Paralelismo ecumaniaco
De vez en cuando, leo blogs anglicanos… Sí, ya sé que esta confesión hará que muchos lectores se echen las manos a la cabeza, borren este blog de sus favoritos y finjan no conocerme cuando me vean por la calle. En mi descargo debo decir, sin embargo, que son muy interesantes, porque muestran a dónde llevan humanamente las tendencias que podemos ver actuando en la Iglesia Católica. Estas tendencias, en la Iglesia, por obra de la promesa de Cristo, se quedan en simples modas más o menos dañinas, pero en el anglicanismo a menudo tienen éxito, con resultados evidentes: Obispos y obispas gays y lesbianas, curas casados por lo civil, divorcios sucesivos, sincretismo religioso, inclusivismo a ultranza, comunión para no cristianos, bodas gays, politización, doctrinas totalmente opuestas, modas elevadas a la categoría de dogmas, sacramentalización del aborto y un larguísimo etcétera (perdonen que no ponga comillas en los términos que deberían llevarlas; tendría que entrecomillar la mitad de las palabras).
En el anglicanismo se pueden encontrar también, sin embargo, valiosos destellos de catolicismo. Camuflados, eso sí, por un toju-baboju de nacionalismos, historicismos, herejías y, frecuentemente, tonterías. A veces, quizá debido a su aislamiento, esos destellos parecen brillar incluso más de lo que estamos acostumbrados a ver en el interior de la Iglesia Católica.
Traigo hoy a esta bitácora uno de esos destellos, encontrado en el blog de un simpático pastor anglocatólico, Giles Pinnock SSC, de la vicaría de Sta. María la Virgen de Kenton. Su blog se llama onetimothyfour (Primera Carta a Timoteo, capítulo cuatro) y en él he leído el siguiente texto, relativo al ecumenismo, que me ha gustado:

A riesgo de defraudar a algunos lectores, comenzaré diciendo que el texto que propongo hoy es escandaloso pero en el buen sentido. “Escándalo", etimológicamente, significa algo que hace tropezar. Y, como es lógico, tropezar es malo si vamos por buen camino, pero cuando vamos por la senda equivocada un tropiezo nos puede ayudar a ver que hay que cambiar de dirección. El mismo Cristo fue “piedra de escándalo” para los hombres de su tiempo.
El periódico El País realiza a menudo encuestas entre sus lectores a través de Internet. Las últimas han tratado temas tan diversos como el referéndum suizo sobre los minaretes, la obesidad como enfermedad o la privatización de la sanidad pública. Para los lectores que no sean españoles explicaré que El País es uno de los principales periódicos de España, de izquierdas y furibundamente anticatólico.
Es bien sabido que los estados confesionales no están de moda. Desde que el Concilio Vaticano II habló de libertad religiosa, parece que los Estados explícitamente cristianos son algo del pasado… ¿O no es así?
Siempre he pensado que, puestos a soñar, merece la pena hacerlo a lo grande. Ya que los sueños son gratis, ¿por qué conformarse con poca cosa? Y eso no implica en absoluto que sean menos realistas. A fin de cuentas, el sueño más estupendo y a la vez disparatado que podrían haber tenido los hombres se convirtió en realidad: el Hijo de Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.








