¿Para qué queremos ir al cielo?

Hablamos poco del cielo. ¿Cómo vamos a desearlo si no hablamos de él? ¿Y cómo vamos a llegar allí, si no lo deseamos con todas nuestras fuerzas? San Agustín y Santa Mónica, cuando estaban en Ostia en el viaje de vuelta a África, no dejaban de hablar del cielo. “Conversábamos dulcísimamente”, cuenta San Agustín, mientras se preguntaban “cómo sería la vida eterna de los santos”.

Lo mismo deberíamos hacer nosotros frecuentemente, para aumentar así nuestro deseo del cielo. Es una cuestión que nos supera por completo, claro, porque el cielo excederá nuestras expectativas. Tus promesas han superado tu fama, canta el salmista. Aun así, en Cristo se nos ha revelado lo suficiente para que podamos meditar sobre ello durante toda nuestra vida, sin cansarnos, pregustando así un poquito lo que será el cielo y encontrando siempre nuevas cuestiones sobre las que reflexionar.

Por ejemplo, hay una cuestión que suele aparecer al hablar del cielo: ¿lo deseamos porque allí seremos felices o eso es egoísta y solo debemos desearlo porque veremos a Dios y podremos darle gloria? Es una pregunta sutil, pero a la vez muy profunda e interesante, así que aprovecharé que tengo un santo estupendo, cuya fiesta se celebrará dentro de poco, para pensar un poco sobre ella.

Hace un par de días, en el oficio de lecturas se leía un magnífico texto de San Bruno que hablaba de este tema. El buen cartujo empezaba mencionando ese deseo del cielo: “¡Qué deseables son tus moradas! Mi alma se consume y anhela llegar a los atrios del Señor, es decir, desea llegar a la Jerusalén del cielo, la gran ciudad del Dios vivo”. El comienzo para cualquier reflexión sobre el cielo es el simple hecho de ese deseo: nuestro corazón, transformado por la gracia, desea el cielo, está hecho para el cielo y solo se puede saciar en el cielo. Ninguna otra cosa nos basta.

Después, San Bruno hablaba sobre el porqué de ese deseo, siguiendo lo que dicen los salmos. “El profeta nos muestra cuál sea la razón por la que desea llegar a los atrios del Señor: ‘lo deseo, Señor Dios de los ejércitos celestiales, Rey mío y Dios mío, porque son dichosos los que viven en tu casa, la Jerusalén celestial’”. Así pues, deseamos ir al cielo para ser dichosos. La cuestión que nos planteábamos ha sido respondida, ¿no?

No exactamente, porque a renglón seguido explicaba: “Es como si dijera: ‘¿Quién no anhelará llegar a tus atrios, siendo tú el mismo Dios, el Señor de los ejércitos, el Rey del universo?’”. Deseamos llegar al cielo porque es la casa del Rey del universo, porque allí está Dios, al que estamos llamados a amar con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas. ¿Qué desea el que ama? Por encima de todo, estar con el amado. Yo soy para mi amado y mi amado es para mí.

¡Entonces, estamos como al principio! ¿Deseamos el cielo para ser felices allí o para estar con Dios? Sigamos un poco más con el santo monje:

“Y cuando dice aquí dichosos ya se sobrentiende que tienen tanta dicha cuanto el hombre es capaz de concebir. Por ello son dichosos los que habitan en sus atrios, porque alaban a Dios con un amor totalmente definitivo, que durará por los siglos de los siglos, es decir, eternamente”.

El cielo es la mayor dicha que el ser humano puede concebir (y aún más de lo que es capaz de concebir), pero no es una felicidad en el vacío. Los que están en el cielo son dichosos “porque alaban a Dios”. Es decir, porque se cumple su vocación más importante. Estamos hechos para alabar a Dios. Solo podemos ser felices alabándole, amándole, dándole gracias y glorificándole. No existe otra felicidad posible para el ser humano.

No solo eso, dice también “con un amor totalmente definitivo, que durará por los siglos de los siglos, es decir, eternamente”. Seremos felices porque amamos a Dios y sabemos que ya nada ni nadie podrá arrebatarnos al amor de nuestra alma. Por eso a santa Teresa y su hermano, Rodrigo, les gustaba repetir una y otra vez que los santos “gozarán de Dios para siempre, para siempre, para siempre”. Como el amor humano entre un hombre y una mujer desea que llegue el día del matrimonio en que quedarán unidos hasta que la muerte los separe, el alma cristiana desea llegar al cielo, donde su unión con el Amado no podrá romperse ya nunca más.

¿Así que la respuesta era, después de todo, que lo deseable era solo amar a Dios y tenerle para siempre? Tampoco, porque San Bruno continúa diciendo: “y no podrían alabar eternamente, sino fueran eternamente dichosos”. En efecto, el corazón alaba y da gracias por lo que ha recibido y esa alabanza solo podrá ser perfecta, sin dificultad ni obstáculo, cuando nuestra felicidad sea también perfecta y eterna.

Este ir y venir, que podría prolongarse todo el tiempo que estuviéramos pensando sobre el tema, nos indica que se trata de una falsa oposición. Entre amar y alabar eternamente a Dios y ser felices eternamente se puede hacer una distinción de razón, pero lo cierto es que, de hecho, ambas cosas van juntas y no pueden separarse.

Obviamente, Dios siempre tiene la primacía en todo, de modo que la esencia del cielo es contemplar a Dios y alabarle y darle gloria para toda la eternidad. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

En ese sentido, es cierto que, como criaturas, aunque eso no nos hiciera felices, deberíamos bendecirle y alabarle por siempre. También es cierto que, en esta tierra, a veces tenemos que elegir entre amar a Dios y lo que nos agrada o aparentemente nos hace “felices” de forma inmediata. Por voluntad de Dios, sin embargo, la bendición, la alabanza y la contemplación de Dios se identifican con nuestra felicidad última, así que no tenemos que estar divididos, ni desconfiar del deseo de ser felices para siempre. Es Dios quien ha puesto en nuestro corazón ambas cosas: el deseo de amarle y el deseo de ser felices.

Es bueno que deseemos ser felices para siempre y no hay en ello egoísmo alguno, porque Dios quiere que seamos felices para siempre. Es más, precisamente por ser felices para siempre, podremos alabarle eternamente y se cumplirá en nosotros algo que no solo es un mandato, sino sobre todo una promesa: amarás al Señor, tu Dios, con toda tu alma, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas. ¡El primer mandamiento es también la primera promesa, la más importante, la que nos hará felices para siempre! Estamos hechos para amar a Dios y para ser felices, de manera que, como los trascendentales del ser, ambas cosas convergen, convertuntur, en la Jerusalén celeste.

Como muy bien sabía San Bruno, lleguemos por el camino que lleguemos, lo importante es que deseemos el cielo, lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar, es decir, lo que Dios ha preparado para los que le aman. Para siempre, para siempre, para siempre.

 

47 comentarios

  
Jakob
Queremos ir al cielo porque queremos durar. Porque queremos permanecer y que el sepulcro no ponga punto final a toda nuestra existencia. Queremos ir al cielo porque sólo podemos durar y permaner, ser, en el que siempre ES, en el Uno,Eterno y Necesario. Fuera de Él no es posible seguir siendo.
13/09/25 11:00 AM
  
Tito España
Enseñanza de San Agustín: "Allí descansaremos y contemplaremos, contemplaremos y amaremos, amaremos y alabaremos. He aquí lo que al habrá al fin, mas sin fin".
('La Ciudad de Dios', libro XXII, capítulo 30, 6).
13/09/25 11:36 AM
  
Lina Veracruz
Buen post, Bruno. Para mí, otra de las claves de este hermoso asunto la da San Alfonso María de Ligorio, en su obra "Práctica del amor a Jesucristo": La felicidad de los Santos tiene también por fundamento el gozo de Dios, el cumplimiento de Su Santa Voluntad, que en el Cielo tiene lugar en plenitud. Como los Santos aman a Dios con todo su ser, desean con todas sus fuerzas que la Voluntad de Dios se cumpla y en el Cielo contemplan esa Voluntad cumplida plenamente y la Gloria que Dios tiene por ello. Y esto les hace inmensamente felices.

No tenemos más que ver cómo sufren los que ya en esta vida aman a Jesucristo y ven los estragos que causa el pecado en sus propias vidas y en el mundo. Los verdaderos seguidores de Cristo, ya en esta vida, desean el cumplimiento de la Voluntad de Dios y ansían verla realizada. Y eso es, precisamente, lo que tendrán y contemplarán en plenitud cuando lleguen al Cielo, para gloria y gozo de Dios.
13/09/25 12:37 PM
  
Pedro de Madrid
Hace muchos años que no oigo hablar del cielo ni del infierno
13/09/25 1:19 PM
  
rocamador
Hay una novela muy interesante de Franz Werfel, “Escuchad la voz”, en la que, contando la historia del profeta Jeremías, se expone que la vida eterna que se nos ha prometido no es simplemente “durar”, sino, sobre todo, “vida”, vida perdurable, que diría Julián Marias. Impresiona en el Evangelio de San Juan la insistencia en la vida y en vivir, en la vida en abundancia que nos ha traído Jesucristo.
13/09/25 1:29 PM
  
Pedro1
Bruno:

San Bruno: “y no podrían alabar eternamente, sino fueran eternamente dichosos”.

No es "sino". Lo correcto es "si no", una conjunción condicional más un adverbio de negación.
13/09/25 2:38 PM
  
anawim
Siiii, si queremos.

13/09/25 3:10 PM
  
anawim
¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador,
quién de nosotros habitará una hoguera perpetua? (Is 33,13-16)
13/09/25 3:23 PM
  
anawim
"¿lo deseamos porque allí seremos felices o eso es egoísta y solo debemos desearlo porque veremos a Dios y podremos darle gloria?"

Muy interesante, nunca había pensado, yo también lo pensaré.

A mí lo que más me fascina después de la Sagrada Eucaristía, es la inhabitación trinitaria, cuando somos realmente conscientes de la inhabitación trinitaria es lo más de este mundo junto con la Sagrada Eucaristía. Y en el Cielo esta inhabitación va a ser plena. si no siendo plena en esta tierra llena como llena, que será en el Cielo cuando sea plena. Para entendernos, en este mundo ya estamos viviendo lo que llaman algunos un anticipo del Cielo, que supongo que se referirá a la inhabitación trinitaria. Yo a esto le llamo un cachito de cielo. En este mundo ya tenemos un cachito de Cielo que es nuestro y nadie nos va a quitar.

Además tendremos la plena comunión con la Santísima Trinidad, con la Santa María, Virgen; con el glorioso San José, con la jerarquía angélica, y con todos los santos. No desearemos otra cosa sino que se cumpla la Santa Voluntad de la Trinidad Beatísima, pero esto lo desearemos, no como lo deseamos en este mundo, sino en plenitud.
Resumiendo: el Cielo es plenitud.
Y una de las glorias más fascinantes va a ser poder ver el rostro del Bellísimo Señor, que es su Santísima Santidad.

"El Señor te bendiga y te guarde.
Te muestre su rostro y tenga piedad de ti.+
Te dirija su mirada y te dé la paz.+
El Señor te bendiga"+ (San Francisco de Asís).
13/09/25 4:10 PM
  
Berenguer Ramón
Es realmente inconmensurable la esperanza gloriosa en el cielo viviendo en la intimidad con Dios y relacionándonos con tantos que amamos y nos aman. No obstante, hay un engorro para nuestros finitos conocimientos que lo expreso brevemente: ¿A donde van a parar los miles de millones de personas que sin ser malas e incluso con virtudes humanas. pero que de modo consciente(o no) han vivido totalmente de espaldas a Dios, sin interesarse lo más mínimo por la realidad de su Ser?
Dios sabe más, pero no deja de ser una incognita imposible de resolver.
13/09/25 4:55 PM
  
anawim
Todo lo que pensamos que es el Cielo puede ser un 0,1%, recuerden la Escritura: "Ni ojo vio, ni oído oyó, ni por mente humana ha pasado las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman". (1Co 2-9)
13/09/25 5:00 PM
  
Haddock.
Por fe y por mis amplios conocimientos teológicos (soy el aquinate redivivo. oiga) sé que en el cielo se está muy agustito. Y ni para ti ni para mí: Yo estaré agustito mientras compongo poemas y cánticos de alabanza a la Trinidad y a la Santísima Virgen maría.
Ya sé lo de los cuerpos gloriosos, pero me da un poco de reparo el dogma de la resurreción de la carne...

Con lo que me hace sufrir.

13/09/25 5:26 PM
  
P. Manuel Orta
La respuesta más bonita a esa pregunta me la dio hace unos pocos años un niño, alumno de nuestro Colegio CEU Sevilla: “Quiero ir al cielo para darle una alegría a Dios”. Desde que la escuché me hice el mismo propósito.
13/09/25 6:38 PM
  
Juan Mariner
Si no vas al Cielo, o vas al Purgatorio o vas al Infierno. No puedes no ir a ningún sitio. "Al Cel ens puguem veure" (En el Cielo nos podamos encontrar)
13/09/25 6:59 PM
  
anawim
A la pregunta del post, aun no contestada:

¿"Para qué queremos ir al Cielo"?

En realidad no es que nosotros queramos ir al Cielo, porque como dice San Pablo, creo que en la Carta a los Romanos, "nosotros por nuestra debilidad no sabemos pedir lo que nos conviene, y el Espíritu Santo, ora en nosotros al Padre con gemidos inefables".
13/09/25 7:09 PM
  
anawim
“Quiero ir al cielo para darle una alegría a Dios” (niño CEU de San Pablo, Sevilla)

Ya vemos que dan una muy buena formación religiosa a los niños en el CEU de San Pablo de Sevilla, y supongo que en todos los CEUs.
Efectivamente Dios no necesita que le demos gloria, es más, Dios no nos necesita a ninguno de nosotros, pero Dios y María se ponen muy alegres si le damos gloria, y la gloria plena se la daremos en el cielo.
Muy bien este niño.
13/09/25 7:18 PM
  
Feri del Carpio Marek
Te salió muy bueno este post, Bruno. Me hizo pensar sobre ese tema, que es la clave, porque mientras mejor se piensa en el fin, mejor se vive el camino.

Recuerdo que una época iba a rezar a una capilla de un asilo de ancianos, de la Madre Teresa Jornet, y allí había esta frase de ella:

"Dios en el corazón, la eternidad en el pensamiento, y el mundo bajo los pies"
13/09/25 8:11 PM
  
Vladimir
El Cielo y el suelo son dos temas concomitantes, o sea, que tratar de uno implica tratar de otro.
Del Cielo no se habla mucho, aún entre "creyentes", porque no tiene sentido hacerlo si no es para desearlo y ello conlleva, concomitantemente, menospreciar lo relacionado con esta vida, y eso nadie está dispuesto a hacerlo, pues nos atraen mucho los goces de aquí abajo.
Es imposible, por más que se diga, querer ir al Cielo y a la vez estar enamorado de esta vida. Si no, veamos a los Santos: en la medida en que añoraban la Patria Celestial deseaban verse libres de las ataduras de esta vida de destierro, como le llamaban ellos.
En síntesis, el aprecio del Cielo conlleva desprecio del suelo, por eso tan pocos se entusiasman con la idea del Cielo y lo ven como algo a donde hay que ir porque no queda otro remedio, no lo ven como algo que se anhela, se desea y se añora cada día y cada momento, sino como algo que nos privará de los placeres de aquí abajo.
Sé que abundo en el tema, pero miremos nuevamente a los Santos: entre más anhelaban el Cielo más despreciaban esta vida, pues sabían que no hay comparación entre la Felicidad plena que allá nos espera y los goces fugaces de ahora.
Me llama la atención, personas de Fe, que al llegar el nuevo día dicen: Te doy gracias Señor porque me dejaste amanecer. Es que no creen que si hubieran muerto en el sueño, ahora estarían en una patria mejor?
La gente cree en el Cielo, pero no quieren pensar mucho en él, porque ello implica pensar en la muerte.
Cómo anhelaban los Santos, la muerte, para encontrarse con Cristo.
13/09/25 8:39 PM
  
anawim
A mí personalmente, una de las glorias que más me gustan del Cielo es el calorcito del Hogar, pero insisto: "ni ojo vio, ni oído oyó".
13/09/25 8:50 PM
  
Emilio
Haddock: "con lo que me hace sufrir".

Hoy he comido con unos amigos y el camarero me preguntó:
- La carne cómo la quiere, pasada o en su punto.
- En su punto, en su punto, le contesté yo.
Y no veas, estaba riquísima. Lo digo por si te sirve...😇
13/09/25 8:57 PM
  
anawim
Porque una cosa es como son las cosas, y otra cosa es cómo las percibimos nosotros, por eso yo creo que San Pablo dijo eso de que "ni ojo vio ni oído oyó", por eso yo cuando me dicen que en tal o cual aparición la Virgen dijo lo que fuera, yo siempre digo: bueno eso fue lo que tú entendiste que dijo la Virgen, otra cosa es lo que la Virgen dijera. Lo único que tenemos fijo es la Revelación, para todo lo demás "ni ojo vio, ni oído oyó"
13/09/25 9:00 PM
  
María de África
Emilio: el problema de las redes es que, en realidad, no sabemos con quién estamos hablando.
13/09/25 10:05 PM
  
Juan Argento
“Gloria enim Dei vivens homo, vita autem hominis visio Dei.”

“Porque la gloria de Dios es el hombre viviente, y la vida del hombre es la visión de Dios.”

S. Ireneo de Lyon
13/09/25 10:55 PM
  
Antonio
El deseo de felicidad es el telos de nuestra naturaleza, deseo de infinito que solo Dios infinito puede colmar.
Querer ser felices es tender a cumplir el propósito para el que fuimos creados, alabar a Dios eternamente, y esto solo es posible con la visión beatífica, poseer y ser poseídos por Dios.
Como concluyes acertadamente, no se puede tener lo uno sin lo otro, son las dos caras de la misma moneda,
por eso se usa la figura de las bodas, como entrega recíproca, para vislumbrar esta verdad.
14/09/25 1:09 AM
  
Vladimir
Quieres irte, HOY MISMO, para el Cielo?
Si nos hicieran esa pregunta, qué responderíamos?
Una vez se lo pregunté a una amistad (muy católica) y me respondió que, ella creía en el Cielo y quería ir allá, pero antes quería disfrutar un poco más de lo de aquí.
Sin comentarios.
14/09/25 1:19 AM
  
Haddock.
Vladimir:

Si a mí me preguntaran lo mismo que a tu amistad, respondería sin dudas que ya, pero rapidito.
Me es igual bajarme en estación o apeadero.



14/09/25 4:20 AM
  
Hugo Z. Hazquenbush
Hoy estaría de acuerdo contigo en muchas cosas, Bruno, pero hay una que hace rechinar mis bisagras y ya estoy lo suficientemente mayor como para odiar mis articulaciones.
Alabar y amar no son lo mismo.
Lo parecen pero no lo son.
El Amor tiene 2 direcciones Dios nos ama y nosotros (Seguro que algunos, al menos. Tú entre ellos) amamos a Dios. Pero por mucho que tú alabes a Dios, Él no va a devolverte su alabanza. No tiene sentido.
La alabanza puede ser consecuencia del amor pero no necesariamente.También puede ser consecuencia del muedo. La prueba es que Dios nos ama pero no nos alaba.
Esto es de una lógica irrebatible.
Pero en sí mismo eso no significaría nada, si no fuera porque Dios, en el Decálogo, incluso en esa interpretación torticera y fraudulenta que hace la Iglesia con la excusa de hacer un decálogo más "pastoral y catequético" (Hay que fastidiarse, y luego soy yo el que "enmienda la plana a Dios"), lo que nos pide es que LO AMEMOS no que lo adoremos.
Y Cristo, al ser preguntado, va más lejos aún del Decálogo y pone el Amor a nuestro Prójimo al mismo nivel que el Amor a Dios.
Yo tiendo a pensar que lo hace porque la ÚNICA manera de amar a Dios es a través del amor al prójimo y el resto son mandangas de fariseos y meapilas; pero eso es ya de mi cosecha. Lo mismo no es verdad y se puede amar a Dios a base de mucha contemplación. Los místicos lo aseguran; pero, al menos, no es lo mío.
Y la pregunta definitiva es: pero entonces.... ese deseo...ese amor... ¿Cómo es? ¿Cómo saber si es amor u otra cosa?
No tengo fruta idea.
Pero si te puedo poner 2 ejemplos en que hubo alguien, que lo tenía claro.
El primero es el que más te va a gustar: 1Cor 13.
Pablo de Tarso, parece saber muy bien lo que es el amor. Yo uso mucho este texto cuando quiero saber si uno de mis actos es o no un acto de amor.
Y el otro, un icono de mi adolescencia, nada sacro, es la conversación entre el principito y el zorro en "Le petit prince" de Antoine de Saint-Exupéry. El "zorro habla de dejarse domesticar". Si no lo has leído, hazlo con tus hijos. Es una lectura deliciosa, en especial si puedes hacerla en francés. Hermosa de verdad. "L'essentiel est invisible por les yeux. On ne voit bien qu'avec le coeur"
Por último te diré algo que me dijo hace muchos años, en Taizé, Alphonse (No recuerdo su apellido) un misionero congoleño dedicado a sacar niños de los ejércitos y recoger menores, niños y niñas, que huían de las guerras civiles de Ruanda y el Congo: "Desengáñate, Hugo (Él empleó mi verdadero nombre, obviamente), el amor no existe. Sólo existen las pruebas de amor"
Y yo estoy de acuerdo.
'
14/09/25 12:18 PM
  
Hugo Z. Hazquenbush
Anawin

Ya ves. A mi lo que me gusta de verdad es el fresquito del aire acondicionado
🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣😂
14/09/25 12:21 PM
  
Cristina
Ni una mención al juicio particular con solo tres resultados: cielo, infierno o purgatorio. Por desgracia, fiel reflejo de la catolicidad actual completamente secularizada y sin raíces cristianas. Nadie ha mencionado el juicio...
14/09/25 4:48 PM
  
Juan Mariner
Cristina, no será un Juicio como el de los jueces y magistrados que dan la razón al poderoso siempre, aunque no la tenga; será el Juicio de un Padre para con sus hijos. Los hijos que no han amado a su Padre Eterno lo tendrán muy crudo, y más los que ni siquiera lo han reconocido. Poca Misericordia nace frente a quien te insulta, te agrede o te extorsiona, menos sobre quien directamente te ignora.
14/09/25 8:00 PM
  
Masivo
Yo quiero ir a parar allá donde esté mi familia.
14/09/25 8:07 PM
  
Bruno
Jakob:

"Queremos ir al cielo porque queremos durar"

Hombre, queremos algo más que seguir siendo, ¿no?
14/09/25 8:18 PM
  
Bruno
Tito España:

"Enseñanza de San Agustín"

El santo de Hipona tenía un don para las frases felices y profundas.
14/09/25 8:19 PM
  
Bruno
Haddock:

"con lo que me hace sufrir"

Esa misma carne será gloriosa y los sufrimientos ofrecidos con los de Cristo, nuestra gloria para toda la eternidad.

Claro que a unos les tocan más que a otros de ambas cosas.
14/09/25 8:26 PM
  
Cristina
Efectivamente, Juan Mariner, el juicio será en el amor. Pero quien esté en pecado mortal, y no en gracia, por mucho amor irá al infierno. Eso es algo que la Iglesia enseña, aunque casi todos los católicos prefieren ocultarlo y negarlo.

Por eso, la expresión de que Dios nos pille confesados...velad, que no sabéis el día ni la hora...
14/09/25 8:49 PM
  
Pedro1
Yo quiero ir al cielo por estar con Dios y para no ser castigado con las terribles y eternas penas del infierno.
14/09/25 9:43 PM
  
Marta de Jesús
Porque no queremos ir al infierno. Pero sobre todo porque queremos estar cerca de Dios y verlo. Porque Cristo nos ha llamado por nuestro nombre y nos ha dicho, *Sígueme*, y libremente le hemos seguido. Porque queremos vivir en plenitud. Porque Jesucristo no se merecía nada de lo que sufrió por nuestra causa y queremos estar con Él en Su Reino Eterno, tras purgar nuestra parte correspondiente de ofensas, intentando no sea mucha, infinitamente agradecidos en caso de estar entre los elegidos.
Porque estamos enamorados (de Dios Trino, de sus Ángeles, de Sus santos, del Cielo). Y los enamorados quieren estar siempre juntos.
Porque queremos perdurar en el Amor, no en la blasfemia.

Dios nos permita perseverar hasta el final, para ir a ese Cielo que hoy solo soñamos.
14/09/25 9:54 PM
  
Pedro1
Yo no estoy seguro de que todos los católicos queramos ir al cielo, porque casi nadie se acerca a los confesionarios, y, sin embargo, la inmensa mayoría se acerca a recibir el Cuerpo de Cristo. Está claro que quien come del pan y bebe del cáliz del Señor indignamente come y bebe su condenación. A esta condenación contribuyen los sacerdotes, que no les predican a sus feligreses esta verdad católica, probablemente porque no la creen.
14/09/25 10:04 PM
  
Marta de Jesús
La respuesta del señor masivo me sorprende. ¿Para qué querría ir al infierno en caso de que su familia fuera allí? La familia de un cristiano es la de Cristo. Queramos a nuestra familia en Cristo. O por lo menos no alejarnos nosotros de Él.

Una amiga tras despedir a su padre a la otra vida, me contó cómo se preparó para ese momento con la cercanía de su familia. Me emocionó ver una historia de reconciliación familiar y espiritual tan de cerca. No apta para feminazis. Me dijo, #quisiera a mí padre en el cielo más que ninguna otra cosa ahora mismo#. .¡Wow. Eso es ser cristiano! Esas catequesis de vida no son frecuentes hoy día en occidente.

Pasen ustedes buena semana. Dios nos guíe.
14/09/25 10:26 PM
  
Francisco de Argentina
Lamentablemente no tengo ningun amigo para hablar del Cielo y lamento mucho no tenerlo porque es muy importante para no desanimarse, tu post me ayudó mucho.
Yo quiero ir al Cielo por qué ha está la Santisima Trinidad , la felicidad viene despues.
Como me lo imagino? A veces me imagino yo siendo niño y preguntando y que Dios me contesta y yo me maravillo por las respuestas y asi toda la eternidad; otras veces me imagino a los pies de Jesús, besando sus llagas y dándole gracias. Eso para mi es el Cielo
14/09/25 10:30 PM
  
Francisco de Argentina
Sigo si me permiten. Cuando voy a visitar a Jesús al sagrario, le agradezco que me haya adelantado un poco el Cielo, aunque sea oculto, porque para mi el Cielo es eso, conversar eternamente con Dios y en esa conversación agradecerle y alabarle. Espero que esten mis parientes y si fuera posible toda la humanidad; pero ante Dios no se debe sentir ninguna ausencia ni nada malo, solo El y nada mas que El es el Cielo, para mi.
Por ahi teologicamente es medio flojo lo que digo, pero es mi pensamiento que no creo sea muy errado. Es una lastima no hablar mas seguido de estos temas
14/09/25 10:35 PM
  
Vladimir
Talvez voy a decir una blasfemia o, en todo caso, una tontera, pero, si al llegar al Cielo (si tengo esa dicha) no me encuentro allá con mis seres queridos, voy a sufrir una grandísima decepción.
Pienso que el Cielo no será completo, si allá no me reencuentro con las personas que amé en esta vida.
14/09/25 11:02 PM
  
Francisco de Argentina
Yo pienso mucho en lo que dice Vladimir. Es algo que no podremos entener aqui seguramente. Pienso que si algun ser querido no esta en el Cielo, entonces cuando Dios me cuente porque no esta, cuantas veces El lo llamó y mi ser querido no respondió me generaría un dolor terrible; pero a la vez pienso que voy a estar con Dios, y al lado de El no puede haber nada malo, porque en El esta todo lo que deleita. Entonces no lo puedo entender y me entristezco; pero lo que sí creo firmemente que delante de Dios no puede haber tristeza
14/09/25 11:35 PM
  
Francisco de Argentina
Pero otras veces pienso que mi vision individualista del Cielo no es correcta, porque pienso en el mar de cristal que esta delante del trono de Dios, en el Apocalipsis. En este mar, que yo entiendo somos nosotros purificados por el fuego, la luz de Dios que nos llega a todos, no nos llega directamente, si no, a través de los cristales que están mas cerca de la superficie del mar, entonces incluso en el mismo Cielo, delante de Dios, vamos a formar una especie de comunidad y nos vamos a necesitar unos a otros y pienso entonces que en ese caso extrañaremos a nuestros seres queridos.... pero Dios será todo en todos en el Cielo...
Perdon por tanta lata, les abrí un poco mi corazon, me gustaría mucho tener con quien hablar del Cielo
14/09/25 11:40 PM
  
Francisco de Argentina
Perdon pero me quedé enganchado con el tema... es que el Cielo es la Patria, es el Hogar, si amamos a nuestra patria, Argentina, España o a nuestra casa paterna o materrna, lo hacemos como un reflejo del amor a Cielo; pero este ultimo a pesar de ser mas real y definitivo que las cosas de la tierra esta mas lejos y no es seguro que terminemos ahí, por eso es que creo tan necesario mantener vivo el deseo del Cielo hablando de el. En la parroquia a la que voy a Misa, el sacerdote es bastante flojo en cuanto a las rubricas pero habla bastante seguido de la Vida Eterna, eso me gusta.
Tambien pienso en el purgatorio; pero no lo entiendo porque si yo se que estoy salvo, que voy a ver a Dios, con gusto enfrentaria los castigos necesarios.
En el otro destino posible tambien pienso mucho, sobre como será, pero me resulta imposible pensar en eso, porque pienso que estaría llorando toda la eternidad por no poder estar con Dios y no lo odiaría a El porque El es justo y eso ya sería un muestra de amor a Dios, no? y en ese lugar no puede haber amor... y no puedo pensar mas, porque pienso en la terrible soledad que se debe vivir porque falta El y me entristezco mucho porque es una posibilidad ir ahí. Pero aunque estuviera triste y reconociera Su justicia, claro, no lo alabaría y eso seria la diferencia del Cielo, quizas pueda haber amor en ese otro lugar, pero no alabanza o tal vez utilice la palabra amor de forma romantica; son temas que pienso mucho.
15/09/25 12:57 AM
  
Masivo
No concibo, para un hijo que ame a sus padres, y para los padres que aman a sus hijos, que puedan ser verdaderamente felices estando separados eternamente de ellos.
15/09/25 6:46 AM
  
Pedro1
No es solamente que estén separados eternamente, sino que sabemos que sufrirán un dolor indecible.
15/09/25 2:26 PM

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