¿Alguien me explica lo del Corpus?
Hay cosas que no entiendo. Por suerte, como cuento con un grupo de lectores inteligentes, cultos y enterados (y que no se dejan influir por la adulación), puedo acudir a ellos para ver si me explican algunas de esas cosas.
Hace bastante que, en Madrid, la fiesta del Corpus se trasladó del jueves al domingo posterior a la Trinidad. No fue por gusto. La tradición del jueves del Corpus se rompió por imposición de los políticos que no querían fiestas religiosas y prefirieron sustituir ese día festivo por la Constitución, el día del Profesor o el día de la Marmota. Con el deseo evidente de secularizar a la sociedad y restar influencia a las tradiciones religiosas. La Iglesia, a regañadientes, lo aceptó y tuvo que aguantarse.
Este año, en cambio, el jueves del Corpus era considerado festivo por la Comunidad de Madrid. He aquí, sin embargo, que la diócesis de Madrid dice, como un niño enfadado “pues ahora no quiero yo” y ha dejado la fiesta el domingo que viene. Es decir, este jueves el Corpus era fiesta civil pero no religiosa. La gente, que hace muy bien en no entender estas cosas, acudió en gran número a las parroquias el jueves, pensando que era la fiesta del Corpus y llevándose la sopresa de que allí no había prácticamente nadie (vamos, como cualquier otro día de diario).

Temporibus illis, hace muchos años, tuve un profesor de Filosofía que me dio un consejo que todavía recuerdo. Sugirió que fuésemos un día al cine y nos sentáramos en la primera fila. Después, en cuanto empezara la película, en lugar de verla, lo que teníamos que hacer era darnos la vuelta y mirar a la gente que había ido al cine. Decía que la gente, sus actitudes, sus caras y sus reacciones ante lo que estaban viendo eran muchísimo más interesantes que la propia película.
Noto con curiosidad que algunos medios de comunicación califican a InfoCatólica y a los que aquí escribimos de “ultracatólicos” y “extremistas”. Por el contexto, está claro que quienes así se expresan lo hacen con una intención despectiva o, incluso, en ocasiones, como un pobre sustituto de verdaderos argumentos.
Los seres humanos somos complicados. Generalmente, en nuestras actuaciones influyen multitud de causas, motivos, deseos, sentimientos y presiones que, junto con nuestra libertad, nos llevan por un camino u otro. Sin embargo, a menudo es posible discernir un factor principal que informa a todos los demás y que hace que libremente nos decidamos por actuar de una forma concreta.
Acabo de leer que en la diócesis de San Sebastián se ha creado una nueva unidad pastoral. Es decir, una especie de agrupación de parroquias, capillas y casas religiosas cuya dirección se ha encargado a algunos laicos comprometidos. No voy a hablar del hecho en sí, porque no conozco los detalles del mismo. Me voy a limitar a subrayar el horrible nombre del engendro: unidad pastoral.









