La humildad del corazón
¿Cuál es el principal problema de los cristianos corrientes? Me refiero a los de Misa dominical o incluso diaria, los de buena intención, los que hacemos lo posible por vivir en gracia y nos confesamos regularmente, rezamos el rosario y nos esforzamos por convertirnos en cuaresma o abrir el corazón en adviento. Problemas tenemos muchos, claro, como todo el mundo, pero ¿cuál es el principal, el que siempre está presente, como una piedra molesta e irritante en el zapato de la que no nos podemos librar?
Creo que, si lo pensamos un poco, no hay duda de que ese problema es generalmente la rutina y la tibieza. Para el cristiano, los pecados se solucionan confesándose, pero ¿y esa mediocridad de la que no podemos salir? ¿Para eso nos redimió Cristo en la cruz, para que viviéramos más o menos como los demás hombres, sin grandes vicios, pero también sin grandes virtudes? ¿Para que fuéramos tirando por la vida? ¿Acaso no estamos llamados a ser santos? ¿Por qué nos confesamos una y otra vez, año tras año, de lo mismo y parece que no avanzamos nada? ¿Por qué pasan cuaresmas y cuaresmas y no nos convertimos?
Esto nos lleva al problema real, que no es la tibieza en sí misma, sino algo más profundo: ¿de dónde viene esa tibieza? ¿Por qué nos domina? ¿Por qué estamos tan esclavizados por ella que no podemos liberarnos? ¿Es que no tiene remedio y solo un puñadito de santos estaba llamado a salir de la mediocridad? ¿Y nosotros?
Para encontrar la respuesta, propongo que acudamos a uno de los maestros de la vida espiritual que tiene la Iglesia en su Tradición: Fray Cayetano María de Bérgamo. Se trata de un capuchino italiano, que vivió a caballo entre los siglos XVII y XVIII y que fue uno de los grandes predicadores de su época. He leído recientemente un libro suyo en el que se habla del tema que nos ocupa y me ha gustado tanto que he pensado: estoy tiene que leerlo mucha más gente y, en particular, los lectores del blog. Así que lo he traducido y acaba de ser publicado por la Editorial Vita Brevis: La humildad del corazón.
Como sospecharán los lectores por el título del libro, Fray Cayetano explica que vivimos en la tibieza porque nos falta la humildad del corazón. Es decir, el problema está en la gran soberbia oculta que hay en nuestro interior. Somos soberbios y no sabemos que lo somos. Puede que digamos que ya lo sabíamos, pero estamos hablando de boquilla. Esa soberbia, como un iceberg, es enorme y nosotros creemos que no es más que un problemilla, es una herida por la que nos desangramos mientras pensamos que solo tenemos un pequeño arañazo.
De ahí vienen nuestras dificultades. Dios está deseando darnos la gracia de la santidad y liberarnos de la tibieza que nos domina, pero lo cierto es que no podemos recibir esa gracia, porque la gracia solo actúa en los humildes. La soberbia, por definición, rechaza la gracia, no la soporta ni puede acogerla y estamos enfangados y atascados en el barro de la soberbia, que forma en nuestras vidas el pantano de la mediocridad.
En el libro, con una grandísima paciencia y poco a poco, Fray Cayetano nos enseña a desear, amar, pedir y buscar la santa humildad de Cristo, mostrándonos la necesidad que tenemos de ella, el gran tesoro que es y los bienes que lleva consigo. A fin de cuentas, sin la humildad ninguna virtud puede subsistir mucho tiempo, mientras que, si tenemos humildad, Dios nos irá dando todas las virtudes. Como se nos recuerda desde la primera página, en el cielo hay santos de muchos tipos y que vivieron de formas muy diferentes, pero no hay nadie que no haya sido humilde.
Además de eso, en el libro se nos va descubriendo la soberbia escondida que tenemos dentro. No es agradable, lo confieso, encontrar soberbia por todas partes en el alma, incluidos los rincones más insospechados. Al arrojar luz sobre esos rincones es cuando se puede ver la suciedad de años y años de descuido que hay en ellos. Un descubrimiento duro, pero muy muy necesario. Del mismo modo que sin la humildad las demás virtudes no duran mucho, todos los pecados están mezclados con soberbia. Por ello, al final del libro se incluyen varios capítulos prácticos dedicados en concreto a cómo hacer examen de conciencia sobre la humildad para con Dios, para con el prójimo y para con nosotros mismos.
El libro es sencillo y claro, como si estuviera escrito para torpes, que, en cierto modo y si reconocemos la verdad, es lo que somos. Además, está cuajado de frases de la Escritura, que forman el entramado de todo lo que se dice y que claramente provienen de años de meditación del autor. También abundan las enseñanzas de los padres de la Iglesia y los grandes teólogos católicos, desde San Agustín hasta Santo Tomás, San Juan Crisóstomo, San Gregorio Magno y muchos otros.
Me permito decir que es un libro especialmente apropiado para leer en Cuaresma, ya que va al centro de la cuestión de por qué no nos convertimos. En fin, se trata de un libro magnífico, para leer, meditar, poner en práctica y releer muchas veces a lo largo de la vida. No se lo pierdan.
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El libro se puede comprar, al económico precio de 9,99 euros en papel y 3,99 euros en formato electrónico, en la Editorial Vita Brevis, Amazon.es, Amazon.com, Amazon.mx, Apple ibooks, Barnes&Noble, Kobo, etc.
139 comentarios
Podría repetir la ingeniosa frase de "a mi a humilde no me gana nadie",pero si creo que es un tema, si no "el tema" clave. Cuando el Papa mandó a investigar a los jansenistas el resultado célebre fue: "Son pobres como mendigos; castos como ángeles... y soberbios como demonios"
Uno cree que ha vencido al mundo y sus pompas y vanidades; que la carne (en su versión chuletón y señora) ya no le puede vencer; pero cuidado con el tercer enemigo del alma que nos acompañará hasta la muerte. El primer pecado, el de la soberbia de satanás, puede ser nuestra última tentación.
¡Excelente post y libro!
¡Genial el comentario de Haddock!
.".. y soberbios como demonios."
🤣🤣🤣
Leyendo sus comentarios y abriendo mi corazon a este tesoro de la humildad tan dificil de encontrar y cultivar en estos tiempos me gustaria tener la oportunidad de leerlo, por amazon no he logrado descargarlo, por lo que acepto su regalo de compartir el libro si aun esta vigente su ofrecimiento.
La humildad del corazon, gracias.
Creo que es el mejor post y el más oportuno que he leído en infocatolica.
Más haremos por la Iglesia con la conversión personal que queriendo convertir a los demás desde nuestra soberbia.
Gracias Bruno
Bendito sea Dios
2. Humildad es andar en verdad como afirma Santa Teresa de Jesús en su libro LAS MORADAS (VI.10.7). Esta es la fórmula para que salgamos de nuestra tibieza, de ese disfraz de soberbia interior que se aferra a la mentira y al espíritu del mundo.
3. Solamente así puede venir el Espíritu creador de Dios a regenerar nuestra alma de Luz para hallar la Paz de Cristo, el descanso de nuestra alma cuando encuentra a su Padre y Dios, y la virtud del Bautismo actúe para que crezcamos en Gracia.
" Del mismo modo que sin la humildad las demás virtudes no duran mucho"
Justo hace poco he leido que el cura de Ars en cierta ocasión dijo:
"La humildad es en las virtudes lo que la cadena en los rosarios: quitad la cadena y todos los granos caen; quitad la humildad, y todas las virtudes desaparecen"
Aunque es dificil muchas veces detectar la soberbia, a veces se disfraza hasta de humildad, creo que es nuestra misión, con la gracia de Dios, y mucha ayuda por su parte, intentar derrotarla en nuestra vida.
Fray Cayetano Maria, rogad por nosotros.
Puede que Heidrich viera lo que había detrás de aquello porque parece que dijo: "Esa monja tiene que morir porque no tiene miedo y eso es contagioso". El comportamiento del humilde y el del miedoso pueden parecer iguales a nuestros ojos, pero no a los ojos de Dios.
El motivo es que ese trabajador ya sabe cuál es el error y es dificil que vuelva a cometerse y si pone a otro puede caer en el mismo error.
Si tras un fallo resistimos y nos hacemos un autoboicot no aprenderemos a hacer las cosas bien.
Jesús parece que actuaba igual que el empresario, a quien le negó le nombra Papa y a quienes le abandonaron sus mensajeros, dice la monja.
Sólo el amor de Jesús puede ponernos en pie en cada caída.
Demos nuevas oportunidades a los demás y a nosotros mismos.
Meditando lo que está monja escribe, he pensado que tenía relación con el post. Quizás el desánimo, el desistir, el juzgarse muy severamente sea un síntoma de falta de humildad.
Sólo con la reseña que has hecho veo que necesito leerlo.
Y sobre todo ponerlo en práctica.
No creo que hablemos de boquilla, me parece que sí sabemos que somos soberbios pero, es posible, que esos rasgos de soberbia que pensamos tener no sean los auténticos y que los estemos identificando mal. No es fácil identificar ese gran pecado y espero que este libro ayude.
Por otra parte hay una falsa humildad procedente del Mundo, en la actualidad se hacen muchas campañas a favor de esto o lo otro que parecen estar llenas de buenas intenciones y encierran una soberbia luciferina que se capta en los eslóganes.
"No es agradable, lo confieso, encontrar soberbia por todas partes en el alma, incluidos los rincones más insospechados"
Para mí es agradabilisimo, el mismo agrado que cuando se pasa días de días tratando de resolver un problema de matemáticas y finalmente se consigue ña solución. Desagradable es verme en esta mediocridad, en este fango de miserias, y no poder ver la causa. Al menos verla ya es un alivio como el que sienten las almas del purgatorio cuando recuerdan el atisbo de la gloria divina que alcanzaron a ver en su juicio personal.
Me impactó lo que dice en la introducción que para quienes están profundamente involucrados en el trabajo de su santificación, perseverar por años en el estudio de un buen libro es muy importante, sobre todo para laicos que viven en el mundo, porque nunca se puede asimilar apropiadamente una doctrina espiritual si es que no se vive en ella y se ha sido saturado por ella. El alma debe ponerse como en remojo en sal muera hasta que quede impregnada de las cualidades de esa doctrina espiritual.
Me impactó por dos motivos. El primero porque últimamente venía pocoteando muchos libros espirituales, y el segundo porque al leer ese comentario precisamente en ese libro, fue una indicación clara de que tengo que impregnarme de esa doctrina, ahí mi alma va a encontrar lo que tanto está necesitando, como cuando Zaqueo se subió a la higuera buscando al Señor, y en el momento menos pensado el Señor le dirige la mirada y le dice que para conocerlo, para recibirle en su casa, debe bajar de allí. En este caso bajar de la higuera para mí significa dejar otras lecturas e impregnarme de esta sobre la humildad.
En una reseña sobre Santa Juana de Arco, de la que desconozco su veracidad, leí que en su última confesión antes de la hoguera, le preguntaron si ha sido soberbia. Respondió sinceramente y sin pensarlo demasiado: "Sí, mucho". Pues así nosotros. Pero hemos primero de verlo. Y no solo eso. Hemos de querer despojarnos de ello. Si este libro ayuda a eso, entonces es un regalo de Dios.
Otro apunte, Santa María Faustina Kowalska, nos advirtió de que Satanás (y demás espíritus réprobos), extensible a las personas, podían ser capaces de cubrirse con el manto de la humildad, aparentemente, pero nunca con el del servicio. Estamos en este mundo para caminar hacia el Cielo. Y eso solo es posible sirviendo. Como Cristo nos mostró, dando plenitud a todo lo mostrado anteriormente por Dios Padre. Quizá eso para otro post, D.Bruno. Disculpen si no me expreso del todo correctamente. Brote verde en la Fe.
Interesantes comentarios.
todos los hombres detestan cuando lo ven en los demás y del que apenas nadie, salvo los cristianos, imagina ser culpable. He oído a muchos admitir que tienen mal carácter, o que no pueden abstenerse de las mujeres, o de la bebida, o incluso que son cobardes. No creo haber oído a nadie que no fuera cristiano acusarse de este otro vicio. Y al mismo tiempo, pocas veces he conocido a alguien que no fuera cristiano que demostrase la más mínima compasión con este vicio en otras personas. No hay defecto que haga a un hombre más impopular, y ninguno del que seamos más inconscientes en nosotros mismos. Y cuanto más lo tenemos en nosotros mismos más nos disgusta en
los demás. El vicio al que me refiero es el orgullo o la vanidad, y la virtud que se le opone es, en la moral cristiana, la humildad. Tal vez recordéis, cuando hablaba de moral sexual, que os advertí que el centro de la moral cristiana no residía allí. Pues bien, ahora hemos llegado a ese centro. Según los maestros cristianos, el vicio esencial, el mal más
terrible, es el orgullo. La falta de castidad, la ira, la codicia, la ebriedad y cosas tales son meros pecadillos en comparación. Fue a través del orgullo como el demonio se convirtió en demonio: el orgullo conduce a todos los demás vicios: es el estado mental completamente anti-Dios...Es terrible que el peor de todos los vicios pueda infiltrarse en el centro mismo de nuestra vida religiosa. Pero podemos comprender por qué. Los otros, y menos malos, vicios, vienen de que el demonio actúa en nosotros a través de nuestra naturaleza animal. Pero éste no viene a través de nuestra naturaleza animal en absoluto. Este viene directamente del infierno. Es puramente espiritual, y en consecuencia, es mucho más mortífero y sutil. Por la misma razón, el orgullo puede ser a menudo utilizado para combatir los vicios menores...".
Diametralmente opuesta, enfrentada sin posibilidad de la menor coincidencia, está el pecado de soberbia, que encarna a la perfección el propio Satanás, para condenación propia y de muchos, tras revolverse contra su Creador y querer suplantarlo al grito de "non serviam".
En mi comentario no hablo de detectar la humildad, sino la soberbia.
Pero si hay una manera más o menos, de detectar la humildad:
"No eres humildes cuando te humillas, sino cuando te humillan y lo llevas por Cristo" ( Camino, S. Jose Maria Escrivá de Balaguer )
Me interesaría leer el libro. ¿Sería muy soberbio pedírselo gratis?
Dios le pague.
Estupendo. Pido que se lo envíen.
Tendríamos que pensar como Lewis y tratar de averiguar que es lo que le interesa al Diablo de esta pandemia y mucho me temo que hayamos trabajado en su favor.
«No imaginéis que si conocéis a un hombre realmente humilde será lo que la mayoría de la gente llama «humilde» hoy en día. No será la clase de persona untuosa y reverente que no cesa de decir que él, naturalmente, no es nadie. Seguramente lo que pensaréis de él es que se trata de un hombre alegre e inteligente que pareció interesarse realmente en lo que vosotros le decíais a él. Si os cae mal será porque sentís una cierta envidia de alguien que parece disfrutar con tanta facilidad de la vida. Ese hombre no estará pensando en la humildad: no estará pensando en sí mismo en absoluto.»
Al final, la humildad, como toda virtud grande o pequeña, es un don de Dios, entonces más que en pensar cómo podemos ser humildes (lo que ya tiene un dejo de soberbia), debemos pedir a Dios la humildad. Ahora, el camino por el que Dios normalmente nos quiera dar esta virtud, probablemente pasa por darnos la gracia de meditar sobre ella, para conocerla mejor y así aumentar nuestro deseo, no de la virtud en sí misma, sino de ser humildes como nuestro amado Dios y Salvador, porque el amante, cuando ama de verdad, quiere parecerse en todo al amado. ¿Y qué atributo hay que sea más preciada por nuestro amado Cristo que la humildad, atributo que es precisamente el que adquirió al asumir nuestra naturaleza? Y de hecho la humildad fue el canal mismo por el que pudo venir a ser uno de nosotros, la humillación de Dios descrita en la carta a los Filipenses. Por eso el amante de Cristo buscará en primer lugar parecerse al Amado en la humildad, y por eso la que más amó a Dios, tuvo que ser también la más humilde... Cuánta tuvo que ser la humildad de la Esclava del Señor, para que el propio Dios actualice su propia humillación a través de la maternidad de esa Mujer.
En fin... se pueden decir muchas palabras sobre la humildad... pero creo que ahora me toca callar un poco, meditar más en la humildad de Cristo y pedirle esa humildad, con el simple propósito de que sólo así podré agradar a quien se desangró en la Cruz por amor a mí.
Yo creo sinceramente que eso es algo que solo lo puede ver Dios, que es el que lee los corazones.
La mentira y la división son sus divisas inconfundibles, de ahí la importancia de ser siempre fieles a la verdad y de permanecer unidos (injertados) en el amor de Dios.
Decía Machado:
“La envidia de la virtud hizo a Caín criminal. ¡Gloria a Caín! Hoy el vicio es lo que se envidia más.”
Ya tenía razón, ya…
Es el personaje que en su vestir, en su elegancia y aspecto en general, mejor representa la dignidad de la familia y se acerca a la majestad del padre, un digno heredero.
Es a quien le parece injusto el homenaje y la fiesta que hace el padre al hijo que vuelve en una situación miserable. Él es quien merece el honor y la fiesta, no hay derecho.
Los sabios monjes bizantinos decían que el diablo siempre encuentra el punto débil por donde atacar y a los santos suele atacarlos por la soberbia, el verse y sentirse mejores.
Este libro es necesario para los que tratamos de mejorar en la virtud y una y otra vez resbalamos y tenemos que comenzar desde la base.
También a quienes han conseguido gran nivel en virtud y santidad.
Mientras tanto que nuestros pecados, nos valgan al menos para juzgar como quisiéramos ser juzgados.
Y no ver falsa humildad en quien ha conseguido un grado que a nosotros se nos resiste.
Ojalá pudiera recibir el libro. Me haría mucho bien... y también a los míos.
Gracias.
Muchas gracias.
Que Dios te lo pague.
En otros tiempos la admiración se promovía con las Vidas de Santos, la ejemplaridad, etc...hoy en día, en cambio, se supone que tú debes buscar tu propio camino sin fijarte en nadie y, la suspensión del juicio a los pecadores tiene como consecuencia la suspensión del juicio a los justos, que se quedan ahí como pintados y sin tener nada que decir.
No no es lícito decir que alguien sea peor que uno mismo, pero no hay nada en la Doctrina que nos impida verlo como mejor.
Gracias a los demás comentaristas que aportaron otras lecturas sobre el tema.
Creo que es más práctico analizar nuestros pensamientos y comportamiento e intentar detectar la soberbia, el problema de la soberbia es que uno de sus peores resultados es que ciega, el soberbio suele pensar que no hace nada malo.
Ni siquiera nos damos cuenta cuando solo buscamos nuestra gloria, o que nos quieran, en vez de la verdad que es la humildad.
Pero Dios ya sabe todo eso, por eso hay que pedirle todo, sobre todo lo más dificil, como es la humildad.
Se tiene más pudor en decir soy muy bueno, que en decir nosotros somos muy buenos, somos los mejores, ¡que sería del mundo, de esta Iglesia tan deteriorada, sin nosotros!
Nosotros los buenos. Ellos tan malos.
Echemos, obliguemos a que se marche el que piensa diferente, con vejaciones insultos, todo está permitido si lo apoya el grupo.
Come con los pecadores.
El Evangelio fe hoy viene como anillo al dedo.
«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».
Jesús respondió:
«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro».
"Echemos, obliguemos a que se marche el que piensa diferente, con vejaciones insultos, todo está permitido si lo apoya el grupo"
Ya que hablamos de la humildad, conviene que se dé cuenta de que no le critican por "pensar diferente", sino porque dice barbaridades constantemente que nada tienen de católicas y a menudo son contrarias al mismo sentido común. Y, además, bajo una capa de buenismo y humildad impostada que resultan tremendamente cargantes.
Deje de dar consejitos pasivo-agresivos a los demás y de señalar supuestos defectos de otros camuflándolo apenas con la primera persona del plural. Ese tipo de comentarios impiden cualquier discusión racional, son difícilmente soportables y los borraré inmediatamente. Comente sobre los temas y no sobre los comentaristas.
No quiero ofenderle, pero solo hay dos opciones: o decirle estas cosas con claridad o borrar sus comentarios.
Estaba una de mis santas preferidas, la beata Concepción Cabrera de Armida, entretenida con sus labores domésticas, quizás escribiendo uno de sus innumerables manuscritos, cuando uno de sus 9 hijos, con tan solo 3 años, le pidió ir a jugar con sus hermanos. Ella le dio permiso y siguió a lo suyo, hasta que, alarmada, empezó a escuchar gritos desde el jardín: el niño había caído en una fuente y se había ahogado.
Al día siguiente, en la prensa, apareció la noticia del suceso, con el desafortunado titular: "El descuido de una madre". Inmediatamente, el director espiritual de Conchita -e imagino que algún otro-, como haría cualquier persona de bien, se airaron dispuestos a exigir rectificación por parte del periódico. A lo que ella contestó, algo así como: "Déjenlo estar, para una vez que puedo ofrecer algo verdaderamente grande al Señor...!".
Paz y bien
Gracias por las observaciones que me haces aclarando que la humildad y la soberbia es un asunto personal y no colectivo"
"Me temo que la humildad es un asunto personal, la humildad colectiva no existe.... Por lo tanto su parrafada no viene a cuento. Tampoco la soberbia es colectiva, ambos polos soberbia-humildad son privados"
Lo teórico me interesa menos que lo que se vive y se expresa, no digo que deba ser así, pero así soy.
Hoy he estado por la plaza Mayor y el centro de Madrid.
Hay grupos muy numerosos "aficionados" del Manchester United.
Parecía que se iban a comer el mundo y proclamaban con actitud entre prepotente, desafiante y orgullosa que como su equipo ninguno.
Y gastan un dinero importante en
esto.
Les mandé una fotografía a mis hijos y nos han pedido que nos fuéramos a casa. Había algunas señales de tráfico rotas y nos decían que podía haber violencia.
Yo creo que solos no se expresan así, no se si siempre son así, pero creo que unos a otros se transmiten ese furor, fervor o fanatismo y la masa llega hasta donde el individuo, sólo, reflexivo nunca llegaría. Y además la cerveza, voluntariamente bebida, o porque se lleva.
Y esto, esa transformacion, pasa en grupos políticos, separatistas o nacionalistas, religiosos, antirreligiosos.... todos dicen que eso ocurre a los otros, creen que si a ellos les pasa algo parecido está justificado, es como debe ser.
Lo que se es, pues... quizás no lo sepa. Lo que se expresa o la forma en que se expresa... veo diferencias entre lo personal y lo colectivo.
En cuanto lo que me dices:
"Por lo tanto su parrafada no viene a cuento.,"
Las parrafadas, por cantidad o tamaño, son como el tempo: Se hace muy largo cuando tenemos un dolor de muelas, y corto en otras ocasiones.
Otras parrafadas le parecerán más cortas, aunque no lo sean. A cada uno nos gustan unas lecturas. Lo inteligente es prescindir de las malas.
Lo que dijo el cazo a la sartén, a todos nos será bueno recordar.
Y, aclaró, no pluraluzo en primera persona por disimular es que yo debo recordarlo más o menos como los demás.
Que logremos la Paz.
Le impresionó que su amiga tuviera tanta confianza en quien no conocía.
Dice que orando pensó lo confiados que somos, cuando nos dan una noticia, en que el cocinero ha preparado bien la comida, que el que conduce no se dormirá y nos estrenará.
Sin embargo, dice, nos cuesta poner la Confianza en el Señor.
Como si fuese más fácil tener fe en Él que confiar en Él.
Porque confiar es soltar el control de la vida.
Este acto real de confianza es difícil de hacerlo.
Sin embargo cuando confiamos en Jesús y dejamos el control de la vida a quien ha muerto por nosotros por amor descansamos y nos relajamos.
¡¡que cosas tiene la monja!!
Voy más a gusto cuando conduzco yo. Digo que es que me gusta conducir. Pero no será que confió más en mi que en los otros? ¿será posible?
Es bueno confiar. El último viaje condujo mi hija. Que buen sueño me eché.
Es cuestión de empezar, a veces no somos capaces de experimentar.
Se necesita humildad, para confiar en otros.
Bienaventurados los que ponen su confianza en el Señor.
De verdad, en lo concreto y se relajan y descansan.
Es lista la monja. ¡¡cuanto sabe!!
¿Hasta qué punto puede haber una sana defensa de la propia autoestima sin caer en la soberbia?
¿Qué tan correcto es aconsejar a un adolescente que ofrezca a Dios el "bullying", por ejemplo, para forjar la humildad, en esta etapa de especial búsqueda del reconocimiento?, ¿depende de la madurez de cada quién?
Espero no desviar mucho el tema.
Sí que hay que enseñarles a perdonar, pero lo primero es contundencia total con los acosadores y abusadores.
La Vida Pública de Cristo empezó cuando Él ya era hombre, a estos jóvenes no se les puede ni debe exigir más que a Nuestro Señor.
Lo que no impide que la concreta prueba que haya permitido el Señor sirva para la santificación personal (todo es para bien de los que aman a Dios). ¿Cómo? ofreciendo el dolor y/o la humillación y, en este caso concreto, animando al chaval a rezar por el acosador. De hecho, no se me ocurre otra forma de cumplir con el mandato de amar a nuestros enemigos si no es la de rezar por ellos....
Tal cual. La única razón para aceptar lo que la fe cristiana enseña es que Dios lo ha dicho. Y esa razón vale igualmente, es obvio, para todas y cada una de las verdades que Dios ha revelado. De modo que rechazar una sola de ellas es rechazarlas a todas, porque si lo que Dios dice no vale en un punto determinado ¿porqué ha de valer en los otros?
Saludos cordiales.
Yo tengo esta otra: "La humildad, que no es la menor de mis muchas virtudes..."
Saludos cordiales
Intentaré comprar en papel xo, podríais mandarme también el electronico?...; gracias!!
No se qué significado podría tener para Santa Hildegarda una virtud con ese nombre. En el "Ordo Virtutum" las Virtudes con frecuencia hablan a coro, como si todas ellas fueran una.
Veo que se abre la veda de las tonterías.
Vaya descubrimiento que has hecho, que la Fe catolica es coherente e inquebrantable en su totalidad, que no puedes saltarte un mandamiento o cuarto y mitad, sin perderlo todo. Pues claro. Como que Dios es coherente y lógico.
O lo aceptas todo o no aceptas nada. O católico o protestante o ateo. Tu eliges. Lo que no puedes es ser del Madrid, pagando las cuotas del Barca.
Da igual las vueltas que le des, no vas a avanzar ni un milimetro ni a conseguir nada, al contrario, y te lo digo con pesar.
En los ejercicios espirituales se nos invitaba a meditar en la grandeza de Dios, después en nuestra pequeñez y de esa realidad surge la humildad y la maldad del pecado. Quien es Dios, quién soy yo.
La humildad surge de conocer nuestra debilidad y nuestra precariedad en la salud y en la vida.
No es inteligente creerse más que nadie, pues a quien se cree inferior mañana se puede necesitar de él vitalmente.
Pero la humildad no es una lección que se conoce de forma académica.
Quizás como muchas verdades se rebela a los encillos y se ovulta a los sabios.
Es una forma de llegar a ser y de vivir que se ejerce en el trato con Dios y con los demás.
El humilde tiene una manera determinada de ayudar de corregir de sentirse necesitado y pedir ayuda.
Se aprende al vivir con ejercicios prácticos más que con lecciones o elucubraciones teóricas.
La humildad, como la musculatura se atrofia si no se ejercita. No es cuestión de creer que ya se ha alcanzado.
Ser humildes hoy no garantiza que se practique mañana.
No desprecia a quien no es humilde o carece de otras virtudes.
La humildad lleva a creer que nada es posibles sin la ayuda de Dios y que se necesita la ayuda de los demás.
Es vivir confiado en el Amor y la ayuda de Dios consciente de la propia precariedad.
El humilde no se cree superior a nadie y a nadie desprecia.
La humildad es la lógica respuesta a la Verdad, al conocimiento de la realidad.
La humildad no está de moda. Y se le buscan las vueltas para escaquearse.
La humildad sólo podía encarnarla la Virgen, no puede tener un modelo pagano. Es cuasi teologal. Sin fe en el Dios que se encarna la humildad, como se ha encargado de repetir machaconamente la filosofía moderna, es una estupidez.
Juan Nadie, seguramente ha entendido mi comentario tan mal como yo la pesadísima película que a usted le da nick. Se lo parafraseo en términos análogos que tampoco yo pretendo que tenga que compartir conmigo. Me refería a que solo armándose de una humildad indomable (valga el oxímoron) es posible profesar una fe que no admita fisura alguna, vacilación alguna, suspicacia alguna, duda alguna.
Añado, por cierto, que también para reconocer las dudas de fe viene bien cultivar la virtud de la humildad, digo yo. Quizás no tanta como para lo contrario, "¡Creo, creo, creooooo!!!!!!!", pero humildad y aceptación al fin y al cabo.
A mí me hizo mucho bien y espero que a todos los lectores les pase lo mismo.
He releído tus comentarios y me han sido muy provechosos, me han hecho pensar.
Dices:
"Me refería a que solo armándose de una humildad indomable (valga el oxímoron) es posible profesar una fe que no admita fisura alguna, vacilación alguna, suspicacia alguna, duda alguna".
Entre las personas con las que tengo confianza y comparto mi vida de fe, no hay nadie que no tenga en algún momento, alguna duda ,alguna vacilación, alguna fisura... Y parece que también las tuvieron quienes consideramos grandes santos, que para Dios quizás los grandes son otros.
Una persona muy querida y con la que tengo mucha confianza, suele decir: "Cuanto me gustaría tener esa Fe tan grande" Se refiere a algún predicador a alguna historia que oye contar.
Yo la digo: Confórmate con la que tienes que si necesitases más no dudes que te la daría. Y te la dará en el momento que tengas que pasar la prueba por donde ese pasó.
Guillermo: ¿crees que no es correcto lo que le digo? ¿Es virtud y verdadera humildad conformarse con la fe que Dios nos ha dado?
Por supuesto rezando y llevando una vida que ayude a incrementar la fe.
A los 20 años conocí un sacerdote que decía: "Cuando veas a un hombre que creyó y hoy ya no cree, no lo dudes, entre la fe de ayer y la incredulidad de hoy, ha pasado el carro de la basura" Es como una de esas señales que he puesto en el camino de mi vida y me han acompañado.
Levis, es de los únicos aciertos que has tenido sin que creo que lo sepas. Lástima que caiga en saco rato. Tu interlocutor está "casado" civilmente con otro hombre ([...] y de vez en cuando se pasa por aquí para jactarse de ello y provocar a los católicos.
Así que todo tuyo.
Cuando te pase eso que cuentas, ponte delante de una imagen de la Virgen Maria a rezar avemarias, es el mejor antídoto.
Fraileví, "¿Es virtud y verdadera humildad conformarse con la fe que Dios nos ha dado?" Pues qué quiere que le diga, no sé hasta qué punto está bien discutirle a Dios la cantidad o escasez o carencia de fe que ha tenido a bien darnos. Todo nos lo ha dado Él, y no solo la fe sino tantas cosas que no entendemos, sobre todo unos de otros. Me tienta su proposición de "Confórmate con la que tienes que si necesitases más no dudes que te la daría", pero por otra parte no deseo verme en situación desesperada de necesitar más como el padre que clamaba "Creo, Señor, pero aumenta mi fe", porque ¿en qué momento sabremos si se trata o no de sugestión? Es complicado, y no es nada humilde creer estar seguro. Gracias por su atención.
Pablo, si yo me quejara de que otros católicos me provocan a mí, no sé si me contentaría con un foro de internet. Gracias también por esos buenos deseos, se los devuelvo de corazón.
Quiero animarle a que siga por el camino emprendido y a que confíe en el Señor. Noto una suerte de desconfianza en su personal agonía; que no es rara, por otra parte. A veces olvidamos que Dios nos quiere con un amor más fuerte del que podemos imaginar, que está determinado a salvarnos, a que el enemigo no le arrebate ninguna oveja del rebaño. Olvidamos, en definitiva, que estamos en sus manos y, en vez de confiarnos a ellas, nos ponemos a luchar como si sólo nuestras fuerzas bastaran para una lucha que no es humanamente posible. Hacemos de menos los medios por los que su gracia se nos hace presente de una manera casi tangible, los sacramentos, la oración, la palabra divina, y le damos mucha importancia a todo aquello que necesariamente en esta vida está dispuesto para hacernos zozobrar. Confíe en el Señor, que se le hace presente perdonándole esos pecados y no magnifique esos sentimientos ligados a su cuerpo: nadie entrega el alma por tragar saliva. El alma se entrega poniendo nuestro ser y amor en las cosas que hacemos, en las cosas de valor o de demérito. Aprenda a hacer algo con sus manos o, si ya sabe, practíquelo y póngalo al servicio de los demás. Esfuércese y busque en qué pelear, que así es como se gana el cielo, con trabajos y cruz, no obsesionándose con la saliva que traga. Ame a los demás con sus actos y no mire tanto hacia sí mismo. Ya sabe que es miserable como lo somos todos y que sólo la mirada de Dios nos hace buenos. Agradezca esa mirada y repártala. Su sensibilidad seguro que podrá hacer maravillas de aprender a reflejarla como un espejo hacia quienes le rodeen.
Si es necesario y le es posible, busque un buen director espiritual, no deje de rezar el rosario todos los días, frecuente los sacramentos de la confesión y la eucaristía, lea la Biblia y algún libro espiritual como el de fray Cayetano, la Subida del monte Carmelo de san Juan de la Cruz o el Audi filia de san Juan de Ávila, que ayudan a progresar en el espíritu, y, ahora que entramos en cuaresma, no deje de hacer el vía crucis los viernes o cuando lo necesite: la meditación de la Pasión de nuestro Señor es siempre purificadora.
En Cristo, un amigo. No olvide rezar por mí, yo rezo por usted.
P.D. Dios quiere que podamos salvarnos con mujer y sin mujer. Pero si tiene tanta hambre de cielo como muestra, siendo como es la vida religiosa más perfecta que la vida secular, después de poner en orden su vida espiritual, considere si el Señor no le estará señalando el camino hacia esa vida. En cuyo caso, le recomendaría que se acercase a algún instituto religioso con el que sienta alguna afinidad.
Me parece que es incalificable tu comentario refiriéndote a mi.
Es un juicio temerario, una falsedad sin fundamento que quizás este cerca de un falso testimonio o lo sobrepase..
[...]
Dices
"Levis,...Tu interlocutor está "casado" civilmente con otro hombre ([...]) y de vez en cuando se pasa por aquí para jactarse de ello y provocar a los católicos "
Creo que vuestra responsabilidad moral al decir y pemitir la difusion de esta falsedad es grande y teneis la obligacion de restitución de una fama puesta en entre dicho absolutamente infundada y totalmente falsa.
[...]
Tu interlocutor no eres tú. Sino la persona con la has estado tratando.
¿Eres familia de la Mila? Porque pareces un calco de ella.
Donde no hay mata no hay patata.
Cierto que en la Biblia Dios habla desde la nube, pero la nada, como bien expresa "La Historia interminable" es la niebla y todo el que haya estado alguna vez bajo una niebla espesa sabe que si extiende la mano no ve ni sus propios dedos.
Por la misma razón se podría representar al ajedrez con los ojos tapados ya que tiene unas normas fijas, puedes ser un ajedrecista de primera pero no mover las fichas como te da la gana.
Gracias, Bruno.
Paz y bien
El caso se Simón Pedro es aleccionador.
Del "No quiera Dios, Señor, que ocurra eso (Mat. 16,22) que provocó el apártate de mi Satanás
Del no me lavaras los pies jamás (Juan 13) y el "entonces no solo los pies sino también las manos y la cabeza".
Y del Aunque todos te abandonen yo jamás te abandonare (Mat.26,33)
Y del episodio de la espada en el huerto y el mandato de Jesús de que la envaina.
Pasa por la negación y por la pregunta de Jesús ¿Me amas más que estos? (Juan 21,15-18) Pedro ya no parece el mismo, no se considera más que los demás y contesta: Tu lo sabes todo, tu sabes que te quiero.
Aquel hombre torbellino, más que los demás, cambia hasta escribir en su primera carta un canto a la humildad partiendo de la realidad.
(1, 24) Porque toda carne es como heno y toda su gloria como flor de heno. Se seca el heno y cayó la flor.
Y partiendo de esta realidad dice (2,1) Despojaos pues de toda maldad, y de todo engaño, envidia y maledicencia.
Y sigue (4,8) Ante todos tened los unos para con los los otros ferviente caridad, porque la caridad cubre la muchedumbre de los pecados. La humildad de quien se reconoce pecador.
Todos ceñidos de humildad en el trato mutuo (5,5)
En la segunda carta (1,5-7) dice: Habéis de poner todo empeño por mostrar en vuestra fe virtud, en la virtud ciencia, en la ciencia templanza, en la templanza paciencia, en la paciencia piedad, en la piedad fraternidad y en la fraternidad caridad.
El que arrasaba con su impulso y ponía en su duro y valiente carácter, y en su espada, la solución, ha experimentado su debilidad, y recure humildemente como uno más, a buscarlo en la unidad, la fraternidad y la caridad.
Ser humilde, reconocerse un igual en los fallos, lleva a la necesidad de la unidad y la caridad, es necesario para la fraternidad.
Pero es más, a los pastores les dice: (!ª carta 5,2) Apacentad el rebaño de Dios, no por fuerza, sino con blandura, según Dios.
Suele ocurrir que se pide mano dura para reprimir los pecados que otros cometen. Es la imagen del hijo bueno en la parábola del padre misericordioso, cuando nos creemos mejores, y nos falta la humildad para ver nuestros pecados.
Pero los padres serán muy tardos en echar a un hijo de casa. Por mal que esté, siempre tendrá menos peligros que si le echa fuera.
Me parece que la evolución de Pedro es un ejemplo de caminar hacia la humildad. Desde creer en las propias fuerzas a confiar en fuerza de la unidad. Del "No quiera Dios, Señor, que esto suceda" a aceptar la voluntad de Dios. Es el resultado del que ha fallado, ha reconocido su debilidad y se abraza a la humildad.
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Pero ¿cómo se mide? pues cuando se prueba frente a las molestias que generan las injurias y que inquietan el corazón, es decir, la mansedumbre y la humildad nos defienden ante esas molestias. Por lo que si nos ardemos, hinchamos, nos picamos ante los maldicientes, nos embravecemos perdiendo el control - según el santo - es señal de que nuestra humildad y mansedumbre les falta bastante.
¿cómo manejar un ataque de ira? según la experiencia del santo, apenas sienta uno que se va a incendiar por dentro, recoger fuerzas de manera suaves y acudir a Dios diciéndoles "ten misericordia de mí Señor", para que El extienda su diestra y reprima mi enojo. Quien quiera consultarlo, está en el Cap. VIII de la III Parte.
Si uno ha caído en un ataque de cólera, es buen remedio reparar luego, con un acto de suavidad, pues las llagas frescas son más fáciles de remedio, así uno practica a través de pedir perdón, un acto de humildad.
Pues como ven, San Francisco de Sales que tenía un temperamento impetuoso, supo dirigir posteriormente almas, y sabe aconsejar buenos remedios.
Saludos cordiales.
No obstante puede ser positivo conocer qué se dice que es la humildad, si no se queda solo en el conocimiento y sobre todo si no se conoce para humillar demostrando lo que se sabe. Y este estupendo escrito me ha animado a intentar crecer en la humildad y leer que piensan otros de la humildad:
Humildad es reconocer la propia pequeñez y la grandeza y perfección de Dios. San Francisco de Borja decidió no volver a servir a quien toda su grandeza y hermosura termina con la muerte.
La humildad es la virtud que consiste en conocer las propias limitaciones y debilidades y actuar de acuerdo a tal conocimiento.
Es una característica propia de los sujetos modestos que no se sienten más importantes o mejor que los demás, independiente de los logros y objetivos que hayan alcanzado.
Reconocer los errores ante los demás es un acto de humildad. Quien actúa con humildad no tiene complejos de superioridad. No tiene la necesidad de recordar a los demás sus éxitos y logros, mucho menos los usa para humillar a otras personas.
El humilde no tira piedras contra el pecador. Él se sabe pecador y es misericordioso.
El humilde se caracteriza por expresarse con afabilidad y actúa con modestia, sencillez y mesura.
El cristiano es seguidor de Jesucristo que siendo Dios se despojo de su rango y haciéndose semejante a los hombres, se humillo y se hizo obediente hasta la muerte en cruz.
Es frecuente que quien no es humilde, presume de no serlo, pues piensa que es propio de pusilánimes, alejada de la virtud.
Gracias de corazón.
Muchas gracias, que Dios te bendiga
Ha sido providencial que atinaran publicarlo.
Que nadie debería dejar de verlo si quiere llegar al cielo.
Deo omnis gloria
Cuanta ayuda podrias hacerme a mi Comunidad si me facilitas una copia .Dios te bendiga
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