InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: General

7.04.14

Creo porque he estado en Barbastro

Mártires de Barbastro

Hace algunos veranos, volviendo de los Pirineos, pasé con el coche por Barbastro. Si algún lector tiene la ocasión, aconsejo a todos que vayan allí y no se pierdan algo excepcional y que puedo asegurarles que nunca olvidarán: el museo claretiano de los mártires de Barbastro.

En 1936, se encontraba en Barbastro un seminario de misioneros claretianos, formado por 59 sacerdotes, formadores y jóvenes seminaristas. El día 20 de julio, un grupo de milicianos llegó al seminario para hacer un registro. Aunque, como es lógico, no encontraron nada en el registro, decidieron llevarse prisioneros a todos los religiosos y seminaristas. Lo sucedido desde ese momento, parece sacado de las actas de los mártires romanos de los primeros siglos.

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20.03.14

La Plegaria Eucarística II todos los días no, por favor

Misal romano. CEE

Habrán notado los lectores que hay una Plegaria Eucarística que se repite infinitamente más que las demás en la Misa. Se trata de la Plegaria II, que empieza con las palabras “Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad…”y cuyo prefacio es el conocidísimo “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar…”

Probablemente, para muchos fieles y después de tantos años de repetición, la Plegaria Eucarística II haya terminado por convertirse en “la Plegaria Eucarística de la Misa”, sin más, porque en muchas parroquias prácticamente nunca se oye otra. Se podría especular sobre las razones e incluso sospechar, tristemente, que la predilección que despierta podría deberse en algunos casos a que es la más breve de todas, pero en realidad no importa, porque el mero hecho de repetir prácticamente siempre esa plegaria constituye un abuso.

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13.03.14

Oración para que las madres recen por sus hijos

Madre rezandoLa oración es todopoderosa para el bien. Todopoderosas fueron las lágrimas de Santa Mónica, que obtuvieron, tras años de oración, la conversión de uno de los más grandes santos de la historia de la Iglesia: su hijo San Agustín de Hipona, Doctor de la Iglesia. Todopoderosas son también las lágrimas de tantas otras madres que dedican su vida a rezar por los hijos, humildemente, sin ser vistas, sin que nadie se lo agradezca, esperando siempre contra toda esperanza y confiando en Dios, que todo lo puede.

Una lectora del blog me ha pedido una oración que le ayude a rezar por sus hijos, para que no se desvíen del buen camino. Es un verdadero placer poder contribuir a algo así, de modo que aquí está la oración que he escrito para esa lectora, por si puede servir también a otras madres para rezar por sus hijos:

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26.02.14

Sor Sonrisa y los misterios de Dios

Sor SonrisaEl comentario de un lector y, probablemente, la mano de Dios, me llevaron un día a investigar la historia de Sor Sonrisa. Quizá ese nombre haga pensar a los lectores que se trata de una historia alegre y divertida. Me temo que no es así.

Jeanne-Paule Marie Deckers nació en Bruselas en 1933. Sobrevivió siendo una niña a la Segunda Guerra Mundial y a la escasez posterior a la misma. A los veintiséis años, entró en el convento de Dominicas de Fichermont, situado en el lugar donde se produjo la batalla de Waterloo. Como monja dominica, tomó el nombre de Hermana Luc-Gabriel.

Le gustaba mucho la música, componer canciones y tocar la guitarra. Una de sus canciones era tan pegadiza que la compañía Phillips le propuso grabar un disco en 1963. Para evitar que la grabación perturbase demasiado su vida monacal, la Hermana Luc-Gabriel no apareció en la portada y ni siquiera se mencionaba su nombre, sustituido por el apodo elegido por la discográfica: Sor Sonrisa.

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19.02.14

Oh feliz culpa, a la inglesa

Adam_lay_yboundenLa aclamación “oh feliz culpa” del Pregón Pascual es una de las más claras indicaciones de que la liturgia de la Iglesia está repleta de poesía. Sólo un poeta podría haber unido, con sublime desfachatez, esos antónimos: feliz y culpa, que remiten respectivamente al cielo y al infierno, a la misericordia de Dios y al pecado del hombre. Es una expresión poética maravillosa, que refleja los versos creadores y redentores del gran Poeta, el Señor del universo, que es el único que puede sacar bien del mal y dicha de la culpa.

Precisamente por eso, el “oh feliz culpa” es una frase excepcional, el culmen de la admiración por los milagros de Dios, y no es una consideración habitual en la liturgia ni en la teología. Es más, es prácticamente única y siempre se cita al Pregón pascual como ejemplo al hablar de ello. De ahí mi alegría cuando, hace unos días, encontré otro ejemplo de “Oh feliz culpa” en una canción medieval inglesa, escrita en Middle English.

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