Cruz o crucecita
La mayoría de los lectores habrán escuchado o visto estos días los anuncios que la Conferencia Episcopal ha pagado en radio y televisión para animar a la gente a elegir la colaboración con la Iglesia en su declaración de Hacienda. El lema de este año es “Cada vez más, necesitamos tu compromiso”.
Vaya por delante que estoy totalmente a favor de que se ponga la crucecita en cuestión en la casilla de la Iglesia. La pongo siempre en mi declaración y en la de mi mujer (que por razones de división del trabajo y para expiación de mis pecados me toca también hacer a mí). Ayudar a la Iglesia en sus necesidades es un deber y un placer para todos los cristianos.
Hay algo, sin embargo, en esta campaña que no me termina de gustar.

Antesdeayer, en el blog de Religión Digital, se criticaba muy duramente al cardenal Rouco por haber pedido que en todas las iglesias de su diócesis se pida por el Rey durante las misas:
Ayer estuve, por razones de trabajo, en el pueblo de Meco. Nunca había pasado por allí y me ha causado una buena impresión. Está todo muy cuidado, con muchas calles peatonales, las casas bien pintadas y flores en macetas en las aceras.
Quizá recuerden los lectores que, hace unos días, publiqué dos artículos en este blog titulados Si quieren enfadarse (I) y (II). El primero de ellos trataba sobre la madrileña exposición Dios(es): modo de empleo y sobre la ideología anticristiana que claramente anima la misma. Con la excusa de tratar a todas las religiones por igual, se aprovecha en esta exposición para ridiculizar, malinterpretar y denigrar a la Iglesia.
Ayer, consultando la página web de una diócesis, me resultó interesante ver el escudo episcopal de su obispo. Si curiosean un poco por las páginas de las diócesis españolas, verán que es habitual en ellas mostrar el escudo elegido por sus obispos y explicar el simbolismo que encierran.



