16.03.09

Creo por los pecados de la Iglesia

Signos de la fe (III). Cuando se habla de la fe, siempre se encuentra uno con alguien que cuenta una mala experiencia con los religiosos o las monjas de su colegio o que habla de la inquisición, de las cruzadas o de lo que hizo el cura de su parroquia hace veinte años. Es decir, se suelen percibir como un gran obstáculo para la fe los pecados de la Iglesia o, mejor dicho, los pecados de los miembros de la Iglesia.

Por supuesto, muchísimas veces lo que se atribuye a la Iglesia son falsedades o leyendas negras, inventadas por ignorancia o por malicia. Aun así, si eliminásemos todos los infundios, calumnias, falsedades históricas, tergiversaciones y leyendas negras (y probablemente se tardarían varias vidas humanas en hacerlo), aún nos quedarían innumerables pecados cometidos por los cristianos a lo largo de los siglos.

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15.03.09

El valor de 83 años

Hoy por ser domingo, voy a tratar un tema nada polémico. Gracias al comentario de un lector, descubrí el otro día un blog católico estupendo en español. Por cierto, escrito en un cuidado castellano que raramente se encuentra hoy en día. Es un blog muy interesante, con artículos breves y sustanciosos.

Según tengo entendido, el autor, D. Roque Pérez, ha empezado a escribir el blog con 83 años. Para que luego hablen de eutanasia y pongan a la juventud como valor supremo. No conozco la vida de D. Roque (más allá del hecho de que fue jesuita, que es lo que cuenta en el blog), pero estoy convencido de que Dios no dejará sin recompensa que dedique sus 83 años a hablar de Dios y de las cosas que verdaderamente importan.

Recojo dos breves artículos de este blog, llamado Miscelánea religiosa, para abrir boca y se animen y acudan por sí mismos. Como verán, tienen un contenido bastante cuaresmal.

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14.03.09

El blog X.

Supongo que muchos de los lectores habrán leído ya la carta del Papa a la totalidad de los 567 obispos que hay en el mundo. Me permito señalarles un pequeño párrafo interesante que puede pasar inadvertido:

Me han dicho que seguir con atención las noticias accesibles por Internet habría dado la posibilidad de conocer tempestivamente el problema. De ello saco la lección de que, en el futuro, en la Santa Sede deberemos prestar más atención a esta fuente de noticias.

Como sé que más vale un buen cotilleo que cinco principios metafísicos, les voy a contar uno bien jugoso. Tengo entendido que el Papa, al escribir esas líneas no estaba hablando en general, sino que pensaba en varios espacios virtuales concretos que se han convertido en sus preferidos en los últimos meses y que constituyen una de las fuentes que ha utilizado para algunos párrafos de sus tres encíclicas.

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13.03.09

¿Tiene algún sentido no comer carne los viernes de Cuaresma?

abstinencia en cuaresma

De los cinco mandamientos de la Iglesia, el que habla de “ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia”, es probablemente el más desconocido, despreciado e ignorado de todos. Dudo que una encuesta en España entre restaurantes, cafeterías, mercados o servicios de comida a domicilio revelase una gran diferencia entre el consumo de carne los viernes de cuaresma y el resto del año. Hace un par de años, fui de convivencias con la parroquia durante la Cuaresma a una casa regentada por religiosos y, el viernes, nos pusieron para comer muslitos de pollo.

¿Por qué sucede esto? Generalmente, cuando una norma o un mandamiento son olvidados o despreciados de forma casi universal, se debe a una de dos causas: o bien se trata de una norma obsoleta, que ya no tiene sentido en el tiempo actual, o bien sucede exactamente lo contrario, la norma pone el dedo donde más duele y, por eso, se evita. Creo que conviene que intentemos discernir a cuál de los dos casos corresponde la abstinencia de carne los viernes de Cuaresma.

A mi juicio, el problema fundamental que impide comprender adecuadamente este tema ya existía en tiempos de San Pablo: es la obsesión con la ley. Si lo importante de esto para nosotros es, ante todo, cumplir o no cumplir un precepto, no entenderemos nada. Si sólo se trata de marcar con una crucecita otra obligación cumplida, para que podamos estar tranquilos, estamos engañándonos a nosotros mismos.

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11.03.09

Creo por unos caramelos de colores

Signos de la fe (XIII). Cuando era pequeño, iba a veces con mi madre a una tienda de caramelos cerca de mi casa, que ya no existe. Era una tienda de ésas en las que los dulces se venden a granel y el cliente los va metiendo en bolsitas que luego se pesan al terminar. Como a todos los niños, me encantaba esa tienda. De hecho, recuerdo los caramelos de entonces como mucho más coloridos que los caramelos de ahora, con una luz especial que da a las cosas la ilusión.

Estando en la tienda mientras mi madre compraba, yo, de vez en cuando, tomaba un caramelo y me lo comía, sin pagarlo. No recuerdo que me hubiera planteado siquiera que eso pudiera estar mal o bien. De hecho, no me escondía al hacerlo, hasta el punto de que, inocentemente, debí de mencionarlo un día en mi casa. Como es lógico, mi madre, al oírlo, me regañó y me hizo ver que eso era robar y estaba mal.

En vez de darme un azote o castigarme, mi madre decidió que yo debía ir a la tienda a dar algo de dinero por lo que había cogido y a disculparme por ello. Pasé una vergüenza horrible. Memoricé lo que tenía que decir (todavía lo recuerdo, después de tantos años) y, cuando llegué a la tienda, lo solté de carrerilla y mirando al suelo, mientras la dependienta apenas podía contener la risa. Dejé mis monedillas en el mostrador y me marché corriendo.

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