InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Desde los bancos

26.11.16

La triste situación de la Iglesia en el Norte de África

Un lector que ha pasado algunos años en Marruecos me ha enviado un correo sobre su experiencia allí, con relato de un ¿pequeño? milagro incluido. Me ha parecido tan interesante, que lo he convertido en un artículo independiente.

Por desgracia, lo que dice concuerda con lo que me han contado otros y con mi propia experiencia. La Iglesia, que siempre ha hecho una magnífica labor en tierras norteafricanas, poco a poco se fue limitando a actividades caritativas y asistenciales y a la atención espiritual de los católicos extranjeros, abandonando la evangelización. No es algo muy edificante, pero sería comprensible, porque la persecución es algo muy duro y no tiene sentido criticar desde un lugar seguro al que la sufre. Sin embargo, lo más triste es que, en las últimas décadas, los eclesiásticos norteafricanos han justificado su propia forma de actuar llegando a la conclusión de que no hay que evangelizar expresamente a los musulmanes y echando pestes de los protestantes que sí lo hacen, enfrentándose a la cárcel o algo peor. Eso es algo completamente distinto de la mera debilidad humana que todos compartimos.

¿Qué pensarían de esto los mártires franciscanos del norte de África de los que hablábamos el otro día? ¿Qué pensaría San Pablo, que algo de persecuciones sabía y, aun así, predicaba a tiempo y a destiempo y se hacía todo a todos para ganar, fuera como fuese, a algunos?  ¿Es verdaderamente Iglesia una Iglesia que, por sistema, decide no evangelizar? Si los musulmanes no se convierten, ¿no será porque no se les evangeliza? ¿Cómo creerán, si no se les predica?

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21.11.16

Monseñor Agrelo y la transustanciación

Confieso que Mons. Santiago Agrelo, franciscano y arzobispo de Tánger, me cae simpático. A fin de cuentas, es un obispo de tierra de infieles, en pleno norte de África musulmán, y, como tal, heredero de los protomártires franciscanos que predicaron en la Sevilla islámica y fueron martirizados en Marruecos en 1220, de San Daniel y compañeros mártires, que murieron en Ceuta en 1227, de San Juan de Perusa y San Pedro de Saxoferrato, martirizados en Valencia, de los mártires franciscanos de Túnez, Granada, Damasco, Etiopía, Turquía y tantos otros. Esa imagen de un pobre franciscano enviado por la Iglesia a predicar a Cristo ante los musulmanes, como el propio San Francisco, despierta inevitablemente mi simpatía.

Además de eso, estoy convencido de que Mons. Agrelo hace personalmente todo lo posible por cuidar de los pobres que llegan al norte de África con la esperanza de encontrar un futuro mejor en Europa. Dios se lo pagará, sin duda. Es cierto que a menudo exagera en lo que dice sobre esos temas de forma un tanto demagógica y que sería mejor que no fuera así, pero puestos a equivocarnos, siempre será mejor hacerlo del lado de los pobres y abandonados por todos.

A pesar de esa simpatía general, no suelo leer lo que escribe D. Santiago, porque por experiencia sé que tiende a apartarse de la fe de la Iglesia y, como católico, eso me resulta profundamente desagradable. Hace un par de días, sin embargo, me enviaron esta curiosa conversación que Mons. Agrelo tuvo en Facebook y me pidieron que la comentara en el blog:

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28.10.16

Una anécdota sobre San Judas

Hoy se celebra la festividad de San Simón y San Judas, apóstoles. Se les conmemora el mismo día porque murieron juntos como mártires, en la lejana Persia. Las tradiciones cuentan que, cuando iban a ser ejecutados, Judas dijo a Simón que estaba viendo al Señor que los llamaba para que fueran al cielo. A San Simón se lo suele representar con una sierra, porque lo cortaron en dos, mientras que a San Judas Tadeo le cortaron la cabeza o lo mataron a golpes, según las tradiciones, de modo que se le representa con un hacha o con un garrote, además del libro o rollo referente a la carta de San Judas de la Biblia.  Sus reliquias se encuentran actualmente en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.

Creo que es un buen día para a recordar una pequeña anécdota personal sobre San Judas.

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6.10.16

Fr. Longshanks: los católicos y el verdadero Islam

Participante invitado: El P. Robert Longshanks es un antiguo anglo-católico que cruzó el Tíber hace cincuenta años. Conocido (a sus espaldas) por sus compañeros sacerdotes como Father “Battleaxe” Bob, se comenta que su propio obispo le tiene algo de miedo desde que le dijo que “el problema de Inglaterra ha sido siempre que sus obispos no están dispuestos a morir mártires”.

Actualmente ejerce la cura de almas en una pequeña parroquia de Sussex.

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Cada vez que escucho a un católico (o peor aún, un obispo) hablando del verdadero Islam, siento ganas casi irrefrenables de golpear repetidas veces la cabeza contra la pared más cercana. Quiero decir mi cabeza, claro. Golpear la episcopal testa sería un delictum contra ecclesiasticam auctoritatem que acarrearía un interdictum y una suspensionem latae sententiae, con todas las penas y prohibiciones anexas, así que casi puedo asegurar que no merecería la pena el desahogo.

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20.07.16

Cardenal Cañizares: ¿al César lo que es de Dios?

Hace un par de días, asistimos a una nueva edición de los grotescos episodios políticos de opereta que periódicamente se repiten en España. Mostrando una completa falta del sentido del ridículo, el Partido Socialista reclamó que se cancelara una Misa que se iba a celebrar en la catedral de Valencia, por la peregrina razón de que iba a ser ofrecida por el eterno descanso de Francisco Franco.

Un servidor, que disfruta siendo políticamente incorrecto, habría respondido a esa petición con una escueta nota en la que se recordara que el Partido Socialista fue el instigador y ejecutor, entre otros, de la última persecución sangrienta que se ha producido contra el catolicismo en España, con un saldo de más de seis mil obispos, sacerdotes y religiosos martirizados y un número indeterminado de seglares muertos por la fe. Si me sintiera particularmente cruel, habría añadido que precisamente la catedral de Valencia fue quemada en 1936 y que más de 200 obras de arte de la misma están en paradero desconocido desde entonces, y aprovecharía para preguntar por cualquier noticia que pudieran tener de ellas los autores de la petición.

El Arzobispado de Valencia, con más tacto y diplomacia, publicó un comunicado en el que indicaba que los fieles ofrecen Misas en sufragio por los difuntos que quieren, que la diócesis no podía rechazar esos sufragios y que la parroquia catedral era autónoma en esos temas. Junto con esas aclaraciones, muy pertinentes y a las que no tengo nada que objetar, el Arzobispado ofreció otras consideraciones bastante más cuestionables, que, a mi entender, convendría haberse ahorrado.

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