Lo que no es una homilía

El domingo pasado, por razones de horario, fui a la Eucaristía en una iglesia a la que no suelo asistir. Fue una Misa rapidísima para ser un domingo, apenas duró veinticinco minutos. Eso sí, de esos veinticinco minutos, unos quince correspondieron a la homilía.

Tengo que confesar que, además, la homilía me gustó más bien poco. Para no cansar a los lectores, resumiré lo que no me gustó de aquel sermón, recordando la propia conclusión del mismo, que fue algo así como: Y todo esto le vendría muy bien escucharlo a muchas autoridades; especialmente a muchas autoridades religiosas.

Nunca deja de sorprenderme que haya sacerdotes que no sepan lo más básico con respecto a una homilía. La homilía no es un discurso, ni una catequesis, ni mucho menos una soflama político-eclesial. Lo que intenta es ayudar a los fieles a comprender cómo la Escritura que se ha proclamado dice algo a sus vidas. El sacerdote, con la autoridad de la Iglesia, parte para los cristianos el pan de la Palabra de Dios, para que puedan experimentar que Dios tiene algo que decirles.

Cuando, al final de las lecturas, se dice “Palabra de Dios”, no se busca informar de ello a nadie, porque todos lo sabemos (por eso no se dice “Es Palabra de Dios”, como hacen algunos). Se trata de una aclamación del pueblo cristiano ante un hecho sorprendente y que debería dejarnos boquiabiertos: que Dios, que tantas veces parece mudo y escondido, nos ha hablado realmente. Por eso, la respuesta no es “ya lo sabemos”, sino un grito de alabanza: “Te alabamos, Señor”.

En ese sentido, si el sacerdote se dedica durante la homilía a hablar de lo malos que son los demás, se está apartando totalmente de su misión en ese momento. Da igual que los “malos” sean los obispos (como parecía pensar este sacerdote), la sociedad, los ricos, el gobierno o quien sea, porque lo que está haciendo es apartar la atención de los fieles de lo fundamental en ese momento: que Dios les está hablando porque tiene un plan maravilloso para sus vidas, porque quiere consolarles en un momento de sufrimiento o porque andan por un camino que lleva a la muerte y deben cambiar de dirección.

Yo no dudo de que los obispos, como seres humanos que son, tengan muchas cosas criticables. Sin embargo, una homilía que se dedique a examinar esas faltas solo sería apropiada dentro una Eucaristía celebrada en Añastro. Es decir, cuando los que participen en ella sean los propios obispos, porque, sin duda alguna, ellos también necesitarán que la Palabra de Dios ilumine sus vidas. En cambio, los fieles de una parroquia cualquiera lo que necesitan escuchar en una homilía es que Dios les está hablando a ellos en particular, sobre sus vidas, sus esperanzas, sus sufrimientos, sus pecados y su necesidad de saberse queridos por él.

En cualquier caso, el papel del sacerdote es muy humilde, ya que lo que intenta no es enseñarnos nada, ni convencernos de nada, sino simplemente que nos demos cuenta de lo que Dios estaba diciéndonos. El lema de todo predicador debería ser el de San Juan Bautista: conviene que yo disminuya y que Él crezca.

Si nuestra conclusión fundamental, después de escuchar una homilía, es “qué bien le vendría escuchar esto a…”, esa homilía ha fracasado miserablemente. Lo ideal sería que pensásemos: “qué bien me ha venido esto a mí, parece que estuviese hecho a mí medida”. Mejor aún, ojalá olvidemos la homilía y recordemos sólo lo que la propia homilía intentaba transmitir: que la Palabra de Dios de ese domingo tenía un mensaje de Dios para nuestra vida concreta.

24 comentarios

  
Luis Fernando
No han sido ni una ni dos sino unas cuantas, las veces en que he estado a punto de salir de una misa por no seguir escuchando algo que era cualquier cosa menos una homilía.

La pregunta es: ¿qué pueden hacer los fieles si no les queda más remedio que soportar a un cura así porque no tienen otra parroquia más cercana, como ocurre generalmente en los pueblos? ¿se joroban? ¿recurren al obispo aun a riesgo de que les llamen chivatos?
16/04/08 9:33 PM
  
Montaraz
De 25 minutos de misa, 15 de homilía. 10 minutos para la lectura de la Palabra de Dios y para la liturgia eucarística. Aquí se ve qué es lo más importante para ese sacerdote: ni la Palabra de Dios ni la eucaristía, si no la palabra del cura. Al fin y al cabo, la Biblia dice siempre lo mismo y la consagración es un rollo que nadie entiende. Mucho mejor una larga homilía con las opiniones particulares del cura elevadas a la categoría de alimento espiritual de su parroquia.
16/04/08 10:14 PM
  
gracia
Aunque sean buenas las homilias deben ser cortas,las que dicen vaguedades no valen la pena y las que cuentan las opiniones personales son un atropello
16/04/08 11:28 PM
  
Manuel bernal
hay que rezar más por los sacerdotes pues son lo que nosotros rezamos por ellos. Están atravesando momentos dificiles como todo lo que acontece a nuestra fé pero eso no queda para que de vez en cuando y con mucho respeto se les pida examen de las muchas barbaridades que algunas veces dicen desde el púlpito. No entiendo sobre todo a aquellos que están en un continuo pesimismo y solo quedan consolados con criticar a la jerarquía , como si ellos pudieran con sus propias fuerzas santificar la iglesia.
Dios nos guarde de los falsos iluminados, por no hablar de los que personalizan la parroquia en su persona, que cuando los trasladan se quedan vacias, pues solo experimentan un encuentro con ese sacerdote (por lo demás muy avispado) y no con el autentico tesoro que es Jesus-Eucaristía.
En fín toca rezar y santificarse.
Bruno como siempre un placer seguirte.
16/04/08 11:56 PM
  
Bruno
Montaraz:

Supongo que no es extraño que el sacerdote en cuestión modificase además la fórmula de la consagración y varias oraciones de la liturgia con las que, claramente, no estaba de acuerdo.

Gracia:

Lo de las vaguedades es quizá lo peor de todo. Casi prefiero una homilía en la que se digan barbaridades que una en la que durante veinte minutos no se dice absolutamente nada.

Luis Fernando:

A nadie le parece mal que uno se queje cuando le dan mal el cambio en el kiosko. En cambio, parece que un fiel no puede quejarse cuando en las homilías le dan gato por liebre.

En mi opinión, el sentido común no hay que dejarlo en la puerta de la iglesia al entrar.

16/04/08 11:59 PM
  
Manuel bernal
Bruno me gustaría que desde tu conocimiento me hicieras un analisis de las comunidades neocatecumenales y sobre todo en las variaciones de la liturgia que tantos desencuentros ocasiona con el resto de fieles católicos en distintas parroquias. No me cabe la menor duda que por sus frutos es un carisma bajo el Espíritu Santo, pero es el final de las parroquias vivir en comunidades.
Un abrazo.
17/04/08 12:01 AM
  
Bruno
Manuel:

Totalmente de acuerdo. Gracias por recordarme que tengo que pedir por ese sacerdote, aunque no le conozca. Así conseguiré, de paso, no juzgarle ni ponerme por encima de él.

Un saludo.
17/04/08 12:01 AM
  
Bruno
Manuel:

Ahora veo tu otro comentario. Anoto tu petición.

Saludos.
17/04/08 12:15 AM
  
juvenal
Creo que es fallo de la formación de los seminarios, que mucho me temo no escapan al derrumbe general de la enseñanza en España.
Claro que no vamos a pedir que todos los sacerdotes sean San Carlos Borromeos, o San Antonios de Pauda, pero un mínimo si es exigible. A veces se trata de juntar palabnras, y lugares comunes, otras veces son excentricidades, por ser benévolos, aveces se trata de erudiciones que no hacne al caso sobre como el autor sagrado llegó a redactar el texto en la forma en que lo hizo, y en algunas ocasiones, las menos a las que yo he asistido, han sido mítines políticos.
¿No podrían enseñar a los seminaristas a hablar en público, y a que aprendan apologétcia u homilética?
17/04/08 10:03 AM
  
Bruno
Juvenal:

Estoy totalmente de acuerdo. Por lo que sé, en la mayoría de los seminarios de España la formación en ese ámbito es totalmente inexistente.

Por otra parte, en algunos casos, también hay un claro desinterés por esta tarea y algunos sacerdotes no se preparan las homilías (lo cual se nota bastante y, aunque entiendo la falta de tiempo, me parece una falta de respeto para con los fieles).
17/04/08 10:40 AM
  
Alfonso Queipo Collar
Estoy de acuerdo con todo lo que antecede.
Me permito considerar que si bien muchos católicos somos muy diligentes a la hora de buscar los mejores precios y productos, explorando el mercado, las tiendas, los bancos, los comercios en general para obtener la mejor relación calidad precio, porque nos afecta al bolsillo (y lo hacemos moviéndonos, cogiendo el coche o transporte público), me temo que muchos católicos no son tan diligentes ni exigentes con la misa dominical. Y que van los domingos a misa de la iglesia más cercana aunque su liturgia deje mucho que desear, aunque no tenga confesiones, y aunque la homilía del cura sea mala.
Somos poco celosos y poco avaros de la buena doctrina. Creo que hay que moverse, ir a donde se celebre la Eucaristía con la dignidad debida y donde el sacerdote no maltrate a Cristo ni de obra ni de palabra, aunque no sea su intención, ni mucho menos, pero Cristo y su Madre sufren ante esas faltas de amor delicado. Mi esposa y yo hemos estado muchos años desplazándonos más de 30 km a Madrid con nuestros 3 hijos para que asistieran a una misa dominical como Dios manda. Y tenemos dos iglesias cercanas. Íbamos a la Parroquia de los Doce Apóstoles o a la Iglesia del Espíritu Santo, que son ejemplos de Misa, de homilía y de confesores. Hay muchas más: Santa María de Caná, etc. etc.
No podemos ser cómodos con lo más importante de nuestra vida, que es participar en la Santa Misa, y debemos ir a donde la celebren dignamente.
La referencia de la buena práctica son las Eucaristías que celebra el Papa, o cualquiera de los Obispos.
¿Por qué muchos de nuestros sacerdotes o párrocos no les imitan? Cuando se les vacíen los templos porque los parroquianos van a misa a otra iglesia, espabilarán.
17/04/08 12:51 PM
  
juvenal
Alfonso, de acuerdo con ud. yo he cambiado un par de veces de iglesia, pero lo que ocurre es que a diferencia de los oficios protestantes, en la misa católica lo fundamental es la presencia de Cristo en la Eucaristía.
Yo sé de una iglesia en Málaga a donde va gente que vive en lugares muy lejanos, la llevan los padres carmelitas, y junto con la iglesia de los jesuitas son las únicas donde uno puede ir con la certeza de que se podrá confesar.
Lo que resulta llamativo e intolerable es que se permitan todo tipo de abusos por los obispos, o al menos por aquí, más que obispos son consentidores.
Y el colmo es que se salten a la torera la Rdemptionis Sacramentum en el propio seminario diocesano.
17/04/08 1:24 PM
  
Manuel Bernal
El problema es que de esa manera no hacemos comunidad si nos vamos donde el sacerdote nos da mas garantia de seguir fielmente el magisterio.
Pienso que cada uno (aunque parezca dificil) debería permanecer en la parroquia perteneciente a su domicilio, y luchar por esa iglesia y junto al sacerdote que la providencia le toque. reconozco que con ciertos sacerdotes hay que santificarse y mucho, pero si nos limitamos a ir solo a misa dejamos de prestar un servicio impagable a la parroquia, y es ser y sentirse comunidad parroquial a pesar del sacerdote de turno.
17/04/08 2:25 PM
  
VK
A mi juicio, el asunto de las homilías requiere una atención urgente. Desmoraliza a cualquiera que el cura se dedique sistemáticamente a hablar de que tenemos que mejorar en general, de que los tiempos actuales son difíciles, de que hay que ser solidarios con las buenas causas,... En fin, de cosas que están muy bien pero que no interpelan a nadie ni acercan al fiel a Cristo. O sea, las homilías son un tostón pero no por su duración, sino por la cantidad de lugares comunes que abordan sin decir nada que el fiel no sepa ya por los medios de comunicación. Algunos curas, para ganar tiempo, podrían ahorrarnos la homilía y decir: "vean esta noche las noticias y atiendan a los comentarios que se hagan, que hay que tomar conciencia de lo que ocurre en el mundo para poder ayudar a que poco a poco mejoren las cosas". O algo así. ¿Cuando empezarán a invitarnos a frecuentar los sacramentos? ¿Cuando dirán que en pecado mortal no se puede ir a comulgar? ¿Y que es bueno confesarse con frecuencia? En fin, se pueden añadir muchas más cosas. No quiero ser injusto con muchísimos sacerdotes piadosos que dicen lo que hay que decir, pero yo, en general, estoy algo descontento con las homilías desde hace tiempo.
17/04/08 2:35 PM
  
Alfonso Queipo Collar
Amigos:
El católico se santifica principalmente en la vida ordinaria, no en el templo, que es donde coge "el combustible", es decir, el alimento del pan y la palabra) para poder santificarse y santificar en la vida de familia, de trabajo, de amistad, de relación social. El templo no es un fin, ni la Eucaristía tampoco. El fin es la santidad y ayudar a llevar almas a la vida eterna.
De los 7 días de la semana, quien sólo vaya a la Misa dominical está poco más de una hora en el templo. ¿Es alli donde hace comunidad? ¿Menos de una hora a la semana?
Es nuestra obligación ayudar en la parroquia que nos corresponde todo lo que se pueda, por supuesto. Debemos hacerlo, aunque no vayamos allí a Misa a ella los domingos. Esa entrega total al servicio de la parroquia, de sus sacerdote y de todos los parroquianos, no es incompatible con ir a misa los domingos a otra iglesia. Más bien , puede resultar más beneficioso para mejor servir a la propia parroquia, al haber sido el "combustible" tomado en otra, mejor.
Debemos espantar esa idea clericaloide de que sean los Obispos quienes resuelvan muchos problemas en la Iglesia que son responsabilidad de cada uno de nosotros laicos, llamados también a la santidad, resolver, y de que la vida cristiana es la que se practica exclusivamente en el templo. No es así.
Y así nos luce el pelo a los católicos, que se nos ve muy poquito en la cultura, en la Universidad, en el cine, en los medios de comunicación, que parece hemos de jado en manos de los enemigos de la Iglesia. Tampoco prestamos la debida ayuda a los sacerdotes al no ejercer nosotros propiamente el sacerdocio común que nos corresponde.
¡Vaya si se puede hacer comunidad y vida parroquial, seria y ejemplar, aunque los domingos vaya uno a Misa a otra parroquia!
17/04/08 2:56 PM
  
VK
El templo no es un fin, ni la Eucaristía tampoco

Amigo Alfonso, yo no soy muy ducho en teología pero ¿recibir a Cristo no es un fin en sí mismo? ¿Es algo subordinado a otro asunto de mayor enjundia?
17/04/08 3:29 PM
  
Alfonso Queipo Collar
Amigo VK:
Con mucho gusto te contesto. Yo tampoco soy ducho en teología, ni mucho menos, sino un católico que procura formarse diariamente en la doctrina de la Santa Madre Iglesia, en un aprendizaje que no tiene límite. Me puedo equivocar, pero no creo que diga ninguna herejía.

En el cielo no comulgaremos a Cristo, no lo necesitaremos pues lo contemplaremos cara a cara. Lo necesitamos ahora, en esta vida terrena, como alimento que nos conduzca a la otra Vida y sea la ayuda indispensable para nuestro fin en la tierra que es ser santos y contribuir a la santidad de nuestros hermanos.

¿De qué me vale comulgar a Cristo, incluso diariamente, y permanecer pasivo mirándome el ombligo? Si la Eucaristía fuera el fin en sí mismo, y no un medio para ser santos y ser uno con Cristo, con todo lo que ello implica, al terminar la Misa y haber comulgado y salir del templo, pues adiós, ya habríamos cumplido. Y nosotros solitos, ¡qué bien, qué buenos somos!
Pero no, es a partir de ese momento, al salir del templo, cuando empieza todo, que es ser realmente otros Cristos en medio del mundo, cumpliendo Su Voluntad, que nos la comunica claramente, pues está dentro de nosotros, pues lo acabamos de comer. comido. Y Su Voluntad no es que nos quedemos quietos, sino que actuemos, que seamos contemplativos en la acción y activos en la contemplación, en todas las realidades que vivimos, transformando el mudo a la medida de Cristo. Nosotros debemos completar cada día, abrazados a la cruz que nos toque, la redención que Cristo nos ha ganado. Los sacramentos, entre los que está la Eucaristía, son canales o conductos de la gracia divina, que se nos da para ayudar, codo con codo con Cristo vivo, a llevar el mundo a Dios. No para quedarnos mirándonos el ombligo en el templo, que cumple su misión como casa de Dios. Nuestro escenario es el munfo, las almas. Los sacramentos nos dan la fuerza para ello.


17/04/08 4:49 PM
  
VK
Yo puedo ser propenso a "mirarme el ombligo en el templo" y es un defecto que, con ayuda de Dios, tengo que ir superando. Sin embargo, tal y como lo entiendo, cuando salga del templo desde luego que debo hacer muchas cosas, pero no estoy seguro de que ninguna de ellas sea más importante que recibir el cuerpo y la sangre de Cristo. Esto, naturalmente, no quiere decir que uno deba despreocuparse ni lo más mínimo de lo que hay fuera del templo. Quiere decir, más bien, que todo lo que hagamos fuera del templo lo hacemos para ofrecérselo humildemente a Cristo y a los demás en cualquier circunstancia, pero muy especialmente para ofrecérselo a Cristo cuando es Él mismo quien se nos ofrece en la Eucaristía. No pretendo en absoluto decir que la finalidad del cristiano sea ir a misa los domingos pero, no sé, eso de que la Eucaristía sea un medio para hacer otras cosas... A lo mejor debiéramos colgar nuestros comentarios en el blog de Mons. Sebastián porque entiendo lo que me quiere decir pero no del todo.
17/04/08 5:44 PM
  
Ana
Está comprobado que las Parroquias que explican la palabrase llenan de jóvenes y tienen mucha actividad, las que hablan de sus opiniones acaban languideciendo. Podría dar nombres de Parroquias que están llenas de jóvenes y allí va el Evangelio sin aditivos, edulcorantes,descafeinado. etc...Por cierto, Bruno, si el cura qcrre que debe saber algo la autoridad ¿Porque no se lo cuenta?. Es verdad que tenemos que rezar los unos por los otros y los fieles por los pastores
17/04/08 6:00 PM
  
Alfonso Queipo
Perdón VK por si te he creado alguna duda.
Es evidente que no puede haber nada más importante que recibir a Cristo en la Eucaristía. Dicho así es indiscutible. La Misa es el centro y raíz de la vida del cristiano. En la Eucaristía recibimos el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo (glorioso).
Yo no he dicho que haya nada más importante que éso. Faltaría más.

He dicho que la Eucaristía, como sacramento que es, es un canal de la gracia de Dios, que se nos da para salvarnos. Por tanto, es un medio. Ser medio no significa que no sea lo más importante. Son categorías diferentes. Si con alguna de mis otras observaciones o razonamientos está en desacuerdo, por favor, no las considere. Olvídese.
Con respecto a consultar a Monseñor Sebastíán, no estoy hablando de una opinión personal. Sino de verdades de fe y de doctrina.
YO LO MÁS IMPORTANTE QUE HAGO CADA DÍA ES RECIBIR A CRISTO EN LA SANTA MISA. Por supuesto. Pero es un medio para mi santificación, es un medio para santificar mi vida ordinaria , es un medio para llegar al cielo, que es de lo que de trata. Es el medio más importante, pero es un medio. Cuando yo vaya al cielo, gracias a la misericordia infinita de Dios, no necesitaré comulgar (no tendré materia, no podré comulgar la hostia consagrada, ni beber el vino consagrado). Necesito comulgar aquí como viático para la vida eterna. El fin es contemplar a Dios cara a acara en el cielo.

Todo lo que digo está en el Catecismo de la Iglesia Católica y en el Magisterio. No he dicho nada escandalosdo, sino cosas básicas que todo católico debía saber. Me confirma que las homilías y la formación doctrinal del católico son pobres. Pero seguro que la formación futbolística es enorme. Y, por supuesto, no se tome personalmente, si he podido confundirle. No lo considere.


17/04/08 6:17 PM
  
Ana
Alfonso y Vk, creo que esoy de acuerdo con los dos :La Misa es el centro pero que al salir de allí hay quellevarlo a la calle y los dos estais de acuerdo.Me gusta vuestra forma constructiva de debatir ,con serenidad.Gracias
18/04/08 4:10 PM
  
José Ramón
Es lícito y necesario poner en público los excesos de algunoa sacerdotes.- Los católicos tenemos derecho a recibir la información en la hómilía, y el sacerdote el " deber " de estudiarla y procurar, con sus limitaciones, explicarnos la palabra de Dios.- Además del DERECHO a ser instruídos y recibir ,los sacramentos, los seglares tenemos la OBLIGACION de ser consecuentes con ello.- Pidamos mucho por los Sacerdotes y especialmente en la Oración de los Fieles y en la Plegaria Litúrgica dentro de la Eucaristía.-José Ramón
20/04/08 5:25 PM
  
José Antonio
Al hilo del comentario, creo que hay cosas peores que estas homilías. Hace unos domingos por la mañana quise entrar en una catedral española, simplemente a recogerme un poco. Sólo había una puerta abierta que daba a una especie de chiringuito donde se vendía todo tipo de abalorios y recuerdos pseudoreligiosos, y una taquilla en la que para entrar en el templo (no el museo) había que pagar billete. Y el Señor echó a los mercaderes del templo, cuenta el Evangelio.
22/04/08 8:17 PM
  
Jorge Espinoza
Porque se hacen llamar cristianos, si de lo que menos saben es de Cristó, ustedes deven de llamarse marillanos.
20/04/15 3:42 PM

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