Benedicto XVI y el Concilio

El martes pasado, Benedicto XVI, hablando con un grupo de sacerdotes italianos, quiso responder a sus preguntas. Uno de los sacerdotes preguntó sobre los sueños del Conciliio Vaticano II que parecen haber desaparecido. Pueden leer a continuación la respuesta del Papa (tomada de esta ), que me ha resultado muy interesante y que parece hecho a medida para responder al artículo de la Asociación de Teólogos Juan XXIII que apareció el otro día en Rumores de Ángeles.

………………………

Gracias, es un tema muy interesante y que conozco muy bien. Yo también he vivido los tiempos del Concilio Vaticano II, estando en la basílica de San Pedro con grande entusiasmo y viendo cómo se abrían nuevas puertas. Parecía realmente ser el nuevo Pentecostés, donde la Iglesia podía nuevamente convencer a la humanidad. Después del alejamiento del mundo de la Iglesia en el siglo XIX y XX, parecía que se reencontraban de nuevo Iglesia y mundo que renacía nuevamente un mundo cristiano y una Iglesia del mundo y verdaderamente abierta al mundo.

Habíamos esperado tanto, pero las cosas en realidad se revelaron más difíciles. Sin embargo permanece la gran herencia del Concilio, que ha abierto un camino nuevo y es siempre una “carta magna” del camino de la Iglesia, muy esencial y fundamental.

¿Pero por qué sucedió eso? Primero quisiera comenzar con una observación histórica. Los tiempos de un postconcilio son casi siempre muy difíciles. Después del gran Concilio de Nicea – que para nosotros es realmente el fundamento de nuestra fe, de hecho nosotros confesamos la fe formulada en Nicea – no nació una situación de reconciliación y de unidad como había esperado Constantino, promotor de tan grande Concilio, sino una situación realmente caótica de luchas de todos contra todos.

San Basilio en su libro sobre el Espíritu Santo compara la situación de la Iglesia después del Concilio de Nicea a una batalla naval en la noche, donde nadie conoce más al otro, sino que todos se enfrentan a todos. Era realmente una situación de caos total: así describe con colores fuertes el drama del postconcilio, del post Nicea, san Basilio

Después, luego de 50 años, para el primer Concilio de Constantinopla, el emperador invita a Gregorio Nacianceno a participar en el concilio y san Gregorio Nacianceno responde: no, no voy, porque conozco estas cosas, se que de todo concilio nacen sólo confusión y batalla, por lo tanto no voy. Y no fue.

Por tanto no es ahora, en retrospectiva, una sorpresa así de grande como era en el primer momento para todos nosotros digerir el Concilio, este gran mensaje. Introducirlo en la vida de la Iglesia, recibirlo, así que se haga vida de la Iglesia, asimilarlo en las diversas realidades de la Iglesia es un sufrimiento, y sólo en el sufrimiento se realiza también el crecimiento. Crecer es siempre también sufrir, porque es salir de un estado y pasar a otro.

Y en el concierto del postconcilio debemos constatar que hay dos grandes censuras históricas.

La primera es la censura del ’68, el inicio o la explosión – osaría decir – de la gran crisis cultural de Occidente. Había desaparecido la generación de la posguerra, una generación que después de todas las destrucciones y viendo el horror de la guerra del pelearse, y constatando el drama de las grandes ideologías que habían realmente conducido a las personas hacia el abismo de la guerra, habíamos redescubierto las raíces cristianas de Europa y habíamos comenzado a reconstruir Europa con estas grandes inspiraciones. Pero terminada esta generación se veían también todos los fracasos, las lagunas de esta reconstrucción, la gran miseria en el mundo, y así comienza y explota la crisis de la cultura occidental, diría una revolución cultural que quiere cambiar radicalmente todo. Dice: en dos mil años de cristianismo no hemos creado el mundo mejor, debemos comenzar de cero en modo absolutamente nuevo. El marxismo parece la receta científica para crear finalmente el mundo nuevo.

En este – digamos – grave, gran enfrentamiento entre la nueva, sana modernidad querida por el Concilio y la crisis de la modernidad, todo se hace difícil como ocurrió después del primer Concilio de Nicea.

Una parte era de la opinión que esta revolución cultural era lo que había querido el Concilio. Identificaba esta nueva revolución cultural marxista como la voluntad del Concilio. Decía: este es el Concilio; en la letra y textos son todavía un poco anticuados, pero detrás de las palabras escritas está este “espíritu”, esta es la voluntad del Concilio, así debemos proceder. Y por otra parte, naturalmente, la reacción: así están destruyendo la Iglesia. La reacción – digamos – absoluta contra el Concilio, la anticonciliaridad, y – digamos – la tímida, humilde búsqueda de cómo realizar el verdadero espíritu del concilio. Es como dice un proverbio: “si se cae un árbol hace mucho ruido, si crece una selva no se escucha nada”, durante estos grandes rumores del progresismo equivocado y del anticonciliarismo absoluto crecía muy silenciosamente, con tanto sufrimiento y también con tantas pérdidas en la construcción de un nuevo pasaje cultural, el camino de la Iglesia.

Y después la segunda censura en el ’89, la caída de los regimenes comunistas. Pero la respuesta no fue el regreso a la fe, como se podía quizá esperar, no fue el redescubrimiento que precisamente la Iglesia con el Concilio auténtico había dado respuesta. Por el contrario, la respuesta fue el escepticismo total, la llamada post-modernidad. Nada es verdad, cada uno debe ver cómo vive. Se afirma un materialismo, un escepticismo pseudo-racionalista ciego que termina en la droga, termina en todos esos problemas que conocemos y de nuevo cierra los caminos a la fe, porque es así de simple, así de evidente: no, no hay nada de verdad; la verdad es intolerante, no podemos seguir este camino.

En este contexto de dos rupturas culturales, la primera, la revolución cultural del ’68, la segunda, la caída en el nihilismo después del ’89, la Iglesia con humildad, entre las pasiones del mundo y la gloria del Señor, toma su camino.

Por este camino debemos crecer con paciencia y debemos ahora en un modo nuevo aprender qué quiere decir renunciar al triunfalismo.

El Concilio había sostenido renunciar al triunfalismo – y había pensado al Barroco, a todas estas grandes culturas de la Iglesia. Se dijo: comencemos en modo moderno, nuevo. Pero había crecido otro triunfalismo, el de pensar que ahora nosotros hacemos las cosas, nosotros hemos encontrado el camino y por este camino encontramos el mundo nuevo.

Pero la humildad de la Cruz, del Crucificado excluye precisamente este triunfalismo. Debemos renunciar al triunfalismo según el cual ahora nace realmente la gran Iglesia del futuro. La Iglesia de Cristo es siempre humilde y precisamente así es grande y alegre.

Me parece muy importante que ahora podamos ver con ojos abiertos cuanto de positivo ha crecido también en el postconcilio: en la renovación de la liturgia, en los sínodos, sínodos romanos, sínodos universales, sínodos diocesanos, en las estructuras parroquiales, en la colaboración, en las nuevas responsabilidades de los laicos, en la gran corresponsabilidad intercultural e intercontinental, en una nueva experiencia de la catolicidad de la Iglesia, de la unanimidad que crece en humildad y sin embargo es la verdadera esperanza del mundo.

Y así debemos, me parece, redescubrir la gran herencia del Concilio, que no es un “espíritu” reconstruido detrás de los textos, sino son precisamente los grandes textos conciliares vueltos a leer hoy con la experiencia que hemos tenido y que han dado fruto en tantos movimientos, en tantas nuevas comunidades religiosas. A Brasil llegué sabiendo como se expandían las sectas y como parece un poco esclerotizada la Iglesia católica; pero una vez allí he visto que casi cada día en Brasil nace una nueva comunidad religiosa, nace un nuevo movimiento, no sólo crecen las sectas. Crece la Iglesia con nuevas realidades plenas de vitalidad, que no llenan las estadísticas – esta es una esperanza falsa, la estadística no es nuestra divinidad – sino crecen en los ánimos y crean la alegría de la fe, crean presencia del Evangelio, crean así también verdadero desarrollo del mundo y de la sociedad.

Por lo tanto me parece que debemos aprender la gran humildad del Crucificado, de una Iglesia que es siempre humilde y siempre contrastada por los grandes poderes económicos, militares, etc. Pero debemos aprender, junto con esta humildad, también el verdadero triunfalismo de la catolicidad que crece en todos los siglos. Crece también hoy la presencia del Crucificado resucitado, que tiene y conserva sus heridas. Está herido, pero precisamente así renueva el mundo, da su soplo que renueva también a la Iglesia no obstante toda nuestra libertad. En este conjunto de humildad de la Cruz y de la alegría del Señor resucitado, que en el Concilio nos ha dado un gran indicador de camino, podemos seguir adelante con alegría y llenos de esperanza".

+ Benedicto XVI

39 comentarios

  
gabi
Lo encuentro poco razonable. Cristo dijo que él no estaba en la cruz, estaba en los pobres. Nicea no lo recuerdo, pero sí sé de los dos últimos concilios. Pío 4º, el de Trento, estrangulando con sus manos, artesanalmente, a los cardenales de Paulo 4º. Pio 9º, el del Vaticano I, tan apestoso que nadie se atrevió a cerrar, invitando a saquear, quemar Italia. Sin sacerdocio femenino, no hay credibilidad.
28/07/07 4:10 PM
  
TL
Es muy negativo, todo oscuro, nada bueno ni rescatable en los analisis del Papa. En todo ese tiempo también hubo y hay cosas maravillosas que realizó el hombre y el Espíritu de Dios.
Creo que debería tener una visión más esperanzadora, menos personal y dejar que las vivencias positivas de los hombres sean las que sobresalgan.
El habla como si su vida no hubiera tenido más que cosas duras, negativas. Me inspira miedo.
28/07/07 4:22 PM
  
Bruno
Gabi:

Una frase curiosa esa que mencionas, pero no me suena ¿recuerdas la cita por un casual?

Yo, en cambio, sí recuerdo éstas de San Pablo:

"Los judíos piden milagros, y los griegos buscan la sabiduría; pero nosotros anunciamos a Cristo crucificado" 1Co 1, 22

"Porque muchos viven, según os dije tantas veces y ahora os lo repito con lágrimas, como enemigos de la cruz de Cristo, cuyo final es la perdición" Flp 3,18

También el propio Cristo:

"yo cuando sea levando de la tierra, atraeré a todos hacia mí. Decía esto para significar de qué muerte iba a morir" Jn. 12, 32-33

Parece ser, pues, que no sólo debemos predicar a Cristo crucificado, sino que nuestra vocación es ser atraídos por él a esa Cruz gloriosa que es nuestro camino hacia la Resurrección.
28/07/07 4:28 PM
  
Bruno
Gabi:

Por supuesto, también debemos encontrar a Cristo en los necesitados ("Lo que hagáis a uno de estos mis pequeños hermanos, a mí me lo hicisteis"), en la Iglesia ("Quien os escucha, me escucha a mí"), en la creación, en nuestra alma ("el Reino de Dios está dentro de Vosotros"), en la Escritura, en la Eucaristía ("Esto es mi cuerpo") y, en realidad, en todas partes, en cada sitio de una forma distinta.

Otra cosa: supongo que Benedicto XVI tendrá sus defectos, como todos los seres humanos, pero decir que es poco razonable me parece bastante difícil de tragar.

Un saludo.
28/07/07 4:31 PM
  
Bruno
TL:

No sé si hemos leído el mismo artículo. Dedica varios párrafos a las cosas positivas que ha causado el Concilio:

"podamos ver con ojos abiertos cuanto de positivo ha crecido también en el postconcilio: en la renovación de la liturgia, en los sínodos, sínodos romanos, sínodos universales ... en la colaboración, en las nuevas responsabilidades de los laicos, en la gran corresponsabilidad intercultural e intercontinental, en una nueva experiencia de la catolicidad de la Iglesia, de la unanimidad que crece en humildad y sin embargo es la verdadera esperanza del mundo.

Y así debemos, me parece, redescubrir la gran herencia del Concilio ... los ... que han dado fruto en tantos movimientos, en tantas nuevas comunidades religiosas ...he visto que casi cada día en Brasil nace una nueva comunidad religiosa, nace un nuevo movimiento, no sólo crecen las sectas. Crece la Iglesia con nuevas realidades plenas de vitalidad, que ...crecen en los ánimos y crea...
28/07/07 4:35 PM
  
Carmen Bellver
Tenemos suerte de que el Espíritu siga soplando en la dirección correcta. Asumir el Concilio Vaticano II no es paralizar sus reformas, sino llevar a cabo su objetivo.
Adecuarse a los tiempos modernos, no era banalizar lo religioso, descafeinar el encuentro con Cristo tras una ONG.
Supogo que Dios escribe recto con reglones torcidos.
28/07/07 5:26 PM
  
Mª del Pilar
Quizá esperaban o esperábamos un cambio "ya " de muchas realidades de la Iglesia con el Concilio, quizá eso lo vean generaciones futuras.
Yo me quedo con lo que dice el Papa: "permanece la herencia del Concilio,que haabierto un camino nuevo a la iglesia".
28/07/07 5:43 PM
  
Bruno
María Pilar:

Pues sí, la herencia del Concilio permanece y, gracias a Dios, poco a poco se va separando de invenciones que muchos querían atribuir al Concilio pero no tenían nada que ver con él.

Por eso dice Benedicto XVI que esa herencia no está en un "espíritu" del Concilio que cada cual interpreta a su manera, sino en lo que de verdad dicen sus textos.
28/07/07 5:52 PM
  
Mª del Pilar
También estoy con el Papa en que hay quer leer y meditar los textos conciliares y sacarles el jugo. Y sobre todo en que hay que ser humildes, el triunfalismo no va con la Iglesia.
28/07/07 6:00 PM
  
gabi
Aquí, en Periodista Digital, hace unas semanas contaban los religiosos de Montserrat de cómo, en la sobremesa, el cardenal Felici, secretario del Concilio, se jactaba de manipular y falsear las actas del concilio. Ya antes, en El Ciervo, contaba Loris Capovilla, 10 años secretario de Juan, cómo se traicionaban sus palabras. Traductores, traidores... Pero para mí lo importante es el sacerdocio femenino, que ya había mujeres sacerdotes y obispos en otras iglesias cristianas cuando se convocó el concilio, y Juan evocaba el papel de la mujer en la iglesia.
28/07/07 6:06 PM
  
gabi
Cinco veces al menos cuento la palabra humildad en el texto del papa. Puedo ver humilde a Blazquez en España, pero no a Rouco en su diócesis. Es mi percepción. No vayas a insultarme por mi enfermedad mental, como acaba de hacer Carmen
28/07/07 6:12 PM
  
Bruno
María Pilar:

Completamente de acuerdo. Es totalmente pernicioso un triunfalismo humano que nos nos haga creernos mejores que los demás y mirarles por encima del hombro.

En cambio, como dice el Papa, sí que podemos vivir el triunfalismo humilde y cristiano de saber que Cristo es el Señor de la Historia y que, pase lo que pase, su plan sigue adelante.
28/07/07 6:18 PM
  
Bruno
Gabi:

Sobre la humildad de unos y otros obispos yo, la verdad, no me atrevo a juzgar.

En cuanto a lo del Sacerdocio femenino, supongo que eres consciente de que ni el Concilio Vaticano II, ni Juan XXIII, ni Pablo VI, ni Juan Pablo I, ni Juan Pablo II, ni ningún otro Papa ni Concilio de la Historia lo han aprobado.
28/07/07 6:28 PM
  
anarico
[gabi][...]:

¿Quiéres ser Papa? ¿Para qué? pero si no hace falta para nada, y no es nada más que un lío.
Vive la Vida Bienaventura, ya verás que cosa tan deliciosa. En esa "tierra" donde se vive así, la leche y la miel mana por todas partes. Audi Filia...
Dios es VALOR

[El apelativo inicial ha sido borrado porque podía ser considerado un insulto gratuito. B.M.R.]
28/07/07 6:34 PM
  
Belén
Blogger:
Aunque no es amí a quien se ha tratado con tan mala educación, creo que Anarico, siempre tan inmoderado, hoy se ha pasado tres pueblos con Gabi. Se podrá no estar de acuerdo con el sacerdocio femenino y con la vehemencia de Gabi; pero el tono y las palabras de Anarico son una ordinariez, además de su habitual inmoderación. No soy la blogger, pero creo que merec una cierta reconvención para que modere sus "ímpetus" despectivos.
28/07/07 9:51 PM
  
Bruno
Belén:

No había leído hasta ahora el comentario. He eliminado el apelativo del principio por si resultaba insultante para gabi.

En lo demás, lo cierto es que no entiendo la mitad de lo que dice el comentario de Anarico, pero no parece una ordinariez.
28/07/07 10:03 PM
  
Belén Ibáñez
Bruno:
Gracias, con lo de ordinariez me refería principalmente al vocativo
Otra cosa: me acabo de leer la Presbyterorum Ordinis que le recomiendas precisamente a Gabi, creo que en le blog de C.Bellver. Y yo al menos no me he llevado ninguna sorpresa. No lo digo con ironía, que a veces cuando discrepamos nos creemos que siempre tenemos que hablarnos con retintín. Lo digo en serio, de corazón: ¿a qué te refieres con la sorpresa?, ¿a qué parte o párrafo te referías?
Un saludo
28/07/07 10:20 PM
  
Bruno
Belén:

Me refería a que gabi siempre hace referencia al Concilio Vaticano II, al tiempo que reclama el sacerdocio de la mujer, rechaza a Benedicto XVI, dice que "Cristo dijo que él no estaba en la cruz, estaba en los pobres" o se ríe de los concilios anteriores, como Trento o el Vaticano I.

Pienso que ella cree sinceramente que el Concilio Vaticano II la apoya en todas esas cosas, por eso pienso que si lee de verdad los textos del Concilio (la Presbyterorum para el sacerdocio o la Lumen Gentium sobre la Iglesia, por ejemplo) se va a sorprender porque no afirman ninguna de esas cosas, ni nada que se le parezca.
28/07/07 10:41 PM
  
jaume
Ya va siendo hora que nos olvidemos del Vaticano II. El Catecismo de la Iglesia Católica de Juan Pablo II vale muchísimo más, por ejemplo. Los sacerdotes jóvenes, los nuevos movimientos lo ignoran, no les hace falta para nada. Aquello ya fue. Los que lo vivimos con tanta ilusión fuímos engañados: mucho activismo y poquisima oración, pero cumplió su finalidad secreta, destruir lo viejo, purificar las estructuras y preparar el terreno para algo nuevo que está por venir. La Iglesia se ha puesto al día, cosa que queda pendiente para las demás religiones.
28/07/07 10:43 PM
  
Bruno
Jaume:

Si no recuerdo mal, Juan Pablo II afirmó que el Catecismo de la Iglesia Católica (que, por cierto, a mí también me parece fantástico) era precisamente un fruto del Concilio Vaticano II. Creo que hay sintonía entre ambos.

Todos los concilios importantes, como dice Benedicto XVI, necesitan tiempo para ir calando en la Iglesia. De hecho, en mi opinión, ya están desapareciendo todas las ideas peregrinas que se atribuían al "espíritu" del Concilio y que ocultaban lo que de verdad decían los textos.

Varias partes del Concilio han sido incorporadas a las lecturas de la Liturgia de las Horas, de manera que el Concilio se ha convertido en materia de oración para todos los sacerdotes (que recen su breviario).

Otro fruto del Concilio son, precisamente, los nuevos movimientos, pienso yo.
28/07/07 10:56 PM
  
Bruno
Belén:

Por cierto, no me he acordado de preguntarte. ¿Cuál ha sido tu impresión al leer la Presbyterorum? ¿Qué te ha llamado más la atención o qué te ha gustado más?
28/07/07 11:33 PM
  
ego_sum
una opinión más (respetable si, pero que no comparto en abosluto) de Joseph Raztinger; ¿se ha creído el único capaz de enjuiciar el Concilio y sus frutos?
28/07/07 11:39 PM
  
Belén
Pues fíjate, Bruno, a mí lo que más me llama la atención es cómo desciende a minucias cotidianas, p.ej:
..."Revísense además las normas sobre la incardinación y excardinación..." o cuando dice:
..."en cuanto sea posible, no se envíen aislados los presbíteros a una región nueva, sobre todo si aún no conocen bien la lengua y las costumbres, sino de dos en dos, o de tres en tres"...
Parece estar leyendo una carta amigable dirigida a "coleguillas". En fin, no se ve solemnidad de ésa que imprime lejanía. Me llama la atención la cercanía con la que habla a los presb´teros. Pero en cuanto al contenido no hay más que lo que he imaginado siempre que diría.
28/07/07 11:52 PM
  
Bruno
Ego sum:

Teniendo en cuenta que participó en el propio Concilio, es un gran teólogo, ha sido obispo diocesano durante años, también Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y ahora es el Papa... yo creo que lo que dice no es una opinión más.

Si hay alguien autorizado a valorar los frutos que el Concilio ha dado a la Iglesia, sin duda es él.
29/07/07 12:07 AM
  
Bruno
Belén:

La verdad es que lo de los detalles llama la atención. Creo que eran conscientes de que las reformas, para ser verdaderas, tienen que descender también a los hechos concretos y no perderse en divagaciones. Por otro lado, la Presbyterorum es mucho más detallista que otras (como la Dei Verbum o la Lumen Gentium), quizá porque los Padres Conciliares eran todos obispos y habían vivido en su propia carne de sacerdotes situaciones que había que cambiar.

En cuanto al contenido, a eso es a lo que me refería: no hay cosas extrañas como lo de Entrevías o Leonardo Boff. Cuando se apela al Concilio para justificar esas cosas, suele significar que no se ha leído el Concilio.
29/07/07 12:12 AM
  
Ricardo Próspero
Gracias por traernos este excelente material!
Un saludo!!
29/07/07 4:32 AM
  
Luis Fernando
ego_sum, el tal Joseph Ratzinger es el Papa. Y según el Concilio Vaticano II, la opinión del Papa no es una opinión más. Mantener lo contrario es como pensar que valía lo mismo lo que opinara San Pablo que el último bautizado de Corinto.

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De todo lo que dice el Papa, lo más interesante es cuando afirma que la gran herencia del Concilio "no es un ?espíritu? reconstruido detrás de los textos", sino "precisamente los grandes textos conciliares".

Yo tengo archicomprobado que cuando a un progre que no para de apelar al Concilio le citas los textos conciliares, por lo general reacciona como los vampiros ante las ristras de ajo o los crucifijos.
29/07/07 10:03 AM
  
Belén Ibáñez
Bruno:
He dormido requetebién después de leer Presbyterorum... Fíjate que, siendo como soy una VAMPIRA progre, no me ha sabido a ajo el texto conciliar. Yo no sé si en Entevías se apela al Concilio para su peculiar liturgia. Lo que sé es que cuando voy a Taizé, las tres oraciones del día son una liturgia muy diferente, muy de verdad, sin pompa, sin ostentaciones...una oración del alma, el Espíritu allí envuelve a todos los miles de personas en un sólo corazón. Y la Eucaristía "católica" en Taizé,¡ay!... Allí estoy con los no católicos, que toman un pan simplemente bendito pero no cosagrado, y la multitud no parece masa sino un solo corazón, mis hijos entran en comunión con chavales de todo el mundo sin preguntarse si son católicos o qué (ni falta que hace para rezar juntos o jugar un partido de fútbol verdaderamente "internacional") Allí nunca se me ha ocurrido pensar si esa comunidad y sus prácticas proceden del Concilio (de hecho Taizé es anterior. Sólo sé que cuando regreso ...
29/07/07 12:41 PM
  
Belén Ibáñez
...que cuando regreso a Madrid con sus liturgias rancias, rutinarias, sus formulismos memorísticos, una querría fundar Taizés por todas partes. Nunca me he acercado a Entrevías, y eso que lo tengo cerca, pero no es sólo la curiosidad lo que me llevará a acercarme un día de estos. Ya os lo contaré. Ese día avisaré a Bustamente para que no me lea, que va acabar cardíaco de tanto buscar metáforas espeluznantes con que describir a los "progres". Aunque después de lo de los vampiros, los ajos y tal... no sé qué le queda por inventar .
29/07/07 12:44 PM
  
manuel
Es cierto que los de arriba se equivocan de vez en cuando, como todos; pero tambien es cierto que los d abajo apenas nos limitamos a criticar a los de arriba desde nuestro inmovilismo. Si cambiasemos los de abajo un minimo, obligariamos a los de arriba a cambiar tambien. La pelota sigue estando en el tejado de cada uno de nosotros
29/07/07 12:53 PM
  
Bruno
Belén:

Me alegro mucho de que te haya gustado la Presbyterorum Ordinis. Estoy encantado de que coincidamos en lo que es el sacerdocio católico.

En cuanto a lo de "liturgias rancias y memorísticas", supongo que eso depende de la falta de entusiamso de los que las celebran. Si quieres, después del verano te invito a una Eucaristía aquí en Madrid para que veas celebraciones con entusiasmo y fe.

En cuanto a lo de Entrevías, la verdad es que si lees la Sacrosantum Concilium verás que les está totalmente prohibido a los sacerdotes modificar la liturgia creyéndose dueños de ella. La liturgia es expresión de la fe de la Iglesia y, si la cambias arbitrariamente, estás cambiando la fe (que, a juzgar por sus declaraciones, es lo que hacían, probablemente con muy buena intención pero con ignorancia, los sacerdotes de allí).
29/07/07 2:56 PM
  
Bruno
Manuel:

Estoy completamente de acuerdo contigo.

Eso sí, lo cierto es que yo veo al Papa, los obispos y los sacerdotes más bien "por debajo" de nosotros que "por encima". En mi experiencia, los ministerios en la Iglesia se dan para el servicio de los hermanos, para ponerse por debajo de ellos y dar la vida.

En la Iglesia, la autoridad es servicio.
29/07/07 3:00 PM
  
Belén Ibáñez
Bruno: no creo que dependa sólo de quien oficia, ese olor a rancio de estas misas rutinarias. Es el lenguaje, la retórica mil veces repetida sin creatividad, sin "pneuma", con tanta lejanía; puedes estar rodeada de vecinos y amigos que sientes que eso no es la mesa del Señor, ni una cena compartida, ni la memoria del sacrificiao de Jesús, ni nada por el estilo
29/07/07 5:31 PM
  
Bruno
Sofía:

Pues sí, efectivamente, debe notarse.

Sólo he conocido a un obispo de cerca, pero mi impresión fue que daba la vida constantemente, sin reservarse nada para sí, por sus diocesanos. Era un hombre verdaderamente de Dios y a la vez cercanísimo. Durante varios años utilicé una estantería que me había hecho él con unas tablas viejas.
29/07/07 8:48 PM
  
Bruno
Belén:

No me refería sólo al sacerdote que oficia, sino a todos los que participan en la Eucaristía. Creo que se nota bastante, como tú decías de Taizé, cuando la asamblea de verdad está celebrando el centro de su fe.

Incluso si uno va cansado o en oscuridad, puede apoyarse en la fe de los hermanos que le acompañan en la celebración.

En cuanto a lo de las repeticiones, creo que los sacerdotes deberían utilizar la enorme variedad que permite el misal, en vez de repetir siempre la misma plegaria.

Por otra parte, el hecho de que la liturgia sea siempre la misma en esencia no me parece mal, a fin de cuentas repetimos todos los días varias veces el Padre nuestro y es la mejor oración que hay, ¿no?
29/07/07 8:52 PM
  
Luis Fernando
Hombre, siendo como soy miembro de Civitas Dei, asociación de fieles en la espiritualidad de la Renovación Carismática, no creo que me tengan que explicar lo que es una misa "alegre". Eso sí.... MISA... no otra cosa.
29/07/07 10:19 PM
  
Rodrigo del Pozo Fernández
Personalmente, después de haber estado muchos años buscanda una unión con Dios basada en el sentimiento (velas, sándalos, música, anthony de mello...) y vivir por tanto, esclavo de la subjetividad y el sentimentalismo, he descubierto en la liturgia de las horas un fuerte asidero para cultivar (con menos frecuencia de lo que debería) la unión con Dios. Las fórmulas antíguas y repetidas pueden ser aburridas o pueden unirte a la Iglesia universal pasada y presente, a los millones de empobrecidos que rezan del mismo modo y llevarte así a la oración profunda.
Este domingo, escuchando lo mal que decía la misa el cura de mi pueblo (corriendo, mal entonando, diciendo ocurrencias suyas...) pensaba "que grande eres Sr. que hasta en misas como ésta te entregas a través de éste pobrisimo pastor tuyo"
30/07/07 11:01 AM
  
Bruno
Rodrigo:

Un gran comentario. No puedo estar más de acuerdo en todo lo que has dicho.

La liturgia de las horas es un modo excepcional de vivir una unión con Dios profundamente eclesial. Me alegra pensar que rezamos los mismos salmos y las mismas oraciones, junto con la Iglesia universal.
30/07/07 11:39 AM
  
Montaraz
La claridad teológica del Papa es asombrosa. Los análisis que hace son precisos y preciosos. No es el gran comunicador que fue JP II pero tiene una profundidad y claridad teológica increíble.
30/07/07 9:38 PM

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