Qué diferencia
La celebración de hoy, día de Todos los Difuntos, me ha traído a la memoria el pequeño pueblo de Turre, en la provincia de Almería, por el que pasé este verano con mi familia. Otro día contaré algunas otras cosas que me gustaron de este pueblo, pero hoy me voy a limitar a un pequeño detalle.
Mientras mi mujer y mi hijo dormían la siesta, mi hija Cecilia y yo dimos una vuelta y entramos en el cementerio del pueblo. Allí, después de refrescarnos con el agua de una fuente, nos llamó la atención una sencilla placa, junto a una de las tumbas. Se trataba de un panteón pequeño, familiar, y quienquiera que lo construyera había escrito en la puerta: “Dichosos los que oran por los difuntos, tienen el oficio de los ángeles del cielo”. Me gustó mucho la frase. Especialmente por su contraste con la mayoría de las tumbas, que se limitaban a proclamar al mundo: “Propiedad de X.”.

Me ha parecido buena idea recoger hoy algunos párrafos de esta
He recibido esta carta de una lectora que vive en los Estados Unidos. Me cuenta en ella cómo vive la fe en la sociedad norteamericana, sus dificultades, sus luchas, etc. Lo he titulado “Vida oculta de una católica en EE.UU.” recordando la vida oculta de Jesús durante 30 años en Nazaret, porque Conchi vive la fe sin llamar la atención y no sale en los periódicos ni cena con el Presidente, pero eso no le quita ni un ápice de intensidad a la aventura en la que se ha embarcado.
Ha empeorado mucho el estado de salud del marido de nuestra hermana RNA, lectora y comentarista frecuente de este blog. Se trata de los efectos durísimos de la quimioterapia, más una diabetes inducida por la propia quimio, junto con una hernia y un gran bajón de las defensas que impide continuar el tratamiento.
Un lector dejó en el blog, el otro día, un largo comentario en el artículo “








