona es la atención a esa presencia.

Por desgracia, todos los católicos sabemos por propia experiencia que se puede estar en misa o ante el Santísimo expuesto y tener la mente en otra parte, con lo cual no nos sirve de nada.

En este caso, sin embargo, me consta personalmente que a Fco. José su ministerio le lleva a esa actitud admirada ante Dios de la que hablaba el artículo (la cual produce, necesariamente, humildad y caridad).

2) Creo también que es muy oportuno lo de la idoneidad. La Iglesia, cuando elige a alguien para una misión, pide que tenga las cualidades necesarias para ella. Por ejemplo, no se ordenaría de sacerdote a un tetrapléjico que no pudiese celebrar la Eucaristía, ya que no sería idoneo para la misión característica del presbítero. Alguien que tuviera una enfermedad crónica grave tampoco podría entrar en un monasterio, porque no podría adaptarse a la vida de los monjes. También en el caso de un sacerdote, para ser idóneo, hace falta creer y enseñar lo que cree la Iglesia. No tendría esa idoneidad quien enseñase, por ejemplo, que el Espíritu Santo sólo es una imagen bonita y no Dios.

En el caso de los ministros extraordinarios de la comunión, la idoneidad, creo yo, implica únicamente ser católico practicante y estar dispuesto a repartir el cuerpo del Señor con la debida reverencia. Desde luego, a nadie le hacen un examen para ver su "grado de caridad y amor" (porque eso entraría en lo que hemos hablado, el ser "digno").

No sé que te parece todo esto.
17/12/07 6:19 PM
  
Bruno
Liberto:

Según la Escritura, la doctrina eclesial y los Padres de la Iglesia, ninguno merecemos que Dios nos salve, nos ame y nos perdone los pecados (es decir, por nosotros mismos somos indignos de ello) ¿Quién podría merecer que Cristo muriese por él?

Sin embargo, como usted dice, Dios nos ha amado gratuitamente, no porque lo merezcamos, sino por su misericordia infinita. "Dios demostró su amor en que, siendo todavía pecadores, Cristo murió por nosotros". Él es quien nos hace dignos al salvarnos, al transformarnos en hijos de Dios, en "otros Cristos" mediante el bautismo y la confirmación.

Ésa es nuestra esperanza.

Un saludo.
17/12/07 6:25 PM
  
Yolanda
No, Bruno, no; lo único que has hecho no es decir que cigoña sea digno o indign, bla, bla, bla.
No, has empezado recordando un episodio de un coemntarista, al que me sumé, lo sabes sin duda, que pretendía imprimir sus más insultantes posts. Lo de que fuera o no minsitro de nada era muy secundari. Simplemente escandalizaba a aquel señor. A mí me escandaliza mucho más todo su blog, su estilo infamante, su deliberado propósito de ofender a diario, su extraordinaria malevlencia y maledicencia... en nombre de su fe.
Agradéceme que te haya entrad al trapo de la provocación.
Carmen, ¿yo que puntillas doy, hija? Ah, no tengo edad ara ´´Yolandita´´
17/12/07 6:45 PM
  
Bruno
Yolanda:

Quizá nos refiramos a cosas diferentes. Yo lo que digo lo vi en el blog de Isaac y la comentarista era una tal Catalina. Por allí no aparecía ningún comentario tuyo.
17/12/07 6:48 PM
  
marypaz
Eléctrico

¿Tú que como funcionas, con pilas ó con corriente ?. Es pura curiosidad, cosas mías.
17/12/07 7:08 PM
  
Totun revolutum


A quien quiera entender que entienda ....

No escribo post insultantes, no es cierto. Mi obligación es decir lo que pienso o me sugiere el blog, nada más. No soy empalagosa, soy en todo caso firmemente cercana. Tanto que a veces, me queman las llamas.
17/12/07 7:21 PM
  
Juan Antonio
Bruno,

1) Estoy de acuerdo con el efecto. Pero también puedes argumentar que es Dios quien, a través de la actitud admirada, produce humildad y caridad. De cualquier manera, buscar diferencias entre las dos hipótesis ya es demasiado sutil y es discutir el sexo de los ángeles.

2) En lo de la idoneidad no me refería a una limitación física sino que a determinadas personas les puede causar escándalo, con o sin razón. Personalmente no dudo de la buena voluntad del Sr. Cigoña, leo siempre su blog aunque nunca he comentado nada. A pesar de que en algunos artículos se pasa un pelín para mi gusto y a veces es un poco ácido (pero muy gracioso) en sus respuestas, no soy quién para juzgarlo y lo comprendo bastante.
18/12/07 3:42 PM
  
Bruno
Juan Antonio:

1) Por supuesto que, como dices y como siempre sucede con la caridad y la verdadera humildad, la causa última es Dios. El actuar como ministro de la comunión es una especial oportunidad de aprovechar su presencia en la Eucaristía.

2) Si te fijas, como ejemplo de idoneidad he citado también un requisito que no es físico: en el caso de un sacerdote que debe enseñar en nombre de la Iglesia, el hecho de que crea y enseñe la fe de la Iglesia.

En cambio, un ministro de la comunión no enseña nada, ni tiene poder para decidir nada, lo único que debe hacer es repartir, con respeto y sabiendo lo que hace, el Cuerpo de Cristo, por eso las condiciones para su idoneidad son muy modestas.

Sin duda, Fco. José se pasa a veces en sus artículos. Él mismo lo reconoce. Pero creo que no tiene ningún sentido examinar el grado de caridad de alguien para decidir si puede ser ministro de la comunión (o sacerdote o cualquier otra cosa).

Primero, porque eso es algo puramente interno que sólo Dios puede juzgar. Es posible "echar la bronca" o criticar durísimamente con caridad (basta ver a San Jerónimo, que echaba unas broncas terribles en sus cartas).

Segundo, porque, como he mostrado en el artículo, no habría nadie que "diera la talla" en ese sentido. Por eso, no creo que pueda haber ningún escándalo.
18/12/07 4:20 PM
  
JV
Creo que es tirar balones fuera el argumento de decir "todos somos indignos de". Por supuesto, pero hablamos de alguien que insulta abiertamente en un medio público, que lo hace sin el menor asomo de caridad, con petulancia a espuertas y con mala leche reconcentrada digna de ser revisada por un buen psiquiatra (tiene que ser uno bueno, porque la cosa es gorda). Y además alardea de ello y es tan contumaz que nos hace dudar hasta de que exista alguna esperanza para un caso como el suyo. A mí me ES-CAN-DA-LI-ZA que alguien así haya sido nombrado para un cargo de ese tipo. Especialmente, si como dicen, su blog es leído y conocido. Es buen discípulo de Jiménez Losantos y luce, como él, el más bajo estilo. Es lo que pienso, honestamente.
20/12/07 11:01 PM
  
Bruno
JV:

Creo que no ha tenido en cuenta:

1) Ser ministro extraordinario de la comunión no es un "cargo", sino un servicio que no confiere ni el más mínimo poder ni preeminencia sobre nadie, así que dificilmente puede ser causa de escándalo.

2) Decir que Fco. José actúa sin caridad es un juicio sobre el fuero interno que los cristianos no podemos realizar, sino que corresponde únicamente a Dios. Además, en cuanto a caridad, ninguno tenemos la que deberíamos para recibir a Cristo, como dice el artículo.

3) Tener "mala leche" no impidió que muchos santos, como San Jerónimo, lo fueran. Tampoco hay que ser ñoños.

4) Para que el ministro de la comunión ejerza su servicio adecuadamente, basta con que reparta la comunión con respeto interno y externo, como estoy convencido de que es el caso de Fco. José. Aparte de eso, ser ministro sin duda será un medio para que crezca en caridad y en parecerse a Jesucristo.
20/12/07 11:10 PM
  
JV
Estimado blogger, creo que es usted, mi querido amigo el que no ha tenido en cuenta:

1) Que el DRAE define "cargo" en su segunda acepción como "empleo, dignidad, oficio". Por tanto es perfectamente válido el uso que hago de esta palabra. Tira usted balones fuera.

2) Que si usted piensa que los escritos de Cigoña destilan caridad. Es que es usted el que no tiene ni puñetera idea de lo que es la caridad, amigo mío. Basta sólo con que usted LEA algunos de sus posts.

3) Si a la santidad se llega por la mala leche, apaga y vámonos. Ñoñería y mala leche no son contrarios. Ahí está el diccionario de nuevo. No me gustan los ñoños, pero me resulta escandalosa la mala leche asumida y declarada de este blogger.

4)Sé que a quien le escandaliza esta historia no es a usted,lamentablemente, sino a mí. Usted podrá disculpar lo indisculpable, pero eso es su problema, amigo mío.
21/12/07 11:57 AM
  
Bruno
Estimado JV:

1) Quizá no he sabido explicarme. Un cargo implica necesariamente algún tipo de contrapartida (un "empleo u oficio", como dice la DRAE) o de poderes sobre otras personas (como el Presidente de una Asociación) o de dignidad (como también dice el DRAE) y actuar como ministro extraordinario de la comunión no tiene nada de eso. La señora que limpie los manteles del altar de la parroquia no tiene el "cargo" de Gran Limpiadora Parroquial, sino que realiza ese servicio. Si a Fco. José le piden que realice su propio servicio y él lo hace con alegría y con respeto, es un punto a su favor, creo yo. Ciertamente no es un premio, ni le pone como ejemplo para todos.

2 y 3) Lo que he dicho es que la caridad de los demás es algo interno que no podemos juzgar. Es perfectamente posible hablar con dureza y, a la vez, con caridad. Demostración: sería muy difícil encontrar palabras más duras que "Sepulcros blanqueados", "Nidos de Víboras" "hasta el infierno te hundirás", etc. pero no creo que se le pueda reprochar falta de caridad a su autor.

Un saludo cordial.
21/12/07 1:48 PM
  
JV
Querido amigo:
Francamente empieza a aburirme esta conversación porque ni entiendo dónde quiere usted llegar ni de qué chistera saca usted argumentos tan pedestres.
Ahí está el diccionario y ahí está el lamentable blog de la Cigüeña. Que los lectores lo lean y saquen sus propias conclusiones. Las mías: es escandaloso y absolutamente falto de caridad. Pero entiendo que quien mira para otro lado no lo vea así.
Punto y final, en lo que a mí respecta.
21/12/07 7:49 PM
  
Cruzado
totum revolutum:

Nadie te obliga a leer este blog, [...].
22/12/07 9:51 PM

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