InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Viajes

15.10.25

"Este libro es una herramienta de evangelización"

Por su interés, traigo al blog la extensa entrevista completa realizada a Rocco Artuso, autor de una vida novelada de San Roque: El caminante de Dios. Vida novelada de San Roque.

Es larga, pero merece la pena. Quizá lo más interesante sea el anhelo de evangelizar que tiene Rocco y que igual se ha plasmado en escribir una vida de su santo que en decidir marcharse a Rumanía de misión con su esposa. Ay de mí si no anunciase el Evangelio.

El libro puede comprarse en la página web de Caparrós Editores y en distintas librerías religiosas como Códice, Paulinas, etc. También se puede comprar en formato electrónico en Amazon.es, Amazon.com, etc.

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– Tiene usted un doctorado en derecho y una licenciatura en filosofía y ética. ¿Cómo se le ocurrió la idea de escribir la vida novelada de un santo, y en concreto de su santo, San Roque?

He leído mucho sobre la vida de San Roque durante años. Para mí, esa lectura significó reconciliarme con mi propia historia personal y gracias a ello mi vida adquirió un sabor completamente diferente, más auténtico y dulce, como si supiera al cielo. No podía aceptar la grave enfermedad de mi madre, que la llevó a la muerte tras un sufrimiento que compartí con ella. No podía aceptar ser el primero de tres hijos porque eso me obligaba a convertirme en adulto demasiado rápido, precisamente por la ausencia de mi madre. Todavía recuerdo sus caricias y sus palabras de consuelo cuando era niño. Un buen día, cuando solo tenía siete años, empezó a toser y siguió tosiendo durante años hasta que no pudo más. Así empecé a experimentar la crudeza de la vida.

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20.04.18

Colegios en la arena

Hace años, mi esposa y yo tuvimos que ir a hablar a los alumnos de un colegio religioso, como parte de una iniciativa diocesana. Pasamos por varias clases, contando nuestra experiencia como familia cristiana. En general, partíamos de nuestra propia historia para hablar de la importancia de la fe para la vida familiar, la vocación a la santidad, el matrimonio cristiano o el noviazgo, entre otras muchas cosas. Una de esas otras muchas cosas era la apertura a la vida según la moral de la Iglesia. En general, los estudiantes, de edad adolescente, escuchaban con bastante atención y hacían preguntas que mostraban su interés y, en ocasiones, su sorpresa ante algo que les resultaba completamente nuevo. Solo hubo una excepción y no se trató de un alumno, sino de un profesor, que, al oír hablar de apertura a la vida, empezó a resoplar, a poner mala cara y a mascullar, por lo bajo pero asegurándose de que todos lo oyeran. El profesor en cuestión era uno de los religiosos del colegio.

No estoy diciendo que hubiera relación, pero curiosamente, a las pocas semanas, el colegio se hundió. Literalmente. El edificio se derrumbó, gracias a Dios sin víctimas, por un defecto de construcción. Siempre me ha parecido un signo perfecto de lo que es un colegio “católico” que no está basado sobre la roca firme de la fe de la Iglesia: será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.

Como contraste, quiero mencionar otro colegio que he visitado, este en Estados Unidos, cuyos cimientos están a la vista de todos, en la misma entrada del colegio, donde hay un cartel (ver foto más arriba) que dice:

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8.04.18

La Cenicienta en tierras de Virginia

Hace poco estuve viajando por el estado norteamericano de Virginia. Es una zona muy bonita del país y en ella abundan los lugares históricos y campos de batalla, pero lo que más llamó mi atención fue una de las cosas más pequeñas que vi durante mi estancia: una Lamium amplexicaule.

El nombre científico suena a serpiente pitón o a algún bicho igualmente feroz, pero en realidad se trata de una inofensiva plantita que recuerdo con cariño de los paseos de mi niñez, en los campos de la sierra toledana. Aunque sus flores son muy bellas y de una gran delicadeza, suelen pasar inadvertidas, porque también son minúsculas, de poco más de un centímetro. En consonancia con su belleza y su pequeñez, en español la planta recibe un nombre a la vez humilde y nobilissimus: zapatitos de la Virgen. Las flores tienen cierta semejanza con unos zapatos de fiesta femeninos, así que la piedad popular, a menudo más sabia que los teólogos, se los atribuyó a Nuestra Señora.

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6.10.17

Construyamos un monasterio contemplativo en el corazón de la Iglesia

Hace dos años, tuve la oportunidad de visitar el que quizá sea el monasterio más remoto de toda América: el monasterio contemplativo Mater Veritatis de Levicán (Chile). Nunca olvidaré los días que pasé allí, la belleza de la liturgia, la pobreza que hablaba de Cristo y la bienvenida y el cariño de la comunidad de Schola Veritatis. Era imposible no recordar las palabras de Pedro en el Tabor: Señor, qué bien se está aquí.

Recordando aquella ocasión, me alegra poder traer al blog, con ocasión de la festividad de San Bruno, esta entrevista, realizada al Superior de la comunidad, el P. Pedro Pablo Silva, con la esperanza de que los lectores disfruten de ella y de que quizá alguno se sienta movido por Dios para ayudar a estos monjes que están pasando por un momento difícil.

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28.03.15

La Semana Santa y Marrakech

Cuando llega la Semana Santa, suelo acordarme de Marrakech. Como veo que esto suena algo extraño, explicaré que, al acercarse la Semana Santa, lo que hago es acordarme de la parábola evangélica de los jornaleros y eso inevitablemente despierta en mí los recuerdos de Marrakech. Curiosamente, tuve que viajar a un país musulmán como Marruecos para que la parábola de los jornaleros que empezaron a trabajar por la mañana, al mediodía y a media tarde se convirtiera en algo concreto y tangible en mi mente.

Al contratar nosotros mismos el alojamiento en lugar de utilizar una agencia de viajes, no reservamos un hotel caro en la parte más turística de la ciudad, sino uno más económico y modesto junto a la estación de autobuses, cerca de Bab Doukkala. Desde nuestra ventana, para nuestra desilusión, lo único que se podía ver era una enorme plaza más bien poco atractiva. Después de la primera noche en el hotel, nuestro interés se reanimó al descubrir que esa gran plaza era el lugar en el que se reunían los jornaleros para esperar a ser contratados, igual que en el Evangelio.

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