Conviene ser sinceros
Leo en InfoCatólica y otros medios que José Luis Mazón y la Asociación Preeminencia del Derecho piden la demolición del Sagrado Corazón que hay en Monteagudo, en Murcia. No me extraña, la verdad, que lo pidan, porque opiniones hay siempre para todos los gustos. Algunas claramente absurdas y disparatadas. Por otro lado, si el mismo Cristo fue azotado, burlado, coronado de espinas y crucificado, no puede sorprendernos que una estatua suya despierte enemistades.
En cambio, me han resultado muy curiosas las razones que se dan para apoyar esta petición. Dichas razones pueden resumirse en estas tres:
- El Sagrado Corazón atenta contra la aconfesionalidad del Estado, al ser un símbolo religioso en un espacio público.
- La estatua “profana el castillo hispano-musulmán del último rey islámico” de Murcia.
- Se trata de una reliquia del Franquismo.

Me ha llamado la atención leer, en distintos blogs de este mismo portal, cómo a veces se critica durísimamente al feminismo y otras se ensalza al mismo como un gran logro de nuestro tiempo. Es una contradicción curiosa y creo que conviene analizarla un poco.
Hoy he pasado el día en el hospital, con uno de mis hijos. Gracias a Dios, ya está mucho mejor. Tiene un problema crónico y, aunque normalmente está controlado, de vez en cuando se le junta con una gastroenteritis o alguna otra cosa similar y hay que llevarle al hospital y, a veces, ingresarle unos días. El pobre, como ya sabe que en el hospital le van a pinchar y hacer perrerías, suele poner mala cara o echarse a llorar en cuanto ve una bata blanca.
Religión en Libertad inició hace tiempo una meritoria campaña para pedir al Rey que no firmase la futura Ley del Aborto, que convierte esta barbarie sangrienta en un derecho. Como es lógico, no podría estar más de acuerdo en que el Rey, como monarca, como cristiano y como ser humano, no debe firmar esta Ley inicua y repugnante (más aún, si cabe, que la que actualmente está en vigor).



