De revistas, nombres y la vergüenza
Estos días, ha celebrado su 90º aniversario la revista “21”, de temas religiosos. Debe de ser una de las revistas religiosas más leídas de España, a juzgar por los 30.000 suscriptores que tiene.
Me gustaría felicitar a sus redactores, pero la verdad es que los pocos artículos que he leído de esta revista no me han gustado. Lo que más me llama la atención es el proceso que ha sufrido el nombre de la revista. En origen se llamaba “Reinado Social del Sagrado Corazón”. Después, pasó a ser “21 rs”, de manera que la referencia al Sagrado Corazón y a su reinado en el mundo pasase inadvertida bajo unas iniciales que no significasen nada para los que no conociesen la revista. Finalmente, en la actualidad se llama sólo “21”, en referencia, supongo, al siglo XXI. En el proceso ha perdido la mitad de los lectores que llegó a tener.
He observado que multitud de congregaciones, revistas, colegios religiosos, etc. han hecho cosas parecidas, utilizando abreviaturas o anagramas para evitar nombres que sonaban “demasiado cristianos” o, simplemente, eliminando las referencias a Cristo o a la Iglesia. Tenemos así, por ejemplo, los colegios “SEK” (San Estanislao de Koska) o el Sagrado Corazón convertido en un anónimo S.C. en muchos nombres y lo mismo con los Sagrados Corazones (la propia revista 21 habla de la congregación que la creó como “la congregación ss.cc.”).

He recibido estas líneas de Fernando, que, como recordarán, se encuentra con su
Leo en Religión en Libertad que un grupo de obispos japoneses ha acudido a Roma, para presentarle al Papa su queja por la “la poderosa actividad sectaria de los miembros del Camino”. Desde un punto de vista muy diferente, tenía ya noticias desde hace tiempo sobre las tensiones entre varios obispos de Japón y el Camino Neocatecumenal, gracias a lo que me había contado sobre su experiencia personal en este tema Fernando y Kuki,
Nuestra época se siente orgullosa de ser la más “crítica de la historia”, de haber alcanzado la mayoría de edad del pensamiento, que ya no admite fábulas teológico-religiosas, ni argumentos de autoridad, ni tampoco tradiciones que lastren la libre investigación. Sin embargo, en mi opinión, el problema principal de esta época es que no es lo suficientemente crítica con las ideas aceptadas en ella. Difícilmente se encontraría un momento histórico en el que se haya aceptado más acríticamente el pensamiento dominante.
Hoy les presento unas líneas de Fernando que, como recordarán, ha sido



