Las pruebas de los milagros
Ayer hablábamos en el blog sobre los milagros y sobre el tipo de pruebas que pueden necesitar. Es un tema más profundo de lo que parece y los diversos comentarios sobre el tema fueron muy interesantes.
Hay un punto esencial sobre este tema, que me gustaría resaltar: un milagro, sin la necesaria apertura a la Verdad, no pasa de ser un prodigio o, como diría alguien más moderno, un “fenómeno paranormal”. Es decir, algo que, o bien no tiene explicación o es una simple expresión de leyes naturales que aún no se han descubierto. En cualquier caso, algo más o menos curioso pero carente de significado para la propia vida. Por esta razón, el mismo Cristo se negó a hacer milagros ante Herodes, quien sólo quería disfrutar del espectáculo de un prestidigitador más hábil que los demás.

El Señor nos animó a que fuéramos sencillos como palomas y astutos como serpientes. Intentando cumplir ese consejo, hemos hablado varias veces sobre las tácticas que, usadas con notable éxito, han dado lugar a la aprobación del divorcio express, el matrimonio homosexual o el aborto en España y en la mitad de los países del mundo.
Un lector me pide que comente el siguiente
Por fin, parece ser que los años de callada y constante labor de la diplomacia española están dando sus frutos. Otros países, o al menos algunos grupos dentro de ellos, empiezan a reconocer el papel de nuestro país en la escena internacional. En particular, lo que se reconoce es la inmensa labor de nuestro Presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, autor de iniciativas de tanto calado mundial como la Alianza de Civilizaciones, que la Historia sin duda recordará como uno de los grandes logros del s.XXI, fundamento de una paz y un entendimiento al menos tan duraderos como los de Versalles.



