InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Signos de la fe

23.05.12

Incluso si has abortado, sigues siendo una Madre

Katrina FernándezUna conocida bloguera norteamericana, autora del blog The Crescat, me ha hecho llorar. Su blog es difícil de clasificar, siempre interesante y siempre muy personal.

Hoy me ha conmovido profundamente. Katrina ha compartido con sus lectores un secreto que había guardado durante mucho tiempo: el aborto provocado de dos de sus hijos hace quince años. El pecado y el sufrimiento desgarrador, unidos al ungüento sanador de la gracia y a una misión ante el mundo forman una mezcla potentísima, que ha hecho que me deshiciera en lágrimas.

Me ha parecido una buena idea traducir para el blog algunos de los párrafos de su post, aunque recomiendo el original para los que hablen inglés.

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18.05.12

Alégrame el día, ateo

Un simpático ateo, cuyo nombre omitiremos, ha participado en el concurso literario católico de historias cortas. ¿Por qué sé que es ateo? Porque, al abrir el relato que había presentado, resultó que contenía dos cosas: 1) Un breve párrafo de introducción, en el que nuestro amigo insultaba a la Iglesia y a los católicos, que hemos “envilecido a los hombres y a las mujeres”, empobreciendo “su mente y sus horizontes” con nuestra moral, dogmas y normas. 2) El texto de la Wikipedia sobre Baudelaire, supongo que por ser uno de los “poetas malditos”, con referencias a Verlaine, otro de los poetas franceses del vicio y la perversión.

¿Qué pasaría por la cabeza del autor al preparar este correo y el falso relato de participación en el concurso? ¿Molestar, avergonzar, entristecer, buscar pelea, convencer de algo? ¿Era consciente de que el único resultado de su estratagema iba a ser justamente el contrario? ¿Sospechaba que lo que conseguiría era alegrarme el día, reafirmarme en la fe y prácticamente obligarme a rezar por él?

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6.02.12

Benditos pesados

Pesado¿Quién no conoce a un pesado? ¿A dos, a tres, a multitud de ellos? El gris ejército de los pesados patrulla por calles y veredas, buscando incautos a los que aburrir hasta la nausea. Sólo verlos de lejos, hace que nos encojamos y deseemos estar a kilómetros de distancia. El pesado genuino, el de pata negra, suele sufrir un síndrome conocido por la Medicina como “percepción neuronal selectiva”. Es decir, su cerebro es incapaz de percibir que sus interlocutores hacen gestos de impaciencia, miran constantemente el reloj, intentan infructuosamente alegar que tienen prisa y, en algunos casos, mueren de frío o hambre mientras él sigue hablando y sigue hablando y sigue hablando, interminablemente.

La Iglesia no carece de sus pesados. Tiene pesados seglares y pesados clérigos, a lo Fray Gerundio. Tiene pesados y pesadas, pesaditos y pesadazos, aficionados a la pesadería y expertos en pesadismo. Pesados que pronuncian sermones en los que no se dice nada durante horas, pesados que redactan documentos que nadie puede leer sin caer dormido, pesados que escriben en blogs y pesados que viven para prolongar reuniones hasta el infinito. Toda parroquia que se precie tiene sus pesados residentes, muy orgullosos de haber conseguido que más de un párroco haya encanecido prematuramente. El número de los pesados es (o al menos parece ser) infinito.

Podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que los pesados son la plaga de las parroquias y de los grupos católicos…

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13.10.11

Hurones, Nueva York y apologética

Portada Santos por las calles de Nueva YorkLa editorial Vita Brevis ha sacado tres nuevos libros. Ya sé que soy parte interesada, al ser uno de los editores, pero creo que son tres libros que merece la pena leer y por eso los traigo hoy al blog.

Un libro de apologética y dos de vidas de santos. Nos hace falta formarnos en la fe y en las razones que la apoyan, pero también contemplar ejemplos auténticos de personas que vivieron la fe hasta el extremo, entregando sus vidas totalmente a Jesucristo. En mi opinión, un católico no debería dejar que pase un mes sin leer al menos una vida de santos: pocas cosas hay que despierten más el entusiasmo por vivir un catolicismo de verdad, sin componendas.

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18.06.11

Creo por la Ley Ocho Veintiocho

Ley Ocho VeintiochoEl otro día, hablábamos de la Ley de Murphy, que dice que “si algo puede salir mal, saldrá mal”. Veíamos que esto no es más que la forma que tiene el mundo de demostrarnos que Dios es Dios y nosotros no lo somos. Es decir, nos recuerda una verdad fundamental de nuestra vida, que necesitamos conocer para comprender lo que somos y el sentido de nuestra existencia: somos criaturas y no el centro del universo. Entender lo que hay detrás de la Ley de Murphy nos lleva a una concepción natural y racional de Dios que, en esencia, es común a Aristóteles, Platón, Rousseau o el Islam.

No se trata, sin embargo, de todo lo que se puede decir sobre este tema. Es algo real y verdadero, pero incompleto, como sucede muchas veces con las leyes de la naturaleza. De vez en cuando, en Física, se descubre que una ley, aunque describa fielmente la realidad de su objeto, no describe toda la realidad sobre ese asunto. El ejemplo más conocido es, quizá, el de las Leyes de Newton. Estas tres leyes fueron enunciadas en el siglo XVII y describen estupendamente la realidad cotidiana desde el punto de vista de la Física: el movimiento de una bola de billar, la caída de una manzana o el deslizamiento por un plano inclinado. Sin embargo, la Teoría de la Relatividad de Einstein, en el siglo XX, mostró que las Leyes de Newton sólo son válidas para objetos y sistemas de referencia cuya velocidad no se acerque a la de la luz, ya que en estos últimos no se cumplen. En consecuencia, cuando las velocidades son muy grandes, las leyes de Newton dejan de ser una aproximación válida, porque sólo describen una pequeña parte de lo real.

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