InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: General

12.10.21

La delicadeza de los santos

Los detalles a veces nos conmueven más que el conjunto y se introducen profundamente en nuestra memoria, quizá como un reflejo de la predilección que tiene Dios por lo pequeño. Este verano, al leer la extensísima biografía de San Enrique Newman escrita por Ian Ker, me llamó en especial la atención una breve anécdota sin importancia que se cuenta sobre el santo.

Cuando Newman tenía ya sesenta años, visitó un día el pueblecillo de Ham (que en tiempos modernos ha sido absorbido por la gran urbe londinense), donde había pasado los primeros años de su vida y que nunca había dejado de estar “en sus sueños”. Una vez allí fue naturalmente a ver su antigua casa, Grey Court House, y rememoró con gran melancolía cómo, en esas mismas ventanas, habían colocado velas para celebrar la victoria inglesa en Trafalgar.

También recordó que, poco después de mudarse a otra casa, su padre, su hermano y él habían pasado por allí y, el jardinero, amablemente, les había ofrecido tres albaricoques. El padre de Newman le dejó elegir a él, ya que era el más pequeño, y el futuro santo tomó uno y se lo comió. Al hacer memoria de aquellos tres albaricoques, ¡medio siglo después!, Newman comentó: “elegí el más grande, algo que aún me sigue inquietando cuando pienso en ello”.

Leer más... »

30.09.21

Subirse al carro de la humildad

“Dadme dos carros, uno tirado por la justicia y la soberbia y otro por la humildad y el pecado, y veréis cómo el del pecado adelanta al de la justicia, no por sus propias fuerzas, sino por las de la humildad unidas a él; mientras que veréis al otro vencido, no por la fragilidad de la justicia, sino por el peso y la hinchazón de la soberbia.

[…] Si la humildad unida al pecado corre tan veloz que deja atrás a la justicia unida a la soberbia, ¿hasta dónde llegará si se une a la justicia?”

San Juan Crisóstomo, Comentario al Evangelio de San Lucas (citado por Santo Tomás, en la Summa, II-IIae, q. 161)

Leer más... »

15.08.21

Discutir sobre religión

“Discutir sobre religión es una cosa que ya no me gusta. Hace como treinta años que no discuto —ni siquiera con los «censores»— de mis obras. Cuando era joven era un gran discutidor.

Es cosa inútil. Al que pone objeciones religiosas, ordinariamente hay que recomendarle leer un buen Catecismo de Perseverancia. Ordinariamente habla de lo que no sabe. Si tiene interés en saber, sé tomará esa pequeña molestia; si no tiene interés, habla por hablar y entonces la discusión es inútil y aun peligrosa.

A los que vienen a uno en un barco o en un tren con el: «Vea Reverendo, ¿cómo responde usted a esto?», no hay que darles la solución, sino acrecentarles la objeción, urgiría mucho más todavía, que vea que uno la sabe y aun la «siente» tanto como él, o más. Es decir, hay que agudizarle (o crearle si acaso) el hambre de saber, porque si esa hambre no existe, darle la solución es perder tiempo”.

Leonardo Castellani, “Ni con elocuencia ni con dialéctica”, julio de 1957

Leer más... »

24.06.21

De vacaciones por siglos lejanos

Ahora que empieza el verano, me voy a permitir aconsejar a los lectores un libro excelente que se ha publicado hace poco: El nacimiento de la cultura cristiana, de Rubén Peretó Rivas. He estado a punto de decir que es “excelente, pero sencillo”, pero por fortuna me he corregido a tiempo, porque lo cierto es que la excelencia se debe en buena parte a su sencillez. No es nada fácil escribir de forma sencilla y amena sobre algo tan amplio y complejo como el nacimiento de la cultura cristiana, que se extiende por buena parte de la tierra y a lo largo de muchos siglos.

Rubén Peretó, sin embargo, no solo lo consigue, sino que a uno le da la impresión de estar escuchándole contar historias sobre amigos del autor. ¡Y qué amigos! Ya quisiera uno tenerlos, desde Casiodoro, San Benito y Boecio hasta Alcuino de York, San Columbano, San Beda, Casiano o Carlomagno, pasando por muchos otros. Sus historias suscitan la nostalgia por tantas cosas buenas que son nuestras pero se han quedado por el camino y que en muchos casos ya ni siquiera recordamos. Es un libro que despierta el gusto por la oración, la liturgia, la sabiduría y los amigos. ¿Qué más podemos pedir?

Leer más... »

21.06.21

¿Son los judíos nuestros hermanos mayores en la fe?

Un lector con el bíblico nombre de Rubén (de Argentina), se refería hace unos días a la expresión “hermanos mayores en la fe”, que, según dicen, utilizó Juan Pablo II para referirse a los judíos y afirmaba duramente en ese sentido:

“Y respecto de JPII (a mi juicio el mejor de los Papas desde Juan XXIII en adelante), no puede ser santo nadie que:  - Llame y considere “hermanos mayores EN LA FE” a los judíos, cuando la misma Escritura nos dice que solo adquirimos tal condición con el bautismo”.

Conviene señalar desde el principio que, en relación con este tipo de cuestiones, se puede decir muy poco, porque, como sentenciaban los escolásticos, de verbis non est disputandum, no hay que discutir sobre palabras. Las palabras, a fin de cuentas, son signos arbitrarios de las ideas, y nada impide que esos signos cambien según la definición que se haga de ellos. Lo más que podemos hacer es determinar qué significados atribuibles a una expresión determinada son inaceptables para un católico y cuáles, si es que los hay, son aceptables y ortodoxos.

¿Merece, entonces, la pena meterse en esta cuestión? A mi entender, sí, porque toca algunos temas fundamentales de nuestra fe y siempre es provechoso reflexionar sobre ellos, contemplar sus misterios y disfrutar de la belleza del designio de Dios, aunque, como decía, la cuestión concreta en sí no admita respuestas drásticas y satisfactorias. Veámoslo.

Leer más... »