Harry Potter y el legado maldito
La semana pasada, leí en una biblioteca el nuevo libro de la saga harrypotteriana: Harry Potter y el legado maldito. La acción comienza donde termina el último libro de la serie: con los personajes ya crecidos y casados, de modo que, al menos en parte, los verdaderos protagonistas de la nueva entrega son sus hijos.
La obra tiene dos particularidades. La primera es que es literalmente una obra, una obra de teatro, y no una novela, lo que me intrigó y me animó a leerla. La segunda es que tiene tres autores, ya que a J.K. Rowling se le han sumado un director (John Tiffany) y un dramaturgo (Jack Thorne).
Si tuviera que resumir mi impresión en una palabra, sería: decepcionante. Con instinto infalible, el libro desecha todo el sentido del asombro y de lo maravilloso que hizo que la serie fuera un éxito y se centra en los conflictos adolescentes obsesivos que convirtieron los últimos libros en una pesadez. Todo son quejas, quejas y más quejas, inseguridad, narcisismo y sentimentalismos.

Participante invitado: Higinio Fernández, licenciado en Teología Pastoral Buenista por la Universidad Koinonía de Teología a Distancia y profesor en el Instituto de Ciencias Sociorreligiosas de Parla (Madrid). Está casado y mantiene el blog Todos somos hijos de Dios en Multirreligión Digital.
Abusando una vez más de la paciencia de los sufridos lectores de este blog, me permito hablarles del último libro que he escrito y que se acaba de publicar:
Suelo escribir los libros que me gustaría leer a mí, esos libros que me encantaría encontrar en una librería, que desearía que existieran pero no se han escrito aún… y con ello generalmente consigo que mi mujer me regañe. Según dice, el problema es que soy raro y tengo gustos raros, así que está prácticamente garantizado que lo que me gusta a mí apenas le guste a nadie más. Cuando escribí mi primer libro,
Un amable lector ha colocado en su blog dos breves reseñas de los libros



