12.04.10

Mudanzas

Estas últimas semanas, he estado haciendo la mudanza de un piso a otro. Un trabajo mucho más pesado de lo que imaginaba. Resulta increíble la cantidad de cosas que se acumulan en una casa con los años. Especialmente cuando uno tiene tres niños pequeños y salen juguetes, pololos de bebé (sea lo que sea lo que significa esa palabra) y trastos de todos los rincones.

He adelgazado un par de kilos y me han salido agujetas en músculos que ni siquiera sabía que tenía. Por no hablar de los agobios para encontrar dónde dejar los muebles, cómo transportarlos, el pago de la casa, las llaves, el cambio de los contratos de agua, luz, gas o teléfono y otras mil cosas de las que hay que preocuparse.

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28.03.10

La pura realidad

El Domingo de Ramos siempre me ha parecido una solemnidad muy curiosa. Casi parece que “no pega” con el resto de la Semana Santa. Llevamos cinco semanas de cuaresma, de penitencia, ayuno, oración, limosna, ausencia de aleluyas y glorias… y de pronto llega esta fiesta con una entrada triunfal en Jerusalén, con palmas y ramos de olivo, cantando hosannas y bendiciones al Hijo de David, es decir, al Rey y Mesías esperado.

Y, sin embargo, estamos en tiempo de Pasión, esperando el día de la muerte del Señor. De hecho, en la liturgia del Domingo de Ramos se leen dos evangelios que relatan dos hechos muy distintos. Primero, antes de la procesión con las palmas, el pasaje precioso y triunfante de la entrada en Jerusalén. Después, como evangelio de la Misa, la pasión según uno de los evangelistas sinópticos, con el prendimiento, el juicio y la crucifixión de Cristo. El color litúrgico de hoy es el rojo, pero mañana se vuelve de nuevo al morado cuaresmal y penitencial.

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27.03.10

Benditas bendiciones

Conozco a un sacerdote que, siempre que escribe una carta o un simple correo electrónico, termina enviándote su bendición. Me parece una costumbre estupenda. Las bendiciones son algo precioso y, además, gratis, así que creo que sería bueno que los sacerdotes las dieran más a menudo. Lo que recibisteis gratis, dadlo gratis. La última vez que hice el Camino de Santiago, con un par de primos míos, cada vez que veíamos a un sacerdote, nos poníamos de rodillas y le pedíamos su bendición. Ponían cara de sorpresa, pero nos bendecían.

La liturgia está llena de bendiciones preciosas. Cuando hago de acólito, siempre pongo al sacerdote celebrante la bendición solemne propia del tiempo en el que estemos. Desgraciadamente, el pequeño esfuerzo de buscar la página y alargar medio minuto la celebración hace que estas bendiciones solemnes se usen poco, pero creo que merecen la pena, porque son textos magníficos que, además, podrían ayudarnos a rezar. Por ejemplo, la bendición solemne para la Cuaresma que hemos usado estos días es toda una catequesis:

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23.03.10

Castellani y las llagas de la Iglesia

El interesantísimo blog Theseus, está publicando estos días, por entregas, un texto de Leonardo Castellani en el que éste comenta un libro clásico de Rosmini de mediados del S. XIX: “Las cinco llagas de la Iglesia”. Este libro fue muy escandaloso en su tiempo y, de hecho, se incluyó en el índice, porque, aunque es perfectamente ortodoxo, realizaba una crítica muy dura contra diversos abusos y prácticas escandalosas en la Iglesia. Cada llaga era uno de estos grandes abusos y Rosmini los fustigaba sin piedad. Castellani hizo un comentario breve, de unas ocho páginas, de estas llagas de la Iglesia. Recomiendo a los lectores que acudan a este blog para leer todo el texto, porque no tiene desperdicio.

He recogido aquí el brevísimo comentario que hace Castellani a una de las llagas, la de la situación de los seminarios. Se escribió hace unas cuantas décadas, pero podría haberse escrito hoy. Es muy interesante lo que dice, profundamente católico y muy poco clerical. Además, me ha gustado especialmente darme cuenta de que lo que propone Castellani es precisamente lo que hizo Don Francisco Pérez y Fernández-Golfín, el primer obispo de Getafe, cuyo proceso de beatificación acaba de comenzar. ¿Es casualidad que el Seminario de Getafe sea hoy uno de los mejores de España? No creo.

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20.03.10

La batalla del lenguaje

Todos sabemos que las palabras no son lo más importante. Desde pequeños nos enseñan que obras son amores y no buenas razones. No es esa, sin embargo, toda la historia. El Génesis relata que la creación comenzó con unas palabras: “Y Dijo Dios, que sea la luz. Y la luz fue.Las palabras tienen una fuerza creadora que resulta temerario olvidar. Las cosas que decimos modifican nuestro ser. Más aún, la forma en que decimos las cosas va cambiando nuestra forma de ser y de pensar. A fin de cuentas, pensamos con palabras, así que es muy probable que, si cambiamos esas palabras, cambiemos también, en mayor o menor medida, lo que pensamos.

Voy a dar un ejemplo que me parece muy claro. Me he dado cuenta de que los jóvenes cristianos en España tienden a hablar igual que los que no son cristianos en lo referente al noviazgo. De hecho, les da vergüenza usar palabras como “novios” o “noviazgo”. Generalmente, sustituyen esas palabras malditas, que no se atreven a pronunciar, por “salir juntos”, “estar saliendo” o por “tener una relación” o una “relación de pareja”. Peor aún, a menudo se limitan a hablar de “lo nuestro”. Del mismo modo, no dicen “mi novio", sino “mi pareja” o incluso “esta persona”.

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