El tiempo roedor y un club de carretera
Fredense me recomendó el otro día un artículo de su blog favorito. Le hice caso, acudí al blog, leí el artículo y enseguida pensé: Esto lo tienen que leer los demás. Así que aquí se lo traigo.
El blog favorito de Fredense se llama El tiempo roedor y lo escribe “mi señor Visconti”. Es literario-cristiano. O cristiano-literario, qué más da. El caso es que une el deseo de narrar historias a un enfoque cristiano, explícito o no, de la vida y del ser humano.
Este artículo en cuestión me ha parecido precioso, a pesar de su ambiente sórdido a más no poder: un club de carretera. Y tierno a la par que duro. Agridulce, pero más dulce que agrio. O no. Es de esos escritos que hacen que uno se quede en silencio un rato al terminar de leerlos. Y eso, a mi juicio, es mejor tributo que los aplausos de una ovación en pie.


Iba a escribir un artículo polémico, pero, tras varios días de discusiones, creo que todos necesitamos descansar un poco. He guardado el post polémico para mañana o pasado y, como el lunes fue Santo Tomás Moro, he decidido recoger una bonita oración de este santo tan simpático.
Hemos hablado ya varias veces del adulterio, como un tema tabú que no se suele tratar en catequesis ni homilías. Hoy vamos a comenzar con otro tema de moral que aún se suele tratar menos: la apertura a la vida y la anticoncepción.



