La Asunción: el secreto para que el hombre sea grande
Hoy, día de la Asunción de la Virgen, quiero ofrecerles estas palabras que pronunció Benedicto XVI como parte de la homilía en esta fiesta hace dos años. Aparentemente, fue una homilía improvisada, con lo que el Papa mostró su calidad como predicador excepcional y su conocimiento de la Palabra de Dios.
Así tenían que ser todas las homilías: sustanciosa, concreta, sencilla y a la vez profunda. Contempla los Misterios de la fe y de ellos recibe luz para nuestra vida. Si en la parroquia a la que vayan hoy la homilía es comparable, feliciten al sacerdote que se lo merece.
No se la pierdan. Léanla. Utilícenla para su oración de hoy. Merece verdaderamente la pena.
Si quieren el texto completo, pueden encontrarlo .

Supongo que todo el mundo tiene algún lugar favorito en su ciudad o pueblo, un sitio donde le gusta ir de vez en cuando, simplemente para estar allí, porque se siente a gusto. También supongo que, probablemente, la mayoría de los lectores tengan lugares más interesantes, pintorescos o piadosos que el mío. Lo reconozco, mi lugar favorito de Madrid no es artístico, pintoresco, religioso ni tampoco histórico. El lugar en el que más me gusta estar de mi ciudad son los puentes peatonales sobre la M-30, la autopista que rodea Madrid.
Nacido en la Galia, en el año 340, como hijo de un procurador romano. Siendo aún catecúmeno, fue elegido obispo de Milán por aclamación de los cristianos, que vieron en el a un enviado de Dios para solucionar los problemas causados por el arrianismo.
Un tema que preocupaba mucho a los primeros cristianos era el de la incompatibilidad de ciertas profesiones con el cristianismo. Un catecúmeno, para poder bautizarse, tenía antes que renunciar a su trabajo si éste no era adecuado para un cristiano. Por ejemplo, varios trabajos de la antigüedad implicaban la necesidad de participar en el culto a los ídolos, cosa que un cristiano no podía hacer.









