La física no es metafísica
El otro día hablábamos de la evolución y el evolucionismo, con ocasión de un libro sobre el medio ambiente publicado en Estados Unidos, para mostrar el peligro que tiene confundir la biología con la filosofía. Este peligro no es exclusivo, ni mucho menos, de la biología, así que hoy vamos a comentar las declaraciones de un físico español que, en mi opinión, cae en el mismo error, con ocasión de la publicación de su libro, Los hilos de Ariadna. Se trata de Manuel Lozano Leyva, director del departamento de Física Atómica de la Universidad de Sevilla.
Quiero empezar diciendo que estoy convencido de que el saber no ocupa lugar y de que es muy bueno que físicos, biólogos, azafatas o barrenderos se interesen por la filosofía y por las cuestiones verdaderamente importantes de la vida. La especialización total es muy práctica pero muy poco humana.

Estos días, uno de los libros más vendidos en los Estados Unidos es The World Without Us (El mundo sin nosotros), de Alan Weisman. Supongo que pronto será traducido al español y llegará a España, aunque, en nuestro país, este tipo de libros suele tener bastante menos éxito que allende los mares.
El otro día estuve discutiendo, en los comentarios de un artículo, el papel de la Tradición en la Iglesia. Creo que es un tema que conviene clarificar, porque he observado que, en muchos casos, se plantean los distintos temas “polémicos”, como la autoridad en la Iglesia, el sacerdocio de la mujer, el celibato, la liturgia, etc., como si no existiera esa Tradición o no fuera más que un conjunto de datos puramente históricos que nada tienen que ver con nuestra época.
Caminar por la orilla del mar ayuda bastante a pensar sobre las cosas de Dios. Y si no, que se lo pregunten a San Agustín. Yo, más modestamente, paseando por las playas de la Manga, me he fijado en un castillo de arena. Sin duda, había sido construido con gran trabajo y mucho tiempo, porque era un buen castillo, pero bastó un segundo para que una ola más grande que las demás lo destruyera totalmente y apenas quedara nada. Vanidad de vanidades, como dice el Eclesiastés.
Hoy, 8 de septiembre, la Iglesia conmemora la Natividad (el nacimiento) de la Virgen. Es una fiesta muy antigua, que se celebra desde el siglo VI.









