El sufrimiento de un niño

Hoy he pasado el día en el hospital, con uno de mis hijos. Gracias a Dios, ya está mucho mejor. Tiene un problema crónico y, aunque normalmente está controlado, de vez en cuando se le junta con una gastroenteritis o alguna otra cosa similar y hay que llevarle al hospital y, a veces, ingresarle unos días. El pobre, como ya sabe que en el hospital le van a pinchar y hacer perrerías, suele poner mala cara o echarse a llorar en cuanto ve una bata blanca.

El sufrimiento de un niño presenta una dificultad especial a la razón y se sustrae a cualquier intento de entenderlo. El dolor es quizá el mejor alfiler para romper los globos que infla el racionalismo al reducir la realidad a lo que el ser humano puede entender y dominar. La punta infinitamente aguda y concreta del dolor penetra en el globo y deja entrar la realidad que la mentalidad racionalista había excluido a priori.

Los cristianos sabemos, es cierto, que el sufrimiento es consecuencia del pecado, de la separación de Dios que el hombre eligió libremente desde su origen. Esto, que es verdad y resulta razonable de forma abstracta, tiende a resultar insuficiente como explicación cuando la cuestión pasa de ser abstracta a concreta. Cuando, en lugar de hablar del sufrimiento en general, uno pasa a hablar de su sufrimiento o, aún más claramente, del sufrimiento de sus seres queridos, ya no basta saber el porqué, se hace necesario también el para qué. Necesitamos saber para qué sufrimos, a dónde nos lleva el sufrimiento.

Más aún, al igual que la pregunta del sufrimiento no es meramente racional, sino existencial, también la respuesta debe serlo. Los teólogos han escrito miles de libros de Teodicea, es decir, sobre la forma en la que se pueden conciliar dos cosas aparentemente tan opuestas como la existencia de Dios y el mal y el sufrimiento que vemos en el mundo. Sin embargo, esas explicaciones, buenas y ciertas en sí mismas, apenas sirven de nada si no encontramos esa respuesta existencial y personal.

Por eso, la respuesta primordial de Dios al sufrimiento es la misma que la que un padre da a su hijo. Si un hijo dice: “Papá, me duele”. El padre le coge la mano y responde: “Hijo, estoy aquí”. ¡Estoy aquí! Sería difícil dar menos explicaciones, pero el padre, con su respuesta, va al centro de lo que el hijo necesita. No es una respuesta abstracta, teórica, intelectual, sino una presencia concreta y personal que vale infinitamente más.

Así, la respuesta de Dios al sufrimiento de los hombres ha sido, ante todo, mostrar que está con nosotros, que no es indiferente a nuestro dolor, que le importamos. Y, al igual que un padre humano vela junto al lecho de su hijo, Dios no da su respuesta desde lejos, sino que se sumerge en el corazón del sufrimiento. Se ha encarnado en nuestra carne sufriente y dolorida.

Cristo, cargado con los sufrimientos de los hombres, ha transformado el dolor. Nuestro sufrimiento ya no es simplemente sufrimiento, sino su sufrimiento. Por eso dice San Pablo: llevando siempre en nuestro cuerpo el morir de Jesús. Morir no es ya sólo morir, es el morir de Jesús. No morimos solos, morimos con él. El demonio nos intenta engañar constantemente, diciéndonos que nuestra cruz está vacía, que sufrimos solos, que a nadie le importa nuestro dolor. Y no es verdad. La cruz no está vacía. En nuestra cruz está Cristo. En el sufrimiento de un niño está Cristo, aunque él no lo sepa. En el sufrimiento de los miles de muertos de Haití y sus familias está Cristo, sufriendo con ellos, muriendo con ellos. Sus brazos, eternamente abiertos en la Cruz, responden al que sufre: Aquí estoy, contigo en el dolor, para abrazarte, quererte y consolarte. ¡Aquí estoy! Y eso lo cambia todo.

Y Cristo, eternamente resucitado y glorioso, nos dice también a dónde nos dirigimos con ese sufrimiento: a compartir su eterna gloria, a sentarnos con él a la derecha del Padre. Si con él morimos, viviremos con él. Cristo sufriente nos conforta, Cristo glorioso nos da esperanza. La muerte no es el final, no es eterna, no tiene la última palabra. La última palabra la tiene Dios y es una palabra de vida y de misericordia. Cristo ha resucitado y, si Cristo ha resucitado, también nosotros resucitaremos un día con él. Una vez que hemos experimentado todo esto, las explicaciones racionales sobre el dolor, su utilidad, lo que Dios hace con él, etc., nos resultarán útiles y provechosas. Pero sin esa experiencia, que se recibe por medio de la fe, las meras razones se quedan, necesariamente, bastante cojas.

Voy a terminar con un pequeño soneto que he escrito en el hospital, al ver al pobre Esteban llorando y sufriendo sin entender muy bien porqué:

Pequeño y desnudo, gime doliente,
con los brazos en cruz sobre la cama,
y, en la angustia, a su padre busca y llama
si un momento parece estar ausente.

Cuando nació, le ungieron en la frente
y, cual perfume que el cielo derrama,
el Espíritu le entregó su llama,
para ser siervo del Señor sufriente.

Pronto a Cristo empezaste a parecerte,
pobre Esteban, de espinas coronado,
sin saber por qué tiene que dolerte.

Mas ni un solo dolor será olvidado
pues, si hoy con el Señor pruebas la muerte,
un día su Vivir te será dado.

42 comentarios

  
Isaac García Expósito
Efectivamente Bruno, el dolor es un problema. Y la muerte.

Sin embargo, también en esos momentos se abre una vía a la trascendencia. La pregunta surge tremenda. Y el mundo, horrorizado, quiere taparla, cegar ese canal de comunicación: es algo demoníaco.

La muerte es un tabú.

23/01/10 8:50 PM
  
Ano-nimo
Bruno:

Es muy hermoso el soneto, así como lo que has escrito. No sé como explicarlo, pero la persona que sufre tiene algo como de sagrado, sobre todo si es un niño, así como los padres.

Que Dios os bendiga.

Un abrazo.
23/01/10 8:51 PM
  
Luis López
Cristo crucificado es la respuesta de la Sabiduría divina al problema del sufrimiento humano. Respuesta de amor, no de omnipotencia. El amor nos salvará, no el poder.¡Bendita Sabiduría!

Precioso soneto, Bruno.


23/01/10 9:17 PM
  
Esperanza
Muy cierto lo que dices en el soneto.

Ojalá que el pequeño Esteban reciba pronto la gracia de entender que, cuando le toque visita hospitalaria, el Señor le ayuda a llevar su cruz y el está ayudando al Señor en medio de su dolor.

Otra gracia que se puede recibir cuando se visita un hospital o se acude por obligación es la de no perder el contacto con la realidad. Pisar tierra, vaya. Desde el primer pecado, el dolor es parte de nuestra condición en esta vida y en este mundo a nadie le va a faltar un rato de mal camino. Y nuestra condición de Hijos de Dios y dignidad no se altera por la enfermedad.

Me alegro de que tu niño esté reestablecido :)
23/01/10 9:24 PM
  
Manuel
Es muy dificil ver sufrir a alguien querido, sobre todo a un hijo, saber que va a sufrir en su vida por una enfermedad y aceptarlo cristianamente. La rebeldía te sale por los cuatro costados.

Para mi la única respuesta es el misterio, no se porqué ocurre, no se para qué, pero estoy aquí y no será mi voluntad sino la del Señór la que se haga, y yo pelearé para que el sufrimiento sea el menor, para que la enfermedad se acabe cuanto antes.

La meditación sobre Jesús crucificado, su sufrimiento, su aceptación, es valiosa para enfrentarse a esa situación, pero cuando miras a tu hijo y ves su dolor, hay que ser fuerte y tener Fe.
23/01/10 9:49 PM
  
parsos
He sido muy maltratado por mis enemigos, se me ha acosado, y manipulado, mucho, y exijo mis intitulaciones porque soy el príncipe heredero.

He sido manipulado y sé por quiénes.

Han sido los perversos enemigos de Dios que se hacen pasar por cristianos.

Quiero mis títulos.

Los traidores sirven a mis enemigos.

Yo no voy a perdonar las afrentas y espero que Dios colabore en la aniquilación de todos mis oponentes.

Habrá un mundo mejor sin la existencia de mis enemigos.

Sí, he sido manipulado y degradado; no he sido yo el que ha ido contra mi mismo, y en el futuro comprenderéis cuánto he hecho por obtener mis intitulaciones, pese a los peligros a los que me abocan mis malditos enemigos.

Se me persigue y acosa y soy inocente, el verdadero principe de España: que la historia ponga a los traidores en su lugar.

Acuso a la Iglesia de querer ponerme como loco. Me niega la documentación y, así, algunos pretenderán que la Iglesia ni me conoce y soy un loco que dice tonterías. ¿Os parece piadoso ese cochino comportamiento? eso perjudicará a la Iglesia, y no parece que se quieran dar cuenta.

He sido manipulado, y jamás he ido contra mis intereses.

Yo no soy una persona transigente o perdonadora. Es mucho el daño que se me ha hecho.

En Antena 3 deben saber que yo sí he sido, si lo he sido, manipulado por ese país tan bondadoso y maravilloso de hijos de......
23/01/10 9:59 PM
  
Yolanda
Nada más desgarrador que ver sufrir a un niño, y si es tu hijo, es indecible.

pobre Esteban, de espinas coronado,
sin saber porqué tiene que dolerte


Ya sabía yo que Bruno estaba en un hospital con algún niño...

Espero que la dolencia crónica sea de esas que aminoran con los años. Rezaremos por él, es muy pequeñito todavía.
23/01/10 10:00 PM
  
Juan 35
Te envio palabras de ánimo y de aliento.Os tendré presente en mis oraciones. También mi hijo tiene una enfermedad crónica.No es muy grave, pero es muy "terca" en cuanto a que nos obliga a llevarle frecuentemente a Urgencias o ingresarle un par de veces al año.Este invierno ha sido especialmente durillo,pero ya va todo mejor.
Un abrazo.


24/01/10 2:12 AM
  
anónimo
Dios le bendiga a usted y a su familia Bruno. Sé bien lo que dice y siente.
24/01/10 4:17 AM
  
Tineo
Ánimo, Bruno. Espero que Esteban ya esté mejor. Y gracias por tan buen post.
24/01/10 11:01 PM
  
asun
Estamos con Esteban y con todos vosotros. Gracias por el testimonio de vuestra experiencia. Espero, como dice Yolanda, que sea una enfermedad crónica de las que se hacen más leves con el tiempo.
Me han gustado mucho también los comentarios de Ana_MS y Luis López. Entre todos ayudáis a encontrar sentido al sufrimiento.
Un abrazo

24/01/10 11:02 PM
  
asun
En esta semana se pide que oremos por la unidad de los cristianos. Además de eso, me gustaría que también pidiésemos por todos estos niños que sufren y por los que tienen que verlos sufrir.
Paz y bien.
24/01/10 11:04 PM
  
Yolanda
¿Qué tal está Esteban?
24/01/10 11:25 PM
  
conchi
Un besito a Esteban y dile que es un iño muy valiente.Tened mucha paciencia,vereis que aminora con el crecimiento.Al menos eso creo.Que se recupere pronto.Rezaré por vosotros.
24/01/10 11:53 PM
  
Conch
quiero decir niño
24/01/10 11:54 PM
  
conchi
Parsos.No se que dice.No entendo en absoluto.
24/01/10 11:55 PM
  
Gustavo
Estimado Bruno:

Cada vez me gusta más tu columna, que leo cuando puedo. Hoy me ha llegado muy dentro de forma especial porque el tema del dolor es algo que me preocupa bastante, en especial cuando se trata de niños. Una persona adulta puede encontrar un sentido a su dolor, puede encontrarse en su cruz con ese Cristo doliente que dio su vida por la nuestra; sin embargo, ¿qué pensar en el caso de un niño? Hay temas que se escapan a nuestra compresión, y éste es uno de ellos. Creo que aquí sólo podemos ofrecer una respuesta: la humildad, aceptar que no lo sabemos todo y poner nuestra existencia en las manos de Dios.

Me ha gustado mucho tu soneto. El otro día te critiqué un poco lo del estrambote, pero tampoco tengo nada en su contra. Hoy, desde luego, no le hacía falta ni un verso más.

Un saludo afectuoso, y que se mejore el pequeño.
25/01/10 12:34 AM
  
Bruno
Gustavo:

Critica todo lo que quieras. De hecho, los versos que pongo son sólo una primera versión y me viene bien cuando se critican. Más de una vez he podido pulirlos gracias a las sugerencias de los lectores.

El soneto sobre el estrambote lo escribí para Norberto, a quien le encantan los estrambotes. A mí particularmente me gustan menos. El único soneto que he escrito con estrambote es, precisamente, el del otro día.

Saludos.
25/01/10 2:07 AM
  
Bruno
Conchi:

Muchas gracias por las oraciones.

Saludos.
25/01/10 2:08 AM
  
Bruno
Yolanda:

Ya está muy bien, gracias. Esta vez lo hemos cogido a tiempo.

Saludos.
25/01/10 2:09 AM
  
Bruno
Asun:

Sí, en la cuestión del sufrimiento, por su propia naturaleza, la experiencia es esencial.

Saludos.
25/01/10 2:11 AM
  
Bruno
Juan 35:

Un saludo y múcho ánimo en el Señor.
25/01/10 2:11 AM
  
Bruno
Esperanza:

Sí, una vida en la que se huya del dolor es una vida artificial y falsa. El dolor es parte de la vida humana, lo queramos o no. Lo importante es cómo sufrimos, con o sin esperanza.

Saludos.
25/01/10 2:16 AM
  
Bruno
Ana MS:

Me ha gustado mucho la idea de que la persona que sufre tiene algo de sagrado. Voy a meditar sobre ello.

Saludos.
25/01/10 2:18 AM
  
Bruno
Isaac:

Conozco a mucha gente que no quiere ni oír hablar de la muerte o el sufrimiento. Prefieren hacer como si no existieran, porque no tienen ninguna respuesta que darles.
25/01/10 2:21 AM
  
Bruno
Manuel:

Estoy de acuerdo. Ser cristianos no soluciona los problemas ni hace que dejos de sufrir. Lo que hace es que, en nuestra debilidad, suframos de otra forma, con esperanza y en compañía de Cristo.
25/01/10 2:25 AM
  
Bruno
Luis López:

Es la locura de Dios, que es más sabia que la sabiduría de los hombres.
25/01/10 2:26 AM
  
Maricruz
Bruno, mira, he sido una niña asmática desde los dos años de edad, tengo cincuenta como ya te habrás enterado, he pasado en hospitales toda mi vida... mamá siempre estuvo ahí y para cuando murió, hace doce años, yo ya había comprendido que de no ser por ella se me hubiese dificultado muchísimo, hasta el punto de hacérseme casi imposible, comprender en su verdadera dimensión el amor de Dios.

Ella murió sin que yo haya tenido oportunidad de manifestárselo, me hubiese gustado decirle: Mamá, por ti he conocido el amor de Dios.

Y ahora, Bruno, te veo sufriendo con el sufrimiento de tu hijo y por eso decido que te lo digo a ti en su lugar:

Bruno, tu hijo -por tu medio- está conociendo el amor de Dios.

Dios les bendiga.
25/01/10 2:44 AM
  
RockyMarciano
Querido Bruno:

Me alegro de que, gracias a Dios, tu hijo esté mejor.

Tras tu estremecedor soneto, no caben los ripios jocosos que prodigué festivo en la estrambótica entrada anterior.

Ante el misterio del dolor, dices, "...ya no basta saber el porqué, se hace necesario también el para qué. Necesitamos saber para qué sufrimos, a dónde nos lleva el sufrimiento".

En efecto, pero hay más. Parece que Jesús mismo se niega a responder sobre las causas. Nosotros queremos saber porqué y Él nos presenta el para qué. Leemos en Jn. 9, 1-3:

"Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento.Sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?».«Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios".

¿De qué manera? Por escandaloso que resulte, Dios quiere salvarnos a través del dolor y no se queda al margen: Dios hecho hombre muere en una cruz, por amor.

Amor, hermosa palabra. Pero, C. S. Lewis, en El problema del dolor, nos advierte:

"El amor es algo más severo y más espléndido que la mera amabilidad". Así obra Dios: "nos susurra en nuestros placeres, nos habla en nuestra conciencia, pero grita en nuestras penas: son Su megáfono para despertar a un mundo sordo". Y la severidad de Su amor, que permite el sufrimiento, tiene un propósito: "[El dolor] levanta el velo; planta la bandera de la verdad en el interior de la fortaleza de un alma rebelde".

Si, muy bien, ¿pero cómo no ha encontrado Dios otra manera de hacerlo? ¿No será que no puede eliminar el dolor y no es omnipotente? ¿O es que no quiere, y entonces no es bueno?

Vittorio Messori en Hipótesis sobre Jesús cita a Jacques Natason:

"No hay otra respuesta al problema del mal que la cruz de Jesús, en la que Jesús sufrió el último suplicio. Respuesta que elimina el escándalo de un Dios tirano que se divierte con el sufrimiento de sus criaturas, porque propone a la vista de todos un escándalo mayor aún"
.

No en vano, como San Pablo dice en 1 Cor, 1, 22-24.
"Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de sabiduría, nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos, pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados, tanto judíos como griegos".

Si bueno, todo eso está muy bien. Pero cuando me toca a mí o a la carne de mi carne, ¿qué?

El papa Juan Pablo II se atreve a decir:

"En el programa mesiánico de Cristo, que es a la vez el programa del reino de Dios, el sufrimiento está presente en el mundo para provocar amor, para hacer nacer obras de amor al prójimo, para transformar toda la civilización humana en la « civilización del amor ». En este amor el significado salvífico del sufrimiento se realiza totalmente y alcanza su dimensión definitiva. Las palabras de Cristo sobre el juicio final permiten comprender esto con toda la sencillez y claridad evangélica.

Estas palabras sobre el amor, sobre los actos de amor relacionados con el sufrimiento humano, nos permiten una vez más descubrir, en la raíz de todos
los sufrimientos humanos, el mismo sufrimiento redentor de Cristo. Cristo dice: « A mí me lo hicisteis ». Él mismo es el que en cada uno experimenta el amor; Él mismo es el que recibe ayuda, cuando esto se hace a cada uno que sufre sin excepción. Él mismo está presente en quien sufre, porque su sufrimiento salvífico se ha abierto de una vez para siempre a todo sufrimiento humano. Y todos los que sufren han sido llamados de una vez para siempre a ser partícipes « de los sufrimientos de Cristo ».(98) Así como todos son llamados a « completar » con el propio sufrimiento « lo que falta a los padecimientos de Cristo ».(99) Cristo al mismo tiempo ha enseñado al hombre a hacer bien con el sufrimiento y a hacer bien a quien sufre. Bajo este doble aspecto ha manifestado cabalmente el sentido del sufrimiento."

Juan Pablo II, Carta apostólica Salvifici doloris, punto 30]
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_letters/documents/hf_jp-ii_apl_11021984_salvifici-doloris_sp.html#top

Dios ha elegido "el sistema del dolor" para primero hacernos capaces -por la Redención- y luego "obligarnos" a corresponder a su amor: "el sufrimiento está presente en el mundo para provocar amor". Aunque a Él mismo le ha costado un alto precio, aparentemente ha pensado que merece la pena.

Si Jesús en la cruz grita "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?", ¿va a ser el discípulo más que su maestro, cuando lo rodee la oscuridad del misterio? Pero después del "Todo está cumplido" viene la Resurrección.

No quiero cansaros más. Las negritas en todo el texto son mías. Que Dios os bendiga.
25/01/10 3:13 AM
  
Yolanda
RockyMarciano escribiendo en prosa... ¿será él el que anda enfermo ahora? :)

Me alegro de que el pequeño Esteban regrese a la normalidad.
25/01/10 8:09 AM
  
Norberto
Mas ni un solo dolor será olvidado
pues, si hoy con el Señor pruebas la muerte,
un día su Vivir te será dado.


El Vivir, amigo Bruno, empieza aquí, recordando a Theresita:
Quiero vivir el cielo aquí en la Tierra

Ayer fué el día de la Infancia Misionera, y muchos preguntan cómo puede ser misionero un niño, pues aquí están los dos primeros recursos apostólicos: la oración y el sufrimiento ofrecido al Señor como prenda de Eucaristía por los otros niños.
25/01/10 9:57 AM
  
Carmen
Bruno:
No sabía lo de tu hijo. Cuenta con mis oraciones. El sufrimiento por enfermedades familiares me ha acompañado a lo largo de mi vida, desde los seis años.Sería largo de explicar. Y efectivamente encuentras sentido cuando comprendes que Cristo también está ahí en ese cuerpo dolorido. La cruz es el signo de amor de Dios. Es su modo de anunciar al mundo que El vence todo el mal que nos rodea, incluso dejándose arrebatar la vida, sale triunfante con la Resurrección.

Un fuerte abrazo a tí y a todos los tuyos. Hoy estoy en casa con un corte de digestión, gracias a ello he podido saber lo de tu hijo.
25/01/10 9:57 AM
  
ricardo
! Animo ! Que veo lo teneis, Jesus es el mejor compañero siempre y muy especialmente en estos casos
25/01/10 10:30 AM
  
Óscar
Bruno,

gracias

estáis en nuestras oraciones, el ánimo se ve que el Señor os lo regala
25/01/10 11:59 AM
Hoy, día de la Conversión de San Pablo: Él estuvo presente en el martirio de San Esteban y camino de Damasco, Jesucristo le mostró que en los mártires se renueva la Pasión cuando le dijo: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? [...] Yo soy Jesús, a quien tú persigues". El pequeño Esteban, con su enfermedad y los sufrimientos que le produce, también está completando lo que le falta a la Pasión de Cristo, como San Esteban Protomártir (el primer testigo).
25/01/10 12:47 PM
  
Ano-nimo
Carmen:

Espero que te recuperes bien y pronto.

Un cordial saludo.
25/01/10 4:25 PM
  
Ana
En haití han sacado a un niño de entre los escombros. tien siete años y ha pasado siete días sin comer ni beber.su carita era muy serena y cuando le han preguntado que como había podido resitir todo eso ha dicho:Dios me ha ayudado,Que todos los niños que sufren sientan la cercanía de Dios. El sufrimiento de un niño es tremendo y a mi me sirvió una oración de pastoral sanitaria sobre el sufrimiento de los niños y sus familias.Hemos tenido a uno de los niños de la familia que es asmático ingresdo cada dos por tres. Los padres estaban agotados y entre todos les hemos ayudado y la verdad es que se pasa muy mal por el propio y los ajenos. Un beso a Esteban y pido por el
25/01/10 7:39 PM
  
Eduardo Jariod
Ante todo, lamento los problemas de salud de tu hijo. Si bien Dios ha querido que lleve esta cruz, también le ha concedido la gracia de unos padres maravillosos. Rezaré por Esteban y por todos vosotros; que la presencia del Señor, su vivencia de Él con vosotros, no os falte en ningún momento.

Y excelente el post en prosa y en verso (el soneto, bellísimo).

Y muy hermosos también los comentarios. Al final, llevaba razón Yolanda de que algo te debía estar pasando.

Un abrazo para todos vosotros y un beso para Esteban.

25/01/10 8:31 PM
  
jpm
Mucho ánimo. Como tienes las ideas claras, sólo es seguir con la fortaleza necesaria para ayudar a ese pequeñajo a llevar bien la enfermedad.

He aquí un enlace interesante de cómo una niña muy pequeña se hizo santa con su enfermedad; es muy impresionante
http://www.nennolina.it/bio_index_ES.htm
25/01/10 9:39 PM
  
nachet
Precioso artículo, Bruno.

Gracias por transmitirnos aquello que todo cristiano debe tener claro. La respuesta de Dios al sufrimiento del hombre está clavada en la Cruz.

Qué facil se lee eso y que duro y difícil es de entender. Un fuerte abrazo.
25/01/10 11:24 PM
  
Rovirosa
Estimado bloguero: Espero que estos razonamientos te ayuden a encontrar un sentido al sufrimiento de tu hijo ( al cual le deseo una mejoría de sus achaques) y te ayuden como padre a afrontar los malos tragos que estas pasando.

Has hecho un interesante planteamiento que a mi en absoluto me ayuda.

Por alguna razón cuando sufrimos el dolor o cuando lo percibimos en nuestro alrrededor, de alguna manera alzamos las manos al cielo clamando a Dios. Por alguna razón encontramos o creemos encontrar un conflicto entre ese Dios que nos ama como hijos pero que a veces no nos tiende la mano cuando sufrimos.

El dolor forma parte del libre albedrío junto con el sufrimiento, la tristea pero también la alegría, el goce ( corporal y espiritual). Que bellos momentos hemos vivido algunos al abordar la lectura de una obra que nos llena el espiritu. Que momentos esos en los que toda la fammilia disfrutó de un bello día de primavera disfrutando en armonía familiar de la naturaleza.

Y qué otros malos momentos,, también.

¿ Qué pretendemos de Dios? ¿Goces, satisfacciones, opulencia, tal vez?

¿ Que le estamos pidiendo a Dios, exactamente? No sera ese paraiso terrenal del que fuimos expulsados por el pecado... ¿ O es eso lo que pretendemos?

El dolor atempera los ánimos y nos hace tal vez más sabios, más meditativos. El dolor nos hace apreciar aquellas cosas que nos satisfacen y nos vuelven a una realidad de la que parece que queremos escapar.

¿Hay algo mas duro que velar en la agonía de un padre anciano, limitado y sin esperanzas? ¿ Que pasa con la fotografia de ese niño somali al que se le comian los cuervos? ¿Es eso justo?

¿Desde cuando nos hemmos creido con derecho a no tener ninguna enfermedad, ningun accidente, a no morir antes de cumplir, digamos, los 70 años?

¿Donde esta escrito?

El dolor, el nuestro y el de los nuestros es una página de nuestras vidas a la que hay que enfrentarse con hombría, con valor y con fe, mucha fe.
27/01/10 1:52 AM
  
RockyMarciano
Rovirosa, dices:

El dolor, el nuestro y el de los nuestros es una página de nuestras vidas a la que hay que enfrentarse con hombría, con valor y con fe, mucha fe.

Pero hombre, Rovirosa, ¿qué has hecho? ¿Una proclama de resignación testicular?

Recuerda que Jesús lloró ante la muerte de su amigo Lázaro. Recuerda que preguntó "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

Anda, mira cómo representa El Greco a la Santísima Trinidad.
http://www.wga.hu/art/g/greco_el/05/0504grec.jpg

Fíjate en la cara de Dios Padre, contemplando a Jesús, su Hijo Increado, hecho hombre y muerto por nuestros pecados.

La fe ante el dolor consiste en fiarse de Dios, que no es ajeno, que ha sufrido en sus propias carnes -literalmente- por nosotros.

Ante el dolor del otro, no cabe más que amar a Cristo que sufre en él. "A mí me lo hicisteis".
Ante el dolor propio, como ver sufrir a un hijo pequeño, hay además que unirse a la Cruz de Cristo, que es redentora. Y dejar que nos ayuden: eso es eficacísimo contra la soberbia.

Y decir, en último término, "No lo entiendo, Señor, pero me fío de ti". Eso es la fe: "la fe es la «sustancia» de lo que se espera; prueba de lo que no se ve" (Heb, 11,1).

Sí, por la fe, tenemos la prueba de que el dolor contribuye a rescatarnos del pecado y de la muerte, a llevarnos al Cielo. Pero eso no excluye la oscuridad.

El planteamiento voluntarista que me ha parecido detectar en tu comentario (perdona si te interpreto mal) reconoce que, como consecuencia del pecado, en cierto modo "nos merecemos el dolor". Pero olvida que necesitamos la gracia de Dios para salvarnos. Necesitamos la gracia para aceptar el dolor y aprovecharlo. Lo notemos o no, si el dolor nos mejora es por la gracia de Dios.

Sobre si nos consideramos "...con derecho a no tener ninguna enfermedad, ningún accidente,...", como dices, evidentemente no tenemos tal derecho. Pero sí somos creados para ser felices por toda la eternidad con Dios, y ese deseo se contradice naturalmente con el dolor.

Paradójicamente, Dios elige el dolor para hacernos capaces de colmar nuestro deseo de felicidad infinita, que no es otra cosa que participar de la vida divina, disfrutar de la intimidad de Dios mismo.

Que Dios te bendiga.
27/01/10 4:44 AM

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