InfoCatólica / Espada de doble filo / Archivos para: Enero 2023

27.01.23

Oración para pedir santos

La Iglesia no necesita grandes medios materiales, ni leyes que la reconozcan y favorezcan, ni templos maravillosos, ni colegios y universidades, ni una organización eficiente, ni la admiración de los hombres. Si los tiene, estupendo y que sea para la gloria de Dios, pero, si no los tiene, no pasa nada y Dios convertirá esa pobreza en riqueza sobreabundante, como hizo en Belén.

En cambio, si nos faltan los santos que reflejen la santidad de Dios entre nosotros, qué grande será nuestra miseria. Pensando en todo esto, me ha parecido buena idea traer al blog una poesía y oración que escribí hace tiempo para pedir santos a Dios. Ojalá nos conceda muchos santos, porque los necesitamos.

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16.01.23

Asomando la pezuña

Hay un tipo de persona que tiende a ver al demonio en todas partes, hasta el punto de que la actividad demoniaca se convierte para ella en una obsesión o, al menos, en una manía poco saludable. Los ámbitos más neutros se consideran plagados de tentaciones y asechanzas del demonio, se retuerce la realidad para encontrar pistas esotéricas de la presencia diabólica y cualquier objeción, por razonable que sea, se recibe como una prueba más de la influencia infernal.

Una obsesión de esta naturaleza, puede deberse a un carácter timorato o escrupuloso o incluso al gusto por lo morboso y esotérico. Otras veces, en cambio, es simplemente una reacción bienintencionada contra esta época materialista que prescinde por completo del demonio, cuando no niega su existencia. El problema es que esta mentalidad, inconscientemente y al margen de la buena intención, equivale a pensar que el demonio sería, en la práctica, más poderoso que Dios, que es justo lo que el propio Satanás desea que todos piensen. Como decían los antiguos, ne quid nimis. Nada en exceso es bueno y la preocupación excesiva por el demonio es tan perjudicial como cualquier otra desmesura.

En estos tiempos, sin embargo, los casos en que se da esa preocupación exagerada son poquísimos y lo frecuente es exactamente lo contrario: vivir como si los demonios no existiesen. La nuestra es una sociedad ingenua, que ha olvidado el pecado original y la existencia del demonio y piensa que, con un poco de buena voluntad, un chorrito de ciencia y un par de pizcas de democracia, se resolverían todos los problemas del mundo. Los hombres ya no son conscientes de que viven en medio de una lucha entre el bien y el mal y, como ciegos perdidos en tierra de nadie, no hacen más que recibir disparos sin enterarse de lo que está sucediendo en realidad.

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11.01.23

El cardenal Pell lo dijo claramente: el rey está desnudo

Antes de fallecer, el cardenal Pell escribió un artículo para el diario británico The Spectator. Esto, en principio, no debería tener nada de especial. Los obispos y sus colaboradores escriben infinidad de artículos, cartas pastorales, sermones, planes pastorales, declaraciones, notas de prensa y todo tipo de documentos, que prácticamente nadie lee.

Este artículo, sin embargo, es diferente. En efecto, el cardenal, quizá sintiendo la muerte cercana, decidió expresarse sin los habituales eufemismos y circunloquios episcopales y escribió lo que gran cantidad de obispos no se atreven más que a susurrar a sus amigos y colaboradores cercanos: el rey sinodal está desnudo.

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3.01.23

De Canterbury a Roma y de Roma a Canterbury

He tenido que reírme al leer que el “obispo” anglicano de Worcester, John Inge, decía esto en Twitter:

“Parece haber en general una preocupación por los anglicanos que se convierten al catolicismo. Recibe menos publicidad el considerable movimiento que hay en la otra dirección y que se debe a diversas razones”.

La afirmación del honorable Mr. Inge es, sin duda, un cómico ejercicio de la sutileza tan típica de los ingleses, porque las razones principales del (escaso) movimiento de católicos que se hacen anglicanos son muy conocidas y resulta muy comprensible que los propios anglicanos no les den publicidad, ya que generalmente no resultan muy ejemplares. En esencia y siendo claros, suelen reducirse al deseo de saltarse el celibato, el voto de castidad o la indisolubilidad del matrimonio, la búsqueda de aprobación de conductas inmorales o el intento de hacerse una religión a la medida, más en consonancia con los siempre cambiantes criterios del mundo.

No crean que esta observación es puramente de mi cosecha. De hecho, es un lugar común tanto para los católicos como (a regañadientes) para los anglicanos desde hace mucho tiempo. A fin de cuentas, el propio anglicanismo comenzó precisamente por esas razones. En cualquier caso, si quieren voces más autorizadas que la mía, escuchemos a dos antiguos pastores anglicanos que se convirtieron al catolicismo y que responden al “obispo” en Twitter.

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