Una monja adopta un hijo

Hablábamos ayer del proyecto de un blog norteamericano de adoptar virtualmente a “sacerdotisas” para rezar por ellas. Algún lector comentó la posibilidad de adoptar a las energúmenas que irrumpieron hace poco en una Misa y se desnudaron como “acto de protesta”. Otros pensaron en adoptar a los japoneses que están sufriendo lo del tsunami y rezar por ellos. Hasta hubo (horresco referens) quien sugirió adoptar a Luis.

Todo esto me ha animado a traer al blog un relato estupendo que hace Santa Teresa de Lisieux sobre algo que sucedió cuando aún era una niña. Es una de esas historias que deberíamos contar a nuestros hijos, porque se graban en la imaginación para toda la vida. En ella, Santa Teresita cuenta con gran sencillez la historia de su “primer hijo". Quien la conozca, disfrutará releyéndola y quien no la conozca creo que se alegrará de haber pasado hoy por este blog.

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“Oí hablar de un gran criminal que acababa de ser condenado a muerte por unos crímenes horribles. Todo hacía pensar que moriría impenitente. Yo quise evitar a toda costa que cayese en el infierno, y para conseguirlo empleé todos los medios imaginables.
Sabiendo que por mí misma no podía nada, ofrecí a Dios todos los méritos infinitos de Nuestro Señor y los tesoros de la santa Iglesia; y por último, le pedí a Celina que encargase una Misa por mis intenciones, no atreviéndome a encargarla yo misma por miedo a verme obligada a confesar que era por Pranzini, el gran criminal.

Tampoco quería decírselo a Celina, pero me hizo tan tiernas y tan apremiantes preguntas, que acabé por confiarle mi secreto. Lejos de burlarse de mí, me pidió que la dejara ayudarme a convertir a mi pecador.

Yo acepté, agradecida, pues hubiese querido que todas las criaturas se unieran a mí para implorar gracia para el culpable.

En el fondo de mi corazón yo tenía la plena seguridad de que nuestros deseos serían escuchados. Pero para animarme a seguir rezando por los pecadores, le dije a Dios que estaba completamente segura de que perdonaría al pobre infeliz de Pranzini, y que lo creería aunque no se confesase ni diese muestra alguna de arrepentimiento, tanta confianza tenía en la misericordia infinita de Jesús; pero que, simplemente para mi consuelo, le pedía tan sólo «una señal» de arrepentimiento…

Mi oración fue escuchada al pie de la letra. A pesar de que papá nos había prohibido leer periódicos, no creí desobedecerle leyendo los pasajes que hablaban de Pranzini. Al día siguiente de su ejecución, cayó en mis manos el periódico «La Croix». Lo abrí apresuradamente, ¿y qué fue lo que vi…?

Las lágrimas traicionaron mi emoción y tuve que esconderme… Pranzini no se había confesado, había subido al cadalso, y se disponía a meter la cabeza en el lúgubre agujero, cuando de repente, tocado por una súbita inspiración, se volvió, cogió el crucifijo que le presentaba el sacerdote ¡y besó por tres veces sus llagas sagradas…! Después su alma voló a recibir la sentencia misericordiosa de Aquel que dijo que habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por los noventa y nueve
justos que no necesitan convertirse…

Había obtenido «la señal» pedida, y esta señal era la fiel reproducción de las gracias que Jesús me había concedido para inclinarme a rezar por los pecadores. ¿No se había despertado en mi corazón la sed de almas precisamente ante las llagas de Jesús, al ver gotear su sangre divina? Yo quería darles a beber esa sangre inmaculada que los purificaría de sus manchas, ¡¡¡y los labios de «mi primer hijo» fueron a posarse precisamente sobre esas llagas sagradas…!!! ¡Qué respuesta de inefable dulzura…!

A partir de esta gracia sin igual, mi deseo de salvar almas fue creciendo de día en día. Me parecía oír a Jesús decirme como a la Samaritana: «¡Dame de beber!»

Era un verdadero intercambio de amor: yo daba a las almas la sangre de Jesús, y a Jesús le ofrecía esas mismas almas refrescadas por su rocío divino. Así me parecía que aplacaba su sed. Y cuanto más le deba de beber, más crecía la sed de mi pobre alma, y esta sed ardiente que él me daba era la bebida más deliciosa de su amor…”

Santa Teresa de Lisieux, Historia de un Alma

60 comentarios

  
Norberto
Aquí se pueden descargar las obras completas de Theresita.

http://www.abandono.com/Abandono/Teresita/Teresita001.htm
14/03/11 5:18 PM
  
luis
"Oí hablar de un gran criminal que acababa de ser condenado a muerte por unos crímenes horribles"

A éste, lo salvó la pena de muerte. La debe de estar bendiciendo desde la eternidad.
14/03/11 5:23 PM
  
Norberto
En el fondo de mi corazón yo tenía la plena seguridad de que nuestros deseos serían escuchados. Pero para animarme a seguir rezando por los pecadores, le dije a Dios que estaba completamente segura de que perdonaría al pobre infeliz de Pranzini, y que lo creería aunque no se confesase ni diese muestra alguna de arrepentimiento, tanta confianza tenía en la misericordia infinita de Jesús...

¡Qué cosas dicen los santos, son de un "romanticismo bobalicón" intolerable, uf!.
14/03/11 5:35 PM
  
Ricardo de Argentina
Si hubiese buenos capellanes, la pena de muerte podría llegar a ser la única ocasión en que los criminales se pegasen un susto que los llevara a salvarse.

La Iglesia sabe bien los capellanes que tiene.
La Iglesia desaconseja desde hace unos años la aplicación de la pena de muerte, a pesar de que defiende su legitimidad.
Es para pensarlo...
14/03/11 5:48 PM
  
Gabar
No conocía la historia. Es preciosa.

Antes pasé por el blog del Padre Iraburu, y viendo como están por allí los ánimos, se agradece la paz que deja esta historia en el alma. Eso si es Amor al prójimo.

Luis, reze por una de las payasas, en penitencia ;)
14/03/11 6:16 PM
  
luis
Gabar, le prometo que voy a rezar no sólo por una de esas payasas, sino por el circo de donde usted nos comenta que viene.

toto corde
14/03/11 6:36 PM
  
Norberto
reze...no...rece...si
14/03/11 6:55 PM
  
Gabar
Jajajajajaja, XD, luis que predecible es usted.

Le propongo una cosa, usted reza por mí, y yo rezo por usted.....a menos que crea que mis oraciones no van a ser escuchadas por Dios Padre. Latín no se.

Que majete. luis, XD. Lo del circo, le podría contestar, pero ponerme a su nivel, es algo que estoy aprendiendo a no hacer. Saludos.
14/03/11 6:56 PM
  
Gabar
Gracias por la corrección, Norberto.
14/03/11 6:57 PM
  
luis
" Lo del circo, le podría contestar, pero ponerme a su nivel, es algo que estoy aprendiendo a no hacer. Saludos"

¿Ve que conmigo, Gabar, nolendo volens, se aprende?

Saludos,
14/03/11 6:59 PM
  
Gabar
A usted lo ha puesto Dios en el mundo para probar la paciencia de los demás....;) No se enfade conmigo,...ya no le propongo que adopte a Willy Toledo, ea.

Yo intento aprender de todo el mundo, si merece la pena.
14/03/11 7:06 PM
  
luis
No, lo que prueba la paciencia de los demas es este tipo de sandeces, que muestra que usted no tiene la menor idea de lo que es un tradicionalista:

".....a menos que crea que mis oraciones no van a ser escuchadas por Dios Padre. Latín no se".
14/03/11 7:11 PM
  
Gabar
Era una broma, como el resto del comentario, pero no se preocupe, no volveré a cruzar una palabra con usted. No me gusta molestar a la gente. Quede con Dios.

A todo esto, lo que ha escrito Bruno, se va perdiendo con gansadas acéticas. Lo siento, de veras, porque me gustó mucho el artículo. (Lo que no sabía es que Don Luis tuviera tan malas pulgas. De haberlo sabido, ni pruebo, perdone ud la deriva, Bruno)

Saludos.
14/03/11 7:16 PM
  
luis
Sabe lo que pasa, Gabar, hay tanto payaso y tanto circo últimamente, que cuando se habla en serio uno se confunde. Y cuando se bromea, se lo toma en serio.

[...]
14/03/11 7:21 PM
  
Bruno
Auto-moderación en los comentarios, por favor, o tendré que sacar la espada moderadora de doble filo y golpear a diestro y siniestro.
14/03/11 7:37 PM
  
Bruno
Ricardo:

Buenísimo. Y tiene bastante miga.
14/03/11 7:38 PM
  
luis
Tiene razón Ricardo. Para aplicar bien la pena de muerte se requieren tres cosas: buenos jueces (sobre todo), buenos capellanes, buenos verdugos.

Me temo que el Estado moderno sólo cuenta con éstos últimos.
14/03/11 7:44 PM
  
susi
Yo sí conocía esta historia que es una muestra más de la infinita Misericordia de Dios y el dogma de la Comunión de los Santos.
Es significativo que tanto esta Santa como la Madre Teresa de Calcuta oyeran las palabras de Jesús diciendo que tenía sed de almas y ellas se lanzaron a aplacar esa sed del Señor.
Tal vez si nosotros ponemos un poco la oreja en la oración, oiremos lo mismo y le acerquemos a alguien con nuestras oraciones y sacrificios.
14/03/11 8:15 PM
  
Diego
La voz “Pranzini”, entre los contemplativos al menos, es una suerte de paradigma y contraseña de la misión invisible de la Iglesia. Sin hablar, sin que se escuche su voz —como anota el salmo— la súplica intercesora mueve secretamente al mundo. Mientras la vanguardia eclesial aceita y lustra sus rumbosos planes pastorales, ostentando sus tácticas y estrategias de propaganda, los anónimos orantes conforman la muda y filosa punta de lanza, y anclan la pica en Flandes, en la inclaudicable gesta por advenir el Reino.
Como dice el santico de fray Juan: un poco de esta nuda plegaria hace más por la Iglesia que todas las obras apostólicas juntas. No dice: también ellas (las monjas, los contemplativos) aportan lo suyo, su granito de arena. No, no: hace más una sola de estas ánimas, que todo el aparato de la propaganda fidei.

14/03/11 10:19 PM
  
Geco
Esta historieta es un ejemplo más de que la Iglesia considerá como de mayor gravedad ofender a Dios que matar al hombre. Para ella vale más un criminal que se arrepiente y pide perdón a Dios un segundo antes de morir que un altruista virtuoso que muere negándole. Y la monjita para encerrarla, como una chota la pobre.
15/03/11 12:23 AM
  
Norberto
Geco

¿Conoce Vd. la vida de "la monja",como para calificarla de "chota"?.¿Sabe algo de cristianismo?.

Es una cuestión suya, dude que le guste que le tache de inepto, de estulto o de indocumentado, cosa que se puede deducir de su indocumentado comentario.

No obstante, considere que el apoyo de la pena de muerte de los comentaristas que aquí se han expresado no es, ni mucho menos, la postura oficial de la Iglesia que dice así:

La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas.

Pero si los medios incruentos bastan para proteger y defender del agresor la seguridad de las personas, la autoridad se limitará a esos medios, porque ellos corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la dignidad de la persona humana.

Hoy, en efecto, como consecuencia de las posibilidades que tiene el Estado para reprimir eficazmente el crimen, haciendo inofensivo a aquél que lo ha cometido sin quitarle definitivamente la posibilidad de redimirse, los casos en los que sea absolutamente necesario suprimir al reo «suceden muy [...] rara vez [...], si es que ya en realidad se san algunos»


Es decir, que la pena de muerte es irrevocable,y, conocemos en estos últimos años, errores judiciales que han podido ser reparados por los pelos.

También conocerá la intercesión frecuente los Papas a las autoridades, para conmutar la pena de muerte, desgraciadamente con escasos resultados.

En el caso que nos ocupa la preocupación de Theresita era apostólica, ya que no tenía la menor posibilidad de influir religiosamente, jugó la partida a la carta más difícil y ganó, ¿eso le fastidia?.

15/03/11 10:19 AM
  
Norberto
Geco

Le dejo el enlace, por si quiere documentarse:

http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s2c2a5_sp.html
15/03/11 10:20 AM
  
Hesse
Hermosa historia, hermosa actitud de Santa Teresita , pero no nos confundamos, por favor, Dios es bueno y Misericordioso, pero no es tonto. Y en el más allá, no habrá café pa ‘ todos. Ojalá que ése criminal se haya arrepentido sinceramente.
Me han contado ( no sé si es verdad) que la guerrilla colombiana suele colgar el Rosario del fusil para tener mejor puntería.

15/03/11 1:50 PM
  
Norberto
Hesse

Las (malas)enseñanzas de Camilo Torres (sacerdote) permanecen en el tiempo.

15/03/11 1:57 PM
  
Eduardo Jariod
El alma de Teresita estaba completamente traspasada por el Señor.

Recemos también por todos aquellos que cuando les tiendes la mano te la intentan devorar para justificarse que llevaban razón cuando les golpeabas por intentar devorarla. De éstos, hay legión. En esos casos de falso arrepentimiento (no existe el arrepentimiento "a medias"), yo muestro un cansancio profundo. Lamento no tener la fe que mueve montañas de la santa.
15/03/11 2:05 PM
  
Javier López Rui
Norberto imagino que lo que querí decir es que la muerte es irrevocable, la pena de muerte sí lo es hasta que no se ejecuta al reo, pero aun en el primer caso tenemos pruebas de que sí es irrevocable, Lázaro por ejemplo, así que podríamos dejar que se llegue a la ejecución y Dios se encargará de revivir a quien lo merezca o en todo caso le llevará al Cielo que es infinitamente mejor que la resurrección de la carne.
Otra cosa, la doctrina católica dice o no que si alguien se arrepiente de forma absolutamente sincera y pide perdón a Dios en su último suspiro por sus pecados esto les serán perdonados, por muy graves que sean ?. No es esto una especie de cheque en blanco ?.
15/03/11 2:39 PM
  
luis
Creo -no tengo a mano la cita de Santo Tomás- que la doctrina católica dice también otra cosa, por supuesto que completamente olvidada: el reo que es ejectuado, si acepta la pena como expiación de su pecado, remite la pena y entra directamente en la gloria.
Así que Santa Teresita tuvo su San Dimas, porque su oración era, como la del Señor y la de sus elegidos, infalible.
15/03/11 3:14 PM
  
Diego
Esta invención de la Petit por las capellanías espirituales —los Carmelos, desde entonces han proseguido esta costumbre— tiene su miga... y sus bemoles. Es sin duda un buen acicate para una misión que carece de los aplausos y buena prensa y demás incentivos que suele ligar el misionero ad gentes, con sus simpáticos negritos de Mozambique. No obstante, tal vez con cierto rigorismo —no estoy seguro— a algunos nos sigue resultando mejor formar a los monjes y monjas en esa “austeridad interior” —al decir de santa Catalina— con que el soldado de a pie batalla sin tanto dato. Tiene un toque de sobreencarnación. Se arriesga ese dejamiento, esa entrega de la súplica a la Administración General de Súplicas —a cargo de una Mujer y Madre— con el peligro adicional de la vanidad y el asimiento al “rédito ponderable” de mi plegaria. Como les decía santa Teresa, la castellana: cuídense de que el ladrón no les quede encerrado dentro. Para llegar al Juicio “con las manos vacías”, uno ha de entregar a los muchos Dimas y Pranzinis que se pueden retener ávidamente para la propia corona... o más simplemente, desconocer sus nombres.
Pero insisto: en tiempos disolventes como los que nos tocan, tal vez sea un estímulo lícito para muchachas y muchachos que han renunciado a la “Gran Misión” para asumir esta deslucida tarea de Agentes Secretos en Misión Imposible por rescatar al rehén de las fauces del enemigo...
15/03/11 4:37 PM
  
Hesse
Norberto : Gracias por el dato.
16/03/11 11:12 AM
  
Norberto
Bueno, pues, si no ha quedado claro el poder de la oración,y, la colaboración con Dios, aun en cosas que aparecen como imposibles, Bruno debe confesar su fracaso con esta entrada.

Lo de la pena de muerte es fijarse en el color de las servilletas, cuando uno tiene delante una suculenta pata de cordero asado, pero, ya lo dijo Joselito El gallo, torero sentencioso, " Hay gente pa tó".
16/03/11 2:05 PM
  
luis
No sé si es tan accesorio lo de la pena de muerte. Para mí es fundamental: la muerte como paga del pecado, y la fantástica toma de judo que hace Dios, volviendo las propias fuerzas de la muerte a favor de la vida, vida que se vuelve eterna e inmediata, que confiere la santidad sùbita. No olvidemos la confesión de San Dimas: "Nosotros sufrimos JUSTAMENTE la pena que nos han impuesto"; y esta confesión es la que suscita la gracia de impetrar el perdón de Dios y fructifica en la remisión completa de todo pecado y todo reato de pena.

Al contrario de lo que dice Norberto, todo este magnífico episodio de Santa Teresita, incluso el tema de la pena de muerte, parece la reverberación de San Dimas, con el "hoy estarás conmigo en el Paraíso".
16/03/11 2:35 PM
  
Norberto
La analogía que equipara la justicia de Pilatos con la de Dios es algo inaudito, mira que he tenido ocasión de escuchar atrocidades, pero esta se colocó a la cabeza.

En Ezequiel 18, 3-ss, se puede leer:

Yo os juzgaré, pues, a cada uno según su proceder, casa de Israel, oráculo del Señor Yahveh. Convertíos y apartaos de todos vuestros crímenes; no haya para vosotros más ocasión de culpa.
Descargaos de todos los crímenes que habéis cometido contra mí, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habéis de morir, casa de Israel?
Yo no me complazco en la muerte de nadie, sea quien fuere, oráculo del Señor Yahveh. Convertíos y vivid.
16/03/11 2:56 PM
  
luis
Yo no equiparo nada, Norberto, me limito a creerle a San Dimas cuando dice con total veracidad, " nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.»
16/03/11 3:05 PM
  
luis
No soy yo el que dice que la condena de Pilato a los ladrones haya sido justa, lo dice un santo, el propio condenado.
16/03/11 3:06 PM
  
Norberto
Bueno pues parece que la cita de Sto. Tomás se retrasa, ¿y si no fuera así?, los inconvenientes de citar de memoria.
16/03/11 11:16 PM
  
luis
¿la quieres en serio? Pensé que no te interesaba...
16/03/11 11:54 PM
  
Norberto
Absolutamente interesado, para discernir entre una positio y un sentimiento de piedad popular medieval.
17/03/11 12:04 AM
  
Ricardo de Argentina
Luis, apuesto a que el santo matiza eso que dices, ya que así tomado equivale a una canonización martirial. A mí me parece que a lo sumo le servirá para salvarse del infierno, si le sirve.
Lo de San Dimas fue distinto, pues hizo un sobrenatural acto de fe y fue testigo del Señor.
17/03/11 12:36 PM
  
Diego
No ubico el texto del Aquinate. Pero coincido con Ricardo. San Crisóstomo centra la "economía" de aquel diálogo de crucificados en el poder infalible de la plegaria. Hoy estarás conmigo en el Paraíso... pues eso me has pedido, y lo has hecho creyendo en mi Poder para hacerlo.
Aunque, sospecho, esto sea compatible con el luísico planteo. No huelga aclarar (con Bloy) que Dimas se salva no por su muerte en cruz sino por la Cruz contigua, en que la Vida mata su muerte.
17/03/11 1:34 PM
  
luis
De eso se trata, estimados: todo condenado a muerte, por el poder sacramental de la Iglesia, que no es menor que las palabras de Cristo en la Cruz, puede transformarse en un San Dimas.

De hecho, se está acelerando el proceso de canonización de un condenado a muerte, Joaquín Fesch, ladrón y homicida que se convierte en la cárcel y asume su pena de muerte como una expiación. Si no se tiene a mano esta doctrina, como ocurre con los progres o neocones del posconcilio resulta incomprensible este proceso de canonización.

Ahora encontré la cita en el capítulo XXVI, tomo IV del "Iota Unum" de Romano Amerio, pero no está claro de dónde la saca el insigne suizo, porque se remite a un lexicon o Index de la Summa del año 1926. De todos modos, recomiendo todo el capìtulo sobre la pena de muerte, donde se explica esta variación doctrinal posconciliar, pongo el link abajo, lean a partir de la página 394.

La cita de santo Tomás:

"La muerte que se inflige como pena por los delitos realizados, borra totalmente la pena debida por ellos en la otra vida, o por lo menos parte de la pena en proporciòn a la culpa, el padecimiento o la contrición. La muerte natural, en cambio, no lo hace"

http://www.disc.ua.es/~gil/iota.pdf
17/03/11 4:08 PM
  
Ricardo de Argentina
Estimado Luis, muchas gracias por la cita.
Entiendo que Sto. Tomás ni siquiera asegura que el reo se libre del infierno por otras culpas diferentes a las que le valieron la condena a muerte. Lo que sí asegura es que por estas culpas (las que le costaron la vida) no padecerá purgatorio, supuesto que se salve.

Y es muy impresionante su frase final:"La muerte natural, en cambio, no lo hace." (no redime esos pecados).
Quienes combaten la pena de muerte y se dicen católicos, deberían al menos explicar a título de qué defienden un procedimiento que aleja a los condenados de esta posibilidad de expiación.
Me parece.
17/03/11 4:49 PM
  
luis
La pena de muerte en sí es una muerte natural, no perdona nada.
Lo que la hace expiatoria es la contricción, suscitada por la gracia, y la aceptación de dicha pena como expiación. Por supuesto que si hay contricción, es de todos los pecados mortales que se han cometido.
17/03/11 5:00 PM
  
Ricardo de Argentina
Eso que supones yo no le veo, Luis, y tampoco parece deducirse de la frase del Angélico, pero bueno, puede ser una cuestión opinable.
17/03/11 5:27 PM
  
luis
Ricardo, explícame cuál es la diferencia entre San Dimas y un condenado a muerte que se acoje al sacramento de la penitencia. Para mí es lo mismo.

Ambos sufren la pena justamente, ambos la aceptan como expiación, ambos escuchan la palabra de Cristo: hoy estarás conmigo en el Paraíso.

No veo diferencias entre la accion de Cristo desde la Cruz y la acción sacramental de la Iglesia, que no es más que Cristo expandido a lo largo de la Historia.
17/03/11 5:45 PM
  
Ricardo de Argentina
"La muerte que se inflige como pena por los delitos realizados, borra totalmente la pena debida por ellos en la otra vida, o por lo menos parte de la pena en proporciòn a la culpa, el padecimiento o la contrición. La muerte natural, en cambio, no lo hace"
---
A mí me parece que aquí está claro, Luis.
Para que sea como dices, Santo Tomás podría haber escrito, por ejemplo:
----
"La muerte que se inflige como pena por los delitos realizados, borra totalmente la pena debida por todos sus pecados en la otra vida. La muerte natural, en cambio, no lo hace"
----
Lo cual es evidentemente diferente.
17/03/11 6:31 PM
  
luis
Bueno, nada es automático, todo depende de las disposiciones que la gracia suscita. Supuesta la contricción, y supuesta que la expiación es impuesta por el penitente o por el confesor como penitencia por el pecado - y es la penitencia máxima-, se puede píamente creer que el alma ingresa al Paraíso directamente. Eso es lo que enseña el pasaje de Santo Tomás. Eso es lo que creo enseña el episodio del buen ladrón.
Insisto que el poder sacramental de la Iglesia no es inferior al de Cristo. y que lo que hizo Cristo desde la Cruz, lo hace con el mismo poder la Iglesia, o mejor, ese Cristo expandido que llamamos Iglesia.
17/03/11 6:41 PM
  
luis
Por lo demás, lean el link de Amerio. Está muy bueno.
17/03/11 6:42 PM
  
Ricardo de Argentina
Luis, vos estás suponiendo que la confesión completa y perfecta de todos los pecados (supuesto que el reo la haga), y la penitencia de ofrendar la vida, conlleva una indulgencia plenaria automática que permite esquivar el Purgatorio.
Me parece un exceso.
17/03/11 6:56 PM
  
luis
"la penitencia de ofrendar la vida"

bueno, parece bastante, ¿no? ni más ni menos que lo que hizo San Dimas, acompañado de un acto de fe.
17/03/11 7:07 PM
  
Ricardo de Argentina
Bueno sí, parecer parece.
17/03/11 7:52 PM
  
luis
Lo que es muy interesante es la vida de Fesch, que cita el mismo Romano Amerio, y está en proceso de canonización.
En el blog ex orbe su genial autor (lástima de pérdida que tuvo Infocatolica cuando lo echaron de aquí) se agravia de que pretenda canonizar al homicida de un homicida. Y es cierto, con la exangue doctrina posconciliar suena feo, pero cómo cambia la cosa si la vemos a la luz de San Dimas y de la doctrina tradicional.

La discusión en ex orbe:

http://exorbe.blogspot.com/2011/02/que-esta-pasando-con-los-santos.html
17/03/11 8:16 PM
  
luis
errata, al homicida de un policía.
17/03/11 8:17 PM
  
Diego
Muy bueno lo de Amerio. Gracias Luis; no conocía el texto.- El Iota está siempre lleno de gratas sorpresas.
Hay un texto litúrgico antiguo (que dudo tenga tiempo de hallar), previsto para la recomendación del alma del reo, en que la Iglesia, en nombre de su Cabeza, le promete el Paraíso. Voy a fijarme si evita el "hodie" del texto evangélico...
Volviendo a la entrada de Bruno, valga acotar que la santa dio su "misión" por bien cumplida ante el solo beso del reo al crucifijo.-
17/03/11 8:40 PM
  
luis
"Volviendo a la entrada de Bruno, valga acotar que la santa dio su "misión" por bien cumplida ante el solo beso del reo al crucifijo"

Bueno, aquí podemos suponer una iluminación de Teresita que le permitió profetizar la salvación del reo. A una santa, con ese signo le basta, no va a pedirle pruebas adicionales al Espíritu Santo.
17/03/11 8:46 PM
  
Diego
Bueno; se ve que tu legendaria fe minimalista tiene capacidad torácica para inhalar hondo y expandirse, cuando hace falta. Chanza. Esta iluminatio la explica muy bien von Balthasar en su Historia de una Misión.-
17/03/11 9:47 PM
  
luis
Un gran libro.
17/03/11 11:58 PM
  
Norberto
La cita de Sto. Tomás que recoge R. Amerio, y citada anteriormente, no constituye más que una opinión, muy adorada por los tomistas, pero de una relevancia relativa para los que optamos, en congruencia con el Credo, por estar atentos a lo que enseña el Magisterio.

La imprecisión de "...al menos una parte", como si la gloria fuera divisible en parcelas, produce rechazo.

La adjudicación al juez, que sentencia a muerte, no digamos en aquellos países con jurado,de la potestas que solo Dios tiene, es algo que produce desconcierto, lo diga quien lo diga, porque el Juez Supremo, en fin Vds. saben quien es.

Theresita desconocía la cita, solo tenía celo apostólico y una confianza ilimitada en el Padre, de tal modo que obtuvo la conversión de Pranzini.

Por cierto Bruno, lo de "adopción", como truco es admisible pero le hace un flaco favor a Theresita, pues no era ese su leitmotiv.



18/03/11 10:08 AM
  
marcos
Con respecto a justificar la pena de muerte, me viene a la memoria aquel pasaje evangélico de que "le vinieron a contar a Jesús lo de unos galileos cuya sangre Pilato mezcló con la de sus sacrificios. Jesús les dijo:¿pensais que aquellos eran peores que los demás?. Y les citó lo de la torre que se desplomó matando gente, y les hizo la misma pregunta. Al final les dijo"y si no os convertís, vosotros también pereceréis". ¡No quite Dios su mano de nuestras cabezas! Podríamos caer en aquello que juzgamos
18/03/11 10:32 AM
  
luis
Norberto: lo de la "imprecisión" en la remisión "parcial" de las penas de Purgatorio, díselo a la Iglesia universal, que se pasó siglos administrando indulgencias "parciales" e indulgencias "plenarias". Y aclarando que las "plenarias" aplican en proporción al grado de contricción y de amor a Dios.

En cuanto a la legitimidad de Pilatos y de sus sentencias, y de las sentencias de todos los jueces y jurados, vid. la respuesta de Cristo a dicho magistrado: "Tú no tendrías poder sobre Mí si no te hubiera sido dado de lo Alto". Así que es Dios mismo el que adjudica origen divino a la potestas de Pilatos.

Y lo de Teresita se inscribe en una vieja tradición que arranca de Santa Catalina. Lee a Amerio.
18/03/11 12:50 PM
  
Bruno
Norberto:

Es Santa Teresa, no yo, la que dice lo de "mi primer hijo". Si ella consideraba que lo había adoptado como hijo, ¿quién soy yo para decirle cuál tenía que ser su leitmotiv?
19/03/11 10:38 AM

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