Así nos va (1)
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¿Nos han desarmado o será que nosotros mismos hemos abandonado armas y bagajes para poder huir más rápidamente ante el enemigo?
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InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Desde los bancos
28.10.22
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22.09.22
Hace mucho, mucho tiempo, en la época en que los dinosaurios dominaban la tierra, o casi, me tocó hacer el examen de acceso a la universidad (o selectividad, como se llamaba en aquellas edades prehistóricas). No sé si demostré muchos conocimientos, pero al menos aproveché para aprender algo importante sobre la naturaleza humana que nunca he olvidado.
Me examiné en la universidad pública a la que luego asistí como alumno y, debido su caos organizativo endémico, no encontraron aulas suficientemente grandes para nosotros a pesar de tratarse de una universidad gigantesca. Como si no fueran capaces de encontrar hielo en pleno Polo Norte, vamos. La solución que encontraron fue hacinarnos como pulgas en perro flaco, colocándonos en sillas pegadas unas a otras, de manera que cada uno de nosotros tenía delante su examen y, a unos veinte centímetros de distancia, los exámenes de otros dos estudiantes, uno a cada lado.
1.03.22
Un amable lector me ha enviado un artículo en el que Pedro Castelao se ríe de las oraciones para pedir la lluvia y de la oración de petición en general como cosas ridículas y “supersticiones anticientíficas”. Es un artículo disparatado, pero no tendría mayor importancia, si no fuera porque, horresco referens, el tal Pedro Castelao es doctor en Teología, profesor de Antropología Teológica e Historia de la Teología y Director del Departamento de Teología Dogmática en la Universidad Pontificia de Comillas. Que alguien que no solo sufre este grado de analfabetismo teológico, sino que además hace gala de su ignorancia confundiéndola con sabiduría, sea profesor de Teología en una universidad católica dice mucho de por qué la Iglesia está en una profunda crisis.
Como son ideas que, gracias precisamente a universidades y editoriales “católicas”, se han ido extendiendo como las malas hierbas, me ha parecido oportuno señalar las tremendas contradicciones y faltas de lógica de su argumentación. El texto original está en negro y mis observaciones, como siempre, en rojo. Me perdonarán los lectores si mis observaciones se alargan un poco: soltar un disparate se hace fácilmente y sin pensar, pero para explicar por qué es un disparate hay que razonar y eso exige un cierto esfuerzo.
14.02.22
En los comentarios del último artículo, me reprochaba un lector que culpara “a la jerarquía, al Papa y a los obispos” de la situación actual de la Iglesia. Nunca se me habría ocurrido hacer algo así, pero, en efecto, si lo hubiera hecho, el artículo sería injusto.
A fin de cuentas, la culpa es algo intrínsecamente personal, interior y misterioso. Eso significa que no podemos juzgar esa culpa adecuadamente en los demás. Por ello en el acto penitencial de la Misa decimos “por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa” y no “por nuestra culpa” o “por la culpa de Juanito, que vaya un envidioso que está hecho”. Lo cierto es que, incluso en el caso de que las acciones de Juanito o de Monseñor Nomeacuerdo sean objetivamente malas, no conocemos sus circunstancias interiores, que pueden ser atenuantes (o agravantes, claro) de las mismas. Es decir, la cuestión de la culpa en principio se la dejamos a Dios: no juzguéis y no seréis juzgados.
30.10.21
He visto en Internet este detalle del Papa, que me ha encantado. Un legionario de Cristo recién ordenado, el P. Ernesto Simroth, le dice al Papa en una audiencia general:
Bruno M. es laico y ha sido bendecido por Dios con tres hijos y una esposa mucho mejor de lo que merece. A pesar de su escasa habilidad literaria, se empeña en ofrecer al mundo sus ocurrencias sobre todo y nada en este blog, siempre desde la fe católica y la razón. También colabora regularmente con Radio H.M. Para purgar sus pecados, forma parte del Consejo de Redacción de InfoCatólica.