26.12.14

Polémicas matrimoniales (XIX): cardenal Sistach

Cardenal Martínez SistachEn general, creo que los obispos deberían ser muy cautelosos a la hora de conceder entrevistas. No todo el mundo vale para hacerlo. Es más, yo diría que la mayoría de la gente no vale para hacerlo, porque no es fácil hablar con rapidez y sin preparación previa sobre temas complicados, evitando hacer afirmaciones confusas o erróneas.

Un obispo tiene una gran responsabilidad y no puede decir lo primero que le pase por la cabeza, porque el escándalo que pueden crear sus palabras entre los fieles es muy grande, especialmente en temas tan importantes como el sacramento del matrimonio. Digo todo esto por una entrevista que concedió el cardenal de Barcelona hace unos días y en la que, a mi juicio, hizo unas declaraciones bastante desafortunadas sobre la indisolubilidad del matrimonio y la nulidad.

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24.12.14

Las pequeñas cosas: el Adviento en familia

Corona

En mi familia, tenemos la costumbre de utilizar el calendario de Adviento para ir preparándonos para la Navidad como familia. El calendario es una forma muy sencilla de ayudar a los niños a aprovechar este tiempo litúrgico tan bello, despertando gradualmente en el corazón el deseo de que nazca el Niño Dios.

Utilizamos un calendario grande, hecho de tela, y no esos calendarios comerciales ya prefabricados que se venden en los grandes almacenes. Dentro de cada bolsillo de tela del calendario, metemos algunas golosinas y, de vez en cuando, sorpresas algo mayores, como papelitos con “vale por un libro” (que, al menos para mis hijos, son regalos apreciadísimos).

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5.12.14

San Pío X y el modernismo de hoy

Sexta Prueba de portada 1

Por fin se ha publicado el libro San Pío X. El Papa Sarto, un papa santo, una vida de este Papa muy sencilla y fácil de leer, escrita por F.A. Forbes. Estos días, releyéndola, he estado pensando en las intuiciones teológicas de este gran Papa y en el valor que pueden tener para nosotros hoy. A mí me asombra la clarividencia que tuvo al señalar los grandes peligros de la nueva herejía que surgió en su tiempo y que denominó “modernismo”.

Digo que me asombra porque San Pío X no fue un gran teólogo. Era de familia humilde y tuvo que depender de la caridad de otros para estudiar en el seminario. Disfrutó enormemente de su labor como cura rural y, durante toda su vida, el trato directo con los fieles siguió siendo esencial para él, incluso como Patriarca de Venecia o posteriormente como Papa. Estudió la Teología con ahínco, ciertamente, pero nunca se dedicó a ella, sino que sus cargos siempre fueron pastorales. Fue un Papa misericordioso y “con olor a oveja”, como diría el Papa Francisco.

A pesar de no ser un gran teólogo o quizá precisamente por ello, supo reconocer el potencial destructivo que tenía el modernismo, al que denominó “conjunto de todas las herejías”. Los modernistas se burlaban de aquel santo Papa, diciendo que no era más que un simple cura de aldea, pero supo diagnosticar certeramente los errores de sus argumentos. Con ello, demostró que la fe no es cuestión de expertos, de modas ni de progresos y que el Espíritu Santo no abandona a su Iglesia.

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2.12.14

Dos sofismas sobre los Evangelios por el precio de uno

Sofisma Como quizá recuerden los lectores, el día de la solemnidad de Santiago Apóstol, el pasado mes de julio, se leyó en misa la lectura en la que Santiago y Juan le piden al Señor sentarse a su derecha y a su izquierda y los demás apóstoles se enfadan con ellos. Después, Jesús los reprende a todos y les explica cómo es la autoridad para un cristiano.

En la parroquia a la que fui, predicó sobre ese texto evangélico un venerable sacerdote de blancos cabellos, mirada bondadosa y quizás medio siglo de sacerdocio a sus espaldas. Revestido con las vestiduras rojas de los mártires y hablando con la autoridad de Cristo, este buen sacerdote comenzó a hablar… y no paró de decir barbaridades (cito de memoria, claro):

Este pasaje es uno de los más verdaderos de los Evangelios, uno de los que sabemos que son auténticos. Otros pasajes son expresión de la fe de las comunidades primitivas, pero este sabemos que es algo que pasó de verdad. Lo sabemos porque no tiene sentido que los primeros cristianos se inventaran una escena en la que quedaban tan mal dos de los apóstoles, que eran sus dirigentes, así que esto tuvo que ser auténtico. Es de las lecturas más verdaderas”.

Mientras lo escuchaba, casi podía oír a mi alrededor los pensamientos de los demás fieles, mientras sacaban la conclusión lógica de lo que se había dicho: “Si esta lectura es de las ‘más verdaderas’, eso significa que otras son ‘menos verdaderas’. Es decir, que no son verdaderas. ¿Y cuáles serán esas lecturas que no son verdaderas? ¿Las que hablan de la resurrección, de la encarnación, de los milagros, de la fundación de la Iglesia…?”

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24.11.14

Copiar en el examen final

Copiar en los exámenes

Cuando era escolar, durante un tiempo coleccioné trampas. No me refiero a las trampas de las “películas de chinos”, con pinchos o serpientes en el fondo de un pozo, sino a las formas en las que mis compañeros hacían trampas en los exámenes. Me resultaban fascinantes las mil y una tácticas que utilizaban para copiar sin que los profesores se dieran cuenta. Todo el esfuerzo que no empleaban en estudiar lo aplicaban a diseñar los trucos más complicados para copiar las preguntas del examen.

Recopilé decenas de casos reales, de “chuletas” como se dice en España, con las respuestas para los exámenes copiadas, por ejemplo, en pequeños rollos para desenrollar discretamente, en cilindros que se introducían dentro de los bolígrafos o incluso escritas con un alfiler en el propio plástico del bolígrafo. Otros escribían trabajosamente las respuestas a todas las posibles preguntas en folios oficiales de examen sustraídos en alguna ocasión anterior y los sacaban durante el examen en algún descuido del profesor. Había docenas y docenas de métodos para copiar sin ser descubierto.

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