11.07.09

¿Nos quiere Dios a todos lo mismo?

Quaestio quodlibetalis XVIII. Voy a intentar responder a una pregunta que me hicieron dos lectores, Alejandro y Helena, hace mucho tiempo. La pregunta fue: ¿nos quiere Dios a todos lo mismo? Supongo que a los lectores les pasará lo mismo que me paso a mí. Cuando uno escucha esa pregunta, instintivamente responde: pues sí, claro, ¿cómo no nos va a querer Dios a todos lo mismo?… Sin embargo si uno reflexiona sobre el tema, enseguida se ve que es más profundo de lo que parece. De hecho, es un tema tan amplio, que sólo voy a intentar dar unas pinceladas sobre él, para que los lectores puedan añadir sus vivencias y sugerencias.

¿Qué queremos decir nosotros cuando decimos que queremos a todo el mundo? Muy poca cosa. Nos estamos refiriendo a que tenemos una cierta benevolencia y que desearíamos que las cosas le fueran bien a todo el mundo, que no tenemos nada en principio contra nadie. No queremos decir, sin embargo, que queramos en sentido estricto a todas las personas del mundo, porque eso es imposible. No queremos ni podemos querer a una persona de un pueblo perdido de China, de la que nunca hemos oído hablar, cuyo nombre no conocemos y de la que no sabemos nada. Eso es imposible, porque no podemos querer a quien no conocemos.

Nosotros, a quien podemos querer es a los que tenemos cerca, a nuestros hijos, a nuestra familia, a nuestros vecinos y amigos y a las personas con las que nos encontramos personalmente por algún medio. El amor no es algo general, es algo concreto, se refiere a una persona real, con su propio nombre, a quien conocemos y a quien tenemos cerca, por lo menos cerca de forma espiritual o moral. Si hablamos en general, no hablamos de verdadero amor, sino de una simple benevolencia. Cuanto mas hablamos en general y más lejanos están de nosotros las personas a las que decimos que queremos, menos concreto es ese amor y menos se puede considerar verdadero amor. Por eso el planteamiento mismo de la pregunta es, en cierto modo, engañoso, porque Dios no nos quiere a todos en general, sino que nos quiere a cada uno en particular.

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5.07.09

El tiempo roedor y un club de carretera

Fredense me recomendó el otro día un artículo de su blog favorito. Le hice caso, acudí al blog, leí el artículo y enseguida pensé: Esto lo tienen que leer los demás. Así que aquí se lo traigo.

El blog favorito de Fredense se llama El tiempo roedor y lo escribe “mi señor Visconti”. Es literario-cristiano. O cristiano-literario, qué más da. El caso es que une el deseo de narrar historias a un enfoque cristiano, explícito o no, de la vida y del ser humano.

Este artículo en cuestión me ha parecido precioso, a pesar de su ambiente sórdido a más no poder: un club de carretera. Y tierno a la par que duro. Agridulce, pero más dulce que agrio. O no. Es de esos escritos que hacen que uno se quede en silencio un rato al terminar de leerlos. Y eso, a mi juicio, es mejor tributo que los aplausos de una ovación en pie.

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1.07.09

Días de descanso

Mañana jueves dos de julio, me voy unos días de vacaciones. Espero que sean un tiempo de gracia, además de un periodo de descanso.

No volveré hasta el día 10 de julio. Sin embargo, intentaré dejar algún post preparado, que pueda publicarse estos días, para los adictos (aunque yo recomiendo periodo de desintoxicación en playa, montaña o terraza).

Un saludo a todos los lectores y, como diría Terminator: ¡Volveré! (si Dios quiere).

30.06.09

La mujer se salvará por la maternidad

Quaestio quodlibetalis XVII. Ana MS, Winston y Gallizo mencionaron, en el post anterior, un tema que me parece digno de su propio artículo: la frase de San Pablo en 1 Tim 2, 15, que dice: “Ella [la mujer] se salvará por la maternidad“.

A ninguno le gusta la frase en cuestión. Winston dice, con cierta ironía que “Creo que queda claro que Pablo nunca eligió mujeres porque las mujeres necesitan engendrar hijos para salvarse, y si fueran curas, pues no se salvarían”. Gallizo se asombra: “La mujer que no tenga hijos (no se señalan motivos atenuantes o eximentes) se queda sin salvación… vaya !!!”. Ana MS, por su parte, se escandaliza: “Aquí se está valorando a la mujer, incluso se hace depender su salvación, de su capacidad reproductiva. […] En realidad, muy parecido a lo que nosotros hacíamos con las vacas, salvo que aquí se trata del alma y allí de la vida de los animales”.

Sólo voy a hacer unos apuntes rápidos, que permitan discutir el tema (espero que con calma y caridad). Creo que el problema con la frase de San Pablo está en entenderlo de un punto meramente biológico. Como si dijera que la mujer sólo se salvará si engendra físicamente hijos o, más brutalmente, como si entendiera a la mujer como una simple máquina reproductora para dar hijos al varón.

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27.06.09

Concédeme reírme de mí mismo

Iba a escribir un artículo polémico, pero, tras varios días de discusiones, creo que todos necesitamos descansar un poco. He guardado el post polémico para mañana o pasado y, como el lunes fue Santo Tomás Moro, he decidido recoger una bonita oración de este santo tan simpático.

Yo diría que no cabe duda de que la oración funciona, porque Santo Tomás Moro tenía un ingenio finísimo y supo mantener el buen humor, hasta en las situaciones más difíciles. Cuando a le iban a cortar la cabeza por no plegarse al cisma creado por Enrique VIII, le dijo al verdugo que le iba a decapitar: “Un momento”. Cogió su barba y la apartó para que el hacha no la cortara, diciendo: “Ella no ha ofendido al Rey“.

No nos vendría mal, a todos los que participamos en discusiones en Internet, rezar de vez en cuando esta oración. Necesitamos un poco de sentido del humor que nos permita reírnos de nosotros mismos, recordando que no somos gente importante, sino siervos inútiles.

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