España: zona matrimonial catastrófica
Creo que la mayor parte de la gente estaría de acuerdo en que, en principio, el matrimonio es el lugar ideal para la educación de los hijos. La estabilidad familiar, moral y económica del matrimonio son fundamentales para el crecimiento psicológico, intelectual y moral del niño. Como es lógico, puede haber casos de matrimonios desastrosos, pero ceteris paribus, es indudable que, por su propia naturaleza, la relación matrimonial aporta un cimiento más sólido para la familia que cualquier otra relación.
Tomando esto como premisa, cualquiera que (tenga dos dedos de frente y) eche un vistazo a las cifras sobre matrimonios en España, quedará inmediatamente horrorizado. No es que la situación sea mala, es que debería declararse, sin eufemismos, como catastrófica. Y no me refiero meramente al matrimonio religioso, del que hablaremos después, sino ante todo al matrimonio natural como institución básica de la sociedad.

En su
Polémicas matrimoniales (XLI).
Polémicas matrimoniales (XL).
Lo más curioso de todas estas polémicas matrimoniales es que son una repetición, algo más virulenta, de otras que se produjeron hace un cuarto de siglo. Las mismas propuestas se defendieron ya en aquel entonces. Incluso algunos de los protagonistas eran los mismos (como el cardenal Kasper). Por supuesto, la Iglesia ya respondió a esas propuestas con toda claridad y reafirmando la fe católica en multitud de documentos magisteriales: Familiaris Consortio, Donum Vitae, Humanae Vitae, documentos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Catecismo de la Iglesia Católica y un largo etcétera.









