InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Signos de esperanza

22.03.24

El sueño de la Cruz

Pensando que sería una buena introducción a la Semana Santa, estuve ayer traduciendo a vuelapluma un fragmento del poema El sueño de la Cruz. Data del siglo octavo y se considera el más antiguo poema cristiano en lengua inglesa (inglés primitivo o anglosajón) que se ha conservado.

Son versos muy bonitos, que dejan traslucir la vieja tradición de los héroes germánicos, aplicada a la mayor gesta heroica de la historia, que es la Redención: Cristo, descrito como un guerrero valeroso que acude presto y deseoso al combate; la creación entera llorando al ver herido y clavado en el madero al más bello de los hombres; la misma cruz, tentada de doblarse y romperse ante tal peso, pero resistiéndolo para que se cumplieran las profecías… Si esto no es la gesta de las gestas, no sé lo que es.

Una de las cosas en las que he estado pensando es en todo lo que me une al anónimo poeta anglosajón. A más de un milenio de distancia, su fe y mi fe son la misma. Cuando habla de nuestra Señora honrada entre todas las mujeres, de la veneración de la Cruz gloriosa, de Cristo redentor y el único sendero de la vida, yo puedo hacer mías sus palabras sin ninguna vacilación. Estoy más cerca de él que de mis vecinos agnósticos y, lamentablemente, más que de muchos clérigos que parecen creen en cualquier cosa menos en la fe católica. Es mi hermano, mi familia y espero verlo un día en el cielo, si Dios quiere. En verdad la Cruz de Cristo es lo único que no pasa en este mundo: stat Crux, dum volvitur orbis.

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17.03.24

Fracasando, gracias a Dios

Al hilo de los años, que van pasando implacablemente, todo el mundo se pregunta en algún momento si ha fracasado en la vida y si habría sido mejor elegir un rumbo distinto. quizá si hubiera hecho tal cosa o no hubiera hecho esa otra, las cosas habrían sido diferentes. ¿Por qué no me di cuenta? ¿Por qué fui tan tonto? ¿Por qué, por qué, por qué…?

Aunque para el interesado sea generalmente una experiencia desagradable, lo cierto es que no hay nada de raro en ello. A fin de cuentas, nuestros proyectos, expectativas y deseos son ilimitados, maravillosos y color de rosa y la vida se caracteriza más bien por lo contrario. Uno puede soñar de niño con ser astronauta, bombero y también jugador profesional de fútbol, pero es difícil que en la vida real esas profesiones resulten compatibles. Una chica podría imaginar su boda con un príncipe azul que combine las mejores cualidades de Mr. Darcy, San Luis Rey de Francia y un galán de Hollywood, pero el número de ese tipo de maridos es bastante reducido, por no decir que tiende a cero.

En ese sentido, madurar tiene mucho que ver con entender y aceptar que nuestros sueños no coinciden con la realidad y en aceptar esta última tal como es, aunque no esté a la altura de lo que esperábamos. Por lo tanto, esa sensación ocasional de fracaso solo es un gaje completamente natural de crecer y envejecer al que no hay que dar mayor importancia, el precio de vivir en un mundo imperfecto. Hasta aquí, todo podría haberlo dicho también un psicólogo, pero, como los psicólogos no suelen saber de lo que hablan, es aconsejable ir más allá, pasando de lo resignadamente natural a lo sorprendentemente sobrenatural.

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31.01.24

Rezar por los difuntos es un privilegio

Me ha resultado conmovedora esta foto de una inscripción romana del siglo II, procedente del cementerio de la Vía Ostiense, en Roma. Es el epitafio de un niño pequeño, en el que, con las abreviaturas tan habituales en estos escritos, puede leerse:

“Alejandro vivió tres años, cuatro meses y dieciocho días. Quinto Canuleyo, su padre, y Clarina, su madre, hicieron esta tumba para su hijo queridísimo y piadosísimo, que bien lo merecía. Aquí está enterrado. A ti que pasas por aquí, te rogamos que le digas: ‘Que la tierra te sea leve’”

¿Quién no se conmueve ante la muerte de un niño pequeño y unos padres que lloran por él, aunque sea a dieciocho siglos de distancia? No solo me ha conmovido la tragedia doméstica y el dolor familiar grabados en la fría piedra, sin embargo, sino también el ruego al paseante que viera la tumba, al que los padres le pedían la limosna de un buen deseo para el hijo. Sabían que al niño fallecido de nada le iban a servir esos buenos deseos de los paseantes ni de ninguna otra persona, pero los pedían, porque amaban a su hijo y querían que “la tierra le fuera leve”.

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30.12.23

¿Qué podemos aprender de Fiducia supplicans?

Gracias a Dios, de todo podemos aprender algo y la reciente declaración Fiducia supplicans del Dicasterio para la Doctrina de la Fe no es una excepción.

En este caso, con todo el respeto, sugiero no intentar aprender nada del propio documento. Está viciado de raíz por la idea de que no existen actos que sean malos en sí mismos y parece haber sido escrito con una forma mentis que no es católica. Eso hace que, a mi entender, sea dañino, incluso en las partes que pretenden ser consideraciones piadosas. Como decían los escolásticos, bonum ex integra causa, malum ex quocumque defectu o, dicho de otra manera, basta una cucharada de veneno para estropear un gran pastel.

Podemos, sin embargo, aprender dos importantísimas lecciones de lo que ha sucedido con la declaración. A fin de cuentas, ha sido rechazada públicamente por multitud de obispos y conferencias episcopales enteras, algo que apenas tiene precedentes en el último siglo de la Iglesia, así que por fuerza ha de ser un acontecimiento significativo.

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29.12.23

Los centinelas están despertando

Con agradecimiento y casi sin atrevernos a creer lo que veíamos, hemos contemplado estos días cómo los centinelas, que estaban sumidos en un sopor invencible, han empezado a despertar. Los obispos, los centinelas de la Ciudad de Dios, que parecían dispuestos a callar pasara lo que pasase, se han decidido a hablar. Al menos algunos.

Ha sido una verdadera sorpresa para todos. Lo humanamente previsible era que la publicación repentina de Fiducia supplicans fuera recibida por los obispos con la misma mezcla de elogios de cara a la galería, indiferencia práctica y protestas privadas que otros documentos y declaraciones anteriores. ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué empiezan a despertar por fin los centinelas de la Iglesia? No es fácil de entender.

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