Vita brevis: Castellani
Varios lectores me han pedido que recomiende libros y creo que conviene seguir en esto el consejo paulino de dar satisfacción al prójimo en lo bueno. Comienzo, pues, una nueva sección del blog, dedicada a hablar de buenos libros católicos o relacionados de alguna forma con la fe o el pensamiento. La sección se llama Vita brevis, en referencia a una frase de Hipócrates: Ars longa, vita brevis (o, para quienes prefieran el original, Ὁ βίος βραχὺς, ἡ δὲ τέχνη μακρὴ). Es decir, a grandes rasgos, el arte, la ciencia o cualquier tarea importante son inacabables, pero la vida es breve y no se puede abarcar todo.
En tiempos de Santo Tomás, uno podía leer prácticamente todos los libros que existieran sobre un tema determinado. Hoy en día, los libros y, sobre todo, los malos libros son legión. Por eso creo que conviene saber qué libros merecen la pena, para no perder el tiempo con los demás. La vida es breve y no se puede desperdiciar en tonterías y plúmbeos bodrios a mayor gloria del marketing editorial. Hablemos, pues, de libros que uno se alegrará de haber leído y dejemos el resto a los que no tengan nada mejor que hacer.

He leído, en varios blogs norteamericanos, una noticia que me ha resultado curiosa. Electronic Arts, una marca de juegos de ordenador va a sacar al mercado un videojuego basado en la Divina Comedia. En el juego, Dante, un mercenario italiano, tiene que atravesar los nueve círculos del infierno para salvar a Beatriz. Como se trata de un juego de lucha y destrucción, se entiende que el infierno dantesco constituya un escenario perfecto para el mismo: monstruos, diablos, horrores, pecados personalizados y Lucifer en persona se enfrentan a Dante para evitar que salve a su amada.
El sábado estuve en el funeral y entierro del padre de un amigo mío, en el cementerio de Pozuelo. Es un cementerio municipal, como casi todos. En España, desde finales del s. XVIII, con Carlos III, José Bonaparte y la revolución “Gloriosa” de 1868, los cementerios se fueron separando de las iglesias y quedando, poco a poco, bajo control municipal.
Publico hoy la segunda parte del texto que me ha enviado Cristhian sobre el adulterio. Para evitar malentendidos, recordaré que no es un texto sobre el amor cristiano en general, sino específicamente sobre una deformación de ese amor, sobre la traición a ese amor que es el adulterio. Tiene palabras duras, pero necesarias para llamar a las cosas por su nombre.
Me ha resultado muy curioso leer los distintos artículos y comentarios relativos a la posible condena de posturas del teólogo gallego Torres Queiruga por la Comisión para la Doctrina de la Fe de los obispos españoles. Mi impresión es que, generalmente, se tiende a plantear la cuestión como un sofisma.



