Qué dice de verdad el Concilio sobre

Como dijo Benedicto XVI, la gran herencia del Concilio Vaticano II, no es un “espíritu” reconstruido detrás de los textos, sino precisamente los grandes textos conciliares. Por desgracia, resulta muy común que se apele a un etéreo “espíritu del Concilio” para defender posturas contrarias a lo que el propio Concilio verdaderamente dijo y defendió.

Cansado de que eso suceda constantemente, he decidido abrir una sección nueva en este blog, llamada “Qué dice de verdad el Concilio sobre”. En esta sección, intentaré responder a artículos que apelen al espíritu del Concilio con los propios textos del mismo, para que los lectores puedan comprobar por sí mismos lo que verdaderamente decía el Concilio.

Ya expliqué en mi último post que ayer descubrí en el que alguien con el seudónimo de Daniyye’l había criticado varios de mis artículos. Me llamó la atención que, en medio de las constantes alusiones al Concilio Vaticano II (y a los que, según el autor, lo han traicionado, como Benedicto XVI), se criticaba sobre la sucesión apostólica como ejemplo de integrismo y algo “propio de libritos de «piedad infantil»”. Lo curioso del asunto está en que yo no había hecho más que recordar la doctrina de siempre de la Iglesia sobre este tema, que, además, es expuesta con gran claridad por el propio Concilio Vaticano II. Vamos a verlo.

¿Qué dice de verdad el Concilio sobre la sucesión apostólica y la misión de los obispos? Consultemos la Lumen Gentium, en su Capítulo III.

En orden a apacentar el Pueblo de Dios y acrecentarlo siempre, Cristo Señor instituyó en su Iglesia diversos ministerios ordenados al bien de todo el Cuerpo. Porque los ministros que poseen la sagrada potestad están al servicio de sus hermanos, a fin de que todos cuantos son miembros del Pueblo de Dios y gozan, por tanto, de la verdadera dignidad cristiana, tiendan todos libre y ordenadamente a un mismo fin y lleguen a la salvación.

Este santo Concilio, siguiendo las huellas del Vaticano I, enseña y declara a una con él que Jesucristo, eterno Pastor, edificó la santa Iglesia enviando a sus Apóstoles como El mismo había sido enviado por el Padre (cf. Jn., 20,21), y quiso que los sucesores de éstos, los Obispos, hasta la consumación de los siglos, fuesen los pastores en su Iglesia.

Aquí me gustaría subrayar dos cosas. En primer lugar, que, según el Concilio, fue el propio Cristo quien quiso que en la Iglesia existiesen los obispos, como sucesores de los apóstoles y con la misión que luego veremos. Se rechaza, pues, totalmente la opinión de Daniyye’l, que está muy extendida, de que “el desarrollo posterior de la Iglesia no había sido previsto por Cristo” (opinión que me parece, además, increíblemente temeraria, tratándose del Hijo de Dios).

En segundo lugar, me parece esencial recordar que obispos y sacerdotes están “al servicio de sus hermanos”. Sin esto es imposible entender el ministerio ordenado en la Iglesia. Incluso cuando los obispos ejercen su autoridad o su enseñanza, están realizando un servicio a los demás. A menudo se acepta esto en teoría, pero se olvida en la práctica, al tratar temas como la ordenación de mujeres o la democracia en la Iglesia, que se enfocan desde el punto de vista del poder y no del servicio. Por supuesto, también debe ser un criterio fundamental para que los propios obispos y sacerdotes basen en el su vida y su actuación.

El Señor Jesús, después de haber hecho oración al Padre, llamando a sí a los que El quiso, eligió a los doce para que viviesen con El y enviarlos a predicar el Reino de Dios […] los fundó a modo de colegio, es decir, de grupo estable, y puso al frente de ellos, sacándolo de en medio de los mismos, a Pedro […] Esta divina misión confiada por Cristo a los Apóstoles ha de durar hasta el fin de los siglos (cf. Mt., 28,20), puesto que el Evangelio que ellos deben transmitir en todo tiempo es el principio de la vida para la Iglesia. Por lo cual los Apóstoles en esta sociedad jerárquicamente organizada tuvieron cuidado de establecer sucesores.

¡Vaya sorpresa! El Concilio Vaticano II considera que la Iglesia es una “sociedad jerárquicamente organizada”. Pues sí. La estructura jerárquica de la Iglesia no es algo del pasado, sino que está intrínseca y necesariamente vinculada a la comprensión de la Iglesia como Pueblo de Dios.

[Los Apóstoles] establecieron, pues, tales colaboradores y les dieron la orden de que, a su vez, otros hombres probados, al morir ellos, se hiciesen cargo del ministerio. Entre los varios ministerios que ya desde los primeros tiempos se ejercitan en la Iglesia, según testimonio de la tradición, ocupa el primer lugar el oficio de aquellos que, constituidos en el episcopado, por una sucesión que surge desde el principio, conservan la sucesión de la semilla apostólica primera. Así, según atestigua San Ireneo, por medio de aquellos que fueron establecidos por los Apóstoles como Obispos y como sucesores suyos hasta nosotros, se pregona y se conserva la tradición apostólica en el mundo entero. […]
Para realizar estos oficios tan altos, fueron los apóstoles enriquecidos por Cristo con la efusión especial del Espíritu Santo […] y ellos, a su vez, por la imposición de las manos transmitieron a sus colaboradores el don del Espíritu […], que ha llegado hasta nosotros en la consagración episcopal.

Claramente se expone la sucesión apostólica, tal como la Iglesia la ha entendido siempre. Los Apóstoles eligieron sucesores y los consagraron obispos mediante el sacramento del orden. Estos obispos consagraron a otros y así sucesivamente hasta nuestros días, en una cadena ininterrumpida que se denomina sucesión apostólica. Esta cadena hace que podamos proclamar en el credo nuestra fe en la Iglesia una, santa, católica y apostólica.

Aunque a Daniyye’l y a muchos otros no les guste, esto es algo de lo que carecen los protestantes y, por supuesto, todas las religiones pseudocristianas como los testigos de Jehová o los mormones. Por eso, a estos grupos no se les puede llamar iglesias en sentido propio, ya que han perdido elementos esenciales de lo que es la Iglesia.

Así, pues, los Obispos, junto con los presbíteros y diáconos, recibieron el ministerio de la comunidad para presidir sobre la grey en nombre de Dios como pastores, como maestros de doctrina, sacerdotes del culto sagrado y ministros dotados de autoridad. […] los Obispos han sucedido por institución divina en el lugar de los Apóstoles como pastores de la Iglesia, y quien a ellos escucha, a Cristo escucha, a quien los desprecia a Cristo desprecia y al que le envió.

Es decir, la enseñanza de los obispos en comunión con el Papa y con los demás obispos es algo muy especial. Hasta el punto de que el Concilio se atreve a decir que quien los escucha a ellos, escucha a Cristo y quien los desprecia a ellos, desprecia a Cristo. Son los verdaderos maestros de la doctrina católica, no porque sean más o menos santos o inteligentes, sino por el sacramento y la misión que han recibido, en unión con Pedro y con los demás obispos. A ellos y no a otros les corresponde la enseñanza en la Iglesia. Cuando se siguen las enseñanzas de uno u otro teólogo (sea Leonardo Boff o quien sea) contra lo que enseña la Iglesia universal, se están cerrando los oídos, según el Concilio, a la enseñanza del propio Cristo.

Así, pues, en los Obispos, a quienes asisten los presbíteros, Jesucristo nuestro Señor está presente en medio de los fieles como Pontífice Supremo. […] Ahora bien, la consagración episcopal, junto con el oficio de santificar, confiere también el oficio de enseñar y regir, los cuales, sin embargo, por su naturaleza, no pueden ejercitarse sino en comunión jerárquica con la Cabeza y miembros del Colegio […] de tal manera que los Obispos en forma eminente y visible hagan las veces de Cristo, Maestro, Pastor y Pontífice y obren en su nombre.

Como hemos visto, los obispos tienen la misión de enseñar en nombre de la Iglesia. Tienen también encomendada la santificación del pueblo cristiano, mediante los sacramentos, en lo cual son asistidos por sus colaboradores, los presbíteros. Finalmente, los obispos tienen la misión de regir, es decir, de gobernar. Por lo tanto, tienen una autoridad dada por Cristo a la que los cristianos deben responder con una obediencia libre y responsable.

Me gustaría terminar recordando que todo lo que hemos visto sobre la estructura de la Iglesia y las misiones de los obispos no son fruto de la casualidad histórica, sino que forman parte del Plan de Dios. Como dice el Concilio, el Señor, por medio de los obispos y a pesar de su debilidad humana, “rige y guía al Pueblo del Nuevo Testamento en su peregrinación hacia la eterna felicidad”.

23 comentarios

  
Bruno
Pido disculpas por la longitud del post, pero creo que el tema lo merecía.
24/08/07 5:58 PM
  
jose huerta morales
Bravo, bravo, mas claro ni la luz del sol.Es la realidad, al que no le guste que haga oracion, para que entienda.
Perdon, pero asi es.
24/08/07 6:51 PM
  
vitiza
Y tanto que lo merece: "los Obispos han sucedido por institución divina en el lugar de los Apóstoles como pastores de la Iglesia, y quien a ellos escucha, a Cristo escucha, a quien los desprecia a Cristo desprecia y al que le envió". Si nos aplicáramos los católicos estas palabras...
Gracias, Bruno, por este magnñifico artículo.
24/08/07 6:56 PM
  
Anido
Enhorabuena por el artículo, muy ilustrativo sobre un punto esencial.

De hecho, eso es lo que diferencia a los Protestantes (no tengo claro si los episcopalianos o anglicanos tienen dicha sucesión, porque creo que se les reconoce el sacramento del Orden), de los Ortodoxos que son Iglesias en sentido propio por la sucesión apostólica, aunque lo son de forma imperfecta al no estar en comunión con Roma.

Esa es también la razón de que los llamados veterocatólicos (escindidos en Holanda y Alemania por el Vaticano I), hagan inmensas listas de ordenaciones episcopales para revindicar dicha sucesión.

Un abrazo.

Dios es AMOR (1 Jn 4, 8).
24/08/07 7:24 PM
  
Anido
P.D.: ¿Sabe alguien la situación exacta de los anglicanos? Como ya dije, creo que no es exactamente igual a la del resto de protestantes. Muchas gracias.
24/08/07 7:25 PM
  
vitiza
Te trascribo el texto sobre la sucesión apostólica que escribí para Wikipedia: En la bula Apostolicae Curae de 1896, el papa León XIII declaró interrumpida la sucesión apostólica en la Iglesia Anglicana, después de que una comisión de estudios históricos demostrase que el rey Enrique VIII, por influencia de los luteranos, había nombrado a Tomás Cranmer, sin previa ordenación episcopal, como arzobispo de la Sede de Canterbury. No habiendo sido ordenado obispo, la Iglesia católica entiende que las ordenaciones sacerdotales y episcopales que este celebró fueron inválidas. A partir de ese acontecimiento era ya imposible discernir si un sacerdote anglicano había sido ordenado válidamente por un obispo que mantenía la sucesión apostólica, o si su línea sucesoria se había roto en el primer obispo de Canterbury ya separado de la Iglesia de Roma. De hecho, a los presbíteros y obispos que pasan de la Iglesia anglicana a la católica romana se les ordena de nuevo antes de que ejerzan como tales en...
24/08/07 7:31 PM
  
vitiza
De hecho, a los presbíteros y obispos que pasan de la Iglesia anglicana a la católica romana se les ordena de nuevo antes de que ejerzan como tales en esta última.
24/08/07 7:32 PM
  
Carmen Bellver
Bruno, toda esa maravillosa explicación, vale cuando el obispo es sensato. Cazurros los hay a quienes se debe enseñar lo que es la corrección fraterna.

La autoridad no la da el ministerio, sino la calidad humana. Y que Dios me perdone si me engaño.

Todo lo que dices está muy bien. Vale como clase didáctica. Pero luego están los hechos, donde lo que vale no es ejercer la autoridad sino la fraternidad.

Un saludo
24/08/07 7:34 PM
  
Montaraz
Pero Bruno, los textos no importan. Lo importante es el espíritu del concilio que los textos no recogen porque la curia de Roma lo impidió. Los cardenales conspiraron para que el verdadero espíritu del concilio no llegara a los textos.

Ahora en serio. Enhorabuena. Me parece una gran idea. En la mayor parte de la discusiones en estos blogs me he encontrado con que la gente que invoca al concilio no lo ha leído. Uno de nuestros problemas es que en el post-concilio no recibimos los textos si no algunas interpretaciones parciales de algunos textos, sobre todo de la GS y la UR. Ya va siendo hora de dar a conocer lo que verdaderamente dice el concilio.

PD: que conste que la tontería del principio realmente la leí como argumento en un blog. No recuerdo cual.
24/08/07 7:36 PM
  
juvenal
Me parece muy claro, tan claro que se puede emplear aquí el adagio latino, in claris non fit interpretatio, lo que está claro no hace falta interpretarlo.

Y también y al hilo de lo que dice Carmen, me parece que los primeros que debieran tomarselo en serio son los de la congregación para los obispos, y tomarse su labor mucho más enserio, para que quienes accedan a ese ministerio episcopal sean los más formados, los más serviciales y los más fieles a la doctrina de la iglesia.
24/08/07 7:46 PM
  
Anido
Querido Vitiza:

Muchas gracias por la explicación. Retiro, pues, lo dicho de los anglicanos. Con datos sobre la mesa da gusto leer, discutir y rectificar.

Un abrazo.

Dios es AMOR (1 Jn 4, 8).
24/08/07 7:49 PM
  
Bruno
Carmen:

Es muy importante el tema que tratas, pero pienso que hay que matizarlo (y no creo que Dios tenga que perdonar nada al que se equivoca de buena fe, como nos pasa a todos).

La altura moral, inteligencia, humildad, ciencia, moderación, saber hacer, mano izquierda, fraternidad, calidad humana y santidad son cosas buenísimas para un obispo, que permitirán que su labor dé fruto abundante.

Sin embargo, y esto es esencial, su autoridad para los católicos no viene de esas cualidades, sino del sacramento del orden y de la misión que le ha sido confiada. Eso es lo que dice el Concilio. De forma semejante a como un sacerdote celebra válidamente la Eucaristía aunque sea tartamudo y un tostón, el obispo conserva su misión de regir, enseñar y santificar a su diócesis mientras permanezca en comunión con la Iglesia, aunque humanamente sea un absoluto desastre y un cazurro (y ha habido muchos en la Historia de la Iglesia).
24/08/07 8:59 PM
  
Bruno
Carmen (II):

Dicho eso y como señala Juvenal, ojalá todos los obispos sean santos, fraternos, inteligentes y sabios (yo tuve el privilegio de conocer uno así y doy gracias a Dios por ello). Eso les da una cierta "autoridad moral" que se añade a la otra y que, sin duda, hace que tódo sea más fácil y vaya mejor en su diócesis.

Un saludo y gracias por tu comentario.
24/08/07 9:05 PM
  
Bruno
Anido y Vitiza:

Muy interesante la cuestión. En cuanto a los veterocatólicos o "viejos católicos", he visto dos iglesias suyas en Europa y había una misa a la semana, así que no debían tener mucha vida. Me dio pena porque había un cartel en la puerta de una para atraer a la gente y lo que decía era algo así como: "Sea católico pero divorciándose". Supongo que han debido quedar reducidos a captar a gente que quiere seguir siendo "católica" en apariencia, pero divorciándose como los no cristianos.

Montaraz:

El ser humano es capaz de convencerse a sí mismo de las cosas más extrañas e inverosímiles.

José:

Tu consejo debemos aplicárnoslo todos si queremos entender las cosas con la luz de Dios.
24/08/07 9:12 PM
  
Yolanda
Bruno, no entro en el tema de la "sucesión" sino en el que dejas caer como de pasada acerca de las mujeres y el poder.
Términos como "presidir", "potestad", "dotados de autoridad", "regir", de la LG, o "gobernar", "obediencia", que tú añades, están íntimamente relacionados con la noción de "PODER" (¡¡¡in claris non fit interpretatio!!!), lo que no excluye, quizá, que además se dé en ellos la de "servicio" (normalmente no son cosas compatibles, pero admitamos que la Iglesia, asistida por el Espíritu, alcance a lograr la cuadratura del círculo y compagine poder y servicio). Aun en ese caso, la ordenación de la mujeres no sería una reivindicación "mal enfocada" cuando se plantea como desigualdad de poder. Dices: "al tratar temas como la ordenación de mujeres o la democracia en la Iglesia, que se enfocan desde el punto de vista del poder y no del servicio". El desenfoque creo que es tuyo. Si los varones permitieran, desde la autoridad que ejercen, que éstas pudieran SERVIR a su Igl...
25/08/07 9:16 AM
  
Yolanda
....pudieran SERVIR a su Iglesia, entonces "servirían y regirían" (LG), con "sagrada potestad" (LG), desde "oficios tan altos" (LG) como el de obispo. No hay desenfoque alguno.
De todas formas, aplaudo tu idea de hacer una serie acerca de textos conciliares, nos ilustrarán a todos y nos proporcionarán el más sólido argumento de autoridad. Por eso, me encantaría repetir el fragmento en el que la LG dice que "quien a ellos escucha, a Cristo escucha, a quien los desprecia a Cristo desprecia y al que le envió" para los que desde posiciones presuntamente obedientes con la autoriadad de la Iglesia, llamán "imbéciles" con insistencia de sinónimos reiterados, a los obispos que menos les gustan. O, simplemente, como con el gracejo y el donaire de quien está por encima de la dignidad de los demás (incluidos SUS obispos), llaman "yogurines" y otros calificativos despectivos a los sucesores de los apóstoles, si no son de su personalísmo y particularísimo agrado. Y en público. Y desde la d...
25/08/07 9:18 AM
  
Yolanda
....desde la defensa de la jerarquía más rigurosa. Qué escándalo, que lo hiciera un "progre"... malo, pero tendría su coherencia...
25/08/07 9:19 AM
  
Bruno
Yolanda:

En cuanto a lo de la autoridad, creo que te equivocas.

No es que en la autoridad dentro de la Iglesia también haya que tener en cuenta un poco el servicio (como admites a duras penas), sino que, esencialmente y como aspecto principal, el ejercicio de la autoridad en la Iglesia es, debe ser y no puede ser otra cosa que servicio.

Cualquier autoridad en la Iglesia, sea grande o pequeña: obispos, sacerdotes, diáconos, catequistas, maestros, padres, encargados de algo, responsables de un grupo, lo son todos para servir.

Un ejemplo bueno es el de los padres cristianos. Su autoridad sobre los hijos es claramente un servicio a esos mismos hijos. No es cuestión de poder, sino de servicio. Si entiendes la autoridad en la familia como cuestión de poder no entiendes nada de ella. Un padre puede abusar de su autoridad y hacer que sean sus hijos los que le sirvan a él, pero será eso, un abuso.
25/08/07 11:17 AM
  
Bruno
En la Iglesia, que es la familia terrena de Dios, sucede lo mismo. Cuando se confiere autoridad, potestad, presidencia o gobierno a alguien es para que ofrezca esos servicios al resto. Son ministerios y, como sabes, "ministerio" significa servicio.

El obispo o el sacerdote que ejercen su autoridad para su propio beneficio o sin buscar el beneficio de los fieles abusan de su autoridad, porque han olvidado que es un servicio. Pero igualmente yerra quien considera teológicamente el ministerio en la Iglesia como una cuestión esencialmente de poder, porque la potestad no es más que una modalidad del servicio que les toca a algunas personas.

"A nadie llaméis Señor, pues uno solo es vuestro Señor. El que sea grande entre vosotros, será vuestro servidor."

Si consideras el ministerio como una cuestión de poder en lo relativo a la democracia o a la ordenación de la mujer, abres la puerta para que también lo hagan así los sacerdotes u obispos y, en vez de considerarse servidores, se sientan dueños y señores... y no creo que tú quieras eso ¿no?
25/08/07 11:19 AM
  
Bruno
Yolanda:

En cuanto a los demás blogs de Religión Digital, comprenderás que yo no pueda ni quiera ponerme a juzgar otros blogs en bloque, ni mucho menos a otras personas. Intento limitar lo discutido a argumentos.

Si quieres, podemos tratar un día el tema de la crítica en la Iglesia, cuales son sus límites y cómo se debe ejercer, pero eso es todo.
25/08/07 11:34 AM
  
Bruno
Sofía:

Está claro que muchos cristianos, a todos los niveles (obispos, papas, sacerdotes, padres de familia, etc.) han abusado a menudo de su autoridad a lo largo de la Historia.

Pero eso es infidelidad a Jesucristo, así que no podemos basarnos en ello para tratar temas de la Iglesia en clave de poder, incluida la democracia en la Iglesia y ordenación de la mujer.

Si lo hacemos, nuestras conclusiones tampoco serán fieles a Cristo, sino que serán un contagio de la política, que es la que lo ve todo en clave de poder. No podemos plegarnos a la forma de hacer las cosas de los que no actúan como cristianos.

La única forma de comprender adecuadamente las cosas es verlas con los ojos de Dios y, en el caso de la autoridad en la Iglesia, eso implica siempre entenderla como un servicio a los demás.

Los temas particulares de la democracia en la Iglesia y la ordenación de mujeres son demasiado amplios para estos comentarios. Si interesan, podemos dedicarles un artículo.
25/08/07 3:10 PM
  
Yolanda
Admito, Bruno, que lo de la cuadratura del círculo es una "boutade". Pero autoridad=poder, siempre. Que en la familia poder=servicio es obvio, porque se ejerce desde el amor. Si hay abuso, no hay amor. Es el riesgo del poder, abusar de él. Por lo demás, me uno a Sofía. Además; si los ministerios que se niegan a la mujer son servicio, bueno, pues vale, pero, ¿por qué se nos niega esa capacidadd e servicio y no otras? De acuerdo, no es el tema. Dedícale algún día un post.Y otro al tema de los límites para la crítica a la Iglesia. Aquí se puede discrepar sin riesgo de que te conteste el blogger u otros con un escupitajo verbal. Y si alguien no se sabe moderar, modera el blogger.
Mis alusiones a otros blogs eran como avisoso a navegnates; por aquí navega todo el mundo, ¿no?. Y hablando de obispos y con la cita de la LG sobre desprecios a los obispos... pues creo que vemía muy a cuento.
25/08/07 4:02 PM
  
Bruno
Yolanda:

Quedan apuntados ambos temas en mi lista. Antes o después escribiré sobre ellos.

Un saludo.
25/08/07 10:41 PM

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