InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Familia

25.11.24

Tienen derecho a que seamos santos

Al traducir el libro San Juan Bosco, el santo alegre, me llamaron la atención muchas cosas, pero estas últimas semanas no he dejado de pensar especialmente en el papel de la madre del santo en la vida de su hijo.

Las palabras y sobre todo la santidad personal de Margarita, o “Mamá Margarita”, como la llamaban los niños de la calle a los que cuidaba, fueron determinantes para que su hijo consagrara su vida a Dios:

“era una educadora nata y el principio y el final de todo lo que enseñaba era Dios. Por la mañana y por la noche, todos los miembros de la familia se arrodillaban juntos y pedían el pan de cada día tanto para el alma como para el cuerpo, el valor necesario para actuar bien y el perdón por lo que no hubieran hecho tan bien”.

El joven Juan Bosco recordaría toda su vida las enseñanzas de su madre: el catecismo, a cantar himnos a nuestra Señora, a saber que Dios siempre nos ve y a darle gracias por todo, y tantas otras cosas. Junto a esas enseñanzas, se le quedó grabado el ejemplo de fe y caridad de su madre al ejercer la caridad heroica con los pobres, al atender a los enfermos del pueblo o al esforzarse tenazmente para que su hijo pudiera estudiar y así llegara a ser sacerdote un día. Cuando, una vez ordenado, don Bosco se dedicó a educar y a catequizar a los niños de la calle, su madre tomó sus escasas posesiones, vendió su vestido de novia que era lo más preciado que tenía y se fue con él sin dudarlo, sabiendo que pasaría el final de su vida trabajando como una esclava.

Leer más... »

18.11.24

Todo está donde debe estar

Hace un par de semanas, hice con mi familia un viajecito de tres días por la provincia de Guadalajara. Quizá por estar a la sombra de Madrid, Guadalajara no tiene la fama que de sobra merecen sus agrestes paisajes, sus valles escondidos y sus maravillosos pueblos medievales.

Uno de los lugares que más nos gustó fue Pastrana, por su encanto antiguo tan bien preservado y sus resonancias de Santa Teresa y San Juan de la Cruz. También admiramos el antiguo convento cisterciense de Monsalud (de tiempos de la reconquista, pero destruido por la desamortización, como tantos otros) y multitud de pueblos preciosos como Sacedón, Albalate, Almonacid o Zorita de los Canes. Un viaje muy bonito, que terminó el domingo con una visita a Sigüenza.

Por supuesto, como se trata de España, una parte fundamental del turismo consiste siempre en visitar las magníficas iglesias que sembró la fe de nuestros antepasados por todo el territorio nacional (y buena parte del resto del mundo). Cualquier cristiano que no quiera ser un desagradecido debería rezar por aquellos que erigieron la iglesia en la que reza o por tantos otros que durante siglos mantuvieron la fe contra viento y marea en su país. Verdaderamente, Cristo podría decirnos: os he enviado a segar donde no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga.

Leer más... »

27.09.24

Te probaré mi fe

Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero, dice el salmista, porque la Palabra de Dios es luz que ilumina todo lo demás. En ella resuenan siempre aquellas primeras palabras del Creador: que se haga la luz. Por eso, si no dejamos que la Escritura nos ilumine a nosotros e ilumine lo que hay a nuestro alrededor, nuestra vida y el mundo serán para nosotros un caos informe y no entenderemos nada de nada. Con esa luz, en cambio, se nos revela la inmensa riqueza de la realidad natural y sobrenatural.

Pongamos un ejemplo. Hace un par de semanas, fui a Misa con mi familia a una iglesia a la que asisten bastantes fieles. Llegamos casi tarde, como nos pasa a todos los que tenemos esposa e hijas, así que nos resignamos a sentarnos en un lateral, detrás de una columna. Ni siquiera veíamos el altar, pero al menos podíamos escuchar y la segunda lectura fue una luz que iluminó lo poco que podíamos ver.

Leer más... »

27.10.23

13.06.23

El enemigo de la familia

“Conviene repetir a tiempo y a destiempo que quien ha destruido la familia en el mundo moderno ha sido el capitalismo. Sin duda, podría haberlo hecho el comunismo, si hubiera tenido la oportunidad de hacerlo, fuera del desierto cuasimongol en el que florece actualmente. No obstante, en lo que nos concierne a nosotros, quien ha quebrado los hogares, fomenta los divorcios y trata las viejas virtudes domésticas cada vez con más desprecio es la época y el poder del capitalismo. Ha sido el capitalismo quien ha impuesto una lucha moral y una competencia comercial entre los sexos, quien ha arrancado a los hombres de sus hogares para que busquen trabajo, quien les ha obligado a vivir cerca de sus fábricas o empresas en vez de cerca de sus familias,  y, sobre todo, quien ha fomentado, por motivos comerciales, un desfile de publicidad y de estridentes novedades que, por su propia naturaleza, acarrean la muerte de todo lo que componía la dignidad y la modestia de nuestras madres y nuestros padres. No ha sido el bolchevique, sino el jefe, el publicista, el vendedor y el anunciante quienes, como una horda desenfrenada de bárbaros, han derribado y pisoteado la antigua estatua romana de Verecundia [es decir, de la modestia]”.

G. K. Chesterton, The Well and the Shallows, 1935

……………………..

El enemigo está dentro. Tirad sobre nosotros”, transmitieron por radio desde el cuartel de Simancas, en Gijón, al comienzo de la guerra civil. Algo similar deberíamos retransmitir nosotros desde nuestras casas, porque, como señalaba Chesterton con su habitual clarividencia, el enemigo está en ellas. Ni siquiera hemos opuesto una resistencia numantina, como los valientes defensores del cuartel, sino que hemos dejado entrar al enemigo por nuestra propia voluntad.

Leer más... »