Un vaso de agua o un sombrero

Algunos tienen la idea de que, en Inglaterra, cuando Enrique VIII rompió con la Iglesia Católica para crear el Anglicanismo (y poder casarse con su amante), la gran mayoría de la gente, clérigos y seglares, se hicieron inmediatamente protestantes sin ningún problema. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que se produjeron levantamientos armados de ingleses que querían ser fieles a la Iglesia, como la Peregrinación de Gracia y la rebelión de Bigod en tiempos de Enrique VIII y el Levantamiento del Norte durante el reinado de Isabel I. Multitud de mártires dieron su vida por Cristo y, durante siglos, las leyes persiguieron y destruyeron física o económicamente a los que seguían siendo católicos ocultamente, para conseguir extirpar el catolicismo en Inglaterra.
Alguna vez he pensado escribir un libro sobre las gloriosas páginas de martirio y fidelidad de los católicos ingleses. Si tuviera que elegir solo una de esas páginas, me resultaría difícil, pero, ya que estamos en julio, voy a relatar una muy sencilla que me encanta y que siempre me recuerda a aquella frase tan tierna de Cristo: os aseguro que todo aquel que dé de beber un solo vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa. Es una historia que, en mi mente, he bautizado como la historia del mártir cortés.

Quizá recuerden que, hace unos meses, murieron en Irak un sacerdote católico de rito oriental, el P. Ragheed Ganni, y tres diáconos. Cuando iban a entrar en su coche, un grupo de hombres armados se les acercó e intentó forzarles a convertirse al Islam. Al negarse a renunciar a su fe, fueron abatidos a tiros y abandonados en la calle.
Como mencionaba en el , estos últimos días se ha afirmado hasta la saciedad que las beatificaciones de los mártires españoles de 1934-1939 son inoportunas. Se dice que, en vez de promover la reconciliación, estas beatificaciones lo que hacen es reavivar antiguos odios y enemistades.
Estas últimas semanas, han abundado las declaraciones más peregrinas sobre las beatificaciones de mártires españoles de 1934-1939. Como muchas de ellas provienen de la ignorancia más absoluta sobre los mártires cristianos, creo que conviene, una vez más, recordar lo que es un mártir para la Iglesia y ofrecer ejemplos reales de estos mártires.









