17.03.11

¿Cuándo fue la última vez que te confesaste de tentar a Dios?

Algunas personas apenas escuchan las lecturas en la Misa. Ésos son los buenos y piadosos. Los demás generalmente no las escuchan en absoluto. Supongo que no es necesario probar esto que digo, ya que resulta evidente, pero, para darse cuenta de ello, basta compararlo con un ejemplo de la vida “civil”.

Es cosa sabida que los maridos (todos menos yo, por supuesto, cariño) desarrollan la habilidad de poner cara de atención a las interesantes historias de sus esposas sobre la vecina del tercero mientras piensan en fútbol, trabajo o Teología. Asienten con la cabeza, emiten periódicamente sonidos difusos y poco comprometedores y dicen cosas como “ya”, “claro” o “vaya”. Sin embargo, la ley de hierro de la supervivencia de los más aptos hace que, al cabo de algunos años, los maridos descubran que eso no basta: es esencial tener un piloto automático inconsciente que detecte frases peligrosas o extrañas en la conversación, para pasar inmediatamente de modo Auto a modo Consciente. Me refiero a cosas como “es baratísimo”, “me han dicho que la obra sólo tardaría un mes” o “dice mi madre que estaría encantada de pasar tres meses con nosotros”. Un marido que ignora esas señales está corriendo graves riesgos.

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14.03.11

Una monja adopta un hijo

Hablábamos ayer del proyecto de un blog norteamericano de adoptar virtualmente a “sacerdotisas” para rezar por ellas. Algún lector comentó la posibilidad de adoptar a las energúmenas que irrumpieron hace poco en una Misa y se desnudaron como “acto de protesta”. Otros pensaron en adoptar a los japoneses que están sufriendo lo del tsunami y rezar por ellos. Hasta hubo (horresco referens) quien sugirió adoptar a Luis.

Todo esto me ha animado a traer al blog un relato estupendo que hace Santa Teresa de Lisieux sobre algo que sucedió cuando aún era una niña. Es una de esas historias que deberíamos contar a nuestros hijos, porque se graban en la imaginación para toda la vida. En ella, Santa Teresita cuenta con gran sencillez la historia de su “primer hijo". Quien la conozca, disfrutará releyéndola y quien no la conozca creo que se alegrará de haber pasado hoy por este blog.

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10.03.11

De perdices mareadas, cismas y lefebvrianos

En España, existe la expresión “marear la perdiz”. No sé si en Hispanoamérica la habrán conservado o, visto que por allá no hay perdices, se habrá transformado en marear el cóndor, el colibrí o el guacamayo, según la fauna de los diversos países. En cualquier caso, su significado es algo universal: dar vueltas a una cuestión sin ir a lo esencial y meterse en mil temas accesorios que, en lugar de contribuir a solucionar el problema, lo enredan cada vez más.

Esta introducción viene a cuento de las diversas réplicas al artículo del P. Iraburu en InfoCatólica “Filo-lefebvrianos I”, varios de cuyos autores tienen evidentes habilidades dialécticas y amplios conocimientos en algunos campos, como el Derecho Canónico. He leído con interés varias de esas respuestas, en comentarios al propio post o en artículos en otros lugares de Internet. He estado tentado de ponerme a discutir sobre la multitud de temas concretos que plantean esas réplicas, pero creo que es más apropiado señalar su fallo fundamental: Marean la perdiz.

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9.03.11

El Almirante

El otro día vi la película El Almirante. Es una película rusa de hace un par de años que apenas tuvo eco en España. Una de esas historias complicadas y grandiosas, vinculadas a acontecimientos históricos, tan del gusto de los rusos. El Almirante es Kolchak, el Comandante Supremo del gobierno ruso blanco que luchó contra los bolcheviques en la Revolución Rusa. Interpreta su papel Konstantin Khabenskiy, un actor ruso que va teniendo cada vez más fama y que fue el protagonista de las películas Night Watch y Day Watch, además de participar en Wanted.

La película sorprende porque constantemente muestra a gente rezando como lo más normal del mundo. Los iconos son omnipresentes. El propio Zar lleva uno en la mano y se lo da a besar al joven oficial cuando habla con él. Llama la atención ver a los marineros y oficiales rusos arrodillados piadosamente en la cubierta de su barco mientras suenan los cañones en la I Guerra Mundial. También es impresionante ver la bendición a los soldados del Ejército Blanco antes de la batalla y el discurso piadoso del propio Almirante. Es cosa nunca vista en España, donde una escena así, si alguna vez saliese en nuestro cine, se plantearía como una muestra de hipocresía, maldad o fanatismo. Sólo por esto merece la pena ver la película.

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5.03.11

Dos cartas corteses al Hermano Cortés

Dios es capaz de hacer milagros y por eso, para nuestra sorpresa, puede sacar algo bueno incluso de nuestros pecados. Los cristianos llevamos en nosotros al Espíritu Santo, que es capaz de hacer este milagro que supera nuestra imaginación. No es extraño que San Pablo nos mande imitar la forma de actuar de Dios, con la ayuda de su gracia: “No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal a fuerza de bien“.

Como ayer hablábamos de la carta del Hermano Cortés al Papa, desgraciadamente tan llena de rencor y de ideologías políticas como desprovista de fe católica, hoy quiero mostrar otros dos testimonios que ha ocasionado esa carta. Son dos “cartas", una de un sacerdote y otra de un pre-seminarista, que muestran su amor por el ministerio sacerdotal, por el celibato y por la fe de la Iglesia. Y lo hacen con alegría y sin rencor. No se las pierdan. Garantizo que les van a encantar.

La primera es un comentario en el propio artículo de Religión Digital, firmado por “Sergio, sacerdote célibe (con la ayuda de Dios)“:

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